Partida Rol por web

Asentí a las palabras de Ramirez. Apreté fuerte mi hacha y aligeré el paso mientras le seguía. Quería ver a quien había dejado así al pobre clérigo, y aunque no me fuese nada en ello, quería hacerselo pagar. Todavía estaba por ver si era culpa de la moza u otra gente, pero estaba dispuesto a partir lo que fuese con mi hacha para poder dormir tranquilo esta noche y las que quedasen por estos parajes.

Liberado por fin del peso del hacha, Álvar siente un flaco alivio al reconocer el tacto familiar de su arma. Pero él no está hecho para eso. Hace pocos días se hallaba recorriendo los caminos junto a Grabiel aprendiendo en diversas casas de cultura de la península, viviendo en cada burgo, y ahora se halla a la caza de una asesina caníbal. Maldita sea su suerte.

Al menos, parece que Pelayo ha conseguido ver algo, por lo que, sin quedarse a la zaga, se mantiene bien cerca de los dos hombres, siempre en la retaguardia...

El frío penetra sus ropas y martillea sus huesos en un suplicio interminable, y comienza a tiritar de forma bastante visible. Espera por el amor de Dios que la cacería no lleve demasiado tiempo.

Encontraste cierto rastro, sobre la nieve, aunque era un rastro muy endeble. No eran huellas de bota, sino como huellas más redondas y huecas. Claro que no eran seguidas, sino que había "una aquí y otra a dos o tres varas". Llegó un momento en que... desparecieron.

Crees que tales huellas pueden ser de algún animal, pero son especialmente grandes y distantes entre sí... Mmmm..., piensas. No estás seguro.

Pelayo estaba con "la mosca detrás de la oreja". Estaba embebido en sus propios sentidos, haciendo aquello que mejor sabía hacer. Sin embargo, la ventisca, la noche o todo junto, le hizo observar cierto rastro que no puedo continuar siguiente. Estábais ahora allí, en mitad del monte, helados de frío y bajo la ventisca. Tras avanzar unos pasos y llegar a una pequeña explanada, un crujido irrumpió en la escena. Procedía de las densas copas de los árboles, ¡¡CRASSSSHHH!! Una de ellas pareció partirse, y se os heló el corazón... Entonces una criatura caída desde dichas alturas o cortó el paso, irrumpiendo en mitad del camino. La visión que vísteis era espeluznante: un ser cuadrúpedo de cuartos traseros como caballo y delanteros como  jabalí os miraba desafiante. En su cabeza, también de jabalí le sobresalía un cuerno muy brillante, quizá igual o más que el oro.

Miré a la bestia fijamente, me recordaba ligeramente a una bestia de cuento que me había contado mi madre. Después, con el hacha en las dos manos grité, en parte para intimidar a la criatura, en parte para quitarme el miedo-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-lo hacía sin quitarle ojo de encima y mostrándole los colmillos, de bestia a bestia. Esa criatura era como mi padre, como yo, una criatura de un mundo de pesadillas.

Álvar frunce el ceño, extrañado. Ha de admitir que, para lo que ha estado esperando, esa criatura se le antoja casi una parodia de ser vivo. Similar a los jabalíes que él ha podido estudiar en su periplo por la península, pero una malformación craneal producto seguramente de la endogamia, que lo asemeja a los unicornios de los cuentos.

Así y todo, su vida peligra, y nada más mirar a los ojos del animal, sabe que está dispuesto a encajarles una cornada entre las costillas por algún motivo que el goliardo ignora. Sosteniendo la daga ante sí.

―Çerdo bonito... non vos ferremos...― Susurra, más para sí mismo que para la bestia, mientras baja su centro de gravedad para una acometida.

Aquella maldita cosa no parecía de este mundo, pero Pelayo no se entretuvo mucho tiempo en pensar qué podía ser, ya lo averiguaría después, cuando estuviera muerto...

Aquel cuadrúpedo con cuerno brillante os miraba, pero en especial a Míkel, et que se decidió atacarlo con tal cuerno, por lo que cargó contra él. Claro que, Pelayo cargó rápidamente su arco y lanzó una flecha contra él...

Resumen turno 1:

Pelayo cargó una flecha y la disparó*. Lo hizo un poco a las bravas, pero se aseguró de disparar antes que aquella criatura salida de los árboles... Sin embargo, los caminos del Señor son inescrutables, y quiso la providencia o seguramente Dios que aquella flecha acertara de pleno en una de sus patas, la izquierda delantera, y causara furor en la criatura**:

Daño: (Crítico): 16 (/2 por pata): 8 puntos de daño.

La criatura gimió como un jabalí alcanzado, igual que lo haría alguno corriente. Su pata comenzó a sangrar, pero aquello no fue impedimiento para cargar contra Míkel e intentar azotarle con su cuerno.

Et que la cosa no se quedó ahí, que en éstas, en protegiéndose Álvar de cualquier imprevisto ante aquel monstruo de Satanás, que llegó Míkel para desembarazarse de su hacha y propinarla contra la criatura. Pero ésta primero corrió y corrió hacia él, y agachó su cabeza y el pico de tal cuerno venía contra el navarro. Sin embargo, su hacha paró tal embiste***, desviando el cuerno (y por ende su cabeza) a un lado, desviando el casi proyectil... Fue entonces cuando Míkel descargó toda su fuerza contra la criatura, clavándole el filo en los cuartos traseros (los de equino):

Daño: 11 (-2 por "piel de acero" de cuartos traseros): 9 puntos de daño.

La bestia era fiera, pero de momento nos estábamos haciendo con ella. Una vez más intenté parar su embestida y golpearle con mi hacha, con un poco de suerte cenaríamos bicho esta noche.
 

Te diste cuenta de que esa criatura se parecía mucho a una de la que algo te contaron antaño, mucho tiempo ha. Cómo olvidar ese ser monstruoso y cuadrúpedo, mitad caballo (cuartos traseros de equino), y mitad jabalí (incluyendo patas delanteras y cabeza. Y sobre su cabeza un cuerno extremadamente brillante y reluciente, como pulido, con el cual embiste ferozmente y lo hacen extremadamente peligroso. Se dice que lo veían a campo abierto atacando tanto a personas como a ganado... Su nombre: el Escornau*.

Álvar traga saliva. Parece ser que la bestia no es tan fiera ni tan diestra como atestiguaba su presencia aterradora y su aura de fábula. Quizás sólo es un animal salvaje como cualquier otro de los de su infancia.

Con un arrojo fuera de lo común, el goliardo sujeta su daga con las dos manos y corre hacia la criatura, decidido a no ser una carga para sus dos compañeros. Cuando se encuentra a pocos pasos de ella, decide confundir al animal, para lo que intenta realizar una finta dando un paso hacia la derecha, para saltar luego hacia la izquierda de la bestia para apuñalarle en un ojo...

Aquel cuadrúpedo, en estando herido (¡y cómo sangraba el hideputa!), parecía ahora lleno de rabia, por lo que cargó contra Míkel, y luego contra Pelayo. Enloquecido ahora, parecía más peligroso...

Resumen turno 2:

La criatura embistió contra Míkel, aunque dada su embravecido movimiento no le alcanzó. No tuvo tanta suerte Pelayo, al que pilló desprevenido y le alcanzón con su cuerno a la altura del pecho... La punta entróle y salióle rápidamente, y un agujero peor que el de lanza pareció que le hizo... No obstante, pareció seguir en pie.

Daño: 9 (sin protección): 9 puntos de daño. (Secuelas: "sólo" una fea cicatriz).

Álvar, por su parte, andábase corriendo hacia la criatura, justo después de cornear a Pelayo. Intentó clavarle sin ningún éxito su filo en el animal, presumiblemente al ojo, empero que falló estrepitosamente. Acto seguido, Míkel hízole un ataque de hacha... Empero que el vasco hizo lo propio: asegurarse un buen tajazo sin que el equino nada pudiera hacer...:

Daño: 11 (-3 por "piel de acero" de cuartos delanteros): 8 puntos de daños.

Aquella criatura, entonces, emitió un tenebroso alarido ronco y agonizante, y entre las suyas patas, justo encima de ellas y bajo el cuello, una feísima herida abríase y hacían desangrar al animal... Aquella criatura cayó como plomo concentrado delante de vosotros, muriendo desangrada pocos instantes después...