Partida Rol por web

- Yo soy Segis y él es Mundo, por eso la gente nos llama Segismundo. Es mi sombra. ¿Qué es un Pim?- preguntó con sus susurros mientras señala a la cosa. - ¿Qué come? ¿Se puede hacer grande? ¿Para que sirve? ¿Tiene oídos? ¿Puede hablar?...

Su curiosidad no conocía límite y ahora que había dado alguna información la quería de vuelta. 

¡Una sombra! Eli estaba emocianada. De hecho, se le acababa de dibujar esa media sonrisa en la cara que Safira solía relacionar con la frase: "No, Eli, creo que eso es mala idea". Pero como estaban en una fiesta de cumpleaños, era mejor no tocar nada, por si acaso salía mal (que solía pasarle). 

- Esto es Pim - digo señalando a la palma de Safira, donde Pim ronroneaba alegremente panza arriba -. Es una quimera metamórfica. Se llama Pim porque... bueno, es el ruido que más hace cuando se cae al suelo convertido en algo... - admite -. Y le gusta comer tuercas, cosas de plástico,... En general materiales sobrantes. ¿Qué es lo que hace Mundo? 

- ¡Qué guay! Parece una gelatina de fresa.- El niño sluagh se relamió.- No te puedo decir lo que hace mi sombra, es un secreto. Además, si lo digo en alto, lo hace, y eso no estaría bien en medio de una fiesta. Como es una sombra está hueco. No tiene nada en la sesera.- Al infantil Sluagh dificilmente se le escapaba algo de su atención.- ¿Por qué sonríes? ¿Se te ha ocurrido algo divertido para hacer? Aquí no hay juegos ni nada.

- ¡Eh, ni se te ocurra! Pim no se come - dijo mientras le señalaba con el dedo -. Además, seguro que se asustaría y se convertiría en algo... - añadió después -. Pero se me ocurren cosas que hacer en una fiesta. Seguro que puedo hacer una piñata. ¿Queréis? 

Por la seguridad de todos y por lo que acababa de escuchar decir a Segis, mejor dejar pasar el tema de la sombra. 

Safira no dijo ni una palabra durante el intercambio entre Eli y Segismundo, ocupada como estaba cubriendo de mimos a la quimera. La niña sonreía y levantaba la mirada de vez en cuando para seguir la conversación, pero no parecía muy atenta. Cuando Eli mencionó la piñata detuvo las caricias un instante para intervenir.

-Trini trajo un montón de dulces -observó la eshu, y señaló un extraño artefacto de madera y plástico transparente que había en la pila de regalos-. Están en ese tronco de ahí. Pero no los cogáis -advirtió-, que son de Cortapanes.

- Bah, no necesitamos cogerle los dulces a Cortapanes, podemos meter las chuches que hay por la mesa - dijo Eli mientras observaba la habitación analizando lo que necesitaba para llevar a cabo su plan -. Puedo hacer además que estalle en colores, ¡fijo que puedo! - afirmó completamente convencida. 

Y pobre del incauto que lo pusiera en duda. 

El sluagh miró a la Eshu, buscando su aprobación para el plan de la Nocker. Todo el mundo sabía que nada salía como querían, la piñata podía terminar recogiendo caramelos en vez de soltarlos o ser ella la que golpease a la gente. Por lo que que había oído Segis,  los cacharros de Eli, tendían a funcionar al revés. Pero era lo más divertido que tenía para hacer y siendo el más pequeño de los tres, siempre podría lavarse las manos al respecto.

-¿Qué necesitas? Da igual quien lo tenga o donde esté, te lo puedo traer.- El pillastre susurró como siempre al oído de la futura artesana mientras se descoyuntaba y recolocaba los huesos de las manos y los dedos.

Raquel se resistió un momento a los tirones de Candela para recoger el bolso e intercambiar una última sonrisa con el chico con el que andaba coqueteando. Encontraron un hueco en un banco en un rincón.

-Ay, hija, tranquila. ¿Quién es ese niño? Qué asco.

Eli esperó a que Safira le dijera que no. Pero como la niña simplemente se encogió de hombros y siguió jugando con Pim, Eli se lo tomó como un "vale". 

- A ver... - empezó ésta -. Necesito, necesito... Una caja de cartón, papeles de colores, que podemos usar los de los paquetes abiertos, lazos... Y chuches, por supuesto. Lo demás lo tengo yo en mi mochila. Necesito algo para cortar también.  - añadió justo entonces, sus tijeras buenas estaban en casa. Aquí sólo tenía las de puntas redondas -. Si encuentras más cosas quiméricas chulas, traelas también. Seguro que se pueden usar. 

Mientras tanto, se levantó de la silla y fue en busca de su mochila. Necesitaba hacer un plano, pero tenía bastante claro cómo quería que quedara. ¡Tendría forma de dragón!

- Además, has dicho antes que Cortapanes es tu padre adoptivo, ¿no? Igual si se lo pides te da caramelos. 

-Jajajaja, no es mi padre adoptivo de verdad. Si no, no dormiría en la orfandad, pero es la persona que más me cuida. Algún día tendrá hijos con Cesi y será un buen padre Gruñon que contará a sus descendientes historias de batallas épicas. Además es muy generoso, cualquiera podría pedirle las gominolas y él se las daría.- El muchacho oscuro torció el gesto "papeles de colores, que cosa tan fea, cosa de niñas, supongo. Con lo que molaría un loquesea negro."- Vale, no tardaré mucho. ¿De que tamaño quieres la caja? Me respondes cuando vuelva.

Lo más difícil iba a ser conseguir la caja, pero por el momento se dedicó a coger los envoltorios de los paquetes abiertos y volver a la mesa base. Por el camino cogía un caramelo de por aquí y una golosina de por allá. Sus dedos eran rápidos como aves de rapiña, cogiendo lo que le interesaba sin dejar un rastro de que ahí antes, había algo.

- ¿La caja? - contesta Eli mientras saca su estuche y observa la punta del lápiz -. Depende de la cantidad de chuches que queráis meter dentro. Mira a ver cuáles podemos coger, y me quedo con la mejor. 

Dicho ésto, comenzó a dibujar los planos de lo que quería fabricar. Abrió el cuaderno de matemáticas por el final y se puso manos a la obra. Torció el morro un par de veces, y borró varias líneas antes de observar el resultado. A ella personalmente, no le gustaba. Opinaba que la cabeza era demasiado grande. Pero lo iba a dejar pasar porque solo era un borrador mal hecho. Además, tenían que entrar las chuches. 

- Bueno, este es el boceto, ¿qué os parece?

Cuando giró el dibujo, todos pudieron ver el dragón trazado a lápiz. 

Mientras buscaba materiales para hacer la piñata Segismundo pasó cerca de la mesa donde estaban el Conde, su Canciller y su caballero.

-Estaba fuera el niño asqueroso ese -decía Seve, sentado en el regazo de Lord Marcel.

-¿Segismundo? -preguntó Blanca-. Ugh. Cualquier día de estos le doy un pisotón y hago como que no le he visto.

-¿Te ha dicho algo? Ay, pesas -se quejó Lord Marcel.

-Yo qué sé, si no se le oye -respondió Seve mientras se trasladaba a una silla.

-Bueno, es sólo un niño. Ya aprenderá cuando hay que cerrar la boca -dijo el sidhe.

Blanca soltó una risa ronca y cambiaron de tema. Se pusieron a hablar de platos españoles y franceses, con Blanca y Seve como firmes defensores de la comida patria y Lord Marcel en el bando contrario.

Roque estaba sentado con la Meneos y con Lady Remedios. Ni siquiera sus finos sentidos le permitían distinguir la débil voz de la sluagh.

-Qué horror, hijo -decía Remedios con espanto-. ¿Y no saben quién ha sido?

-Creen que han sido redcaps, por eso de que ha aparecido cosido a mordiscos -respondió Roque.

La Meneos dijo algo al oído de Lady Remedios.

-Ya, hija, ya, pero por mucho troll que fuera... En fin, qué espanto. No sé quién podría hacer algo así.

-No se, el hijo de algún desgraciado.

Candela bajó la voz y miró a Raquel con los brazos cruzados.

-¿Y ese chico quién es? No me habías dicho nada de que le tenías echado el ojo a alguien.

La kinain se encogió de hombros y su mirada pasó de Candela a una mesa en la lejanía.

-No sé. No habíamos hablado todavía, estaba esperando a ver si se acercaba. ¿Crees que debería ir a hablar con él? Parece muy majo.

Si su semblante faérico ya era de por si blanco, cuando volvió del primer viaje con chucherías y papeles de envolver regalos, estaba aún peor.

-Toma...- "¿Quién sería la víctima? ¿Por qué? ¿Irían detrás de todos los Trolls?"-... ahora te traigo la caja, aunque se me han quitado las ganas de jugar.- durante un momento apreció el dibujo en lápices de colores.- Muy chulo ¿Puedes hacer que escupa fuego de verdad? o bueno, quimérico al menos.

Eli cogió las chuches mientras observaba al niño. Estaba raro, hasta para ser Sluagh. 

- ¿Por qué no quieres jugar? - preguntó dudosa -. ¿Te han regañado por los caramelos? 

Paso las manos por el dibujo y se rascó la barbilla. 

- Puedo ponerle fuego de mentira, pero no quiero quemar nada. Oye, podemos jugar con las peonzas también. Safira me ha dicho que la has estado enseñando. ¿Qué opinas, Safira?

La verdad es que podía acabar la piñata en casa para la próxima fiesta. 

Safira dejó de acariciar a Pim. Le devolvió a Eli la quimera y se encogió de hombros.

-Como queráis. A mí viene mi madre a buscarme enseguida.

Negando con la cabeza haciendo que su cuello girase un poco más de lo humanamente posible comentó.

-No sé si contároslo, no sé como de valientes sois. Creo que no estáis preparadas para saber lo que he escuchado. Tenéis lo que tarde en conseguir la caja para pensároslo, pero... ¿Queréis ser verdaderas aventureras?

El pequeño Sluagh, se despidió con estas palabras, camino al almacén donde creía que encontraría cajas de cartón olvidadas o al menos vacías de la reciente fiesta que aún estaban celebrando. 

Eli metió a Pim en el bolsillo y puso los brazos en jarras. 

- ¿Me estás llamando cobarde? ¡Pues eso es mentira! Además soy mayor que tú, ¡y me acuerdo de cosas de antes! - para esos eran argumentos más que suficiente.

De todas formas, ella tenía pensado quedarse hasta que su tía le dijera lo contrario. No podía volver sin los deberes sin corregir. Así que, ya que parecía que jugar no iban a jugar, lo de aventuras no pintaba tan mal. 

- Pero... ¿terminamos la piñata antes?

Como veía que él se alejaba, echo a caminar detrás de él hacia el almacén. 

- ¡Eh! ¿Me estás escuchando?