Partida Rol por web

El enano conecta uno de sus golpes, pero es suficiente para derribar a unos de los perros-gul, que se deshace convirtiéndose en un montón de carne putrefacta.

"¡¡Ahhggghh, mis ojos!! ¡¡Voy a mataros, santurrones!!" grita la mujer pálida mientras se cubre la cara con una de las manos. Al mismo tiempo, aprieta la otra en un puño cerrado y un pulso de energía oscura emana de ella, marchitando la hierba inmediatamente alrededor de la sacerdotisa.

Zaev siente como parte de su fuerza vital es arrancada por la emanación de la sacerdotisa. En cuanto recupera la concentración, descarga dos flechas sobre ella

Viendo que el enano en combate empezaba a recibir heridas Garv pidió la gracia de Pharasma para él, empleando uno de sus mayores conjuros para restaurar su vitalidad.

Avanzando un paso para situarse a su espalda, aplicó la curación al herido revitalizándole. Eso le dejaba en un lugar incómodo pero tampoco estaba en posibilidad de elegir demasiado.

El enano desconoce totalmente qué son estas bestias, pero está claro que son peligrosas. Desde luego, no se trata de hombres-lobo...
 

Una de las flechas de Zaev da en el blanco, clavándose en el hombro de la sacerdotisa. Sin embargo, la segunda falla por poco... El pícaro se hace visible.

Mientras se acerca a curar al enano, Garv esquiva un zarpazo del perro-gul, que sin embargo consigue trepar sobre el escudo de Garin. No consigue derribar al enano, pero sí morderle en uno de sus hombros y sorberle la sangre una vez más.

Cuando comenzaban a flaquearme las fuerzas sentí la magia divina de mi compañero Garv revitalizándome totalmente, y pensé ironicamente: "¡¡jodido clérigo, no necesitaba tu ayuda!!"

Al haber entrado en contacto con las secreciones de las pústulas que cubren la piel del perro-gul anteriormente, Garin experimenta una sensación de mareo de la que intenta librarse de la mejor manera que sabe: golpeando al enemigo con su hacha.

Sus esfuerzos se ven compensados al anotarse un nuevo golpe. Esta vez, esquiva la podredumbre que emana en un chorro de su enemigo.
 

La sacerdotisa entona unas palabras y comienza a caminar por el aire, como si escalase sobre una escalera invisible...

Zaev dispara dos flechas más a la sacerdotisa de Tar Baphon. Muy alto tiene que subir para escapar del alcance de su arco mágico...

Las flechas de Zaev fallan su blanco esta vez...

Viendo que el objetivo que parecía estar al mando de las abominaciones se elevaba Garv no se lo pensó y retrocedió un paso antes de apuntar cuidadosamente y conjurar un potente rayo de fuego y luz que se dirigió hacia el enemigo con la fuerza de un sol.

El rayo del clérigo de Pharasma se desvía por poco de su objetivo y no alcanza a la sacerdotisa.

"Patético..."

El perro-gul ataca de nuevo al enano, y de nuevo consigue hacerle un feo corte, pese a la defensa enconada de éste tras su escudo pavés...
 

Dale al perro! Dale al perro!, sólo piensa en eso enano blandengue!

El enano consigue hacer dos profundos cortes en el cuello del can pútrido pero, aunque gravemente herida, la bestia no cae...
 

La sacerdotisa camina, impasible, a 10 pies del suelo mientras señala al padre Aximand con uno de sus dedos de largas uñas rotas...

"¡¡Tus poderes no son nada frente a la Princesa Pálida, novicio!!"

El clérigo se sacudió lo que fuera que le habían lanzado -Veremos quién ríe el último hereje-respondió con valor ante el desafío.