Partida Rol por web

Lo que insinuaban las palabras de Whalen Crogall no gustaron ni sentaron demasiado bien a la Iris Dannett, que se volvió hecha un basilisco hacía el joven heredero Crogall e incluso llegó a dar dos pasos hacía él antes de contenerse y señalarlo con un dedo acusador.

-¡No os consiento esas palabras, Whalen Crogall! Además de asesino cobarde y rastrero, ¿pretendéis acusarme a mí? ¿A mí? Si he salido de mi anonimato ha sido para vengar la muerte injusta y vil de mi hermano. ¡Y demostrar que lo que se dice sobre vuestra casa es cierto!

El Rey tuvo que contener a la dama e instarla a que guardara la calma, e Iris Dannett así lo hizo. Cruzándose de brazos y lanzando miradas furibundas hacía Whalen. Cuando lady Varya intervino la joven escuchó atentamente y soltó una carcajada irónica tras sus palabras.

-¡Ja! Parece que son expertos en venenos. -Sin embargo no dijo nada más sobre quién estaba detrás de la información que conocía.

El Rey se mostró irritado con las continuas interrupciones de Iris y el tono que utilizaba. Suspiró y volvió a insistir en que guardara silencio mientras los Crogall intervenían.

-Lady Iris, otra salida de tono semejante y os juro que os hago encerrar un mes en los calabozos. - Le advirtió el Rey.

Robert Baratheon miró a lady Varya y escuchó atentamente su requerimiento, asintió con la cabeza mostrando su conformidad con que Iris Dannett debía dar a conocer quién le había advertido de todo aquello si quería que unas acusaciones tan graves fueran tenidas en cuenta. Pero antes que todo eso, alzo una mano para pedir que aguardaran un momento y clavó su mirada de nuevo en Whalen Crogall.

-No habéis contestado a ninguna de mis preguntas. Las cuales eran bien sencillas. En primer lugar, entiendo que reconocéis que esa daga llegó a vuestro poder, requiero que me la entreguéis de inmediato. Y por otro lado, ¿le confesasteis a Edan Ward y el resto del séquito Dannett el asesinato de los hijos de Lord Claviger cuando, dicho sea de paso, viajaban bajo mi estandarte como emisarios reales?

Las bravuconadas de Iris, y su ira, solo la hacían más culpable de sus actos, a sus ojos. Por desgracia, después habló el rey y sintió como si el suelo desapareciera bajo sus pies. Tragó saliva antes de contestar.

Majestad... No poseo esa daga. Y no sé donde se encuentra. Le dijo,cosa que era cierta. Debería tenerla Roshar, pero en el banquete no se la encontraron encima. Con la vista buscó a sus familiares, para que acudieran a su rescate, pero la segunda pregunta llegó. mucho más espinosa que la anterior.

Sobre los Claviger, Majestad, no dije nada que no expresara lord Crogall la noche del banquete. Respondió. Intentaba evitar las respuestas directas, como le había enseñado Nicholas en sus clases de retórica, aunque era complicado hacerlo bajo la adusta mirada del Rey.

Intentó reconducir la conversación lejos del asunto Claviger.

Mi señor... Majestad. Estamos siendo víctimas de un complot. Primero ponen a lord Dannett tan furioso, con el asunto de los campesinos, como para exponerse en un juicio por combate, pero para asegurarse su muerte, lo envenenan. Nos ponen a nosotros un arma con restos del veneno utilizado, pero como investigó nuestro maestre, el veneno ha de ser administrado varios días, algo que solo pudo hacer alguien cercano al lord. Acudí al campamento Dannet aquella noche para informar del veneno que aquejaba al lord, para ganar tiempo e intentar que se salvara. Los menos interesados en su muerte éramos nosotros. Que aparezca la hermana después de la muerte de él, y no cuando agonizaba, hace pensar más en un plan maquiavél... Pero no se atrevió a seguir. El Rey le había preguntado por cosas muy concretas, y no quería atraer la furia real sobre él. Así que calló, a la espera de las órdenes del Rey.

Lady Varya inclinó la cabeza cuando acabó de hablar dando las gracias a sus majestades por haberla escuchado, ella no había sido interpelada, para ellos la señora de la casa sólo era un bonito adorno colgado del brazo del hombre más cercano, por lo que se posicionó al lado de su esposo, bajó la mirada y sutilmente rozó con su mano el brazo de él.

No sabía qué le pasaba a Evan para haberse quedado callado, él era quien tenía que responder ante el rey y ahora quedaba mudo... La dama miró al lord por entre sus pestañas bajadas, el corazón se le aceleró con el pensamiento de un posible envenenamiento, aunque su mente racional le decía que eso no era bueno para los planes de quien había orquestado todo aquello, había una vocecita que no paraba de repetir que los Ward querían sangre y dolor.

Evan miró a Lady Varya, y había tristeza y derrota en sus ojos verdes. 

-Alguien nos hizo llegar aquella daga, confirmó Lord Evan. -Y cuando el joven Dannett cayó, supimos que ese alguien quiso acabar con los Crogall. Acto seguido acudimos a ayudar a los Dannett, nos pusimos en marcha con nuestro Maestre Nicholas... Hicimos todo lo que había en nuestra mano...

Evan Crogall meneó la cabeza, lamentando el fatal desenlace. -La daga era nuestra única pista para desenmascarar al enemigo invisible, y al mismo tiempo era una prueba en nuestra contra. Pero como bien dicen mi esposa y mi hijo, según nos confirmó el Maestro Nicholas, el propio veneno presente en la daga es una prueba, pero de nuestra inocencia ya que no pudimos haberlo suministrado tal y como exige aquel veneno. 

Hizo una pausa para permitir que sus palabras fuesen escuchadas por todos. Al mismo tiempo, intentó comprender qué podía haber motivado a Whalen confesar a los Dannett un asesinato... 

-En cuanto al lamentable suceso con los hijos de Lord Claviger, desconozco qué dijo Whalen a lo Dannett, o qué entendieron los Dannett. No estuve presente, no sé qué palabras se dijeron, pero parece que hubo tensión y discusiones. De aquel suceso, tendré que dar mi versión como ya hice el otro día, y que los Siete juzguen la verdad. 

Robert Baratheon se mesó la barba pensativo mientras fruncía el ceño, sacudió la cabeza como si no terminara de tener claro todo aquello. Después se giró hacía su derecha, allí, en una mesa de honor cercana a la suya se encontraban los miembros del Consejo, entre los que permanecía sentado y atento a todo un hombre de avanzada edad, canosa barba, apenas pelo y rostro bondadoso, que observaba la escena con ojos legañosos y somnolientos. Lucía una cadena con gran cantidad de eslabones, muchos más de los que le habían visto a cualquier maestre antes, y de muy diversos metales.

-Gran Maestre, - dijo el Rey, - ¿es cierto que el veneno del que hablan actúa de la manera que dicen?

A Robert no le quedaba muy claro el tema de la daga, que no la hubieran entregado de inmediato a las autoridades ya era sospechoso, pero que además se hubieran desecho de ella cuando según decía el propio Lord Crogall era la única prueba de su inocencia resultaba desconcertante. La daga podría ser la clave de todo.

El anciano parpadeó como si despertara de una somnolencia de varios años, se mesó la barba como si aquello le otorgara un aura de sabiduría y después abrió su boca pequeña para intervenir.

-En efecto, así es. Las Lágrimas de Lys pueden causar los síntomas que presentaba el joven Dannett antes de hacerle caer muerto uno o dos días después. Es un veneno que actúa lentamente, pero que sin duda es letal como ningún otro. Debilita el estómago y las tripas de la víctima, y luego lo debilita consumiendo al enfermo hasta su muerte. Muy difícil de detectar, ya que puede confundirse con una enfermedad. Puede que hijo de Lord Dannett luchara contra Whalen Crogall estando ya debilitado por el veneno, y que fuera esto y no el golpe que le dio Whalen lo que le hizo perder la justa y no levantarse de nuevo.

El Gran Maestre alzó su copa con mano temblorosa, le dio un lento trago y después alzó un huesudo dedo antes de volver a hablar.

-Sin embargo, no es cierto lo que dice sobre el modo de aplicación del veneno. Sólo hace falta una única dosis para causar los más terribles efectos. - Esas últimas palabras provocaron que el Rey se girara de nuevo hacia los Crogall con cara de enfado. No le había gustado que intentaran mentirle, fueran conscientes de ello o no.

De pronto, alguien más tomó partido en aquella discusión. De entre las diferentes personalidades que se habían congregado alrededor de Iris Dannett, los Crogall y del Trono, ya más como público que como invitados al baile, surgió Orten Lugus dando un par de pasos para colocarse junto a Iris.

-Majestad. - Orten no se acobardó ante la severa mirada del Rey y no apartó los ojos de ella, sin embargo mantuvo un aire de humildad ante Robert Baratheon. El Rey, irritado por una nueva interrupción le preguntó qué era lo que quería. -Habiendo escuchado estas terribles acusaciones creo que debo hablar. - Orten miró a los Crogall, parecía dolido, incluso decepcionado hasta cierto punto. -Como bien sabéis, el prometido de mi hermana, Langley Woods, falleció después de la contienda en lo que se creyó un desgraciado accidente. Todos sabíamos que el pobre Langley no era muy ducho en el arte de la guerra pero se empeñaba en demostrar lo que no era, y en un primer momento atribuimos su desdicha a su falta de pericia. Un golpe mal dado, podría decirse. Langley era algo... delicado. No obstante, he de deciros que en sus últimas horas, ser Langley padeció la misma enfermedad que ha descrito primero lady Iris y después el Gran Maestre Pycelle. - Marita Lugus rompió a llorar en ese momento de manera desconsolada interrumpiendo las palabras de su hermano, hasta el punto de que varios hombres de la casa Lugus tuvieron que acompañarla fuera. Ser Naton Lugus, que hasta entonces había permanecido boquiabierto sin saber de qué iba todo aquello, al ver el estado de su hermana clavó una mirada furibunda en los Crogall. Orten, suspiró y después pareció sacar fuerzas para sobreponerse a sus pensamientos y tener el valor suficiente para continuar. -Yo también he visto la daga de la que se habla, fue entregada a manos de Whalen por el hombre de confianza de Lord Crogall, ser Roshar Blackfist. No le di mucha importancia en su momento, pero hubo algo que me pareció sospechoso entonces, y que ahora, tras todos estos descubrimientos que salen a la luz, me queda claro: fue una entrega clandestina, sin duda ellos sabían que el veneno estaba allí desde el comienzo. No lo sé... puede que ellos lo compraran. - Orten miró con pena hacía Whalen. -Durante estos días me he asociado con ellos, incluso les acompañé a dar caza a ese forajido favorable a los Targaryen que les había estado persiguiendo. Me creí que ese tal Caballero Zorro, como así se hacía llamar el susodicho, era la mano que estaba tras los males de los que se les acusaba. Y, no me da vergüenza reconocerlo, pensaba que todo lo que se decía de ellos eran falacias sin fundamento, pero... por mucha amistad y afecto que sienta hacia ellos es mi obligación contar la verdad para que se haga justicia. He sido testigo de que ser Roshar Blackfist, por orden de los demás Crogall, acudía a los bajos fondos de la ciudad. No sé que haría allí, pero conseguir un veneno como este del que se habla no me parece una idea descabellada. Me niego a creer que sean culpables, Majestad, incluso me visteis aquí mismo el otro día defendiendo su inocencia, pero no puedo negar las cada vez más abundantes evidencias que los señalan como culpables.

Las palabras de Orten habían causado un gran revuelo entre los demás invitados. No sólo añadían una nueva victima a la lista de acusaciones que los Crogall iban aumentando, sino que además, volvía en contra a alguien quien con anterioridad les había defendido en aquel mismo salón.

Aquel era el interruptor que faltaba. El resorte de la ballesta que llevaba puntándoles días. Era muy necio por parte de Orten mostarse allí de aquella manera, y con argumentos tan endebles. Por otra parte, su intervención le daba motivos para incriminarle. ya no lo dudaba. Orten era el jugador oculto. Los Lugus tenían un papel en aquella conjura.

Las palabras de Orten Lugus demuestran muchas cosas. Saltó Whalen, sin pensar. Si me lo permitís elaborar en un minuto, Majestad. No le había pasado desapercibida la reacción sobre el veneno. Ante todo, Majestad, nuestras disculpas si desconocemos los entresijos de ese odioso veneno. Somos una casa honesta que nunca hemos hecho uso de venenos, pues bastantes quebraderos de cabeza tenemos con administrar nuestro feudo como para buscarnos más problemas... Esperaba encontrar algo de empatía al citar los problemas cortesanos, al ver al Rey con los apuros que sentía en esas circunstancias. Sobre las acusacions vertidas por Orten Lugus, ese hecho demuestra nuestra inocencia. No íbamos a mostrar una daga con veneno a nadie, y menos todavía si, de acuerdo con lo que dice Orten, el joven Langley, marido de Marita, iba a ser envenenado por esa ponzoña.

Sobre el relato del rebelde Targayen, mi señor, es bastante elocuente. Ese Archay Clayton, estuvo detrás de todo el asunto de la matanza de campesinos Dannett. Así lo supimos por un superviviente mercenario que atrapamos, para que testificara a favor de nuestra inocencia, pero fue asesinado de camino aquí, por orden del caballero Zorro. Es conocido el vínculo del patriarca Lugus con Archay Clayton, un rebelde a su majestad que vivía como ladrón en los bosques. Así mismo lo confesó Orten, y se ofreció para acompañarnos y mediar con él en caso necesario. El cebo para que saliera iba a ser ser Joris, un viejo enemigo jurado del caballero Zorro que había recibido un desafío. Pero todo era un artificio.

Desde luego le iba a llevar mas de un minuto, pero daba igual. Debía continuar.

Apareció Archay, pero no por la presencia de Joris, a quien no reconocio de nada, sino por la presencia de Orten. Le conocía. Había hecho tratos con él. Había sido el encargado de la matanza de campesinos. Es él el que había enviado un desafio falso a ser Joris, conociendo su pendencia con Archay. Jamás lo habría hecho alguien que ni reconoció a Joris al verlo.

Orten había arreglado aquel encuentro para acabar con el único eslabón que lo podía unir con el asunto de los campesinos. Acabar con ese rebelde a la autoridad Real que había usado para sus oscuros propósitos.

Le costaba hablar, lo hacía mirando al suelo, al público, y hacia el Rey, pero no más arriba de sus pies, pues su mirada de fieros ojos porcinos era tremendamente intimidante.

Y así lo hizo. Tras una fiera lucha en la que perdimos a nuestro maestre de armas, conseguimos capturar con vida al traidor. El verdugo le iba a sacar todos los secretos, y eso, Orten no lo podía permitir. Alguién le liberó, el mismo que justo después lo mató, para acallar su testimonio. Orten Lugus. Consiguió clavarle la daga pues confiaba en él, no esperaba que fuera una amenaza después de liberarlo. Mientras se abalanzaba sobre mí con un cuchillo que ndie sabe de donde sacó, Orten lo mató. En ninguna otra circunstancia habría podido con ese rebelde bregado en el uso de las armas.

Hizo una pausa, dio una vuelta corta, con la mirada clavada al suelo. Fue una pausa corta, para evitar que el Rey le mandara callar.

¿Con qué propósito? Solo los Siete lo saben con certeza, pero algo se puede suponer. Adam Dannett ha muerto y aparece la hermana, después de largo tiempo desaparecida. La muerte de Langley Woods ahora citada en esta sala, seguro que también tiene un papel en esta conjura. Sólo los próximos enlaces de Iris Dannet y Marita Lugus podrían darnos más pistas.

¿Qué hemos ganado nosotros con todo esto? ¿Para qué tanto esfuerzo y tanto peligro? No tiene sentido alguno dar crédito a todo lo que se dice de nosotros. Sí, tenemos mala relación con los Dannett, pero no mayor de la que tienen muchos de los nobles que comparten fronteras. No. No teníamos razón alguna para toda la inquina que se ha mostrado en esta sala, y menos sin sacar nada a cambio. En cambio, si se miran las razones de Iris Dannett y Orten Lugus, entones sí se ve con claridad que nos han incriminado e inculpado de muchos crímenes para, con toda seguridad, despojarnos de nuestras tierras y reclamarlas como reparación. Como compensación de una ruina que ellos han provocado para ganar un feudo que no les correspondía por Derecho y Ley. Una noble que huye de sus deberes conyugales y se refugia ejerciendo la prostitución y un noble que se codea con ladrones traidores al Rey. Esos son los testimonios aquí presentados.

Jadeaba por el esfuerzo. A medida que había ido hablando se había ido encendiendo y ahora su rostro estaba rojo de ira, y a pesar que su voz se habia ido elevando d etono, no había llegado a gritar, usando los pequeños trucos de oratoria que le había enseñado Nicholas. 

La dama asistió muda e impertérrita a la perorata del Lugus, pero por dentro era un hervidero, no sabía cómo acabaría aquello para su familia pero se juró que los que estaban tratando de hundirlos acabarían en compañía del Desconocido más pronto que tarde.

La intervención de Whalen hizo que se centrase en sus palabras y dejase momentáneamente a un lado sus planes de futuro.

Conforme el joven avanzó en su relato la señora de la casa fue asintiendo interiormente, tenía razón en lo que exponía y dada su posición ella no quiso añadir nada más. O se los juzgaba por muy tontos, o debían admitir que, aunque su presunta participación no hubiese salido a la luz y no estuviesen siendo acusados, ellos no se beneficiaban en nada de las muertes del heredero Dannett y del prometido de la chica Lugus. Y todo buen estratega sabía que sin beneficio no hay que moverse.

Varya puso su mejor cara de apoyo a lo dicho por su hijastro y miró a los reyes y a los miembros del consejo, entre ellos seguro que había buenos estrategas, dependiendo de sus movimientos se sabría si aquella conjura se quedaba en las ínflulas de poder de unos jovenes o llegaba más arriba, hasta las altas esferas donde poco más podrían hacer.

Las palabras de Whalen provocaron que Orten se mostrara, en un primer momento, sorprendido por las acusaciones que se vertían contra él, y luego incluso dolido por como Whalen le señalaba como el culpable de todo aquello. Finalmente, cuando Whalen concluyó con su exposición, Orten Lugus negó con la cabeza mostrando que aquellas acusaciones le habían ofendido.

-Niego todo eso rotundamente. - Dijo con vehemencia. - Os salvé la vida, Whalen Crogall, ¿y así es como lo pagáis? ¿Tratando de arrastrarme al infierno con vos? Y ahora también acusáis a Lady Dannett que ha perdido a su hermano en esta tragedia vuestra. ¿Es que acaso diríais cualquier cosa para salvar la vida? - Negando con la cabeza, Orten cerró los ojos y un rictus de contención refrenó sus labios.

La joven dama también se mostró ofendida por las alusiones que Whalen había hecho al nombrarla, y aún a riesgo de desatar la ira del Rey contra ella una vez más se giró hacía Whalen y lo miró con los ojos inyectados en sangre y un odio que el joven Crogall jamás había visto antes dirigirse hacía su persona.

-¡Lo único que yo quiero es que paguéis por asesinar a mi hermano! ¡Me dan igual vuestras sucias tierras llenas de pantanos y ponzoña! ¡No las quiero, ni las querré! Podéis ahogaros en vuestros lodazales y permanecer allí de por vida si así pagáis por la muerte de Adham. - Dijo con rabia, escupiendo bilis. -Si hubiera querido tener poder y riquezas me hubiera casado con Ruber Piper y podría compraros vuestro asqueroso trozo de tierra cien veces. Sí, tuve que prostituirme para ganarme la vida, pero vuestras acciones tienen mayor bajeza que las mías.

La dama señaló con el dedo a Whalen, le apuntaba directamente a él, a lo más hondo de su corazón.

- Las riñas entre nuestras casas han tenido sus más y sus menos, vos lo sabéis tan bien como yo. Ambas casas hemos cometido agravios contra la otra, pero los vuestros cruzaron la línea masacrando a los campesinos de Marshbury. Lo que no esperabais era que mi hermano descubriera vuestro rastrero ataque y os expusiera ante el Rey. Ganar el juicio por combate envenenándolo para libraros de vuestro castigo y silenciar el asunto, eso fue lo que ganasteis. Vos, Whalen Crogall, sois la puta aquí.

Resultaba extremadamente complicado ver la verdad entre tanta mentira y engaño. Las palabras de Orten Lugus, cambiando de bando en el momento más oportuno, fueron un golpe duro. La réplica de Whalen, sí, de Whalen, había sido elocuente y contundente. Tal vez era la verdad, o una verdad, o parte de una verdad. Pero al momento Orten y Lady Iris intervinieron, con vehemencia y rabia.

-¿Cómo podéis estar tan seguros de que lo de los campesinos de Marshbury fue cosa de los Crogall?, preguntó Lord Evan. No iba dirigida a nadie en particular, pero a quien miraba era a Iris Dannett. -Todo esto empezó con aquel ataque que calificáis de rastrero. Más que rastrero fue una chapuza. De haber querido hacer tal atrocidad, desde luego los Crogall no habrían dejado escudos de armas como prueba.

Negó con la cabeza ante lo absurdo de todo aquello. -Lo que hicimos, lo que hice yo, fue defenderme de una acusación falsa. Eso nos llevó al juicio por combate. Nada tuvimos que ver con el envenenamiento de Adham, creo que nadie puede dudarlo ya a estas alturas. Pero su muerte añadió otra acusación falsa más contra mi Casa, justo cuando la ley nos había dado la razón sobre los lamentables sucesos de Marshbury.

No estaba de más recordar que habían ganado el juicio por combate, y por lo tanto eran inocentes de aquella acusación.

Entonces Lord Evan se giró hacia Orten Lugus. -No sé si estás detrás de esta conspiración contra los Crogall, o simplemente te utilizan otros. Me da igual sinceramente. No me parecías de fiar cuando nos defendiste en público, pero en aquel momento pocos estaban de nuestro lado aquí en Desembarco del Rey. No sé qué pretendes ganar con esto, pero sí veo que las palabras de mi hijo te han puesto nervioso. Y eso me hace pensar que igual no va mal encaminado en sus sospechas hacia tu persona.

Orten se mostró ofendido con las palabras que Lord Crogall le había dirigido a su persona, pero fue lady Iris Dannett quien se adelantó a responder en esta ocasión.

-¡Ganasteis el juicio por combate porque envenenasteis a mi hermano! ¿Cómo podéis decir que la ley se puso de vuestro lado? No fue un juicio justo. Aunque lograra creer que vosotros sois inocentes en esta trama, no ganasteis porque los dioses estuvieran de vuestro lado, sino porque Adham estaba muy enfermo a esas alturas.

Aquellas palabras de la joven dama ganaron buena aceptación entre la audiencia, incluso el pequeño sector que aún mantenía su fe en la inocencia de la casa Crogall asintió admitiendo que a la dama no le faltaba razón.

Ver que las palabras de Iris ganaban crédito le hizo ver que aquello no iba bien, a pesar que su madrastra y su padre habían dado buenos argumentos contra de aquella acusación.

El gran maestre Pycelle ha confirmado que el veneno debió de administrarse unos días antes a lord Dannett. Y el propio Orten, a pesar de acusarnos sin pruebas, sí que ha confirmado cuando nos fue entregada la daga. ¿Cómo pudimos envenenar a nadie antes de recibir esa daga? Nos faltaba la oportunidad. Y como muy bien ha indicado el lord, el ataque a los campesinos no tenía sentido alguno. Y más dejando un escudo con nuestra bandera. Es algo tan burdo y absurdo que cuesta que alguien se lo crea. Esa argucia tan chapucera solo sirve para justificar el envenenamiento del lord, que es el objetivo detrás de todo eso. Justificar que los Crogall quisieran envenenar a Adham Dannett. Nuestra casa no tuvo ni oportunidad ni razón para envenenar al lord Dannett.

Mira a Iris, que con tanta furia le ha atacado. La mira tranquilo, pues no tiene nada personal contra ella, sino que la ve como una verdadera culpable. A sus ojos, su situación y su oportunismo la hacen culpable, y Nicholas siempre le ha dicho que perder los estribos te hace perder crédito si tu interlocutor mantiene la calma.

El plan, por otra parte, es muy astuto. Un juicio por combate cuando ya está envenenado. ¿Quién le propuso esa idea al lord? Desde luego, eso ponía la vista sobre nosotros. Si el lord ganaba, moría poco después. Si el lord perdía, nos encontramos en el momento actual. En cualquier caso era un perjuicio para nuestra casa. No se podía usar por nosotros para ganar ese juicio. Si hacía efecto antes, todos los dedos nos habrían señalado. Si hubiera actuado más tarde, todos los dedos nos habrían señalado. Si hubiera actuado durante... Aquí tenemos el resultado. No tenía sentido alguno usar un veneno. Sólo lo podría haber usado quien, desde la sombra, podía sacar rédito de ello... Alguien que pasará de ser una puta a ser la señora de los Dannett. ¿Qué os ha llevado a pasar de hermana del lord a ejercer la prostitución? Eso me parece bastante extraño, señora.

Dejó aquella demanda en el aire, para luego volverse a Orten.

Y vos, Orten, vos en quien confiaba, en quien creí ver una mano amiga... Alguien en quien me resistía a ver la sospechas de vuestras acciones... Al final vais a ser el más peligroso de los Lugus. habéis negado todo lo que he dicho, sin más, pero los hechos son los hechos, y todo el asunto del caballero Zorro, apunta hacia vos como el responsable. Ese traidor al rey se vendía como mercenario para los trabajos más sucios. Un personaje turbio que tanto vos como vuestro padre conocíais personalmente. Todos los presentes en su captura lo queríamos vivo para que cantara sus secretos con el verdugo. Sólo uno no quería que esos secetos fueran revelados. El mismo que lo mató. Es imposible que alguien que acaba de perder un brazo se pueda liberar sin ayuda. Vos, Orten, cortásteis sus ataduras, le distéis una daga y la oportunidad de matarme para justo después matarlo. Supongo que si Archay me hubiera matado, toda la supuesta conspiración que nos queréis atribuir habría perdido fuerza.

Y queda en silencio, esperando a ver si responden directamente a las preguntas que lanza a ambos.

Además, hoy me ha quedado claro que ustedes dos se conocen de antes. Esa complicidad mostrada hoy viene de antes... Y me pregunto también quien de ustedes dos ordenó matar a Thanders, el buhonero que hizo parte del trayecto con nosotros y que era una de las pocas voces que decía bondades de nuestra casa. ¿Hasta donde son capaces de llegar para llevar a cabo sus planes? ¿A cuántos estan dispuestos a matar?

La escena le recordaba al vaivén de las aguas en una tormenta, de un lado a otro. Y los Crogall en medio. Cualquier podía lanzar calumnias sin pruebas. Estaban indefensos ante los ataques. Le puso la mano en el hombro a Whalen, y apretó como lo hacía un padre orgulloso, pues lo estaba. Después de todo, por fin vio en él algo del hombre que iba a ser, y le gustó lo que vio. Nada había más importante para Lord Evan que su Casa, y ver a Whalen defenderla le reconfortó.

Entonces buscó a Lady Varya. Ella era la roca en esta tormenta, la isla donde podía refugiarse y esperar que todo pasase. No obstante, esta vez podía no haber una calma después. Había tormentas que avisaban con su ruido de su llegada, y de que iban a arrasar con todo.

Los Crogall habían sido pacientes, pero se había levantado una tormenta que no podían aplacar. Necesitaban cambiar de rumbo, encontrar un puerto seguro alejado del estruendoso ruido. Sonrió a Lady Varya, y en lo profundo de sus ojos creyó ver aquel lugar que ahora añoraba. -Su Majestad, dijo de repente alzando la voz. Lord Crogall se giró hacia el Rey Robert. -Graves son las acusaciones, y lamento todo este ruido que está empañando esta gran celebración. Solicito una audiencia formal para zanjar este asunto, donde cada parte interesada, y solo las partes interesadas, puedan aportar alguna prueba concreta, de tenerla, para llegar hasta el fondo de este asunto.

La señora Crogall se mantuvo al lado de su familia apoyándolos, tanto Whalen como Evan estaban haciendo una buena defensa, ya que las acusaciones se basaban sólo en un escudo, que hasta el más tonto sabía que nadie hace algo así mientras ondea los colores de su casa, y luego en dimes y diretes de los que la heredera Dannett se negaba a decir quien era su fuente, a pesar de que el rey también se había interesado en ello. Esperaba que el Baratheon tuviese esa negativa en cuenta.

Lo más cabal era hacer lo que pidió el Lord y la dama se acercó a los dos hombres dando a entender que estaba de acuerdo con aquello, que lamentaba aquella mancha en la celebración y que la forma de hacer las cosas de los jóvenes Dannett no era la correcta.

—Una audiencia donde la casa Crogall expondrá la falta que se ha cometido contra ella, como debe ser.

-Un ataque necio y estúpido, desde luego que fue. - Respondió Iris Dannett. -Pero además un ataque cobarde, contra campesinos que no tenían opción frente a sus hombres. Pero ¿quién sino vuestra casa tendría en su posesión un escudo como aquel? Y más cobarde aún es el hecho de envenenar a mi hermano para ganar el combate. Y más cobarde es vuestra actuación ahora. Asumid vuestros actos y dejad vuestros ataque sin fundamento contra mí, y contra el joven Orten Lugus.

Lady Iris soltó una carcajada ante los intentos de Whalen para insinuar que era ella quien manejaba todo desde las sombras, y especialmente cuando volvió a referirse a ella como puta.

-Se os da bien recordar lo que he estado haciendo todo este tiempo, pero no olvidéis que he sido yo quien lo ha reconocido. Sí, me he prostituido, pero sigo siendo hija de Lord Dannett. ¿No sabéis qué me llevó al Manantial de Jade? Que suerte tenéis de haber nacido hombre, Whalen Crogall. Seguro que Lord Evan eligió una buena esposa para su hijo, joven y guapa. A nosotras nadie nos pregunta con quién queremos casarnos. -Apenas nadie fue consciente de ello, pero la Reina Cersei asintió involuntariamente ante esas palabras de Lady Iris. Lo que sí que fue visible fue como Ruber Pipper enrojecía de cólera y vergüenza tras las palabras de Lady Iris, que habían provocado que multitud de miradas y sonrisillas se volvieran hacía él. 

-Soy consciente de la preocupación que le he originado a mi familia, y de los problemas que mi padre tendrá que soportar por mis actos. Su delicada salud mermará demasiado por mi culpa, si es que vos no lo habéis matado antes con vuestras acciones aquí. Cuando el cadáver de mi hermano llegue a nuestro hogar... no quiero ni pensarlo. - Los ojos de Iris se humedecieron pero trató de mostrarse fuerte y contener las lágrimas. -¿Y vos insinuáis que yo he sido la mano en la sombra que ha conspirado con no se qué conjura? ¿Que inoculé en la mente de mi hermano la idea del juicio por combate mientras también le inoculaba el veneno que lo mataría? Sé que pensáis que el veneno es arma de mujer, es lo que se dice. Pero olvidáis que yo estaba perdida para ellos, si mi hermano me hubiera encontrado me hubiera obligado a regresar con mi padre y casarme con el maese Piper. Vos también tenéis una mujer, y de mucho poder en vuestra casa, que además es de las Ciudades Libres, donde los venenos de este tipo son harto comunes. Pero también tenéis hombres en vuestras filas que usarían venenos sin reparo alguno. - No lo dijo directamente, pero estaba claro que se refería a Ser Roshar.

-Os diré algo más, la explicación más sencilla suele ser la correcta. Y yo veo vuestra mano por todas partes.

Orten no dijo nada, sólo negó con la cabeza y se mostró dolido ante las palabras nada amistosas que Whalen le dirigía. Sin embargo su hermano decidió intervenir cuando se refirió de nuevo a los Lugus.

-Estáis empezando a cansarme con vuestras faltas de respeto hacia mi familia. - Dijo de pronto ser Naton Lugus, que había estado conteniendo su ira cada vez que se insinuaba cualquier cosa hacía su familia. -Como volváis a hablar así de cualquier Lugus, os juro que os ensarto mi espada en el pecho y zanjo este tema de inmediato.- Amenazó iracundo señalando a Whalen con un dedo.

Robert Baratheon golpeo con fuerza la mesa con su jarra para llamar al orden, desparramando la cerveza que esta contenía. Entonces Lord Evan solicitó una audiencia formal que tratara el asunto de la manera adecuada, y no en medio de un evento que pretendía ser la celebración de un torneo y que estaba empañando y dejando en un segundo plano el honor que merecían recibir los ganadores del torneo. Además, había demasiada gente en el salón, y los Crogall sabían que las mentiras que se habían dicho sobre ellos durante todo aquel tiempo habían calado demasiado hondo en los oídos de todo el mundo, y sus opiniones desfavorables podrían influir en la decisión que tomaría el monarca. Robert Baratheon se mostró de acuerdo con la idea pues deseaba volver a emborracharse sin aquellas preocupaciones propias del cargo que tan poco le gustaban.

-Os concedo esa audiencia, Lord Crogall. Pero os exijo que cada acusación que se presente esté acompañada de pruebas que la mantengan. No aceptaré que ninguno de los bandos lance acusaciones sin fundamento que no pueda probar. - Dijo el Rey con voz grave y autoritaria. -Sin duda se tendrá que realizar una investigación detallada, lo que me lleva a convocar a Lord Alfric Dannett y a Lord Konrad Lugus a dicha audiencia. Entre tanto, la familia Crogall y lady Iris Dannett quedarán alojados bajo custodia real para garantizar la seguridad de ambas partes. - Clavo sus ojos en Lord Evan y después en lady Dannett. -Esto significa que dispondréis de habitaciones separadas en la Fortaleza Roja, sin posibilidad de salir de los límites que se os dispongan, que por supuesto os mantendrán a distancia. Durante este tiempo podréis preparar vuestra defensa, lo que implica que podréis enviar cuervos con los requerimientos que consideréis oportunos, el Gran Maestre Pycelle se encargará de facilitaros este recurso.

Aquello significaba que la familia Crogall e Iris Dannett quedaban en custodia preventiva, ya que el Rey pretendía garantizar su seguridad pero también evitar que pudieran abandonar la ciudad. Y esto limitaba la capacidad para investigar y buscar las pruebas necesarias por parte de la familia.

-Y otra cosa, no me gusta este girigay que habéis creado aquí. Cada una de las partes nombrará a alguien que le represente durante la celebración de la audiencia, y solamente esa persona podrá hablar, presentar pruebas, y refutar las acusaciones. ¿Queda claro todo esto?