Partida Rol por web

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Tranquilo. No te voy a dejar a oscuras. Andoran está lleno de bandidos y alborotadores responde el guerrero, incomodo por su nuevo destino.

Miro de reojo la alabarda de Markus.

No creo que quieran medirse contigo... - digo con una sonrisa mientras avanzamos hacia el interior de la catedral.

- Problema terminológico - zanjó Nazredin con una sonrisa- Para mi toda mujer es una dama, salvo que haga algo para demostrar no merecer ese título.

Shaire estaba a punto de replicar una vez más pero se guardó los pensamientos para sí: "entonces tampoco soy una dama, he matado, aunque los dioses me considerarán inocente no creo que sea propio de una dama dar muerte. Hace mucho que renuncié a ser una dama, no estaría aquí si quisiese ser una dama".

- ¿Qué hacemos ahora? -dijo simplemente.

Por si no tenía suficiente aturulle aquel tipo insistía en aturullarle aún más.- Supongo que sé lo mismo que tú.- Respondió seco Anhurmose mientras se prguntaba por qué los norteños insistían en hablar tanto.- Ya has oído al mensajero: nos informarán en la catedral, así que lo mejor será que dejes de distraerte con todos los puestos de baratijas que encontramos a nuestro paso y vayamos directamente al lugar de reunión.

- Pues ir a ver a capitan Brakett, supongo. Aunque debo reconocer que la nota que nos han mandado no me dice demasiado. ¿Una plaga?, ¿tu sabias algo? Sea como sea, la sociedad nos necesita. Y eso es bueno. - el paladín no dijo, aunque lo pensaba, que a la joven le vendría bien algo de dinero. Quizas eso le diera una confianza que era evidente le faltaba.- Y si podemos ayudar a que el mundo sea mas justo mientras hacemos avanzar el conocimiento, tanto mejor. Porque supongo que no quereis tomar nada más, ya que no respondisteis a mi pregunta en tal sentido - dijo con educados modales 

- No como mucho, y no necesito comer nada más ahora, ni disfruto comiendo rodeada de... extraños, cuando queráis nos ponemos en camino...

- Sea. Y me alegra haberte conocido, Shaire, y compartir esta misión juntos. Si en algún momento puedo serte de ayuda, dimelo - afirmó el paladín tras un momento de duda.

Y dicho esto salimos del lugar en dirección a la Logia de las Almas

En ese momento, Marnan estaba mirando un collar de aspecto extraño en un puesto que había en uno de los laterales de la calle principal.

Se giró hacia su nuevo compañero, con el collar aún en la mano.

- Uy, perdona. - Dio dos pasos, y se dió cuenta de que se estaba llevando el collar. Se giró para devolverlo y el hombre de la tienda ya estaba casi encima de él - Perdón, perdón, lo iba a devolver.

El hombre se lo arrancó de las manos con gesto irascible.

Marnan avanzó a trompicones hasta la altura del clérigo. - Seguro que sufre de algún tipo de inflamaciones anales. ¡Qué genio! - dijo Marnan bromeando.

Aunque claramente al clérigo tampoco le gustó el comentario. Asi que Marnan decidió callarse y avanzar en más o menos silenci...

- ¿Y de dónde dijiste que venías?

Según avanzas por las calles un tipo que va mirando a las musarañas se choca contra tí... y sigue andando, cuando te paras a darte cuenta notas que te ha dejado un trozo de pergamino en la bolsa...

Entráis en el opulento edificio de la catedral, la luz procedente de las tintadas vidrieras se refleja en vuestra piel y enseguida encontráis el camino al despacho del Capitán... acabáis en una pequeña antesala en la que hay unas sillas y un escritorio, en el cuál un secretario os sonríe y os dice que el capitán os recibirá en unos momentos.

Mientras avanzabas por los pasillos, una limpiadora que estaba sacando brillo a una vidriera se acerca a dejar su paño en el cubo y en un visto y no visto te pasa un paquete... es grueso, debe tener más de un pergamino, afortunadamente nadie se ha dado cuenta de lo que ha ocurrido...

Avanzando por la calle hacia abajo, Marnan mira a un lado y a otro, aunque, por petición indirecta del clérigo, permanece la mayor parte del tiempo en silencio. Según mira a un lado y a otro, choca contra un hombre que pasaba en dirección contraria.

- Perdondeme, vuestra merced. - dice casi sin detenerse.

Sin embargo, el tiempo que ha pasado en la gran ciudad, no le permite confiarse demasiado. Asi que enseguida se mete las manos en los bolsillos, esperando encontrarse con que le falta algo.

Una vez comprobado que no es así, y con el gesto un poco menos divertido, sigue avanzando hacia la torre.

La Logia de la Sociedad Pathfinder en Almas se encuentra en la Gran Catedral de Aroden; es también vuestro cuartel general y ya lo habéis frecuentado, así que enseguida encontráis el camino al despacho del Capitán.

O más bien a la pequeña antesala anterior...

Sin más distracciones y lo más rápido posible, Anhurmose lleva a Marnan en dirección a la Gran Catedral de Arodén, un enorme y lujoso edificio que sirve de Logia a la Sociedad en la ciudad de Almas.

Nada más entrar un amable secretario os indica el camino al despacho del Capitán; seguís sus indicaciones y llegáis a una antesala...

En una pequeña salita dentro de la Logia de la Sociedad Pathfinder en la ciudad de Almas se dan cita seis curiosos personajes.

Primero entran un fornido humano acompañando a un semielfo de ojos blancos, unos segundos después entran otro semielfo barbudo y una mujer muy joven, casi una adolescente.

Y apenas unos momentos después entran dos humanos, uno calvo y serio y otro guapo y sonriente.

En la sala se miran incómodamente durante unos instantes hasta que el secretario del capitán de la Logia, que está escribiendo en un pequeño escritorio a un lado de la sala se levanta y les dice:

- ¿Están citados por la misión verdad? El capitán les recibirá en unos instantes-

Y entra en el despacho de su superior.

Al entrar en el edificio, Marnan no puede evitar soltar un sonoro:

- ¡Guau! - el eco de su voz resuena por entre los pilares de la magnifica catedral, y el hechicero se lleva ambas manos a la boca, para taparsela, poniendose rojo de la vergüenza y, delatando sus ojos, una sonrisa inocente.

Finalmente el secretario les hace pasar a una extraña antesala. Cuando acceden al interior, hay otras cuatro personas dentro. Marnan mira a Anhurmose unos segundos, y después al resto. El secretario les dice que les atenderán en seguida, y sale en busca del capitán. Al quedarse solos, todos se miran unos a otros en silencio.

No podía ser de otro modo, Marnan da un paso adelante:

- Hola, soy Marnan Carter. Y mi compañero Anhurmose, paciente de alopecia crítica. Poco hablador, hombre de Fe y de extrañas costumbres. Supongo que la misión que nos encomendarán será en grupo. Me alegro de conocerles. - Les tiende la mano, esperando que alguno de ellos de  un paso adelante para estrecharsela.

El semielfo de piel tostada mira fijamente a todos los que tiene alrededor. Tan fijamente que parece que escrutara en el interior de cada uno. Sin embargo la realidad es más prosaica, el precio que paga por ver más allá es una visión considerablemente disminuida.

Bienhallado. Yo soy Klatet-Is, humilde servidor de Nethys, el Ojo que todo lo ve... - tras decir el apelativo de su dios, el semielfo se detiene un segundo como sopesando la ironía.