Partida Rol por web

A lo lejos se escucha el aullido de lobos...
 

Garv examinó las propiedades de los objetos como mejor pudo basándose en sus limitados conocimientos en esas lides. No estaba especialmente satisfecho con los resultados y asumía que mucho se le escaparía. Pidió la asistencia de Garin en un par de ocasiones para tasar los elementos más mundanos mientras que su ojo, más entrenado para gemas, estudiaba lo que portaba la sacerdotisa intentando discernir la razón para que las portase.

-Creo que el análisis está incompleto pero deberíamos continuar. Tú sólo correrás demasiado peligro.

-Sí prosigamos, esta pequeña trifulca me ha abierto el apetito y quiero ser el primero en llegar a la taberna y pedirme un buen asado...

Garin descubrió que tanto la coraza como la guadaña eran mágicas, aunque no sabía hasta que punto. La poción era claramente una poción de curación moderada, los viales de líquido oscuro no podían ser otra cosa que agua impía.

El polvo de plata, que valdría sobre 25 mo, era seguramente para combinar con el agua impía y lanzar un conjuro de desacralizar. Decidió guardárselo puesto que también podía usarlo para lo contrario, si surgía la necesidad. No tenía idea del valor de los ónices, pero sí sabía que se usaban para los temidos conjuros de levantar a los muertos. Quizás con la ayuda del enano pudiesen determinar su valor, aunque de poco les serviría hasta que volviesen a la civilización.

Sobre la perla lo único que podía decir es que emanaba una fuerte aura de transmutación.

A lo lejos se divisaban dos o tres edificios, el mas cercano parecía una antigua forja...

Seguís las huellas sin más incidencias. Atravesáis una zona de muros derruidos, que debían marcar el perímetro del centro de Feldgrau, hasta alcanzar un grupo de 3 edificios. Uno de ellos tiene un decrépito cartel con una vela encendida dibujada, que sólo se sostiene por una de las dos argollas que antaño lo unían a un travesaño de hierro. Otro no parece ser más que una de las múltiples viviendas de la ciudad.

El tercer edificio, sin embargo, resulta ser una antigua forja, con la sala de trabajo abierta hacia vosotros.  Hay dos profundas piletas de piedra y un enorme yunque de hierro negro. Al lado hay un banco de trabajo con herramientas para trabajar tanto el metar como la madera., que divide en dos la sala de trabajo. Al otro lado del banco hay dos puertas entornadas.

Pero lo más sorprendente, es que, sentado cerca del yunque en una silla de madera y afilando su espada con aire ausente, se encuentra...

"Buenos días, amigos aventureros. Hace días que no nos vemos, pero veo que gozáis de buena salud, gracias a los dioses!! ¿¿Qué os trae a esta desafortunada villa??"

-Vaya Duristan, me alegro de verte. El motivo que nos ha traído aquí es la misma persecución que nos hizo encontrarnos por primera vez, que esperamos esté llegando a su fin en esta ciudad desolada. ¿Y tú? ¿Como has acabado sentado en ese porche? ¿Te ha guiado tu instinto de cazador?

"Ahh, amigos. Por desgracia decidí seguiros cuando partísteis al templo de las Escaleras de la Luna, con media docena de mis recién reclutados lacayos, para cazar a tantos hombres-lobo como fuese posible. No llegamos a entrar en el templo,  puesto que fuimos emboscados por una manada de esas cosas y sólo yo y un puñado de mis hombres conseguimos sobrevivir. Decidimos, no obstante, continuar la persecución. Es una suerte que nos hayamos encontrado en este lugar." dice el noble mientras parece observaros con renovado interés.

"¿Acabáis de llegar al pueblo? ¿Habéis tenido dificultades? Mis hombres se hallan atrincherados en un viejo molino, bastante cerca de aquí..."

-Bienhallado Duristan-saludó Garv al peculiar personaje-Como puedes ver acabamos de llegar y hemos tenido un par de encontronazos por el camino. Tras lo que encontramos en el bosque nos temíamos lo peor, ¿estás herido? Tal vez pueda ayudarte en ese caso-el clérigo no las tenía todas consigo respecto a que no hubiera sido infectado; a fin de cuentas él mismo lo había sido y sólo gracias a la intervención del candidato a líder de los lobos se había salvado.

"¿¿Herido, yo?? La verdad es que nunca me he sentido mejor, aunque esos demonios consiguieron acertarme un par de veces. Creo que mi tatuaje protector se ha empleado a fondo para evitar que me viese afectado por la licantropía. No se puede decir lo mismo de vosotros, por lo que veo." dice el cazador, mientras contempla vuestras heridas.

"Pero ya habrá tiempo para ponernos al día. No me siento seguro al estar aquí tan expuesto. ¿¿Podemos unirnos a mis hombres?? Os guiaré..."

- Antes me gustaría recuperar un poco las fuerzas, será solo unos minutos. Aximand, creeís que podríais atender nuestras heridas? - Zaev se dirigió con desacostumbrada cortesía al clérigo de Pharasma, intentando que éste se diera cuenta de que no las tenía todas consigo. Quería ganar un poco de tiempo para sonsacar un poco más de información antes de decidir.

- Por cierto Sir Duristan, cuánto hace que habéis llegado a Feldrgrau? Da la sensación de que conocéis el lugar como la palma de vuestra mano. ¿Os habéis enfrentado ya a esas abominaciones de hombres lobo que infestan estas ruinas?

Zaev no las tenia todas consigo. Captó las dudas del clérigo sobre la infección de Duristan, y recordaba la incredulidad de Phos ante el tatuaje. Además, si les iba siguiendo, ¿cómo podía ser que hubiese llegado antes que ellos?

El clérigo captó las intenciones de Zaev y sin dudarlo un instante conjuró una de las canalizaciones que permitían, entre otras cosas, sanar a sus aliados. Eligió únicamente a ellos tres, dejando a Duristan fuera del efecto, pues teóricamente estaba en plenas condiciones, y esperó acontecimientos.

"Pues llegué ayer mismo, pero mis asociados y yo hemos hecho un buen trabajo defendiéndonos de los hombres lobo. Al parecer hay una facción llamada Los Lobos del Príncipe que bien puede ser los que me atacaron cerca de las Escaleras de la Luna. Rondan por el pueblo, sobre todo por las noches."

"También hay un grupo de sucios cultistas de no sé que tirano no-muerto, quién sabe realmente a que se refieren. No escuchamos lo que dicen, sólo acabamos con ellos."

Zaev notaba que las respuestas del noble no le acababan de encajar. Además ahora parecía que quería azuzarlos contra los Lobos del Príncipe. Además parecía algo ansioso por llevar al grupo hacia sus "asociados", sobre todo si consideramos que hace un minuto parecía estar afilando su espada, tranquilamente, en la herrería...

Por si fuese poco, al pícaro le pareció escuchar como si alguien estuviese caminando alrededor de la casa, para entrar por donde ellos se habían introducido en la herrería...
 

Por alguna razón, Garv dudaba de que los nuevos asociados de Duristan se encontrase alguien con el conocimiento necesario para tratar la licantropía. O el noble había tenido mucha suerte al evitar ser mordido o su tatuaje (que no se detectaba como mágico cuando Phos y Garv lo habían examinado) realmente ofrecía protección contra la infección.

"Cuánto hablan estos humanos..." pensó Garin. "¿¿No se les secará nunca la garganta?? Ojalá hubiese traído mi reserva especial a este paseo por el campo... Por otra parte, puede que encontremos una taberna con la bodega intacta. ¡¡Lo que daría por una bien fría ahora mismo, ummm...!!"