El joven no podía creer lo que ocurría frente a él, al parecer el hombre que respondía al nombre de Nirvard se desangraba pese a los esfuerzos del medico, eso le hizo entrar en desesperación tomando una de las vendas que había hecho comenzó a intentar a detener el sangrado, ni si quiera sabía si lo que estaba haciendo estaba bien, pero quería ayudar a ese hombre costará lo que costara. 

-*Nirvard amigo, vas estar bien*- le ofreció una de sus manos, el chico era un manojo de nervios, incluso se atrevió a despojarse de la camisa con la que viajaba quedando en una camiseta Sport, no sabía si usando su ropa podría detener el sangrado de Nirvard -*Viejo te gustan los juegos, las chicas debes tener cientos de chicas, vamos mantente conversando conmigo*- fue lo que se le vino a la mente en las series cada vez que alguien corría peligro lo mantenían en constante conversación.

La presencia del otro sujeto que ahora se hacía visible hizo que el muchacho se tranquilizara un poco - *Ayuda por favor, hay que detener la sangre y no se como*- menciono el chico al recién llegado

Al parecer, la situación era mucho más crítica de lo que él pensaba. Hizo una ligera mueca. Él no estaba en las mejores condiciones, pero de momento estaba un poco mejor que los hombres mayores que había encontrado. El joven intentaba desesperadamente de encontrar una forma de detener el sangrado. Michael tenía el brazo roto, por lo que posiblemente no pudiera ayudar mucho. Se acercó con cuidado al grupo.

- *Mi nombre es Michael. Voy a ayudarles en lo que pueda.*

Con su única mano útil, tomó la camisa que el joven se había quitado y la examinó. 

- *Hay que intentar detener la hemorragia. Presionar sobre la herida. No creo que debamos moverlo, o podríamos empeorarlo. Mientras siga sangrando, no tenemos muchas opciones. Quizá... cauterizar la herida. Pero eso sería muy doloroso y no garantiza nada.*

Miró un poco frustrado a los demás. Estaba agotado, pero intentaba razonar lo que mejor podía. Tomó la tela e intentó presionar para cortar la circulación. Si al menos lograban frenar la hemorragia, podían intentar quitar el objeto que estaba perforándolo.

Poco a poco, el dolor empezaba a estar acompañado de una sensación de calor húmedo en la zona de la herida y frío en las extremidades. Manos y pies fríos.

Nivard no era consciente de lo que estaba sucediendo, así que intentó contestar al joven con el mayor ánimo que pudo.

*Jajajattjooooo* - Un estertor corta la risa - *Juegos y chicas, ¿eh? Es un buen objetivo*

No entendió en un primer momento por qué quería que no dejaran de conversar, pero su frase final y sobre todo la intervención de Michael le permitieron atar cabos y se empezó a poner nervioso.

*¿Qué ocurre? ¿Qué está pasando?* - Y cambiando al español - ¿Cómo que hemorragia? ¿No se supone que eres cirujano? ¡Haz algo! Tjooo

Hizo lo que pudo, pero aquello no bastó. Totalmente comprensible dadas las circunstancias: no había material quirúrgico, estaba herido y por mucho que quisiera no podía evitar desconcentrarse por el dolor. Aun así, cuando vio que la herida no paraba de sangrar, empezó a soltar tacos por lo bajo. Necesitaba salvar a ese hombre si quería asegurarse que sobreviviría. Aunque con aquella herida en la espalda ya dudaba que pudiera ser capaz de llevarle, al menos seguiría siendo mejor cabeza pensante que el manojo de nervios que tenía por ayudante. Él solo se las bastaba y sobraba para liderar, ¿pero y si perdía el conocimiento? No podía confiar lo más mínimo en la inteligencia de aquel niñato inglés. 

Cogió bruscamente la camiseta que había soltado el joven y la puso encima de las gasas que tenía. Aquello no iba a bastar y lo sabía pero tampoco iba a venirle mal. Luego escuchó a alguien más acercarse. Otra voz juvenil, aunque más sensata. Quizás sería útil, pero a saber. Dejó que presionara la herida en vez de él. No tenía suficiente fuerza en el cuerpo como para seguir así.

Aprovechó que había delegado sus funciones para echarse a un lado. De tanto presionar, el costado le estaba matando. Necesitaba parar un segundo y pensar. Sin la mente fría, era tontería actuar. Bien sabía la de veces que la gente ayudaba a un herido dejándose llevar por la buena fe, para al final empeorarlo. Pero aquella no era la primera vez que tenía un moribundo delante, así que aquello no le afectaba tanto como a los demás. Y si no fuera por la situación en la que se encontraba, no estaría más preocupado que alguien delante de un sudoku. Un rompecabezas hecho de sangre y tripas pero un mero puzzle al fin y al cabo. Pero esta vez su vida también estaba en juego, así que no podía tener el temple que le hubiese gustado.

Tras darle unas vueltas, cauterizar sería lo más viable. Le jodía que la idea no hubiera salido primero de sus labios pero no tenían muchas opciones. Lo ideal sería coser la herida, ¿pero con qué? No tenía hilo ni nada del estilo. Y mucho menos esterilizado. Así que no quedaba otra.

Iba a comentar sus impresiones al grupo, dado que dependía de ellos para actuar, cuando fue incapaz de pasar por alto las palabras de Nivard:

—¡Estoy pensando, capullo! —le gritó de malas al dudar de su profesionalidad— ¿Qué quieres, que haga las cosas por impulso y te mate? ¡Aquí no hay apenas materiales, coño! Casi será un milagro salvarte. No voy a actuar por pena y matarte así. Te joda o no, no tengo interés en dejarte morir por una gilipollez.

Mucho había durado sin saltar. El dolor lo había amansado al principio, pero ante la frustración de no lograr las cosas y encima la recriminación, empezaba a encenderse. De ahí que se dirigiera a los más jóvenes con enfado, pasando sus jadeos a parecer gruñidos de ira:
—*Vosotros dos. Uno que siga presionando las gasas. El otro necesito que busque fuego. Piedras, palos, lo que sea que sirva. Quizás haya algo en llamas del puto avión. Voy a intentar cauterizar la herida. Rápido o se muere. ¡Vamos, vamos, vamos, joder!*

Lunes, 5 de agosto del 2019.
Soleado, temperatura 28ºC
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Cuanto más tiempo pasaba más se iba desangrando el pobre Nivard. Antonio daba órdenes de lo que tenían que hacer aquellos dos jóvenes. Por suerte, Arthur estaba presionando eficientemente la herida y evitando que Nivard se desangrase mucho más rápido de lo que lo hacía. Así que si alguien tendría que hacer caso de las órdenes del cirujano, ese tendría que ser Michael.

Cuanto más tiempo pasaba peor se iba sintiendo Nivard. Efectivamente se estaba desangrando y a pesar de que todos los allí presentes hacían todo lo que podían para mantenerlo con vida no era suficiente y por unos instantes el haitiano perdió el conocimiento desplomándose ahí mismo.

Al menos ahora no sufriría el dolor causado por la manipulación de la herida.

El chico escuchó que los otros dos hombres en realidad hablaban en español. Él no hablaba con tanta fluidez, pero conocía lo suficiente como para entender que el que llamaban Nivard estaba conmocionado, y el otro, de quien desconocía el nombre, era cirujano. De momento, el único que podía presionar correctamente la herida era Arthur, así que le cedió la prenda y le indicó cómo debía hacerlo.

- *Asegúrate de presionar lo mejor que puedas. No podemos permitir que siga perdiendo sangre.*

Podía decirse que Michael tenía un poco más de entereza, debido a su profesión. Estaba, en parte, acostumbrado a lidiar con disecciones y cosas similares.

- Doctor... ¿cómo le ayudo? -preguntó en un precario y algo mal pronunciado español.- ¿Fuego? ¿Necesita fuego? 

Sí, eso era lo que había indicado el otro. Miró a sus alrededores, pero no veía nada similar... aunque... a lo lejos se veía humo. Dudó un poco, sorteando la posibilidad de ir. Su rodilla estaba bastante maltrecha. 

- *Arthur... ¿Puedes caminar bien? Por allá hay fuego. Parece que hay algo encendido. Necesitamos traerlo.*

La conversación en español entre las personas que le rodeaban le causaba una confusión enorme en especial por que las palabras que recordaba eran demasiado básicas como para pedir algo de comida, saludar, preguntar por el baño o simplemente solo palabras muy dispersas que le sirvieran de algo para intentar comprender lo que decían, así que el menor se limitó a mirar el flujo de la conversación.

No fue hasta que el otro chico le pregunto si podría ir por el fuego que el muchacho volvió a concentrarse, aunque le parecía peligroso dejar de presionar la herida de Nirvard y buscar el fuego pero el otro chico le pedía eso, sin embargo el doctor mantenía la indicación de seguir presionando, así que decidió pasar de lo que el joven decía y concentrarse en la herida de Nirvard.

-*Enserio bro, mira que debo contener la herida el doc. ha dicho que mantenga presionado, tendrás que ir por el fuego*- contestó el joven  alarmado haciendo su mejor esfuerzo para evitar el sangrado de Nirvard.

Aunque el otro joven no se encontraba bien de su pierna Arthur se negaba a abandonar a Nirvard, -*Mira creo que hay algo cerca por que no vas por el, no creo que te sea difícil*- el chico estaba fijo, en el curso de primeros auxilios decía que por ningún motivo se dejara que una hemorragia continuara debería detenerse a la brevedad posible, pero ese curso no contaba un accidente aéreo.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
Soleado, temperatura 28ºC
Hora Local: 12.00; 
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Agotada y dolorida, Manjit finalmente llegó a la orilla. Nunca sus pies y manos habían tocado algo tan glorioso como aquella arena de la playa. Podría haberla besado si no fuera por sus labios resecos debidos a la sal. Se tumbó en la arena, deseando poder permanecer allí recostada para siempre. Una parte de ella no quería levantarse nunca, pero su parte más consciente sabía que debía moverse, y rápido. Tenía que guarecerse del sol del mediodía antes de que le abrasara y le diera una insolación. Sobre todo, debía buscar agua potable. Miró a su alrededor, todavía sentada, y vio que tras la playa había una vegetación espesísima. Sin duda, debía existir algún tipo de agua dulce cerca. Tampoco cabía la menor duda de que en ese vergel vivían animales salvajes a los que temer.

Al llegar a la playa, Manjit pudo ver a un grupo de cuatro hombres. Todos ellos estaban rodeando a uno de ellos que parecía tener una terrible hemorragia en la espalda. Parecían estar discutiendo o hablando, pero estaba tan lejos que no era capaz de entender qué pasaba exactamente.

La situación se complicaba para Nivard que no paraba de sangrar. Ambos chavales estaban discutiendo sobre quién debía o no debía dirigirse en dirección a la columna de humo. Mientras tanto, el haitiano se desangraba allí mismo.

Para sorpresa de los supervivientes, una quinta persona apreció por allí. No muy lejos y recién llegada por el mar aparecía una mujer empapada cubierta por lo que parecía un típico traje indio. Estaba claro que ella también debía haber sobrevivido al accidente, solo que ella había caído al mar y había logrado llegar hasta allí nadando, de ahí su aspecto agotado.

Discutir con el otro hombre no servía de nada o al menos eso pensaba Arthur, la camiseta para este momento había cambiado a un color morado, por la cantidad de sangre que Nirvard seguía expulsando de su cuerpo, aún así el neoyorquino se negaba a dejarlo morir, ya sea por principios, por miedo o por cualquier razón el chico se negaba a simplemente no hacer nada.

La llegada de aquella mujer no le paso desapercibido, pero  por el momento no podía hacer mas que observarla y centrarse en la herida del hombre de piel oscura.

-*Doc, Doc, esto no esta funcionando*- no es que el muchacho cuestionará la inteligencia y la profesionalidad del doctor, si no que el tiempo apremiaba y esto no iba del todo bien.

Nivard abrió los ojos de nuevo y para su sorpresa, descubrió que le costaba bastante más centrar la vista.

Se sintió desorientado un momento ¿En qué momento había perdido la conciencia? Ni siquiera lo recordaba. Aunque, para ser sinceros, ni siquiera sabía si era normal no recordarlo. Parecía lógico que si perdías la conciencia era porque no tenías conciencia suficiente para recordar el momento en que la perdías ¿no?

Hacía frío, bastante más que antes, y también parecía que estaba más oscuro, ¿o simplemente era que ahora había más sombras? Sí, eso era. Allí había un cuarto chico al que no recordaba haber visto antes. Se sentía pesado y cansado, pero, por algún extraño motivo, su mente ahora podía pensar las cosas con mayor frialdad. Como si en realidad no fuese más que un espectador.

*Me estoy muriendo* - Informó en inglés como si en realidad aquel fuera un dato que aquel grupo necesitara y aun no lo estuvieran considerando lo suficiente. No fue fácil de pronunciar, no porque mentalmente requiriese mucha preparación, ya que en su estado actual a Nivard no le costaba pensar en decir aquellas palabras, sino porque en realidad era su boca la que se movía pastosa y no pronunciaba con claridad.

Se rió. O tal vez tosió en un estertor. No era fácil distinguir la risa de un violento estertor en aquellos momentos. Después añadió.

*Se...  se estrella un avión.* - Enunció, aunque no era fácil entender sus palabras -  *So-Sobrevives al im- pacto. Abres los ojos...* - Hablaba inútilmente, perdiendo fuerzas y con lentitud. - *Mueres* - Completó su ironía.

Tenía frío y estaba cansado. No sabía si quería luchar o dejarse ir.

*Cre-creo que voy a... dormir.*

Michael chasqueó la lengua. Con su rodilla como estaba, dudaba poder ir a la columna y humo, y volver a tiempo. Miró a la chica que acababa de llegar a la orilla. Se acercó un poco a ella, y revisó sus signos vitales. Estaba algo maltrecha, pero sobreviviría. 

- *Ya vengo. Voy a ver si puedo conseguir fuego.*

Dijo, mientras se ponía de pie y forzaba su pierna lo más que podía para caminar rápidamente. Era necesario hacer esto rápido, o iban a perder a Nivard. Ahora era cuando tenía que sacar su vena de biólogo para hacer las cosas necesarias y sobrevivir.