Partida Rol por web

Lorik comenzó a empujar la puerta no sin dificultades. La puerta cedió en seguida, dando paso al interior del recinto. No añadió mucho más, ni trató de demostrar su fuerza, lo único que quería era encontrarse cuanto antes a un enemigo que le supusiera un reto personal.

Me pongo al lado de mi compañero para ayudar a empujar.

Venga, todos juntos. A la de tres...

¡Tres! - dice Lorik.

Me quedo estupefacto, me había pillado desprevenido, pero había que joderse que el sólo se había encargado. Doy dos palmadas para quitar el polvo de las manos, me encojo de hombros, y comienzo a entrar, aprovechando mi capacidad para ver en la oscuridad.

- Solo necesitaba un poco mas de ayuda, con algo de impulso podria haberlo hecho solo.

Con un impulso y una insultante facilidad, Lorik abre la puerta que da a lo que parece ser un patio anterior al que entra el viento en cuanto la abertura se lo permite y el aire se llena de unas finas partículas.

La zona está llena de cadaveres, poco más que huesos bajo una piel reseca.

En el centro hay un pozo seco rodeado por los restos de unos puestos de mercadillo, aunque el que está en mejor estado no es más que unos palos y harapos que se sostienen a duras penas.

Hacia el este unas escaleras suben hasta unas enormes puertas de piedra rodeadas por unas tallas simétricas de faraones. Otras escaleras hacia el sur suben a la parte superior de la muralla.

Pero, en cuanto vuestro aliento vital entra con el viento del exterior, varios de los cadáveres se levantan de su lugar de descanso...

De los cuatro muertos que se levantan, tres no son más que los restos cadavéricos de un solo fallecido, pero uno de ellos parece tener trozos de varios y es bastante más rápido que el resto. Se mueve ágilmente hacia la puerta y trata de golpear a Ethelnir que lo esquiva de manera instintiva.

Sin embargo el olor que le acompaña es tan elevado que todos menos Hothar os lleváis las manos a la boca para no vomitar...

No tienes problemas en reconocer a las criaturas más sencillas que se alzan como zombis. De hecho, temes que no sean zombis normales... Están demasiado resecos y crees que explotarán al golpearles.

El otro ser... No es un muerto viviente que reconozcas. Parece un zombi o al menos restos de distintos zombis todos juntos.

Pese al nauseabundo olor, que por lo visto los demás no aguantan (los enanos estamos hechos de otra pasta), doy dos pasos y me planto delante de la criatura y le golpeo en un costazo de un tajo lateral.

Entre arcadas por el olor el elfo preparo su escudo manteniendo la posición, sin apenas poder hacer nada más.

El golpe de Hothar parece efectivo y desmonta un cacho de cadáver de la criatura.

El hedor hace saltar lagrimas a William, a pesar de sus viajes pocas veces había tenido una reacción así. Su cuerpo no le obedecía y quería echar hasta la primera papilla.

Aguantando a duras penas desenvainó sus armas y se preparó para la batalla que tenían delante.

Cuerpos de seres dados por muertos empezaron a moverse delante de nuestras narices y por lo que pudimos comprobar aun había en ellos el hedor a la carne descompuesta. Las arcadas ante este olor me llegaban por la garganta intentando desembarazarme de la cena del día anterior. A regañadientes saco la espada de la vaina.

- Que asco.....

Clarissa cargó su ballesta, pero siguió echando los intestinos por la boca, o eso sentía. 

Ethelnir empezo a respirar más despacio, empezando a controlar el asco que le provocaba el hedor de los muertos.

Los zombis se lanzan a por vosotros con su habitual torpeza. Su lentitud hace que el handicap debido a vuestras nauseas no os afecte. Sin embargo, el que está formado por restos de cadáveres sí que parece rápido y fuerte. Asesta golpes fuertes tanto a Ethelnir como a Hothar que no pueden sino mirar con asquete las negras uñas de tan vil criatura.

Afortunadamente, la mayoría de vosotros se ha recompuesto del hedor que emite la criatura...

Los no muertos no le gustan a William, tampoco, pero no por ello va a dejar que ataquen a sus compañeros. AL haberse recuperado del asqueroso hedor, el explorador avanza un paso y pone a sus espadas a trabajar.
Las armas impactan en lo seres, pero no logran hacerles demasiado. Aun así todo el daño que reciban ayudará.