Demasiadas horas caminando sin apenas descanso y sin consumir alimento alguno provocó que el médico comenzara a sufrir las consecuencias. En el preciso momento en el que el cuerpo le falló, y tropezó, haciendo que una rodilla se clavase en la arena, ya supo que tenía que ponerle remedio. Por ello, comenzó a comerse la ración de dátiles que llevaba con él con intención de recargar sus energías y seguir adelante. Quería buscar más alimentos y también agua pero sabía que debía cederle esa función a otro pues la suya debía ser la de atender a los heridos.

— *Hay que encontrar más comida y agua, como sea* — Advirtió cuando vio los restos del avión, una visión que lo dejó atónito durante unos largos segundos. — *Yo voy a centrarme en la búsqueda de otros supervivientes y del maletín médico* — Quiso acercarse a ayudar a Vanessa, pues como él estaba desfalleciendo pero ésta sacó fuerzas para adelantarse y rebuscar dentro del avión.

En ese momento  Alistair divisó un par de chicos también allí, rebuscando entre los restos. — *¡¡Ehh, chicos!! ¡¿Estáis bien?!* — Alzó la voz  y fue hacia ellos, acelerando el paso en una pequeña carrera para comprobar el estado de salud de los chicos —*¿Habéis visto más supervivientes? ¿Ava? ¿Dudek? ¿Diana?* — pensando en la hija de Melvin — *También busco a mis compañeros, Manuel y Antonio* — sentía abrumarlos con sus preguntas, en especial a uno de ellos que no parecía prestarle mucha atención por algo que estaba mirando, algo que le había coloreado la cara de blanco. Ailbert dirigió su mirada también hacia la misma dirección a la par que empezaba a caminar hacia allí. No se olvidaba de la búsqueda de su maletín.

No sabía si era causa de las heridas pero cada vez se encontraba peor.

Hacía demasiado calor, la cabeza le martilleaba como si tuviera dentro un concierto metal a máxima potencia y el dolor crecía por segundos, trasladándose desde su costado hasta su estómago. Había intentado aguantar todo lo que podía con tal de no retrasar al grupo, pero una vez tuvo el avión delante notaba que sus fuerzas estaban casi al límite, incapaz de dejarlo estar más tiempo.

André, bájame.- Pidió al hombre que la cargaba en la espalda, notando que le costaba incluso agarrarse con fuerza al hombro para no caer. Parpadeó varias veces al ver que su visión empezaba a difuminarse, volviendo a insistir.- Bájame.- Ni siquiera se percató de los dos chicos que se encontraron, más concentrada en no desmayarse desfallecida que de lo que le rodeaba. Sin embargo buscó con la mirada a Alistair, el médico oficial del grupo y quien la había ayudado antes, esperando que él pudiera decirle qué le estaba pasando.

Andre conseguía mantener el tipo, pero por dentro se iba sintiendo cada vez peor. Por fortuna, cuando empezaba a pensar en pedir un descanso, aun a costa de su orgullo, llegaron al lugar. El aspecto era tan malo como cabía esperar.

- Andre, bájame -le dijo Kalina. Pero al principio no pudo reaccionar. Se encontraba impactado por lo que veía. Y en el silencio tenebroso de aquel lugar, involuntariamente, esperaba escuchar algún ladrido. Por respeto a los que allí habían muerto, y tenían que haber muerto muchos, se contuvo a la hora de llamar a sus perros- Bájame -repitió Kalina, y de pronto recordó que ella estaba allí.

- *Si, claro, dame un segundo. *

André se encaminó al limite entre la jungla y la playa, a un lugar donde alcanzase una buena sombra. Con aquella cantidad de sol no hacía falta mucho tiempo para sufrir una insolación. Se arrodilló con precaución y dejó a Kalina en la arena, con suavidad. La ayudó a encontrar algo parecido a la comodidad en aquella situación demencial, y finalmente, se sentó cerca de ella. Necesitaba un descanso. Y beber. Pronto no fue suficiente un descanso y se derrumbó sobre la arena, mitad mareado, mitad abatido. 

- *¿Que crees que habrá visto ese chico?* -preguntó al cielo, mitad hablando con Kalina, mitad hablando consigo mismo. De todas formas, no esperó que llegase la respuesta- *Necesito descansar un instante. Solo un segundo. Luego iré a ver si hay alguien vivo dentro del avión. Y por si encuentro algo de agua en el interior del avión. Necesitas agua. Todos necesitamos agua. Ahora mismo es lo más importante.*

Respiró unas cuantas veces, dejando que su aliento volviese a normalizarse. Cuando se sintió seguro, se levantó con precaución.

- *Si necesitas algo danos un grito, ¿si?* -y ya no pudo contenerse más- *¡Atila! ¡Alamein! ¡Venid aquí!*

Y mientras caminaba hacia los restos del avión, abrió bien los ojos en busca de alguna botella de agua que pudiera rescatar. Por pequeña que fuese.

El joven Arthur apenas hilaba algunas palabras de aquel nuevo personaje que conocía le preguntaba por personas que dudaba en conocer, el muchacho estaba cansado debilitado por las diez horas sin probar alimento y agua, la garganta la tenía resaca  y por extraño que pareciera aún estaba consiente lo mas seguro a la adrenalina de haber sobrevivido.

La primer reacción ante el sujeto fue negar con la cabeza ante los nombres que le sugería pero cuando escucho sobre sobrevivientes el chico volvió a conectar Nirvard necesitaba ayuda.

-*Hay más, están un poco mas hacia allá, están heridos, necesitan agua  y ayuda*- mencionó el muchacho con dolor en la garganta -*también necesito agua, pero has visto a mis padres se llaman Gregor y Samantha*- las piernas le temblaban al muchacho al mencionar a sus familiares, y la adrenalina comenzaba a bajar eso solo indicaba que pronto sufriría los síntomas del desgaste físico.

-*Necesitan ayuda, debo buscar comida*- mencionó el muchacho, no se podía dar el lujo de dejarse rendir, aún no tenía que ayudar a los demás y encontrar a sus padres, demasiado para un chico de 15 años, por lo que con toda la carga no pudo evitar ponerse a llorar, los nervios también comenzaban a traicionarle.

Arthur rodeó el avión para ver el otro lado. Allí pudo encontrar que parte del fuselaje había tirado un par de cocoteros y los había enterrado bajo él. Ambos estaban repletos de cocos suficientemente maduros como para poder comerlos. Había un total de 23 cocos*. El problema iba a ser abrirlos...

Había sido un trabajo duro el mover todos aquellos hierros el sol, sus manos se habían tiznado y tenía algunas quemaduras porque el fuselaje todavía estaba caliente, pero nada que resultarada de importancia comparado con el estado de algunos de sus compañeros. Había merecido mucho la pena, y ahora había conseguido suficiente alimento para aguantar una larga temporada.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
Soleado, temperatura 31ºC
Hora Local: 18.00; 
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La situación en el interior del avión fue terrorífica... No se habían parado a pensar que podría ver algo así, estaba lleno de cadáveres calcinados, de fragmentos de cuerpo, de sangre por todas partes. Eran múltiples los cuerpos muertos que había en aquel lugar y andar rebuscando entre ellos no parecía una tarea muy sencilla... Y eso no era lo peor, lo peor era cuando uno se encontraba miembros apuntados sin saber a quién pertenecían...

Lunes, 5 de agosto del 2019.
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Al encontrar encontró sangre por doquier y aunque procuró intentar buscar maletas de mano, que solían contener lo más práctico, como agua, o comida; y también pretendió buscar la parte en la que las azafatas guardaban la comida, la situación la sobrecogió.

El médico se confió en su entereza, en su aguante mental para soportar lo que sabía a ciencia cierta que vería allí dentro, pero hizo mal pues notó inmediatamente de ver aquel desagradable panorama que lo superaba. Tuvo que tomarse un tiempo para controlar la respiración ya que sintió la ansiedad abrazándose cruelmente en su pecho, dificultándole la tarea. Había visto a lo largo de su vida profesional muchísimas amputaciones, pero calcinaciones así como estaba viendo en esos momentos… nunca, y tantas partes del cuerpo desperdigadas por todo el interior del avión, tampoco. Igualmente trató de buscar algo que le sirviera para tratar a los heridos, así como comida y agua en el caso de no encontrar lo primero.  

Encontrar los cocos fue un evento fortuito para el jovén Arthur, ahora tenía algunos ligeros problemas de como alimentarse con ellos, al principio intento abrir los cocos con una piedra, esfuerzo infructuoso y doloroso finalmente lo único que se le ocurrió al chico fue  usar uno de los bordes filosos para intentar abrir un agujero en la fruta y poder beber de el, no se le ocurrían mas cosas.

-*jodida fruta solo, debes abrirte  y dejarme beber*- dijo el chico intentando abrir uno de los cocos.

Creía que bajar de la espalda de Andre la ayudaría aunque fuera a recuperar un poco de estabilidad, pero fue todo lo contrario. A medida que se iba soltando, casi tirándose al no poder agarrarse más al hombro, veía el suelo muchísimo más lejos de lo que estaba en realidad mientras la cabeza le daba vueltas, tantas que se obligó a cerrar los ojos para no ver el mundo girar a su alrededor mientras ella seguía estática.

Ni siquiera sabía quién estaba a su lado, tampoco había reparado en la presencia de los nuevos supervivientes y, si se habían presentado, no los escuchó.

Intentó girarse para quedarse de costado, un esfuerzo casi titánico con el que tuvo que hacer acopio de todas las fuerzas que le quedaban, respirando de manera entrecortada cara a la arena mientras algunos granos salían volando por el aire que salía de sus labios.

¿Quedan dátiles? Necesito uno.- Y lo necesitaba con urgencia, notando de nuevo ese pellizco en el estómago que le revolvía las tripas.

André paseaba la mirada por la playa, sin encontrar nada. Ningún reflejo de lo que pudiese ser una botella de agua. Ningún ladrido tampoco. 

¿Quedan dátiles? Necesito uno.

Kalina habló a su espalda, sacándole de su ensimismamiento. Se palpó con distracción el bolsillo y notó el bulto, permaneciendo allí.

- Tengo casi un dátil. Lo probé antes, pero no pude comer. Lo siento, no tengo más -dijo, ofreciéndole un único dátil al que le faltaba la punta, después de limpiarlo torpemente con la mano.

- Creo que iré a dentro, a ver que hay. Igual hay que sacar a alguien. Luego iré a la selva, a ver si encuentro algo de agua. Tiene que haber. O en los cocos. Los cocos tienen leche de coco, agua con mucho azúcar. Si necesitas algo, llámame. Salgo de inmediato, ¿si?

Ayudó a Kalina a encontrar una posición algo más cómoda y marcho a dentro con los otros.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
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La situación en el interior del avión fue terrorífica... Vanesa y Alistair no se habían parado a pensar que podrían ver algo así, estaba lleno de cadáveres calcinados, de fragmentos de cuerpo, de sangre por todas partes. Eran múltiples los cuerpos muertos que había en aquel lugar y andar rebuscando entre ellos no parecía una tarea muy sencilla...

Al menos Alistair encontró un par de botellas de agua mineral de 200 ml cada una, un sandwich de jamón y queso y una manzana.

Vanesa tuvo una suerte similar a la de su compañero, pues tampoco encontró bien la zona de las azafatas, el avión había quedado hecho añicos y era complicado saber en qué zona del avión se encontraban. Al buscar por allí pudo encontrar una ración de cacahuetes con miel y una lata de cocacola de 33cl.

Segundos después de haber encontrado todo aquello, pudieron ver a Andre que también se adentraba para buscar algo.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
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Arthur se planteó un par de posibilidades, la primera sería recurrir a la fuerza* con la esperanza de golpear los cocos contra alguna parte afilada del avión. Y la otra sería buscar* algún hierro lo suficientemente afilado que le sirviera como hacha para poder abrir todos esos frutos que había encontrado.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
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La situación en el interior del avión fue terrorífica... No se habían parado a pensar que podría ver algo así, estaba lleno de cadáveres calcinados, de fragmentos de cuerpo, de sangre por todas partes. Eran múltiples los cuerpos muertos que había en aquel lugar y andar rebuscando entre ellos no parecía una tarea muy sencilla... Y eso no era lo peor, lo peor era cuando uno se encontraba miembros apuntados sin saber a quién pertenecían...

La primera reacción del joven fue buscar entre las piezas del fuselaje algo lo suficientemente afilado para poder abrir las nueces, era tonto recordar que los cocos eran nueces y no fruta en estos momento por lo que el chico soltó una pequeña risa irónica, eso se lo había comentado una chica con la que conversó en el aeropuerto, no había tomado el mismo vuelo  para suerte de ella, ahora el se preguntaba si ella habría estado bien, obviamente sí era improbable que dos vuelos a lugares diferentes coincidieran, vaya gracia del destino pensar en cosas tan superficiales cuando estaba sufriendo los efectos del agotamiento, del hambre y la sed, así como el desgaste físico y las heridas, si no encontraba algo pronto estaba seguro que estaría peor para el día siguiente. 

Lo que vio le horrorizó de tal modo que fue incapaz de interiorizar aquel poderoso sentimiento. Notó que su respiración se aceleraba, marcaba un ritmo veloz como el de los latidos de su corazón. Sabía que si continuaba así empezaría a hiperventilar y eso sería un problema. Trató de calmarse. Cerró los ojos y contó para sí varios segundos a la par que respiraba con profundidad aunque el hedor del lugar le estuviera poniendo enfermo. Le necesitaban fuera, no podía entrar en pánico así que, como pudo, logró tranquilizarse un poco, lo suficiente como para encontrar algo de agua y comida. Había tenido suerte, pero desgraciadamente no encontró su maletín.

Se dio la vuelta para dirigirse hacia la salida y miró a Vanessa — *¿Estás bien? Hay que salir de aquí* — aquella última frase fue un consejo, pero no la obligaría hacerlo si aún con lo que estaba viendo quería continuar rebuscando. Entonces se percató de la presencia de Andre que se había metido dentro del avión también. — *Espero que tengas buena fuerza de voluntad para soportar esto, si no la tienes, da marcha atrás* — Le dijo al hombre al tiempo que salía del avión. Tenía que darle a Kalina algo de comer y beber, en las últimas horas la había visto más débil.