Partida Rol por web

Marcus no pudo evitar que una pequeña sonrisa asomara a su rostro cuando aquel pequeño pseudodragón se movió veloz como una flecha y mordisqueó sus dedos de forma juguetona antes de retroceder. Aquella elfa tenía suerte de convivir con un ser tan noble y en apariencia tan inocente. Aunque Marcus sabía perfectamente que un pseudodragón podía ser un excelente depredador.

Decidió entonces centrarse en las explicaciones de la capitana.

- Esos drows... - Comenzó Marcus escogiendo con sumo cuidado sus palabras. - Se ve a todas luces que no les tenéis mucha estima. Parece que os han causado gran dolor... o a vuestro pueblo. - Comentó. 

- Si son tan despiadados, asesinos, sádicos y torturadores como decís... - dijo enumerando una larga ristra de adjetivos que Naewen les había dedicado - son un peligroso enemigo. Está bien. Haremos como decís y procuraremos evitar siempre que podamos el enfrentamiento directo... Pero cuando no se pueda, me gustaría saber a qué atenerme. Esos drows... ¿Son buenos combatientes? ¿Están bien equipados? ¿Disponen de magia? ¿Alguna táctica o treta o juego sucio conocido? - Preguntó. Todo lo que pudieran decirle sobre sus próximos enemigos le sería de extrema utilidad.

Siguió escuchando atentamente cuando la maga convocó una ilusión para mostrarles el mapa de la isla. Estudió atentamente aquella imagen y procuró quedarse con puntos clave para poder orientarse si se quedaba a solas en la propia isla. Volvió a escapársele una sonrisa cuando la maga explicó los posibles planes, y alzó una mano para aportar una sugerencia.

- Si teméis que el noqual afecte a vuestra magia... ¿por qué no sobrevolamos el cráter de forma natural? Sin magia... - Dijo explicando lo que a él le parecía evidente. - Sólo tenemos que encontrar alguna criatura capaz de volar y que pueda llevarnos a uno de nosotros... - Sugirió. - Pero ignoro qué tipo de fauna puede haber ahí... A lo mejor podemos encontrar algún grifo, pegaso o similar. Algo a lo que podamos convencer para que nos lleve a dar una vuelta. - Puede que fuera una tarea imposible, sobre todo si no existían criaturas así cerca... pero no era una posibilidad tan remota, o eso creía Marcus. El joven mostró una sonrisa. - Quizá debamos dejar la exploración de ese cráter para el final. -

Apoyó la mano encima de la mesa, junto a la otra que no se había movido de ahí en ningún momento. 

- Y si tenéis intención de volver hoy mismo y no os molesta, me gustaría acompañaros. Puede que no haya drows pero prefiero encargarme personalmente de que volvéis sanos y salvos. - Ofreció amablemente. - Quizá no haga falta que me presentéis a ese incorpóreo aterrador del que habláis... - Dijo suponiendo que sería una especie de fantasma. Y Marcus prefería no tener mucho trato con semejantes criaturas. - Pero puedo escoltaros por el camino, tanto a la ida como a la vuelta. -

Mientras esperaba respuestas Marcus volvió a analizar lo nuevo que sabía sobre aquel grupo. No le extrañaba que aquella elfa fuera la líder... la capitana como algunos la llamaban aunque a ella no le gustara. Parecía meditar mucho las cosas, y casi siempre - al menos hasta el momento - parecía tener una solución y respuesta para todo. Como si de un pozo sin fondo de sabiduría y conocimientos se tratase. Estaba bien contar con las capacidades de alguien así para variar.

Por otro lado la semi orca parecía la fuerza bruta de aquel reducido grupo. Algo que nunca estaba de más. Aunque Marcus le había visto conjurar hechizos en la playa, y estaba seguro de que es Air'his era más de lo que parecía.

Finalmente el otro elfo, hablador también y en apariencia amistoso... Pero que había pasado varias vidas humanas en Puerto Enigma y que conocía cierto lenguaje de signos que no era precisamente de gente de bien. Marcus estaba habituado a evaluar a las personas y se dijo que si debía cuidarse de alguien... al menos por ahora, era de Seltyel.

Por fin había sido testiga de la otra cara de la moneda en Naewen, su ira, sus ojos arrojaban rabia como los ojos de las bestias cuando las domaba, tentada estuvo de ponerse a rugir pero recordó ante quien estaba, era la capitana Naewen, y quizás una amiga con el tiempo, había decidido cambiar de vida y comenzar a ser un poco mas sociable, llegar a tener amigos era uno de los pasos.

La costo horrores calmar su sangre orca que clamaba por dar rienda suelta a su salvajismo, pero lo logro y hablo tranquila.

-Naewen, puedes seguir ciega el tiempo que gustes, puedes mirar a otro lado, puedes fingir que algo no esta ahí, pero no puedes negar lo evidente. Esos Drows son elfos, no puedes negar la naturaleza de la sub raza de una especie solo porque a ti no te guste, ¿o es que acaso tampoco son elfos los silvanos, o los salvajes, o los acuaticos?, ¿de verdad me estas diciendo que eres tan prepotente que solo valen como elfos los de tu raza o los que te caen mejor?, yo no lo creo, me niego a creer que seas así.

Dejo de hablar unos segundos para que calasen sus palabras en ella, después prosiguió -Se que les odias con toda tu alma y no te sobra razón, pero estoy segura que el odio es lo que acabo convirtiendo a esos asesinos en lo que son, una raza de elfos asesinos. Todas las razas tienen aberraciones que no tendrían que haber nacido, pero es mejor aceptarlo y combatirlos... -La explica mirandola y apretando el puño. -Juntas 

-En cuanto a tu idea de sobrevolar la zona. -Dice mirando a Marcus. -Tengo una amiga que podría hacerlo, pero necesitariamos algun hechizo de inteligencia para que nos explique bien lo que necesitamos.

-Si son tan despiadados, asesinos, sádicos y torturadores como decís... -decía Marcus.

-Lo son -confirmó la elfa en tono inexpresivo-. ¿Buenos combatientes? ¿Bien equipados? ¿Disponen de magia? Sí, sí y sí. Pero no os imaginéis a algún bruto salvaje de las Tierras Oscuras, que combate usando más fuerza bruta que técnica. Son astutos e inteligentes. Y ladinos. Les gusta usar venenos, especialmente uno que duerme y deja indefensos a sus objetivos, pues de esa forma pueden capturarlos vivos. Y no, no queréis ser capturados vivos por esos seres. Tampoco esperéis que usen siempre la misma treta o juego sucio. Son expertos en eso, pero son inteligentes y varían sus tácticas según la situación. Me temo que no estoy versada en detalles más finos. Mi experiencia con ellos es altamente limitada, doy las gracias a eso a Calistria y Desna.

Escuchó la sugerencia de Marcus y aprobó con un movimiento de cabeza el que empezaran a dar sugerencias. Muchas cabezas pensaban mejor que una.

-El problema es que criaturas lo suficientemente grandes para transportar a un humano… o elfo… no abundan. Que yo sepa esta zona no tiene ecosistemas en los que sería esperable encontrar pegasos. Hay rocs cerca de la ciudad de Kaer-Maga, donde tengo una casa, pero eso queda lejos de aquí. Sé que hay varios dragones cerca de esta región, pero olvidaros de pedir ayuda a unas criaturas como esas, a saber lo que nos pedirían a cambio. -Por la forma de decirlo, parecía que la maga sí conocía la forma de llamar a un dragón, pero que no le entusiasmaba en absoluto la idea de hacerlo-. Los elfos de Mierani usan búhos gigantes, pero ¿cómo los vas a llamar desde aquí? Mierani no se encuentra terriblemente lejos, pero sí a unos cuantos días de viaje por tierra. Las Montañas Calphiak están aquí al lado como quien dice y tal vez tengan grifos, pero, de nuevo… ¿cómo llamarlos desde aquí? Vosotros sois los expertos en esas cosas, cuando yo he necesitado algo de una criatura silvestre simplemente me he acercado a su entorno y se lo he preguntado.

Pero asintió con la cabeza.

-La dificultad es llamar a una criatura voluntaria. Si lo conseguís tal vez sea mejor que la magia, porque su vuelo no sería afectado por el noqual. Aunque por otro lado es menos discreto que un solo humanoide volando, claro, aunque según la criatura eso tiene remedio también. Si descubrís cómo llamar a una de esas criaturas desde aquí…. llamar, no convocar, una convocación no sirve en ese caso… creo que será una buena idea. Si nos acercamos a la costa quizá yo pudiera llamar a un dragón, pero sinceramente… antes que eso prefiero mi propuesta.

Asintió cuando Marcus dijo de acompañarles a dar el descanso eterno al pobre Yaris. -Sí, es un tipo de fantasma… más poderoso de lo normal, pero no creo que nos dé muchos problemas. O eso espero, mejor no tentar a la suerte -respondiendo a su duda no expresada-. Tiene una historia trágica. Tal vez cuando acabemos todo esto podamos complacernos en contarla.

Cuando Air'his dijo aquello se la quedó mirando incrédula. El rostro de la elfa enrojeció de ira, pero momentos después, cerró los ojos, mientras se concentraba para evocar un punto luminoso en el interior de su mente y se centraba en él, obligándose a no pensar más que ese punto. Era una técnica vudrana de meditación y relajación que había aprendido en Jalmeray, pero a pesar de ser un truco que usaba a menudo le costó centrarse lo suficiente para alejar el enfado.

Cuando abrió los ojos y habló, su voz fue serena, aunque firme. -No, Air'his. NO son una subespecie de elfos. NO son elfos. Y NO fue el odio racial el que los creó. No son crueles porque hayan tenido infancias tristes y desgraciadas y hayan tenido que luchar para sobrevivir cada día de su vida. Son crueles porque están corrompidos hasta la médula. Son una raza tocada por la corrupción de Rovagug y mancillada por los tratos y la proximidad que tienen con los Señores Abisales. No son malvados al estilo que estás acostumbrada, no como un humano o un elfo pueda serlo. Son malvados al estilo de como lo es un demonio. Y como con los demonios, no se puede confiar en ellos, ni se puede llegar a tratos seguros.

Suspiró con frustración evidente. -El aspecto físico no importa. Hay muchas razas que parecen humanas y no son humanas. Los drows no son elfos, y te ruego que no vuelvas a decir semejante cosa. Si te oye uno de mis compatriotas no te vas a librar de un duelo. Lo que dices es una ofensa mortal. Hay muchas razas de elfos. La mía es solo una de ellas. Claro que reconozco como elfos a mis congéneres acuáticos, a los pálidos elfos de las nieves, a los elfos oscuros de las selvas de Mwangi, incluso hay una rara variante racial en los desiertos del sur. Pero los drows no son una de esas razas. No lo son, Air'his. En Mwangi hay elfos de piel oscura, y no, no son drows. Son tan elfos como yo misma, solo que de otra variante racial. Los drows son algo diferente.

Y volviendo al tema principal:

-Sigo insistiendo en que sea uno de nosotros el oteador, vuele por medio de la magia o transportado por una criatura natural. No me fío del entendimiento de un animal. Quiero que quien vea lo que pasa en el cráter tenga discernimiento para saber lo que ve -dijo finalmente-. Eso no está reñido con adicionalmente enviar a alguna otra criatura, si queréis, claro, pero creo que nuestra participación directa es importante.

Vaya. Parecía que el tema del parentesco entre drows y elfos era un punto caliente que era mejor no tocar en presencia de Naewen.

- Bueno mis señoras… - Intervino Marcus sin saber muy bien por qué. Sabía desde hacía años que era mejor no meterse en una pelea o discusión entre mujeres.

- Que los drows sean o no elfos no es el punto a discutir. Cada uno es libre de pensar como quiera, este equivocado o no… Mientras no ofenda a los demás… O eso creo. – Dijo mirando a la elfa y a la semi orca. – Drows, elfos, orcos, humanos o dragones… tanto da. Son enemigos. Y es lo único que debería importarnos. Centrémonos solamente en eso. – Pidió con amabilidad.

- Por lo que estáis comentando parece que esos drow – había estado a punto de decir "vuestros amigos los drow", cosa que hubiera tenido gracia en su opinión pero visto cómo se tomaban el tema Naewen y Air'his ese tema decidió eliminar las bromas de su repertorio – se han traído un ejército hasta aquí. Ese metal parece interesarles bastante, pero dado que nunca había oído hablar de ellos… y creo que mucha gente de nuestro mundo tampoco… Me pregunto qué les habrá hecho salir a la superficie tan repentinamente y en ese número. No puede ser sólo por un mineral alienígena. – Comentó pensativo. Estaba seguro de que tenía que haber algo más. Y tal y como Naewen hablaba de ellos haría falta un ejército, o más de uno para pararlos y devolverlos de vuelta por el agujero del que hubieran salido.

- Y respecto a vuestra propuesta… - Comentó en alusión a Naewen. - Estoy de acuerdo. Uno de nosotros debería otear… como sea, magia o vuelo natural. Pero debería ser una persona. No sólo por la inteligencia sino porque es más fácil que sepa qué buscar y cómo adaptarse en caso de imprevistos. – Desde luego a un animal no podrían darle instrucciones detalladas para cada posible problema que se encontrara. Una persona siempre podía improvisar mucho mejor. – Pero en cualquier caso vos sois la capitana y vuestra debería ser la decisión, y el resto deberíamos respetarla. – Marcus era un hombre habituado a que hubiera línea de mando. Le gustara o no quien estuviera al mando. Y aunque no había servido en el ejército sabía que en ocasiones lo mejor era que todo el mundo obedeciera órdenes para evitar el caos.

Selt saca una navaja y un trozo de madera y empezó una talla, en parte una forma de mantener las manos ocupadas, pero en realidad también un truco para hacerle parecer distraído y menos conspicuo. Le interesaron las propuestas de Marcus y Air’his. Ciertamente la capitana y Marcus tenían razón en que era imprescindible que examinaran ellos la zona, pero no había mal en mandar a otras criaturas también si conseguían alguna que no se dejase zampar por los akatas y no se asustase de la isla. Algo que tal vez no fuera fácil.

-Magia de inteligencia está descartada, al menos en la zona del cráter –indica Selt-. Si la magia funcionara allí no estaríamos complicándonos la vida de esta manera. Un conjuro para eliminar el olor, y listo, Marcus o yo mismo podríamos colarnos por ahí. Pero en cuanto a lo de llamar una criatura como montura… mmm. La capitana tiene razón en que no podemos llamar a nada desde la isla; ese pobre trozo de tierra está pelado de animales, no sé si será por los akatas o por algo anterior. Tendríamos que buscar algún bicho en el continente. O más bien, tendríais que buscarlo vosotros. Yo no soy más ducho con estos temas que la capitana. Y por lo que ella dice… las mejores opciones son un grifo de las Calphiak o un búho de Mierani, ¿es correcto? Yo voto por el grifo. No sólo porque parece más cercano, sino porque si esos búhos actúan como monturas regularmente para los elfos, va a largarles todo lo que vea y oiga con nosotros. Visto que drows y elfos no se llevan nada bien, es mejor no traer a alguien que dará informes de segunda mano a esos elfos. Si la capitana quiere que los de Mierani sepan de esos drows mejor que les dé un informe de primera mano.

Selt posa el cuchillo sobre el trozo de manera e hizo fuerza, desprendiendo una lasca. Con cuidado, va dando forma a una diminuta cabeza.

-Y bien, Air’his, Marcus… ¿podéis atraer a un grifo? –pregunta con calma, retirando más volutas de madera.

Selt hace mutis en la discusión entre Naewen y Air’his, aunque no entiende que Air’his quiera poner una vez más el dedo sobre la herida. Claro que había estado sobando cuando Helgya y Cade habían levantado esa ampolla en la capitana. Se maravilla, ¿cómo podía nadie dormir tan profundamente? Tal vez los orcos no eran tan salvajes después de todo, si podían dormir sin miedo a que alguien les aplastara el cráneo mientras lo hacían.

Aprueba en silencio la discreción de Marcus no queriendo meterse en peleas de mujeres. Eso sí que era sensato, amigo. Pero… Selt maldijo para sí mismo, en silencio, cuando su distracción hizo que le resbalara el cuchillo y crease una muesca en la talla. Pero también porque ahora tenía que intervenir en esa discusión. Aquella era la primera gotita de información interesante que la capitana había soltado sobre los drows y sin duda lo había hecho porque estaba enfadada. ¿Cuándo se le presentaría otra oportunidad así?

Así que Selt compuso una sonrisa inocente cuando miró a la capitana por encima de su talla.

-¿Corrompidos por Rovagug y los señores demonio? ¿Quieres decir corruptos, sobrenaturalmente, a nivel racial? ¿Una corrupción palpable “de verdad”, no sólo una tendencia de comportamiento como consecuencia del trato frecuente con demonios?

¿Y Rovagug, en serio? Empezaba a entender el odio de los elfos hacia esos drows, y eso que sus guerras raciales no iban con él. Pero mantiene un expresión inocente mientras mira a la capitana, sabiendo que su siguiente frase ponía el dedo sobre la llaga con mucha más fuerza (y mala uva) de lo que Air’his lo había hecho.

-Una raza distinta, sí, me doy cuenta de ello. Pero, ¿surgida a partir de la raza elfa, verdad? Una corrupción antigua de algunos elfos que originó la raza drow… -presiona, aunque no tenía dudas de ello. El parecido físico era innegable. Aunque qué demonios, no era para tanto. La primera raza que no hubiera tenido corrupciones durante la Era de la Oscuridad que tirara la primera piedra, heh. Los drows debían haber hecho algo realmente chungo a los elfos para que el odio corriera tan profundo. Se preguntó qué habría sido aquello.

Selt esperó a la reacción de la capitana, y a ver si con suerte soltaba alguna que otra gotita de información, pero luego decide que ya era suficiente por aquel día.

-Sí, Marcus tiene razón. Lo mejor que podemos hacer es centrarnos en nuestro objetivo. –Selt vuelve a su talla-. Nadie aquí va a echar la culpa a los elfos de los crímenes de los drows, después de todo. Y volviendo a lo que nos ocupa, todos nos preguntamos qué quieren en realidad los drows al venir aquí. Por eso vamos a arriesgar el pellejo intentando averiguarlo, después de todo. No es que yo lo fuera a hacer por simple curiosidad. Pero apuesto a que algo preocupante sí que es.

- ¿En la torre?- Sonrió sin una pizca de humor Aldmer.- La torre de Luz de Bruja estaba siendo apuntalada para su futura reparación en caso de que decidiésemos repoblar el Codo del Diablo para una larga temporada. Alrededor de ella habíamos acampado y alrededor del campamento establecido un pequeño perímetro seguro. No es que hubiese nada que muy preocupante pero habían ya diversos grupos en la isla y la avaricia puede llevar a la gente a tomar decisiones estúpidas. Y además las viejas costumbres del ejercito no se pierden. Eso, y que uno de los chicos en la excavación tuviese bastante temple y suerte como para poder advertirnos nos salvo.

- No tardaron mucho en comenzar a llegar algunos akatas, no muchos al principio, pero la gente desaparecía por la noche en pleno campamento y los intentos de contactar con el exterior se complicaron aun más.- Siguió relatando el robusto mago.- Ahí fue cuando supimos que había algo más además de una plaga de akatas.

- Junto a nosotros había un pequeño grupo de los enanos que habíamos contratado para la extracción segura del mineral y se nos unieron unos saqueadores de las nolands que habían venido a por su parte del pastel pero aun no habían podido apenas ni instalarse. Si hubiesen llegado un par de días más tarde podrían haberse librado algunos, un par de días antes y habrían muerto, y sin sus refuerzos nosotros con ellos.

- El resto no es muy agradable de contar en detalle.- Añadió el taldoriano.- Abrahms era un antiguo mago de guerra libre, yo serví en el ejercito de Taldor y junto con el líder de los enanos y el de los ulfen conseguimos resistir allí una semana hasta que la torre acabó hundiéndose por los daños recibidos y los supervivientes nos dividimos.

- Ya sabéis que le paso al grupo que quiso llegar al puerto, y a nosotros nos encontrasteis menos de dos días después.- Finalizó el criptarca.

- En cuanto a la colonia no se que decirte. Habían pocas cosas de interés que quedasen atrás, lo más llamativo fueron un par de haunts y un puñado de sombras que el clérigo de nuestra expedición se encargó de suprimir. Pero si preguntas por los movimientos enemigos allí poco sabemos. Creamos una tierra de nadie alrededor de nuestro bastión, y por lo que vimos ellos parecían más comandos sueltos que un grupo organizado y cohesionado.

- ¿Y que propone capitana-aventurera?- Añadió el hombretón mirando a la elfa seriamente.- ¿Ir hacía el puesto que han capturado (cosa que podrían haber hecho perfectamente las bandas de Puertoenigma al darse cuenta de la cantidad de dinero que había en juego) y expulsarlos? ¿Y luego? ¿Los perseguirás hasta las Tierras Oscuras hasta exterminarlos a ellos y todos los suyos? ¿O les arrebatarás su saqueo dejándoles solo ansias de venganza para marcharte y dejar el futuro en manos de los residentes de la zona? ¿En serio crees que causar problemas a una gente así y seguir con tu vida será lo mejor para Puertoenigma? ¿O solo para las crónicas?

Codo del Diablo, noche del 16 de Desnus, día del sol, del 4710 CA

Tras unos breves preparativos el Oso Empapado viró para acercaros lo más posible al antiguo faro oriental del Codo del Diablo. Una vez ahí Naewen y Carré conjuraron un par de puertas dimensionales y movieron a sus respectivos grupos hasta una pequeña hendedura cerca de la mitad del acantilado, a menos de doscientos metros del faro.

El faro oriental del Codo del Diablo se alzaba como el cadáver empalado de una enorme bestia medio devorada. El faro estaba aun en construcción cuando Yaris Neraken se suicidó, arrojándose de lo alto del mismo y precipitando el fin de la ya herida colonia, y eso quedaba en evidencia por los rastros de material de obra que aun permanecían allí y por que el tercio superior del faro era poco más que un armazón ennegrecido de madera, como si hubiese habido algún incendio pero que no llegó a afectar a la húmeda madera.

Pero no eran los únicos restos, habíais encontrado a los pájaros de la isla. Miles y miles de cuerpos de distintas especies de aves, la mayoría ya solo esqueletos aunque unos pocos más recientes, y todos parecían haber tenido un final común, se habían arrojado sobre el faro hasta morir. Toda la estructura de piedra del faro estaba salpicada por los restos de aves que se habían arrojado a tal velocidad que incluso habían mellado la piedra, haciendo que, con la cercanía, el edificio pareciese aun más siniestro.

Cuando aun estabais a unos treinta metros de la estructura vuestros pasos comenzaron a resonar con siniestros “cracks” de huesos al romperse y “buffs” de bolsas de gas contenidas en pellejos al ser liberada. A esa distancia pudisteis daros cuenta que habían al menos cuatro cadáveres humanos. También os disteis cuenta de que el suelo a unos diez metros del faro estaba totalmente corrompido y negro, emitiendo un fuerte olor a descomposición, como si la misma tierra se hubiese podrido. Incluso el omnipresente moho rojo parecía incapaz de arraigarse allí. Lo último que llamo la atención era una pequeña superficie libre de restos, un pequeño montículo de piedras amontonadas con una estela basta totalmente ennegrecida por sangre reseca. Sangre como la que manaba de entre las piedras en ese mismo momento.

Marcus se agachó sobre los cadáveres de alguno de los pájaros. Posó su mano con suavidad y respeto sobre uno de ellos y examinó la zona con atención. Aquello no tenía ningún sentido. Todas aquellas aves no debían haberse arrojado a la muerte de aquella manera.

Sólo algo sobrenatural… magia, habría sido capaz de algo así. No era natural.

Continuó andando con el resto del grupo hasta que se toparon con cadáveres humanos. El guardabosques miró hacia Naewen, esperando que la líder de aquel improvisado grupo supiera de qué iba todo eso y pudiera darles una explicación.

Desde luego no se acercó a menos de quince metros del faro. Veía el suelo corrompido y negro y la sensación de que algo horrible había sucedido allí no se le iba de la cabeza. Y peor aún, podía volver a pasar.

- Cuando estuvisteis aquí… - comentó en dirección a Naewen y Setyiel. – ¿Esto estaba así? – Preguntó señalando los cuerpos y la sangre.

Todo parecía sacado de una escena de una pesadilla. Confiaba en que sus compañeros, más expertos en la magia que él, pudieran dar algunas respuestas al enigma. Pero por si acaso, el humano colocó una flecha en su arco, tensó y apuntó en dirección al montículo mientras daba unos pasos laterales para ampliar la distancia del grupo. Si algo les atacaba era mejor no estar juntos y presentar varios blancos.

Se mantuvo alerta y dispuesto a actuar ante el menor indicio de peligro.

Aerilaya asintió seriamente a la explicación de Aldmer de lo que había pasado antes de que ellos llegaran. Suerte que habían tomado unas precauciones que en su momento pudieran parecer exageradas.

Pero suspiró con exasperación ante la última recriminación del profesor oppariano.

-¿No me habéis oído? No voy a expulsarlos. No creo que tengamos recursos para ello. Sólo vamos a recopilar información, a averiguar por qué han venido aquí y qué están haciendo. No os estoy acusando de falta de valor, profesor. Me consta que todos vosotros habéis tenido mucho coraje y mucha entereza para aguantar estos días en la isla. Pero alguien tiene que averiguar qué pretenden los drows. Como Marcus, dudo mucho que hayan subido a la superficie en ese número para recopilar noqual. Tiene que haber algo más. Y ese algo más no solo no puede ser bueno, sino que probablemente afecte a Puerto Enigma, que está ahí al lado.

Le dirigió una mirada cargada cansancio. -¿Creéis que disfruto metiéndome en estos jaleos? Pues no, os equivocáis. No disfruto con eso. Pero alguien tiene que hacerlo, alguien tiene que averiguar lo que está pasando para que, si es necesario, otros tomen medidas para que no pase algo peor. Si creéis que lo de la isla es malo, imaginad lo que pueden montar en Puerto Enigma si se les da el tiempo suficiente y no se toman medidas contra ellos. Sí, profesor, estoy haciendo esto por la gente de Puente Enigma. Si fuera tan despreocupada como creéis, me encogería de hombros, tomaría el camino fácil, recogería mi recompensa por esto y me olvidaría de lo que puede pasar aquí si nadie hace nada.

Alargó la mano para tomar la del opariano. -No sé qué traumas tenéis con los pioneros, señor, pero son individuos como cualquier otro. Los habrá problemáticos, no lo dudo, pero también los hay que intentan hacer las cosas lo mejor posible. Y que resulten lo mejor posible para todos.

Soltó la mano del humano, y añadió: -La presencia para los drows puede ser mala o indiferente para Puerto Enigma. No creo que ataquen a una ciudad de la superficie de ese tamaño sin una buena razón para ello. Una venganza, incluso si les expulsamos de aquí, dudo que sea una buena razón. Los drows son salvajes pero no estupidos. No son demonios que atacarían sin pensar en sus pérdidas, además para ellos la muerte es definitiva.  No repararán en medios -ni en vidas- si creen que el objetivo merece la pena, pero dudo que quieran pagar ese precio por una venganza. Son vengativos, pero no al extremo de actuar irracionalmente por satisfacer ese ansia. Si quieran vengarse, profesor, entonces me buscarían a mí, no a Puerto Enigma. Soy un objetivo más fácil y soy elfa. La muerte de mil humanos no los satisface tanto como la muerte de un solo elfo. Ahora, si buscan otra cosa que es importante para ellos… bien, profesor. Entonces sí estáis apañados. Vosotros y todos los habitantes de Puerto Enigma. Dudo que sea un ataque lo que tengan programado. Puerto Enigma no tiene nada que pueda interesarles, ni tienen ninguna vendetta con ella. Ahora bien, sus planes pueden resultar igualmente nocivos para la ciudad, puede que incluso más, que un ataque directo.

Miró al profesor y a Shiella.

-Mi intención es que, una vez que tengamos la información, se encargue de ellos alguien con más recursos de los que tiene toda la ciudad de Puerto Enigma combinada. Ese gente quiere el noqual, así que bien pueden ganárselo echando a los drows. En cuanto a que éstos vuelvan para replicarles… me gustaría verlo. Pero no creo que los drows quieran morder ese anzuelo. Tranquilo, profesor, Puerto Enigma estará a salvo si conseguimos parar a tiempo lo que quiera que los drows pretenden ahora.

Se volvió hacia los otros.

-En otras circunstancias podríamos ir al continente y buscar una criatura natural que nos sirva de montura. Pero no quiero retrasar nuestra pequeña labor de espionaje; no sé cuan de avanzados estarán los planes de los drows, pero me temo que no les falte demasiado. Dudo que haya planeado una incursión de esta escala en la superficie para hacer algo que requiera mucho tiempo. Así que, como veo que no se os ocurre cómo atraer aquí a una de esas criaturas, volveremos al plan original. Es una lástima, era una buena idea. Aunque por otro lado, un solo humanoide es más difícil de ser detectado que uno a los de una montura de esa envergadura.

Cuando los dos criptarcas se retiraron, Aerilaya aprovechó para tejer un mensaje mágico para Lucien. El texto era sencillo. "Hay problemas en isla. Asaltantes asesinos de Infraoscuridad. Si no hemos vuelto en dos días, estaremos en graves problemas. Actúa en consecuencia."

A sus compañeros le explicó sencillamente:

-Es una medida de de precaución. No sólo es la gente que tendrá que encargarse de los drows, sino que si algo va mal con nuestra empresa, más vale que alguien venga pronto a la isla. Con suerte igual hasta logran salvar a alguno de nosotros. -Pero añadió con humor negro-: Aunque mejor hagamos que no sea necesario. Descansad ahora el poco tiempo que tenemos hasta desembarcar. Y preparad todo lo que necesitéis los que nos acompañarán al faro.

Con un suspiro, se levantó de la mesa y fue a buscar al capitán, para negociar la venta de su catalejo. Estaba preocupada. Estaba gastando demasiada magia. Esperaba que el fantasma no resultase demasiado problemático.

Aldmer miró a Naewen seriamente mientras hablaba ponderando sus palabras.

- Espero que tengas razón Naewen.- Fue la respuesta, que rezumaba cruda sinceridad, del hombretón .- Yo ya estoy demasiado viejo para entender de estas cosas, y la verdad es que estoy demasiado cansado para ser osado. Pero os deseo suerte, diría que pase lo que pase la necesitaréis.

A continuación el hombre puso una mano sobre el hombro de la elfa y cerro los ojos mientras repetía una formula arcana extraña y exótica tres veces.

- Supongo que a ti te será más útil que a mi a partir de aquí.- Dijo mientras abría los ojos y se apartaba de la elfa un poco mareado.

- Tu también ten cuidado viejo zorro.- Comentó el taldoriano cogiendo el brazo a Carré antes de salir del camarote acompañado de Shiella.

En la reunión general en el barco

-Gracias, Heinrich -dijo Aerilaya, sorprendida, que no esperaba aquel gesto ni tampoco  que el hombre conociera un conjuro de Nethys. A veces los devotos aparecían en los sitios más insospechados. Además, aquello era un regalo considerable. Los seguidores de Nethys tenían prohibido canalizar el don hacia personas indignas de ostentarlo, lo cual suponía que uno sólo lo canalizaba hacia alguien que considerase lo suficientemente digno de respeto como practicante del Arte.

Pero se solidarizó con el cansancio del hombre. -Todo saldrá bien. No te preocupes.

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Sólo con Seltyiel

Una vez que hubo negociado con el capitán y mantenido una comunicación con Lucien, Aerilaya buscó a Seltyiel en privado. Posó el dedo índice sobre su pecho.

-No te pases, compañero. No es buena idea buscarme las cosquillas. Seré blanda, pero puedo ser tan vengativa como cualquier elfo. ¿Se puede saber qué pretendías sacando eso del origen de los drows delante de todos los otros? Sabes perfectamente que para mí es un asunto privado.

Le dirigió una mirada fría. -Puede que seas un Perdido, pero eso no te da excusas para comportarte como un salvaje con un miembro de tu raza y un tabú de tu raza. No sigas por ese camino. Harías bien en tomarte esto más en serio. ¿Crees que a los drows les va a importar que seas un Perdido? Para ellos vas a ser un elfo más, y te vas a tragar todos sus odios raciales tanto como lo haré yo.

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En la isla

Aerilaya se apoyó en Seltyiel mientras se recuperaba del instante de mareo que seguía a una translocación espacial de aquel estilo, pero enseguida examinó el entorno pensativa. Muy ominoso todo, aunque recordando lo que la sirena les había contado, esperable.

-Nunca hemos estado aquí -explicó a Marcus-, así que no sé decirte. Pero es algo esperable en un lugar que tiene todos los números para haber acumulado fuerte energía necromántica. Alguien que se ha suicidado tan lleno de ira y desesperación tiene que haber causado una fuerte impregnación en este lugar. Probablemente haya uno o más poltergesist activos por aquí. Estad alertas, e intentad no creer a vuestros sentidos si os asaltan impresiones o visiones demasiado increíbles. Los embrujos pueden llegar a ser muy peligrosos si dejas que se apoderen de ti.

Dirigió una mirada a Seltyiel.

-Ahórrate el comentario, amigo -le indica con un tono neutral en el que subyacía cierta amenaza. No tenía ganas de que el elfo volviera con sus pullas acerca del experimento que ella había hecho con el embrujo del puerto.

-Los cuerpos parecen antiguos. Parece que al menos diez años el más reciente. Mejor. Parece que los drows no han venido aquí, o al menos no se han quedado el tiempo suficiente para buscarse problemas.

Lo cual era lógico. Allí no había nada que pudiera interesarles. Se volvió hacia el clérigo. -¿Podríamos disponer de algún conjuro de custodia contra la muerte, Breol?

La explicación de Naewen pareció ser más que suficiente para Marcus. De sobra de hecho. Aunque cuando escuchó que pedía a Breol un conjuro de custodia contra la muerte, todos los sentidos del hombre se pusieron alerta.

Con calma volvió a guardar la flecha en el carcaj, y se colgó el arco a la espalda. Afianzó el escudo en la mano izquierda y desenvainó con soltura su espada en la diestra.

Cerró los ojos una milésima de segundo y el arma comenzó a brillar unos segundos hasta que el brillo se apagó y la hoja quedó de un color traslúcido… como si fuera un metal oscuro pero casi transparente.*

Con más confianza recuperó su posición cerca de los lanzadores de conjuros, dispuesto a protegerlos de cualquier ataque.

- Necromantes, poltergeists, custodias contra la muerte… suena divertido. – Comentó en dirección a sus compañeros.

- Tranquilos – indicó a los lanzadores de conjuros. – Si aparece un fantasma o algo así, yo le entretendré. Espero que mientras penséis en algo para detenerlo. - Les guiñó un ojo y dio un par de golpes con el pomo de su espada en el escudo, como si de una especie de tic se tratara previo a una batalla, para finalmente encarar al frente.

- Cuando estéis listos avisad… y avanzamos. – Indicó esperando una señal antes de ir avanzando con extremo cuidado de dónde pisaba, y atento a cualquier síntoma o indicio de problemas.

La capitana no contestó a su pulla. Lástima, aunque era lo más sensato que podía hacer. Si no se hubiera picado desde el primer momento la gente le habría dado menos vueltas a lo de los drows. O tal vez no. La verdad es que parecían elfos. Freaks, bien raritos, cierto, pero la complexión, la estructura facial, el aire… todo eso era elfico.

Selt dejó estar la réplica de Naewen a Aldmer. Hubiera sido mucho pedir que la capitana se callara ante lo que ella vería como una continuación de los piques del día anterior. Aunque no se esperaba que el criptarca capitulara tan rápido. Pues sí que estaban tensos los ánimos.

-¿Mandando un mensaje mágico? -preguntó Selt después de verla conjurar el hechizo. Puede que él no estuviera tan versado en teoría arcana como ella, pero sí lo suficiente para reconocer la mayor parte de las fórmulas arcanas más habituales. Cuando ella explicó que era para Lucien Selt se rascó una oreja. Buena idea tener un seguro por si algo salía mal, y buena idea informar a aquel socio tan particular. Aunque no supiera qué pensar de él ni de esos que se decían Thassilon renacido. Selt no tenía claro si esos rumores sobre el renacimiento de Thasilon eran verdad, o un gran cuento construido por algún grupo de farsantes a saber con qué planes.

-Dile que tenga preparado a sus chicos para asaltar esto, no sea que los drows nos dejen sin noqual -apuntó Selt, siempre pragmático.

Ahhh. Selt casi sonrió cuando ella le acorraló. Después de todo su pique sí había dado resultado. Aunque agradeció que fuera a solas. Y lamentó un poquito (sólo un poquito, después de todo él había provocado aquella reacción a sabiendas del impacto que causaría) el disgusto de ella.

-Intenta disimular tu disgusto en lo sucesivo hacia esos drows. Mostrándolo a las claras sólo creas más preguntas acerca de su relación con los elfos -aconsejó él. Pero contestó con claro enfado-. ¿Mi raza? ¿Mi raza? ¿Qué raza? Soy un Perdido, eso no es un elfo, al menos no para vosotros, ¿verdad? ¿Recuerdas que te conté que una vez viajé a Mierani para averiguar de la familia de mi padre? ¿Y que no solo salí con las manos vacías, sino del trato que me dieron? Oh sí, tan amables, tan compasivos, tan distantes. "Para ser de los nuestros tienes que entendernos, tienes que cambiar, tienes que aprender".

Selt aspira hondo. -¿Entenderles? ¿Cómo, sin ninguna clave, sin ninguna pista? ¿Qué tenía que entender? ¿Cambiar? ¿Cambiar a qué? ¿Cómo? ¿Por qué no puedo ser yo mismo? ¿Qué demonios pedís, vosotros, eh, para que me consideréis de la raza? ¿Y aprender el qué? ¿El qué, maldita sea?

Selt se arrepiente un poco de su estallido… solo un poco. A veces estallar va bien para la salud.

-Mira, capitana, los drows no me preocupan. ¿Qué me odian por mis orejas puntiaguadas? Que se pongan a la cola, hay mucha gente que me odia por mejores razones. Pero no me vengas con esas, capitana, no me vengas metiéndome en vuestros secretos e intrigas raciales, cuando vosotros me habéis dejado de lado y fuera. Me importan un bledo vuestros secretos, pero aquí tienes algo que deberías comprender: me importan un bledo pero tengo curiosidad. Así que si no me vas a contestar a las claras, bien puedo picar y tensar la cuerda hasta que saque algo, ¿no? ¿O vas a contestar a mis preguntas?

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En la isla

Selt escuchó las explicaciones de la capitana. Conjuró sus propias protecciones, y le preguntó a Breol. -¿Tienes unos de esos truquitos clericales que permite esconderse de los muertos vivientes? Si no da igual, me adelantaré bajo invisibilidad. Sea esa ilusión efectiva o no contra fantasmas, aun sé moverme con el mismo ruido que uno de esos eres incorpóreos. Echaré un vistazo y os diré. ¿Me prestas a Aerel, Naewen? Os puede mantener informados en caso de que me meta en un lío. Tranquila, le llevaré bien resguardado y a salvo.

Pone cara inocente ante la reprimenda de la capitana, anticipándose a su pulla. Porque sí, pensaba hacerla. -No sé de lo que hablas -dijo con una sonrisa picajosa.

Y a Marcus: -Esto va de un tipo que se suicidió aquí mismo porque un grupo de chusma fanática había matado a su amada, una sirena de la que estaba coladito. La chusma tenía sus razones para acabar con la sirena, claro, que no era precisamente un angelito, pero estas historias trágicas llena de violencia siempre crean reverberaciones necromáticas y psíquicas. Y acaban creando lugares como éste.

Selt hizo un gesto de saludo en dirección a Marcus, y se dispuso a avanzar con el proberbial sigilo de un fantasma mudo: -Cuidales, Marcus. Si algo va mal, venid todos juntos.

Pero cuando la capitana indicó que mejor avanzaran todos juntos, por si algún embrujo se apoderara de él, Seltyiel aceptó, olvidando por el momento la idea de explorar el terreno por adelantado.

En el Barco

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Viendo la discusión que estaban teniendo no era de su agrado meterse en conversaciones ajenas y menos cuando no comprendía el motivo de tanto revuelo, asi que les dejo tranquilamente para que acabaran de discutir, tampoco parecía que nada de lo que fuera a decir ayudara, así que se puso a repasar mentalmente una receta de sopa de marisco que había visto en el puerto.

Marcus parecía haber congeniado bastante rápido con el grupo. Nunca había sido lo mio el tema de quedar bien de primeras.

Preparativos

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No le gusto una pizca lo que vio, tanta muerte en los alrededores y ese hedor a podredumbre le inquietó profundamente. Sabía que en la isla ocurrían cosas raras por lo que había comentado la Naewen en el barco pero otra cosa muy diferente era verlo de cerca.

Viendo que iban a empezar a explorar por el faro hizo repaso mental de lo que podía necesitar y lo recogió todo. Mientras como los demás hacia sus preparativos para la marcha que les esperaba.

Si requieren alguna guarda contra la muerte podre ayudar. Pero suele ser más efectivo cuando estemos cerca del peligro.
Lo siento si no he estado muy hablar suelo tender a… soñar despierto. 

- Si señora, si que lo tengo.- Asintió el hombretón que comenzó a entonar una vez para cada uno de vosotros una plegaria a Gorum que siempre terminaba con la entrega de una pequeña lasca de hierro.

- No se que hay ahí, pero esta enfurecido y sufre. Tened cuidado con la ira y el dolor que llevéis ahí dentro.- Añadió el clérigo sacando un enorme mandoble de hierro basto de detrás del escudo y colgándose esta de la espalda.

EN EL BARCO

La capitana jamas entraría en razón, su raza es orgullosa, se creen que lo saben todo, así son de prepotentes por lo que seguir discutiendo con ella era algo absurdo, una perdida de tiempo.

-Es imposible llenar taza que ya esta llena ni enseñar a ver a un ciego. -Le dice a Seltyiel para que deje el tema, estaba claro que jamas llegarían a una conclusión en común, pero le gusto que elfo tuviese la mente y los ojos abiertos a lo evidente.

EN LA ISLA

Al llegar al faro y ver aquella abominación, la druida cayo de rodillas y lanzo un enorme rugido de furia al cielo. -NOOOOOOO, ES QUE NO HAY UN SOLO METRO DE TIERRA NO CORROMPIDA EN ESTA MALDITA ISLA?. -Air'his sujeto dulcemente, o lo que podría llegar a considerarse dulcemente en aquella semi orca, los restos de los pájaros muertos, parecía que lloraba pero sonaba mas a un rugido lastimero de un animal moribundo. -¿Que locura os provoco este comportamiento?, ¿quien os ha echo esto, hermanos del cielo?

El dolor de la druida llego por su vinculo a su águila, que como un rayo emplumado descendió posándose en el robusto hombro de su amiga. Ari'his recogió algunos de los pájaros que mejor se conservaban y se los tendió a su amiga. -De la tierra nace y a ella vuelves sirviendo de sustento a los animales del presente.

-Vigilad- Le dijo a su compañera tras engullir el ultimo pájaro que le ofreció, ésta extendió las alas y se lanzo hacia su medio natural con un vuelo rasante, ganando altura con las corrientes de aire.

Ya nada se podía hacer, mientras sus compañeros hablaban ella comenzó a rastrear la zona, buscando huellas, olfateando el suelo en busca de olores y saber quien mas había estado por aquí o si había alguien en las inmediaciones. 

-Lo más probable es que haya sido el fantasma, si es que no han sido energias necrománticas que aun queden por aqui -indica Naewen ante la desesperada pregunta de Air'his. Naewen se mostraba tranquila y fría. No parecía gustarle la situación, pero tampoco parecía impresionada. Como si hubiera visto cosas peores que aquella-. Y si ha sido el fantasma, más vale que vayamos con cuidado. Igual está más cerca de lo que pensamos.

Como si hubiera tenido una repentina revelación, a Marcus se le ocurrió preguntar algo.

- Si aparece un fantasma... o más... ¿Tenéis pensada alguna manera de lidiar con ellos o simplemente los matamos? - Preguntó. No estaba seguro del todo del motivo por el que Naewen y Seltyiel habían decidido acudir a aquel lugar. Parecía algo personal o alguna antigua deuda o promesa.

- ¿Qué sabéis de la historia del fantasma que mora en este lugar? - Preguntó de nuevo. Sabía que muchas veces en la historia de los fantasmas radicaba la clave para derrotarlos... o devolver paz a sus almas. O al menos eso es lo que había escuchado en muchos de los cuentos de las tabernas de Puertoenigma.

Vio levantar el vuelo al águila que acompañaba a la druida y no pudo evitar que su vista siguiera por unos segundos el movimiento de tan magnífico animal. Quién fuera águila en ocasiones y pudiera disfrutar de semejante libertad.

Parpadeando salió de su ensoñación y regresó al mundo real, donde tenían un faro que explorar y seguramente al menos un fantasma al que enfrentarse. Marcus se preparó para interponerse entre cualquier peligro que apareciera de la nada y los lanzadores de conjuros del grupo. Después de todo, él y Breol estaban acostumbrados a hacer eso. Era su trabajo.

Codo del Diablo, noche del 16 de Desnus, día del sol, del 4710 CA

Que aquella estructura a medio acabar contenía un mal que amenazaba con rebosar era algo obvio. Pero no lo era tanto señalar al autentico mal. No era un alma lo que había corrompido aquella tierra, si no tan solo las oscuras emociones (culpa, dolor e ira de una persona cuyos únicos crímenes habían sido amar y soñar) acumuladas de una muy mala situación que termino en una muerte aun peor. El mal engendra mal, era un viejo dicho que los clérigos a menudo repetían como una advertencia, y que ahora mostraba con cruda rudeza su verdad.

Seguisteis avanzando mientras aquella improvisada tumba seguía escupiendo sangre pútrida y la druida parecía desquiciarse por momentos. Seltyiel había vuelto hace unos instantes declarando que no había encontrado nada más allá de lo ya visible. Pero era obvio que allí había una presencia agazapada. Una inteligencia maligna y retorcida que no iba a mostrarse ante un solo cuerpo caliente cuando habían tantos y tan cerca con que poder atenuar su hambre. La cosa os quería a todos, así que no os costó decir que os tendría. Faltaba por ver si iba a poder con el bocado.

La primera sorpresa vino del águila de Air\'his que pareció volverse loca tras el macabro banquete que su ama le había proporcionado y se lanzó en picado contra el faro chocando de forma grotesca contra sus piedras. El ave levanto el vuelo, insegura y claramente herida, pero fue solo para volver a lanzarse contra aquellas piedras azotadas por los elementos y las aves, como si fuese la representación de aquello que más odiaba el águila. Este segundo impacto fue suficiente como para partir, audiblemente, una de sus alas, y cayó sobre el colchón de cadáveres que rodeaba aquella estructura tratando vanamente de alzar el vuelo.

Aquella fue la señal para avanzar ya, y para mostrarse la personificación de aquella maldición. Y, cuando la entidad decidió hacer su aparición, fue más bien discreta, sobretodo considerando lo teatral de su “ancla” con el mundo de los vivos.

Una figura comenzó a formarse a partir del reguero de pútrida sangre negruzca que rezumaba de la tumba, una figura claramente humanoide y masculina, pero sin más rasgos definibles. Apenas si tuvisteis tiempo a verlo cuando el ser, literalmente, estalló arrojando gotas de aquella sangre pútrida en todas direcciones.

La elfa sintió la acometida psíquica de la entidad con fuerza. Había mucha culpabilidad, mucho dolor y mucha tragedia en su historia de la que la criatura podía tirar. Y lo hizo con saña. El dolor ahogó a la elfa como no lo había hecho desde hacía décadas. Pero era su dolor, lo conocía y nunca había huido de él, era ya parte de ella y no la iba a doblegar con aquello.