Partida Rol por web

- No sabemos lo que le ha pasado en realidad a este hombre ni si hay algún peligro acechando, por lo que cualquier ayuda es bienvenida.

Dicho esto, acomodamos a Marblee en la mula de la mejor manera posible y emprendemos la marcha hacia Ambleer manor para que reciba atención y descanso. Si, de paso, podemos descubrir qué le ha pasado y echar una mano con ello, pues perfecto.

Cuando el hombre le indico su nombre, Altair solo pudo susurrar el suyo. Le sorprendió que alguien quisiese conocerle en vez de salir corriendo ante su deformada cara. En un esbozo que bien podia interpretarse como una ligera sonrisa, Altair asistió a los hombres que se iban acercando y una vez junto a la mula, dejó al hombre sobre la misma y liberando las correas tiró de las mismas para indicarle al animal que avanzase en la dirección que indicó el viejo enano.

El polvo del camino ensuciaba las botas robustas, ligeras y cómodas. En su espalda la vaina se balanceaba al son que marcaban ellas mientras en su interior la espada bastarda aún conservaba restos de sangre. Su hermoso y fuerte caballo se encontraba muerto en medio de tres osados forajidos inertes que se creyeron vencedores sólo por su superioridad numérica. El pueblo del que le hablaron en la última posada no quedaba lejos, quizás allí pudiera conseguir otra montura tan valiente y fiel como aquella. Volvió la mirada una última vez antes de empreder de nuevo la marcha. El silencio que provocaron aquellas muertes sólo fue interrumpido por varios gruñidos provenientes del estómago del joven bárbaro los cuales se cesaron al leer aquel cartel. "La posada del camino polvoriento" debía su nombre al color de sus botas tras recorrer ese largo camino. Allí repuso sus fuerzas antes de proseguir. Allí encontró algo que llamó su atención. -"¿Tanto misterio por un poco de sangre y un nombre?" pensé al ver al viejo Muchaplata dar tanta prisa a aquellos jóvenes aventureros. -"Algo de distracción y compañía me ayudará a hacer la digestión de tan sabrosa y grasienta comida. Permitidme acompañaros. Mi nombre es Bronas" saludé dando un golpe seco a la grupa de la mula.

Tras media hora de andar casi en un silencio completo el grupo de voluntarios llega al destino, el camino fue sencillo dado que está claramente despejado y cuidado para hacerlo sin inconvenientes o sobresaltos. La mula se comporta sin protestar a pesar de la carga hasta que llegan al lugar. El estado de Marlbee es constante para tranquilidad de todos, sigue inconsciente aunque su respiración no ha variado.

Ambleer Manor está muy iluminado, antes de llegar incluso era un punto visible en la noche que les facilitó el arribo. Como si la intención fuese guiar al viajero hasta el destino. Un muro de piedra rodea todo el lugar suficiente para que un intruso tenga que esforzarse si piensa ingresar a hurtadillas. El césped circundante está muy prolijamente cortado y los árboles están muy alejados de todo como si la intención fuera evitar que alguien usara ese recurso para obviar el muro.

En la entrada hay un guardia que franquea el paso al ver que un grupo de gente se acerca a su puesto. - Alto ahí. - Dice en un tono seco pero tranquilo. - ¿Qué motivo los trae tan tarde a este lugar?. - Pregunta al grupo al ver que no hay un líder al parecer entre los presentes.

Sin esperar más se adelantó el gran Bárbaro.

-"Buenas. No entraré en detalles pues de poco tiempo disponemos. La carga de esta mula busca a Radamis." señalé el cuerpo del desdichado casi inerte si no muerto ya. "Nos envía el enano Muchaplata."

- Mi nombre es Ghius y soy un humilde servidor de Torm.
Como mi reciente colega indica, hemos de hablar con Randamis. Quien nos acompaña, herido sobre la mula, no es otro que Marlbee. - Hago una pausa para que el guardia comprenda la situación. - Él necesita descansar para recuperarse y nosotros algunas respuestas.

Viendo que Bronas se adelantaba con una explicación, prefirió quedarse a la espera. Pero mientras esperaba miro el equipo del guarida. El equipo del soldado indicaba de manera indirecta la riqueza de su señor. 

Altair prefirió quedarse en segunda linea al ver que tanto Bronas como Ghius daban un paso al frente y tomaban las riendas de la situación. Asintió reafirmando las palabras de sus compañeros en un intento de darle la confianza al guarda de que sus intenciones provenían de la urgencia de atención al hombre que se encontraba sobre la mula.

El guardia escucha atento a los que decidieron hablar y repara rápidamente en el herido que está siendo cargado por la mula. Su rostro que estaba impávido hasta el momento cambia por uno de preocupación, toma las riendas con amabilidad pero sin mediar palabra por la urgencia de la situación que eran sostenidas por Altair. Su premura es tal que no llegó a reparar en el rostro del guerrero.

Gira sobre sus talones acelerando el paso y levanta la voz por primera vez desde que llegaron. - ¡Guardia, traigo un herido y necesito ayuda! - No hizo falta que repitiera el llamado, en pocos segundos cuatro guardias salieron de detrás de Ambleer Manor. Una propiedad de dos plantas de piedra tallada en bloques, una construcción que llama la atención de todos porque seguro tuvo que costar un dineral levantarla. Un pequeña escalera de piedra de tres peldaños lleva hacia el interior de la residencia.

El guardia fue asistido por sus compañeros que se llevaron al herido para atenderlo, cuando se quedó tranquilo por la rápida respuesta de sus colegas se volvió a girar sobre sus talones hacia el grupo que todavía estaba en la entrada y con una serenidad renovada volvió a pronunciarse. - Los que no se presentaron, necesito sus nombres antes de dejarlos pasar. - Sus ojos recorrieron a todos los presentes evitando al clérigo de Torm que ya se había identificado.

Tu ojos atentos si bien no saben que tan buena podría ser una armadura con respecto a otra te dan una información valiosa. Los guardias que salieron junto con el que está apostado en la entrada tienen el mismo equipo, armadura de cuero, escudo mediano de acero, espada corta, una lanza y una ballesta ligera. Si, efectivamente el dueño de la propiedad parece tener muy bien cuidado a sus guardias y además notás que están bien afeitados y con el pelo prolijamente cortado, esto denota que está detrás de todos los detalles o bien tiene a alguien que vela porque nada este sin atención.

Eso concuerda con toda la prolijidad del parquizado, construcción, muro y cuando veas a tu alrededor. Todo está bien cuidado.

Mi nombre es Sateru, el dueño de la posada me envio para interesarme por el estado del herido...

-"¿Acaso tienes una lista de invitados para una fiesta?" sonreí "En ese caso apunta mi nombre: Bronas, de las tierras del Norte."

Mi nombre es Ivan pero carezco de apellido propio, soy un simple huérfano dispuesto a ayudar y  en busca de una aventura con la que ganarme un apellido. El pícaro era lo suficiente mente inteligente para saber que el apellido de "Robamanzanas" no le granjearía las simpatías de la guardia de un señor tan meticuloso. 

Tras la breve introducción del grupo el guardia deja pasar mientras los escolta precediendo la marcha hacia la escalinata. Suben los tres escalones y aparece una recia puerta por lo resistente escondida detrás un trabajo de tallado. Las planchuelas de hierro fueron hechas por un herrero de gran pericia y desbordan belleza.

El guardia abre la puerta y un corto pero amplio pasillo aparece delante que comunica con uno más amplio. Las paredes mostraban tapices con motivos variados, desde simples paisajes a alguna persona enfrentando una criatura de grandes proporciones. El lugar está perfectamente cuidado e iluminado buscando quedar como si siempre fuera de día puertas adentro.

Guiados por el custodio de la entrada giran hacia la izquierda donde una puerta igualmente delicada que la de entrada pero de menor espesor está abierta y ante sus ojos se abre un espacioso comedor amueblado con una gran mesa de roble, diversos tipos de sillas de finísimas maderas. Una gran chimenea del lado oeste con trofeos encima de una prolífica vida de aventurero. En el centro de la mesa hay una concha de un raro tipo de criatura que no logran distinguir, es parte de un candelabro muy artesanal que una mano muy hábil subo darle un toque de distinción.

Lo que les llama la atención es que los cuatro guardias que se llevaron al herido están todos parados alrededor de una silla en la cual está sentado el malherido Marblee. El guardia que los guió hasta aquí les indica con un amable gesto que se sienten y esperen.

La puerta de la estancia se abre, un criado entra y se queda parado sosteniendo la puerta para que alguien más entre tras él. La persona que aparece lleva puesto un camisón verde de fina seda. Sus rasgos denotan que a pesar de ser humano también tiene rasgos élficos denotando ser un semielfo.

Observa unos instantes a los presentes inspeccionando rápidamente la situación. Dice unas palabras que no entienden aunque los dos magos del grupo saben que es un comando de activación mágico. Las velas del candelabro de la mesa se enciende solas a la vez dando una gran iluminación al lugar.

Se acerca al jinete y retira con delicadeza los vendajes que tiene. De entre sus ropas saca un disco plateado que cuelga de una cadena, cierra los ojos y parece estar rezando o meditando. Momentos después las heridas del jinete se cierran súbitamente y el rostro del antes herido deja de denotar un gran sufrimiento. El semielfo retrocede un par de pasos para darle espacio al jinete, gira levemente y mira a uno de los guardias. - Cerveza. - Esa palabra hace que el guardia salga presto por la puerta. Randamis ahora se acerca al grupo y se sienta en una de las sillas vacías.

- Bien hallados seáis. - Dice con voz queda, casi se diría que tímida. - Soy Randamis Ambleer y les agradezco por haber traído a Marblee hasta aquí. - No avanza mucho más la conversación porque el guardia que hacia muy poco tiempo se había ido volvió con lo solicitado por el semielfo.

Randamis toma una jarra y se la da de beber al jinete, Marblee traga,escupe y tose un poco de lo bebido. Se incorpora asustado y tembloroso. Pero el semielfo le toma la mano y le dice suavemente que se calme. El jinete entonces vuelve a sentarse, cierra los ojos y suspira profundamente. - Ahora Marblee, dime que ha ocurrido. ¿Donde están los otros? -.

El jinete lo mira y sacude la cabeza negativamente. - Han muerto Randamis y hemos perdido todo nuestro cargamento. Acabábamos de salir de Agua Wyverna y tomamos el camino Viejo. Rynstan pensó que llegaríamos antes por allí y todos estábamos nerviosos. Cuando pasamos por el Cerro de los Buitres unos grandes pájaros volaron hacia nosotros llevando piedras y rocas entre sus garras. - Relata con miedo en sus ojos pero no se detiene. - Dejaron caer las piedras sobre nosotros sin previo aviso y apuntaron bien. Rynstan, Darble y Cormirc quedaron fuera de combate o muertos y yo quedé malherido. Intentamos luchar y ayudar a los otros pero los pájaros volvieron y empezaron a llovernos venablos desde un lado del risco. -

El relato se torna crudo y las expresiones de dolor vuelven a su rostro. - Corrimos esperando que los caballos de tiro nos abrieran camino y luego volviéramos a recoger a los otros. Los pájaros nos siguieron y probaron su maldita puntería de nuevo con nosotros. Cuando me quise dar cuenta estaba solo únicamente pensé en llegar ante tí como fuese antes de desfallecer. Creí que nunca iba a llegar, me detuve en un edificio cerca de aquí, creo que era una posada y desde ahí no recuerdo nada más. - Sus ojos a esta altura están llenos de lágrima por los compañeros perdidos. - Creo que los caballos con la carga se quedaron en el Cerro de los Buitres, lo siento Randamis. - Las últimas palabras las dice en el medio de un llanto copioso y un poco atragantado por las contracciones de su pecho.

Randamis piensa unos instantes, luego conversa con sus guardias unas pocas palabras. Vuelve sobre Marblee y tras confortarlo les habla a los presentes que tuvieron la gentileza de traer al entonces herido jinete. - Gracias por traer devuelta a Marlbee. Aunque todavía con lo vivido no se encuentre bien, necesito saber lo que ha pasado. Alguno de los suministros que llevaban eran muy importantes. La vida tranquila que llevo aquí no está exenta de peligros y éste es uno de ellos, eso lo se. -

Hace una leve pausa y sigue hablando con el grupo. - Padezco una rara enfermedad estomacal que puede ser muy dolorosa si no tomo una infusión de hierbas especiales. Mis provisiones están casi terminándose y el grupo de Marblee está encargado de comprar más al este de Cormyr. Estaba ansioso aguardando su regreso, mientras envío nuevos agentes a Cormyr temo que no volverán a tiempo como para ahorrarme unas cuantas noches de terrible dolor. Pero si alguien recupera las hierbas que se perdieron le estaría muy agradecido. -

- Parece que Torm nos ha traido aquí por algún motivo, señor Ambleer, y si ese motivo es ayudarle, no cabe ninguna duda de que lo haremos. - Dudo un instante. - Al menos en lo que a mí respecta. - Termino mientras miro al resto de dispares personajes que nos hemos reunido allí.

Cuando entraron en aquella casa rápidamente Altair se tapó la cara con la capucha de su capa. Ocultando en parte su aspecto y su deformada cara. Aquella luz tan potente era sin duda un infierno para el luchador.
Puedes contar con mi compañía. Le dijo al fiel de Torm.
Dudo mucho que a los dioses les importen unas cuantas hierbas. Pero eso no es motivo para no ofrecer mi ayuda a nadie.
Quiza fuese una buena forma de comenzar de nuevo. De rehacer la vida de una vez por todas y de dejar atrás el pasado. Cierto era que aquella acción implicaba poner en riesgo su vida, pero ¿qué tenía que perder? Realmente nada y si mucho que ganar, aunque sólo fuese la aceptación de unos desconocidos.

Por mi parte, necesito experiencia, ya que terminé recientemente mis estudios como hechicero, sería una buena forma de ayudar a un necesitado y aprender algo sobre la vida fuera de la torre, podeis contar con mis humildes servicios.

Creo que será una buena experiencia, estos guerreros pueden cubrir mi falta de aptitud con las armas y así desarrollar mis poderes - Pienso mientras espero que los demás se pronuncien