Partida Rol por web

Los aposentos que la familia real había dejado a su disposición eran amplios y confortables, con las mejores camas en las que habían dormido hasta entonces, y contaban con todas las comodidades que pudieran precisar y si requerían algo tan sólo tenían que llamar a uno de los criados que se encargaba de que no les faltara de nada y que su estancia fuera lo más agradable posible.

Pero más allá de aquellos lujos, sabía que eran una especie de presos acomodados. Las habitaciones se encontraban en una zona alta de la fortaleza, y aunque tenían amplios ventanales, tratar de escapar de allí era un completa locura que terminaría precipitando al inconsciente que lo intentara a las aguas sucias y malolientes del Aguasnegras. Además, aunque podían pasear por la fortaleza les tenían vetadas algunas zonas y un par de guardias siempre les acompañaban allá a donde fueran y otra pareja custodiaba la puerta que daba acceso al pasillo donde convergían sus habitaciones. A veces les indicaban que no podían pasear por cierta zona o les impedían el acceso a los jardines, aunque no sabían si era porque Lady Dannett estaba haciendo uso de ellos o porque algún miembro de la familia real se encontraba allí. 

Los primeros días de su estancia en la Fortaleza Roja apenas vieron a ningún miembro de la familia real, Robert pasaba largas jornadas de cacería y cuando regresaba se cuidaba de no toparse con ellos. Lo cual era bastante justo si pretendía mantener su imparcialidad en el juicio. La Reina coincidió con ellos un par de veces, e incluso les invitó a cenar en una ocasión. Hablaron de trivialidades y se interesó mucho por los largarto-león de las tierras pantanosas de los Crogall, pero mantuvo alejada la conversación sobre los Dannett y las disputas que se mantenían y si alguien sacaba ese tema lo atajaba rápidamente con una pregunta sobre los lagarto-león. Supusieron que el trato con lady Dannett debía ser similar, aunque no habían coincidido con ella en ninguno de esos días.

El resto del tiempo lo invertían en preparar su defensa y organizar como tratarían aquel asunto. El único que podía salir y entrar de la fortaleza era el maestre Nicholas, que además de visitar a ser Roshar en la casa de curación les traía noticias de fuera y aquello que pudieran precisar, aunque también él estaba supervisado por un guardia que le escoltaba a todos lados.

La Fortaleza Roja... Evan pudo sentir el peso de la historia en sus muros y pasillos, y también la gravedad de la situación para los Crogall. El Rey Baratheon había decidido llegar hasta el fondo del asunto, y esa determinación podía resultar muy peligrosa para la familia.

Los Crogall habían visto cómo sus apoyos se habían reducido, así como los miembros leales. Lord Evan reunió a Lady Varya y a Whalen junto a una mesa, y confirmó la decisión que ya había estado madurando algunos días. -Lady Varya hablará en nuestro nombre. No hay nadie en quien confíe más.

Ella era hábil en la diplomacia, y además conocía los entresijos de la compleja red de mentiras y engaños que parecía rodear todo este asunto. -Whalen y yo podemos intervenir para apoyar en algún momento. En cuanto a las pruebas en nuestra contra y la estrategia a seguir, tenemos que empezar desde el principio. Primero el escudo de los Crogall en la masacre de los campesinos. ¿Qué sabemos o podemos averiguar? Segundo, los mensajeros reales. Allí hemos reconocido los hechos en gran medida, y los Dannett no tienen más información. Luego está el veneno que mató a Adham que también lo tenemos más controlado. Y desacreditar a Iris Dannett por todos los medios. ¿Cómo lo veis?

No hay nadie en quien confie más... Aquellas palabras le cayeron como un cubo de agua helada. ¡Joder! ¡Era su hijo! Entonces recordó sus sentimientos por Scarlett y se le relajó el gesto. Su padre era humano, y no era más que un viejo guerrero cansado con una mujer bastante más joven que él. No era que le gustara imaginarse a ambos en la cama, pero lo podía entender.

Asintió a los apuntes de su padre. Lo primero sería poder acceder al escudo para investigarlo. Saber si sale realmente de nuestra armería o bien si es un escudo que ha sido manipulado por otros. En el primer caso no estaría de más saber quien es el traidor en nuestra casa, pero seguro que siempre podemos alegar algo que nos pueda descargar de esa prueba tan burda.

Luego abordó el tema de los heraldos.

El asunto Claviger no es de la incumbencia de los Dannet. Debería ser un representante de los Claviger los que presentaran el caso. Sea como sea, lo mejor sería centrarse en su actuación tan poco apropiada para ser heraldos reales y cómo se escudaron en su cargo y en nuestra mala fama para atacarnos, creyendo que por los últimos hechos podían hace rlo que quisieran con nosotros. No teníamos razón alguna para atacarlos e incluso podemos usrlo como argumento contra los Dannett. Al esparcir calumnias han manipulado a caballeros jóvenes como los Claviger a realizar acciones deleznables contra víctimas de rumores malintencionados.

Y finalmente el asunto del veneno.

El tema del veneno, con toda seguridad se lo debió administrar alguien de su séquito. Ellos tenían la oportunidad... Quizças si podemos averiguar quien de ellos sentía una mayor lealtad por Iris... O saber con quien compartió mesa Adham las noches anteriores a su llegada. Interrogar a las posadas donde pasó noche si alguien vió la famosa daga. Seguramente le fue administrada realmente de esa daga...

En realidad estaba seguro que Varya lo haría bien. Ella, en realidad, se jugaba más que todos ellos, auqnue también podía ser blanco de extorsiones o sobornos. ¿Era ella una Crogall? ¿O era una extranjera del otro lado del Mar Angosto? ¿LLegarían a tanto los enemigos de su casa? Serían capaces de tentar a varya con una vida mejor lejos de los Crogall a cambio de dejarlos caer?

Su padre había hablado. Y su palabra era Ley. Ahora solo faltaba ser pacientes... Y letales.

-¿Sabemos algo acerca del estado de Ser Roshar?, preguntó Lord Evan. El de Blackfist podría resultarles útil para averiguar cosas en los bajos fondos del Desembarco del Rey, pero tal vez no iban a poder contar con él.

Lo que sabían de ser Roshar, como Whalen pudo informarse, no era muy halagüeño ni prometedor. El caballero seguía en la casa de curación recibiendo los mejores cuidados, el Rey se había encargado personalmente de ello. A pesar de todo, su estado había empeorado en los últimos días. Los sanadores les informaron de que la herida comenzaba a oler y eso no era muy buena señal, habían empezado a darle la leche de la amapola para calmar su terrible sufrimiento. Aunque rezaban a la Madre para que la infección remitiera, debían estar preparados, le dijeron, para que cualquier día el Desconocido llegara a reclamar la vida de ser Roshar Blackfist. 

Durante aquellos días habían escuchado rumores de que Edan Ward había regresado a Desembarco del Rey para apoyar a su señora Iris Dannett, se decía que Lord Alfric Dannett no había venido con la comitiva de Edan Ward, pero el maestro de armas había llegado a la ciudad bien apoyado por su séquito. Por contra, sí que recibieron noticias de la llegada de Lord Konrad Lugus a Desembarco del Rey. Eso significaba que no quedaría mucho para el comienzo del juicio, y de ese modo les fue comunicado. A la mañana siguiente se celebraría en el salón del Trono.

El precario estado de Ser Roshar les privaba a los Crogall de quizá su mejor baza para conseguir información de los bajos fondos. Los movimientos del núcleo de la familia estaban siendo controlados, y en efecto eran prisioneros en la Fortaleza Roja. Su lista de aliados se había reducido, y el tiempo se les agotaba. La decisión de que Lady Varya se encargara de la defensa en el inminente juicio parecía la más acertada a todas luces, pero Evan y Whalen podían ayudar en algunos temas en concreto.

-Vamos a intentar primero poder ver ese escudo, si es que lo tienen aquí en Desembarco del Rey, opinó Lord Crogall y mandó enviar un mensaje para solicitarlo. Consideraba que tenía derecho de conocer en detalle una prueba de cargo como era aquel escudo manchado de sangre inocente y con el símbolo de la familia.

-En cuanto a las posadas para saber más sobre los últimos días de los Dannett, me parece una buena idea. Pero, ¿a quién podemos enviar? ¿Tal vez algún muchacho de tu confianza, Whalen?

En realidad, tenían poco que perder ya a estas alturas del macabro juego, y cualquier inforación podría serles de ayuda.

Asintió a las primeras palabras de su padre. Le animaba ver que parecía darle la razón.

Seguro que está aquí el escudo. Lo querrán mostrar. Es su prueba principal. Entonces se le ocurrió una idea. También sería un buen golpe de efecto hacer que el herrero de Desembarco que nos debe un favor nos hiciera un segundo escudo. Para mostrarlo y seguidamente añadir que sale de la forja de un herrero local. Así se puede demostrar lo absurdo de esa prueba si vemos que el escudo real nos puede causar algún problema.

Cuando mentó lo de un muchacho de su confianza se encogió de hombros. El primer nombre que le vino a su mete era Willard. Leal a toda prueba, aunque no le parecía u muchacho co muchas luces... Quizás le sorprendía.

Willard, mi escudero, es leal a nuestra casa por encima de todo, pero no sé si tiene la astucia suficiente para el trabajo que le requerís. Y desde luego no creo que pueda valerse por si solo en caso de problemas, que seguro que los hay en cuanto empiece a escarbar en esos asuntos y de con hueso.

No le gustaba la idea, pero si no tenían otra opción... y lo cierto es que en aquella aventura se había mostrado como alguien con más recursos de los que le suponía. No contar con ser Roshar era un golpe durísimo.

¿Sabemos donde había ido ser Roshar cuando le hirieron? O qué estaba investigando? ¿Tenemos forma de saber algo de sus ardillitas? Esas últimas preguntas se las dirigió a Varya, que parecía saber más cosas de los asuntos del caballero del puño que el resto de ellos.

Padre, lo que habéis dicho sobre Iris... Hemos de centrarnos también en ese tema. saber si podemos interrogar a las empleadas del prostíbulo donde se escondía Iris. Hablar con las putas, con la dueña del local, con posibles clientes... Desde luego, un desfile de clientes de Iris, nos podría servir, a malas, para intentar demostrar la ambición de la hermana y su necesidad de dejar esa vida para convertirse en señora de la casa. Aunque seguro ue encontramos argumentos mucho más interesantes para exponer después de hablar con todo el mundo de ese local. Una noble venida a menos entre putas seguro que no ha hecho muchas amistades entre sus compañeras de negocio.

En su mente intentó recrear los últimos dias de Adham y uno de los candidatos más claros como envenenador era el de su maestro de armas, que ahora parecía unirse a la hermana puta. Recordar como se había quitado sus armas ante él pra parlamentar y suplicarle que creyera su falta de culpa en todo aquello hizo que se le erizara el vello del cuerpo.

La señora de la casa se había mantenido en silencio mientras los hombres hablaban, pensando en posibilidades que no le convencían, todo lo que podían decir para defenderse estaba muy bien pero la gente ya se había posicionado y querían espectáculo y sangre. Lo primero era seguro que lo tendrían, de lo segundo esperaba no tener que llegar a ello, pero si era necesario también la habría.

—La madame del burdel está resentida con ella, le dio muchos privilegios por ser la que más dinero conseguía de sus clientes, pero dijo que era demasiado exquisita para ese trabajo, que creía que se consideraba superior al resto y de un día para el otro quedarse sin gallina de los huevos de oro no le ha sentado nada bien. Las compañeras no la soportaban pues dijeron que Lidda, que es como se hacía llamar, era mala compañera y una egoísta... esperaban que su cadáver apareciera flotando en el Aguasnegras.

Varya dijo aquella información como si la hubiese oído ella misma, no como si le hubiese sido contada, pero a la vez su pose indicaba que pensaba que poco más se podría sacar de ahí, como ya le dijo a su esposo era hilarante que escapando de un matrimonio concertado acabase teniendo que cepillarse a cualquiera. Pero también era verdad que debía reconocerle que no lo hacía con cualquiera, supuso que sólo elegía a los jóvenes de buen ver y no a los obesos cuarentones.

—Según sus propias palabras al caballero del puño lo hirieron los hijos de Ward, estaba investigando quien pudo suministrar el veneno a Adham de entre su séquito cuando lo descubrieron y lo apuñalaron pensando que él era el asesino del joven. Al menos eso es lo que dijo. Lamento no tener nada que aportar sobre otros movimientos de ser Roshar, siempre fue muy taimado con ellos y con sus informantes.

Su rostro mostraba la rabia y la congoja por lo acontecido al leal caballero, negó con la cabeza alejando los sentimientos y volviendo a su imagen de templanza habitual para continuar hablando.

—Al maese Brasero no creo que le diera tiempo de elaborar un buen escudo con tan poco tiempo, pero sí podría atestiguar que no le sería difícil hacer una buena copia de un escudo que ha visto y que el herrero de cualquier Casa lo debería poder hacer con los ojos cerrados. También podría decir cómo alguien iba por Desembarco soltando monedas de oro y amenazando a jóvenes embarazadas para que vertieran rumores sobre la paternidad de bastardos de los miembros cercanos de nuestro séquito... e incluso del señor de la Casa.

Sus mirada se dirigió a Evan con total franqueza y confianza, de sus últimas palabras se podía deducir que alguien había intentado hacer pasar a otro niño por hijo bastardo, en este caso del lord, pero que ella se había ocupado del asunto ya que obviamente era otra calumnia. Luego sus ojos se dirigieron hacia el heredero.

—Sobre el tema del veneno suministrado en alguna posada, si vais a mandar a alguien para preguntar, en la Posada de Dag deberían hablar con la joven Giana Ríos y decirle que van de mi parte, allí pararon los Dannet para comer antes que nosotros lo hiciéramos para dormir, pero dentro de la posada sólo lo hicieron los más allegados: unos quince. —su mano derecha se dirigió a su frente y posicionó el mechón que se había salido de su recogido en su sitio antes de continuar —No sé si esto puede ser importante para saber quien está detrás de las acusaciones y todo el montaje pero recordemos que uno de los que asaltaron la aldea de los Dannet, el dueño de la espada con el venado sin corona, se llamaba Terrence y había servido bajo el mando de Stannis, él decía que habían coronado al hermano equivocado... pero no era él el jefe de esa cuadrilla, el jefe era el anciano caballero con muy mala aura que contrató allí mismo a los seis que luego mató. Si ese caballero era Lord Clayton Archay, Giana podría identificarlo. Con esto no sé si detrás está un intento de socavar la corona por parte de Stannis, o más bien de enfrentar a los hermanos por parte de un tercero... ¿Renly?

Poco tiempo les quedaba ya para elaborar tantas cuestiones, pues el Rey no quería alargar más la situación y los había convocado a la mañana siguiente. De los varios planes que habían pensado para preparar su defensa había varios que tenían serias dificultades para ser llevados a cabo, bien fuera por el tiempo o por el hecho de que no podían ir ellos mismos. Ese era el caso de las posadas, andar el camino real llevaría varios días y no podían encontrar a alguien de confianza que les hiciera ese trabajo. El tema del escudo sería difícil, puesto que el herrero debería dedicar varios días para su construcción, pero la idea de lady Varya solucionaba gran parte del problema. No sería necesario que el herrero fabricara otro escudo, simplemente podría declarar lo sencillo que sería de imitar. Y además podía ayudarles a confirmar el tipo de tretas que se habían usado contra ellos. Había varias cuestiones más que tratar, pero se quedaban sin tiempo. 

A la mañana siguiente se les convocó al salón del Trono de Hierro. Robert Baratheon presidía el juicio teniendo a varios de sus consejeros junto a él. Se les explicó que ellos podrían ayudar al Rey a tomar una decisión, argumentar en su favor o su contra, pero que finalmente sería Robert Baratheon el Primero de su Nombre quien decidiría su culpabilidad o inocencia. El público asistente se había reducido considerablemente con respecto a la última vez, Robert solo permitió la entrada de aquel que tuviera algo que ver en el asunto. Aún así había un grupo bastante grande de personas entre las que se encontraban los Lugus. Orten compartía asiento con su hermano y con un hombre de nariz aguileña, mirada severa y rostro alargado que debía ser Lord Konrad Lugus. Junto a él había otro hombre, de rostro redondo, calvo y de orondo cuerpo al que no reconocieron.

Se habían colocado dos grupos de asientos separados y les indicaron que se sentaran en uno de ellos, mientras que Iris Dannett ocupó el contrario. La dama apareció vestida de granate, luciendo un bello vestido que realzaba su figura y dejaba ver lo hermosa que era. Se mostraba sonriente y confiada, aunque cuando les vio a ellos torció el gesto y les dedicó una mirada gélida. Junto a ella se encontraba Edan Ward, que pensaba asesorar a la joven y ayudarla en lo que pudieran. No estaban sus hijos, pero sí que había algunos miembros más del séquito Dannett y también una hermana silenciosa, vistiendo el hábito tradicional de la orden que cubría el rostro por completo.

-Bien, - dijo Robert Baratheon sentándose en el incómodo trono de espadas cuyos filos y pomos asomaban a su espalda, -espero que tal y como os pedí hayáis recabado pruebas suficientes para lanzar vuestras acusaciones y defender vuestros argumentos. Lady Iris Dannett, lamento que vuestro padre carezca de la salud necesaria para emprender tan largo viaje, me aseguraré de hacerle llegar mis mejores deseos. Veo que seréis vos misma quien defienda vuestra postura, ¿no es así? -  La muchacha hizo una reverencia y asintió a la cuestión que se le planteaban. -Lord Evan, ¿en vuestro caso habéis elegido a un portavoz?

Una vez recibida la respuesta por parte de Lord Crogall, el Rey dio unas palmadas y anunció que el juicio se daba por comenzado. El silencio se hizo en la sala de una manera tal que incluso llegaba a incomodar, hasta que la poderosa voz de Robert Baratheon volvió a ponerle fin.

-Lady Dannett, - dijo el Rey, - Os agradecería que empezarais vos planteando de nuevo vuestra acusación. Y recordad, - dijo mirando severamente, - usad al menos una prueba para cada acusación que vertáis.

Iris Dannett inclinó su cabeza y asintió ligeramente con bastante gracia.

-Majestad, como bien sabéis mi hermano Adham vino a vuestra ciudad para reclamar justicia por el terrible crimen que los Crogall cometieron en nuestras tierras, masacrando a quince campesinos. Tras ello, solicitó un juicio por combate y en la arena del torneo perdió la vida, si bien ya estaba debilitado por un veneno cuando se subió al caballo. En su momento se consideró el resultado de ese juicio por válido, se dijo que los dioses habían hablado para mostrar la verdad y se consideró a los Crogall inocentes de lo que se les acusaba. Sin embargo, como bien sabéis también, mi solicitud es que ese veredicto sea revocado y que se les castigue no sólo por los campesinos muertos en Marshbury, sino también por el asesinato premeditado de mi hermano Adham.

Edan Ward se puso en pie y se colocó junto a Iris Dannett, tomó del suelo un bulto envuelto en varias telas y lo abrió para mostrar su contenido. Era el escudo ensangrentado con los colores de los Crogall que Adham Dannett ya había mostrado cuando acusó a los Crogall durante el banquete de bienvenida.

-Este es el escudo que ya os presentó mi hermano, el cual fue hallado junto a los cadáveres en el lugar de la matanza. Soy consciente de que en su día no lo considerasteis como prueba suficiente para condenar a los Crogall, pero al menos espero que la consideréis hoy como una de las muchas pruebas que presentaremos para mostrar el valor de nuestras acusaciones. Este escudo, - dijo señalando con el dedo el escudo que sostenía Edan Ward, -demuestra que los Crogall al menos estuvieron en nuestras tierras el día de la matanza. Pero me gustaría que se lo enseñarais bien a Lord Crogal, y le preguntarais si acaso no es un escudo auténtico. Fabricado en su propio hogar por hombres a quienes conoce, y que diga la verdad, que diga si este escudo es original o una imitación.

Iris acaba de mostrar mayor inteligencia que su hermano Adham, quien había pretendido que el escudo por si solo bastara para enjuiciar a los Crogall y condenarlos a pagar por su supuesta participación en la matanza de los campesinos. Pero Iris pretendía utilizarlo como una prueba circunstancial que sumar a las muchas que decía que tenía.

Tras el permiso del Rey, Edan Ward le tendió el escudo a uno de los Guardias Reales y se lo mostró a Lord Crogall. Cuando Adham lo había sacado a relucir días atrás no habían tenido ocasión de verlo tan de cerca. Lord Evan sintió como el estómago se le encogía al comprobar que era un escudo verdadero, incluso él mismo lo había visto ya antes, años atrás, cuando era joven. Era el escudo de su hermano Ser Joseph, el mismo con el que había luchado el día de su muerte durante la rebelión Greyjoy. Evan lo reconocía por la muesca de la espada que había hecho saltar parte de la madera y la pintura verde con ella. Evan sabía que su hermano había muerto sujetando aquel escudo, lo había visto con sus propios ojos, aunque no recordaba que había sido de aquel elemento protector tras la muerte de Ser Joseph, la congoja y la batalla no le dieron momento a preocuparse por minucias como un escudo en aquellos tristes momentos. Cuando Lord Crogall alzó la vista del escudo pudo ver que todas las miradas estaban clavadas en él, incluida la de Robert, que esperaba con interés su respuesta.

Whalen escuchó las primeras acusaciones de los Dannet y le parecieron igual de vacías que la primer avez que las había escuchado. la acusaban más a ella que a ellos. ¿Cómo sabía tanto de los asuntos familiares alguien que había renunciado a todo, incluso su nombre, para refugiarse en un burdel? Salir de su agujero después de la muerte de su hermano la hacía muy culpable, al menos a sus ojos.

Observó el escudo que mostraban. Se parecía muchísimo a los de su feudo. Aunque parecía viejo. Y no un escudo de un soldado cualquiera. Parecía de más calidad. Pero no se quedó allí. observó también los rostros y las expresiones de Iris y Ward. Enbusca de pistas sobre lo que esperaban con la muestra de una prueba tan débil.

La mirada del Rey Robert estaba clavada en Lord Evan mientras sujetaba el escudo. Lentamente, el señor de los Crogall alzó la vista y miró directamente al rey. Y habló, y en su voz estaba la firmeza de una convicción y un dolor que ni él mismo sabía que seguía en su interior. -El escudo es auténtico, comenzó apesadumbrado. -Mas no demuestra que alguien de los Crogall haya perpetrado aquel ataque, sino todo lo contrario. Demasiado bien conozco este escudo, pues es el de mi hermano Ser Joseph que falleció en la rebelión. El escudo se perdió entonces, como tantas otras cosas. Nunca se recuperó, y ninguno de los Crogall lo llevaría nunca. En caso de ser hallado me lo devolverían a mí. Habría sido imposible ocultarlo en mi feudo por alguien de los Crogall. Por lo tanto, lo que demuestra es todo lo contrario. El escudo acabó en manos ajenas, y aquellas manos fueron las que cometieron el acto del que se nos acusa falsamente, y ese escudo fue dejado en las tierras de los Danett por alguien que quería enemistar aún más las dos Casas.

-¡Lo que demuestra, Lord Crogall, -irrumpió Iris en cuanto Evan terminó sus palabras, -es que vos mismo estuvisteis implicado en el asunto! - Iris se giró hacía el Rey. Un fulgor le brillaba en los ojos, estaba convencida totalmente de lo que decía. -Lo habéis oído, Majestad. Él mismo lo ha dicho. El escudo pertenecía a su hermano, nadie salvo él lo portaría.

Mientras Iris hablaba sobre el escudo, todas las miradas de los asistentes a la sala estaban pendientes del objeto, lo observaban con curiosidad, especialmente cuando Lord Evan reconoció que pertenecía a su familia. Se escucharon algunos murmullos y cuchicheos en la sala, pero las palabras de Iris los interrumpieron momentáneamente. Todos quedaron esperando cuál sería la próxima acusación que vertería Lady Dannett y si tenía una prueba tan solida como aquella para respaldarla.

Iris continuó con su exposición, argumentando sobre cómo fue el envenenamiento de su hermano.

-Majestad, mi hermano sólo quería justicia para los pobres campesinos a los que asesinaron. Este escudo prueba que los Crogall estuvieron allí, -insistió, -habéis oído que Lord Crogall reconoce que perteneció a su hermano. Es lógico que mi familia culpara a los Crogall, los años de enemistad entre ambas casas son lagos, como bien todo el mundo sabe. Pero supongamos que alguien colocó el escudo allí, como dice Lord Crogall aunque no tenga pruebas de ello. Entonces, ¿por qué tanto empeño en silenciar a mi hermano? ¿Por qué envenenarlo para que estuviera débil para el combate o... directamente muerto?

Era difícil saber si el Rey había hecho más caso al argumento de Iris o al de Lord Crogall sobre el tema del escudo, el rostro del monarca permanecía impertérrito. Solo cuando Iris Dannett volvió a acusar a los Crogall de envenenar a su hermano Adham lo pudieron ver resoplar y llevarse la mano a la cabeza.

-Lady Iris, os dije que tamaña acusación debía ser respaldada con pruebas. ¿Tenéis acaso alguna prueba de que los Crogall trataron de envenenar a vuestro hermano la noche antes del juicio por combate? - Dijo pesadamente.

Lady Iris asintió, y con delicada gracia extendió la palma de su mano hacía Edan Ward.

-La tengo majestad. Os ruego que escuchéis al maestro de armas de mi casa.

Edan Ward inclinó la cabeza hacía el Rey en señal de reverencia. Se aclaró la garganta y comenzó a hablar cuando el Rey le dio permiso con un gesto.

-La noche antes del juicio por combate que iba a enfrentar a ser Adham contra Whalen Crogall, encontré a uno de los muchachos que trabajan para los Crogall merodeando por los alrededores de nuestro campamento. Después de interrogarle un poco... finalmente el pajarito cantó y confesó que había sido enviado por ser Roshar Blackfist para suministrar un veneno en la bebida de ser Adham.

La visión del escudo causó expectación entre la gente, y mucho interés en cuanto lady Iris Dannett invitó a Lord Evan Crogall a decir si el escudo era verdadero, cuando éste lo confirmó la sorpresa fue mayúscula. Pero antes de todo eso, Whalen pudo observar que había una persona que parecía más sorprendida que las demás cuando el escudo hizo su aparición. Lord Konrad Lugus se agitó en su sitio al ver el escudo, parecía sorprendido de encontrarlo allí. Miró a su alrededor, algo preocupado, y entonces se topó con los ojos de su hijo menor, Orten. La mirada que Konrad Lugus le dirigió fue fulminante, y a Orten no le quedó más remedio que agachar la cabeza. Después, Lord Konrad, visiblemente enfadado, dirigió su mirada de nuevo hacia la exposición de Iris.

La visión del escudo causó expectación entre la gente, y mucho interés en cuanto lady Iris Dannett invitó a Lord Evan Crogall a decir si el escudo era verdadero, cuando éste lo confirmó la sorpresa fue mayúscula. Pero antes de todo eso, lady Varya pudo observar que había una persona que parecía más sorprendida que las demás cuando el escudo hizo su aparición. Lord Konrad Lugus se agitó en su sitio al ver el escudo, parecía sorprendido de encontrarlo allí. Miró a su alrededor, algo preocupado, y entonces se topó con los ojos de su hijo menor, Orten. La mirada que Konrad Lugus le dirigió fue fulminante, y a Orten no le quedó más remedio que agachar la cabeza. Después, Lord Konrad, visiblemente enfadado, dirigió su mirada de nuevo hacia la exposición de Iris.