Martes, 6 de agosto del 2019.
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Cuando llegaron a la playa del este la situación que se encontraron allí no era, ni mucho menos, la que se habían imaginado. Junto a la orilla del mar había tres cuerpos tirados tostándose bajo los primeros rayos del sol. Los cuerpos no parecían llevar mucho tiempo muertos, pero sí lo suficiente como para que los insectos hubiesen empezado a acercarse.

Antonio, Erik y Manjit habían muerto. Antonio parecía haber muerto en el accidente, mientras que los otros dos parecían haberlo hecho unas horas después por alguna herida interna. Fuera como fuese, aquellas tres personas ya no eran unos supervivientes y la isla parecía haberse cobrado sus tres primeras víctimas.

Para Arthur ver los cuerpos sin vida de aquellas tres personas fue un golpe duro, en su cabeza recordaba como aquella chica hindú había ayudado a Nirvard, recordaba al buen doctor intentando  salvar la vida del otro y al tipo musculoso llegar y haber intercambiado algunas palabras, todo eso le hizo ser consciente de la fragilidad de la vida  y que todos podían terminar en esa situación.

Por un momento el joven tuvo que contener las lagrimas y las arcadas por la escena, aún así se controló, miró a los otros con la esperanza de que le indicarán que debía hacer, hasta ahora todo había sido como una serie o película de supervivientes, pero ahora había muertos, verdaderos muertos y lo peor eran personas con las que había convivido hace unas horas.

El zumbido incesante de los insectos le hizo imaginarse que era su cuerpo tendido en la arena, sabía que su hermano lo daría por muerto y que no intentaría buscarle, su esperanza era sobrevivir encontrar a sus padres y ver la manera de volver a casa, de regresar a su vida, lo que realmente deseaba era escapar de ahí.

-*Esto no esta pasando*- dijo el chaval intentando encontrar respuestas - *¿No están muertos verdad? no es enserio solo duermen*- una sonrisa de desesperación se manifestó, el miedo comenzaba a llegar, en su vida nunca había visto un cadáver salvo en las películas, pero en definitiva esto no lo era.

Arthur agradeció la caminata. Poco a poco el dolor del entumecimiento fue desapareciendo, pero el sol comenzaba a picar de una forma desagradable. Otros dolores no desaparecían. Los de los brazos, los de las piernas. Aquellos en los que recibió los golpes de su doloroso aterrizaje.

Miraba la arena, sin decir nada. Le apetecía café, pero aquello trajo de vuelta su cabeza recuerdos de un sueño plagado de miembros amputados. Aquello le devolvió al recuerdo del avión. Sacudió la cabeza pero no sirvió de mucho.

Avanzaba tras el muchacho, tan ensimismado que cuando se paró y se giró al principio no entendió lo que decía. Se tuvo que detener y agarrarle por los hombros para concentrarse. Y por encima de ellos, vio los tres cuerpos, a unos pasos más adelante.

Aquello no estaba pasando.
Les iban a rescatar.

Aquello era lo único que André podía pensar. ¿Lo había dicho en voz alta?

- Ce n'est pas vrai! Ceci ne se produit pas! Ils vont nous sauver!

Lentamente se colapsó sobre sus rodillas en la arena.

Un día. Un solo día llevaban en la isla y parecía que habían pasado meses, años, por el estado de los cuerpos y el cansancio mental que todos mostraban.

Kalina no quiso mirar demasiado los cadáveres con tal de no memorizar sus rostros, sus complexiones… no quería que fueran reales, sólo tres muñecos colocados sobre la arena aunque en otro momento hubieran tenido nombre, familia, casa o un trabajo. Respiró hondo mientras cerraba los ojos, quitándose la imagen de que Dudek estaría en algún lugar de esa gran isla en la misma posición. No, tú estás bien. Voy a encontrarte.

Esa posición fría y distante la ayudó momentáneamente a no caerse. Ahora mismo necesitaban ser fuertes mientras buscaban a sus seres queridos o esperaban a que los encontrasen, así que tragó todo lo que pudo con tal de aguantar por el resto. Quien vio que no pudo con ello fue el chico, Arthur, agarrando su brazo para atraerlo hacia ella y darle una especie de abrazo, dejándole de espalda a los cuerpos.

No mires.- Sabía que era tarde, que el chico tendría esa fotografía mental grabado durante el resto de su vida, pero quería evitar que cayera en una crisis.- Tenemos que seguir y buscar al resto.

No hubo forma de que el médico se percatara de cómo se pudo sentir la trapecista tras decirle que se lo tomara con calma, era algo que le salía natural desde que se encargaba de supervisar el estado de sus pacientes. Su mente se encontraba demasiado ocupada asimilando todavía aquel infierno, sin saber qué había pasado con sus compañeros de trabajo y de supervivencia. También le torturaba lo que podría estar pensando su mujer por no darle señales de vida y la posibilidad de no volver nunca. Y a toda esa preocupación se le sumaba el no tener ya nada de comida.

Pronto recibiría otro duro golpe, y ese era el de encontrarse en la playa la figura de tres personas en la orilla, aparentemente muertas. Y para más inri, uno de ellos era su compañero, le fue fácil reconocer por la ropa que llevaba.

Escuchó la desesperación de Arthur, los gritos del francés, y las Kalina intentando ayudar al joven, pero eso no detuvo a Alistair, que fue corriendo hacia el cadáver de Antonio. Sabía que no debía hacerlo que eso empeoraría su situación mental pero no pudo evitarlo. No importaba su profesionalidad en esos casos pues en esos precisos instantes era un hombre como otro cualquiera, dolido por el fallecimiento de un compañero.

— Antonio, Antonio — murmuró para sí mismo aunque pareciera que estaba llamando al hombre tendido en la arena. Inspeccionó el cuerpo con una ansiedad que pensaba que nunca podría le volvería a dar después de los años de experiencia viendo toda clase de situaciones difíciles en un maldito hospital.

Nunca tuvieron una gran relación, porque Antonio siempre fue alguien extremadamente competitivo en el trabajo, narcisista y en muchas ocasiones, insensible, pero seguía siendo un compañero, con el que había decidido ir a aquella conferencia y por eso le había elegido junto a Diana y a Manuel. La culpa le oprimía el pecho y lo manifestó, llevándose las manos hacia él y notando como el aire que respiraba no era suficiente.

¡Pero qué! Dijo Tiago al ver los cadáveres de las personas que yacían ahí muertos. La realidad es que no les había dado tiempo a conocerles, pero ver aquellos cuerpos no ayudaban en nada. No pudo decir nada, se fue junto a una roca de la playa y se quedó hecho un ovillo pensando en lo que les había sucedido. Todo está mal.... todo está mal... lo que estoy haciendo no está bien...  se empezó a repetir así mismo mientras trataba de gestionar la angustia que todo eso le había provocado.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mañana, temperatura 24ºC
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Los demás iban y venían, soltando incoherencias. El sabía que todo estaba mal porque había encontrado trozos de gente y el agua la había perdido. Tenía su botella en la maleta y alguien se la había llevado. No tendría problema normalmente, además tenía un seguro contra robo incluido en el seguro de la granja de cría. Estaba cubierto. Pero le apetecía beberse medía botella de ese whisky tan caro, invitar a la azafata que estaba tan buena, la rubia que tenía un acento raro y que parecía rusa.

Arrastro los pies por la arena alejándose del grupo de bichos raros. ¿Porque estaban vivos? André comenzó a andar en dirección al sur, murmurando.

- Je ne comprends pas comment les boiteux peuvent marcher à nouveau. Il est étrange. Personne n’est guéri si tôt, et je ne comprends pas comment il est possible que tous ces gens soient morts au même endroit. Ils auraient pu faire comme la blonde qui a eu les jambes cassées hier et aujourd'hui, elle est comme moi et comme tout le monde. Ceci est rare. Alistair sait peut-être quelque chose, mais il est peut-être coincé avec la blonde. Ça s'appelle Kalina. Je dois me rappeler que ...

Quizás en un sitio nuevo encontrase a sus perros. Le dolía la pierna pero encontraría a sus perros y todo volvería a estar bien porque ellos conseguirían encontrar el camino a casa. Atila tenía un olfato de primera. Y su botella de whisky, también la encontraría.

El joven parecía haberse quedado completamente en shock al igual que el médico, quien corrió hacia uno de los cadáveres al conocerle. Kalina no sabía qué hacer, pero tenía claro que quedarse en ese lugar con los cuerpos no hacía bien a nadie, acercándose a Alistair para agarrarle del hombro.

Tenemos que irnos. No podemos hacer nada Alistair.- Intentó levantarlo, incluso si se oponía, sabiendo que tenía que alejarse del tal “Antonio”. Entonces escuchó la voz del francés aunque no entendiera nada de qué hablaba, frunciendo el cejo intentando descifrar sus palabras aunque sólo se quedara con un par sueltas, incluido su nombre.- ¿Qué? – Antes de que pudiera preguntarle por la versión traducida empezó a andar hacia el sur.- Alistair, vamos.- Separarse no era la mejor opción, así que prácticamente arrastrando al médico siguió los pasos de Andre.

Ya comenzaba a sentir la desesperanza demasiado cerca, y la notaba al cuello y al pecho, dificultándole la tarea de respirar con normalidad. La idea de que todos, incluido él, acabarían igual que Antonio comenzó a rondar su cabeza por lo que el miedo también se hizo hueco en su corazón.

— No vamos a salir de aquí — murmuró, siendo únicamente audible para quien estuviera cerca de Alistair. Parpadeó un instante y la playa se llenó de cadáveres que le hicieron dar un pequeño bote. Logró discernir a lo lejos un autobús escolar  pero cuando sus ojos volvieron a cerrarse por unas milésimas segundos, ya no había nada más que los tres cadáveres que continuaban descansando en la orilla. La mano de Kalina le hizo reaccionar al cabo de un minuto. Aunque se había resistiendo a abandonar el cuerpo, tuvo que hacerlo al notar la insistencia de la rubia.

Se levantó y se pasó la mano por la cara intentando inútilmente despejar la mente, pero ésta ya estaba envenenada por el trauma. En esos momentos era un mero pelele que seguía los pasos de los demás hasta que el shock inicial se le pasara, por lo que no tomaría decisiones sobre hacia dónde ir.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mañana, temperatura 24ºC
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Tiago se había quedado impactado con lo que acababa de ver. No había sido capaz de sobreponerse a la imagen y por eso se dio media vuelta para dirigirse el avión. Quería comprobar una cosa allí antes de seguir investigando la isla.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mediodía, temperatura 25ºC
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Cuando llegaron a la playa del este la situación que se encontraron allí no era, ni mucho menos, la que se habían imaginado. Junto a la orilla del mar había tres cuerpos tirados tostándose bajo los primeros rayos del sol. Los cuerpos no parecían llevar mucho tiempo muertos, pero sí lo suficiente como para que los insectos hubiesen empezado a acercarse.

Antonio, Erik y Manjit habían muerto. Antonio parecía haber muerto en el accidente, mientras que los otros dos parecían haberlo hecho unas horas después por alguna herida interna. Fuera como fuese, aquellas tres personas ya no eran unos supervivientes y la isla parecía haberse cobrado sus tres primeras víctimas.

Cuando llegó a esa parte de la playa, Mitch reconoció la zona de inmediato, ya que se trataba del lugar en el que había visto el día anterior a Nivard y a sus compañeros, así como al bueno de Erik, por quien no sentía una especial simpatía después de haberlo dejado tirado con una chica malherida que rogaba ayuda en medio de la jungla.

El veinteañero se percató entonces de la presencia de aquellos cuerpos tendidos al sol, tostándose como si se tratase de pollos fritos mientras los insectos ya que comenzaban a revolotear a su alrededor. Incluso sin haberse acercado mucho, Mitch pudo identificar el pequeño cuerpecito de Manjit, con sari rasgado, sin un hálito de vida, así como la reconocible cabeza calva y las gafas de sol de Erik, que quizá le hubieran protegido la vista de los rayos del sol, pero no así el resto de su cuerpo. Le costó identificar al tercer cadáver, reconociéndolo como el hombre que yacía tendido junto a Manjit y Nivard cuando los había encontrado. No sabía quién era, no sabía ni cómo se llamaba, pero le dio una pena tremenda no haber podido hacer nada por él, ni tampoco por Manjit.

-Qué fuerte, tío, qué fuerte -comenzó a balbucear el joven hippie, observando pasmado los tres cadáveres que se encontraban tendidos sobre la playa. Se sentía incómodo, entristecido por no haber podido hacer nada por salvar a Manjit, a quien había podido ver viva la tarde anterior, e incluso recordaba que la chica había asegurado no tener más que magulladuras-. ¿Cómo ha podido suceder algo así?

La voz de Manjit acudió rápidamente a su memoria, como un fantasma que la atormentaba. ¿Habrían podido salvarla si Nivard o él mismo se la hubieran echado a cuestas a la espalda? "Por cierto, mi nombre es Manjit y creo que salvo unas magulladuras no necesito ayuda urgente, así que ve cuanto antes a por tu amiga" resonaban las palabras de la hindú en su mente, tan insistente como el dolor de cabeza en plena resaca.

-Parece que no eran magulladuras -murmuró, apesadumbrado. Ni siquiera había reparado en la presencia de Arthur Smith, que andaba por allí. En esos instantes, la mente de Mitch estaba volando a nuevos horizontes sin necesidad de usar drogas. Era la primera vez que veía un cadáver a lo largo de su vida y no podía evitar sentirse más afectado. Atrás quedaba el Mitch alegre y chistoso, o el Mitch dispuesto a ayudar a todo con el que se cruzaba. En esos momentos, lo único en lo que podía pensar era en internarse en la selva y poner suficiente tierra de por medio con aquella parte de la playa.

Por ello, el hippie no miró atrás y echó a correr en la dirección al sur, internándose en la jungla.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mediodía, temperatura 27ºC
Hora Local: 14.00; 
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Cuando llegaron a la playa del este la situación que se encontraron allí no era, ni mucho menos, la que se habían imaginado. Junto a la orilla del mar había tres cuerpos tirados tostándose bajo los primeros rayos del sol. Los cuerpos no parecían llevar mucho tiempo muertos, pero sí lo suficiente como para que los insectos hubiesen empezado a acercarse.

Antonio, Erik y Manjit habían muerto. Antonio parecía haber muerto en el accidente, mientras que los otros dos parecían haberlo hecho unas horas después por alguna herida interna. Fuera como fuese, aquellas tres personas ya no eran unos supervivientes y la isla parecía haberse cobrado sus tres primeras víctimas.

Mitch había llegado corriendo a aquella playa, saliendo de improviso del interior de la jungla, encontrándose con Alistair y con un silencioso Arthur. No sabía cómo pero Kalina, la trapecista, también le había seguido. El veinteañero hippie se detuvo en seco, sujetándose las piernas, un tanto cansado, mientras jadeaba durante unos instantes.

Después, se aproximó hacia Alistair, sabiendo que pronto habrían llegado al avión y no podrían hablar con demasiada intimidad. No es que considerara que Kalina y Arthur le proporcionaran intimidad, pero desconocía si la primera entendía su idioma y, en cuanto a Arthur, le dio la sensación de que tenía la cabeza en otra parte.

-¡Ey, Doc! -le saludó, mientras lo alcanzaba-. Antes de que lleguemos al avión, tengo que contarle algo. Cuando íbamos en el avión, digamos que -comenzó a dudar si debería contarlo. Sabía que, si Alistair fuera un poli, lo tendría enfilado desde el primer momento. Por fortuna, era un doctor, por lo que confiaba en que sería más comprensivo y guardaría su secreto- estaba transportando algunas sustancias estupefacientes dentro de mi cuerpo. Ya sabe, lo que comúnmente se conoce como un pollo de coca. Pero un pollo de los grandes, hermano. Y después del accidente -El hippie se encogió de hombros, no muy seguro de lo que en realidad había pasado-, digamos que el pollo echó a volar. Pero creo que echó a volar dentro de mi cuerpo, tío, y no eso no mola. Vomité un par de veces y no sé si Eso sigue aún ahí, dentro de mí. Llevo todo el día recorriéndome la isla sin notarme nada, pero me gustaría estar seguro de que no se ha colado muy adentro. -Mitch se estaba muriendo de la puta vergüenza y lo único que deseaba es que la rusa no le estuviese entendiendo-. Cuando lleguemos al avión y ya haya atendido a mi amiga, ¿podría echar un vistazo dentro de mi culo o recetarme algo, Doc?