Partida Rol por web

- ¡Rápido, pasad y buscad algo con lo que parapetar las puertas!.

Yusmy sacó de su bota derecha lo que parecía un juego de ganzúas mientras con una sonrisa explicaba. Ya os dije que mi tía abuela Mayunesk decía grandes consejos, como el de ir siempre preparado.

Stilgur lanza sus cortas piernas a la carrera hacia la puerta.

- ¡Aquí hay una poderosa necromancia! ¡Los caidos se levantan!

El clerigo fue el ultimo en cruzar la puerta, asegurandose que todos sus compañeros habian salido de alli. Pese a que estaba nervioso por el combate, Tyr no podia esconder una amplia sonrisa, como si todo esto fuera lo que llevaba esperando desde hace dias.

Cuando Tyr pasa por las puertas, incluso un momento antes, Aaronvir comienza a cerrar la puerta de su lado. La herida de la cadera le provoca un dolor insoportable, pero el elfo transforma ese dolor en rabia que usa para sacar fuerzas con las que cerrar la puerta.

Apretando los dientes y haciendo un esfuerzo ímprobo, al fin consigue cerrar la puerta. Tras esto, se apoya en la mismaanclando los pies al suelo y las monos sobre la puerta para que ninguno de los zombies pase a la sala en la que se encuentran.

- ¡¡Traed algo ya!!- grita Aaronvir para que sus compañeros se den prisa en parpetar la puerta.

Yusmy cambia la melodía que silba, pasando ahora a la manida Elfa, elfa, asi voce me mata, una balada élfica altamente pegadiza, mientras comienza a manipular la cerradura con los alambres y barritas de metal que saca de una pequeña funda de cuero.

Con todos esos monstrecos poniédose nerviosos y meneando la puerta sin parar, su labor se ve complicada...

Una vez cerrada y atrancada la puerta, me giro hacia los demás sin perder tiempo. Mientra tanto miro a ambos lados, escojo al azar uno y avanzo hacia las puertas del norte.

Bien, si las puertas de salida están cerradas a cal y canto, y aunque me intriga como es eso posible y quien es el responsable de que eso haya ocurrido, habrá que buscar otro lugar por el que salir de aqui, y si eso no es posible, de encontrar al causante de este desastre.

Para empezar, me extraña que una horda de zombis provengan de fuera del recinto, pues es imposible que las calles de la propia ciudad estuvieran abarrotadas y la guardia no tomara medidas. Además, si las puertas están cerradas para salir, también lo están para entrar. Por tanto, eso solo nos deja un lugar de procedencia... Y esto sí que me intriga aún más. Puede que tenga relación con la verdadera razón que nos ha traído a la ópera...

Stilgur y por fin Tyr pasan a través de la puerta y Aaronvir junto con Toshiro cierran cada uno una de las hojas. Yusmi se pone a trastear con la cerradura y escucháis varios clics cuando gira sus ganzúas dentro del ojo de la misma.

Pero no sólo la cerráis, sino que colocáis bastante mobiliario contra ella. Para que no pueda abrirse de ninguna manera, y pronto dais gracias a la previsión que habéis tenido... porque los golpes de los zombies son atronadores y la madera se resquebraja... y aguanta. Los golpes se hacen menos regulares y aunque presentís que hay unos cuantos zombies fuera, por lo menos os han dejado en paz.

Toshiro habla con sabiduría y por un momento os dais cuenta que, sin poder salir ni poder recibir ayuda vuestras posibilidades de salir con vida son escasas, a menos que descubráis lo que realmente está pasando.

Stilgur examina las heridas de Aaronvir, mira a Tyr a su varita como esperando una acción por parte de este.

Yusmy teminó de escuchar el sonido de la cerradura trabandose y se apartó, para que los brutos del grupo se dedicasen a apilar diversos muebles contra la puerta y hacer una barricada.

Cuando vio que Toshiro se dirigía hacia un extremo de la sala, correteó tras él, aprovechando para fijarse mejor en los elaborados labrados en su armadura.

Al darse cuenta que iba a abrir una puerta, se quedó un paso detrás de él, asomando su cabeza por un lateral, expectante a ver qué encontraban...

Ignorando al resto de sus compañeros, Tyr se arrodilla y tumba a Aanrovir, revisando cada una de las heridas. Agarra su varita, coronada con una estrella roja de 5 puntas, y se queda unos instantes escudriñando al elfo. Cuando estabais apunto de hablar para solicitar premura, la vara comienza a brillar  y el clerigo la pasea a unos centimetros de cada una de las heridas.

- Principe de la oscuridad, otorga tu favor a esta criatura. Ha luchado valientemente y ha demostrado su valor. No permitas que los ocho apaguen su ardor guerrero y permitele seguir luchando a mi lado

La plegaria de Tyr Camulos y el canturreo incesante parece tener efecto, aunque no termina de sanar todas las heridas, si se recupera bastante.

Cuando termina de ayudar al explorador, se levanta asiendo su maza con firmeza y escudriñando donde y que andan haciendo el resto.

Tyr tumba a Aaronvir en uno de los bancos y ambos clérigos se dedican a observar las heridas del elfo... que se revuelve un poco al ver solo dos enormes barbas encima de él y una extraña varita que le roza... haciendo que las heridas se le cierren en su mayor parte.

Por su parte Toshiro y Yusmi abren la puerta para encontrarse con una escena no demasiado agradable, en un gran hall de paredes de granito y con sólo una alfombra verde entre las columnas pueden ver a diez o doce nobles asistentes tratando de abrir la puerta que lleva al exterior sin lograrlo. ¡Pero detrás de ellos se encuentra una mujer que guía a dos zombies para que devoren a los pobres incautos! Los nobles se revuelven y uno de ellos grita... -¡Soy Magistros Sebastus Hustavan, la persona más importante de éste grupo! ¡Debéis protegedme! ¡Dad vuestras vidas por mí!-comenta mientras empuja a los otros hacia los zombies...

La mujer, que tiene todavía puestas las vestiduras de uno de los extras del escenario sobre una armadura más real y que porta un escudo grita: -¡Por el Padre Siniestro! ¡Por Fel Bustrani! ¡Comed y multiplicaos!

La mujer se da cuenta enseguida de que alguien abre la puerta y hace que se muevan los zombies hacia los pathfinders.

-¡Por la gloria de Zyphus y Fel Bustrani! ¡Matad a los recién llegados!

Los zombies obedecen pero lentamente...

El elfo se tumbó como Tyr le dijo sobre un banco. El humano se situa a su lado y comenzó a salmodiar. Al instante llegó Stilgur e hizo lo propio cada cual llamando a su propio Dios. Pero esto a Aaronvir le traía sin cuidado, solo veía a dos varones barbudos haciendo gestos sobre su cuerpo. Apretando la mandíbula y cerrando los ojos, se concentró an algo bonito, algo relajante que le olvidara aquella escena. Su mente vagó hasta el bosque de la luna oscura, al momento en el que Syntira, Reina Ninfa, le otorgó un beso inmaculado, puro, perfecto.

Al momento, coincidiendo con la curación, Aaronvir se sintió mucho mejor. Las heridas cicatrizaron y desaparecieron como por arte de magia. Aun así, la zona del golpe la tenía dolorida y un tremendo moratón marcaba la zona del impacto.

Recuperado de sus heridas y sin querer perder más tiempo (y más viendo lo que le rodeaba), el elfo se levantó, cogió sus armas y dijo.- Muchas gracias Tyr; y muchas gracias Stilgur, no sé que haría sin vosotros.

Sonriente por el recuerdo y porque se sentía mucho mejor, se acercó a ver lo que habían descubierto Yusmy y Toshiro. Cuando estaba detrás de estos escuchó la voz de uno de los nobles que aun seguían vivos. Al mirar mejor vió que les perseguía un par de zombies y una mujer que les dirigía, apelando a uno de los dioses malignos.

Miro hacia la mujer que dirije a aquellos engendros, y una media sonrisa, fina y casi inapreciable, aparece en mi cara. Con gran determinación, avanzo medio agachado para mejorar mi equilibrio mientras camino por el suelo. Al llegar a ella finto un golpe de través a la altura del estómago pero en el último momento un giro de muñeca hace que suba hacia el hombro, cortando armadura y carne en el proceso.