Partida Rol por web

Su cuerpo se relajó en parte cuando observó al humano herido. El gruñido de Kan al menos lograba que se preocupara menos, ya que sabía que él estaba atento. No habría pensado que un animal tan desnutrido como él pudiera ser tan feroz, pero ahí estaba....

Rodeó el lugar donde se encontraba el extraño, con su espada extendida hacia él a modo de precaución, hasta quedar justo delante. - No, no trabajamos para él, pero eso no quiere decir que finiquitemos su trabajo si haces cualquier cosa rara.. - observó si tenia algún arma cercana y si así era, se la retiraria con el pie si estaba sobre el suelo, o se la pediria si la llevaba encima

_{- ¿Qué te ha sucedido? Dejame ver la herida... -}* se acuclilló cerca, pero manteniendo cierta distancia para tener margen de maniobra por si acaso.

Me relajo al ver que solo es un hombre herido y no cualquier otra clase de sombra o fantasma. Me acerco lentamente, igual que Morrigan y frunzo ligeramente el ceño al escuchar lo del Magistrado. Echo un vistazo a los alrededores de las ruinas, comprobando que no venga nadie desde el pueblo mientras Morrigan habla con él. Finalmente me acerco algo más, bajando la ballesta pero sin soltarla. 

- Podemos ayudarte, pero estaría bien que nos dijeras quién eres... Y más importante, ¿qué estás haciendo aquí? - tengo una ligera idea de quién podría ser, pero prefiero esperar a escucharlo de su boca - ¿Y por qué te buscan los hombres del Magistrado? Ya sabemos que no es precisamente un hombre muy amable pero estaría bien tenerlo en cuenta.

- No tengo mucho equipo para poder investigarlas bien y si además está en ruinas protegidas por los glafanthanos, la cosa habría que planificarla con cuidado.- comenta pensativa hasta que escucha tu último comentario y resopla un segundo y termina mirándote con una media sonrisa.- Voy a empezar a pensar que conversar conmigo es en lo que menos interés tienes, sr. Winterbite. Venga, vamos a ver tus compañeros a ver si ellos recuerdan algo más preciso.- termina por decir sin dejarte responder y empieza a caminar hacia la posada.

Al hombre se le ve completamente desarmado así que Morrigan se acerca sin problemas para contemplar la herida, parece el garrazo de alguna bestia o criatura.

- Ouch, mi nombre es Wirtan. Y gracias a los dioses que no trabajáis para él.- empieza a explicarse después de un pequeño quejido cuando la divina le quita la mano de la herida para verla mejor.- No es que me persigan los hombres del magistrado ni mucho menos pero preferiría que no me vieran aquí. La co...- se interrumpe un momento al fijarse mejor en los dos.- Ah debéis ser nuevos, los de vuestro tipo destacan demasiado y no os he visto nunca. Mirad, no sé cuanto sabéis pero el pueblo deja bastante que desear y yo estuve considerando dejar estas tierras hace tiempo pero hay algo que me ata aquí por así decirlo. No soy muy beato pero era amigo de los clérigos del lugar, siempre fueron gente que ayudaban a la comunidad y no tuvieron para nada culpa de lo que hizo ese loco de Waidwen. Sin embargo el señor de estas tierras quiso pagar con ellos lo que el consideraba una traición de su fe. Quería recuperar sus huesos y darles un descanso digno pero eso podría ser mal visto por las autoridades. ¿Os parece una explicación satisfactoria?

El hombre se le ve un poco desesperado y nervioso, pero realmente te parece sincero.

_{- Esto tiene mala pinta -} susurra pensativa mientras le escucha hablar _{- Puedes llamarme Morrigan. Él es Feniel -} Se adelantó por si al gracioso de su compañero le daba por no presentarse. No sería su nombre el único que supiera aquel desconocido

_{- Si. Nosotros siempre destacamos, y no para bien -} ironizó mientras palpaba la zona perilesional con poco tacto. Ella no solía curar a la gente, pero algún apaño podría hacerle. _{- ¿Eran clérigos de Eothas? ¿los ejecutó a todos? -} arrugó el ceño pensando en aquello sin darse cuenta que habia rasgado un poco más la herida de aquel tipo. Se encontró con que sangraba mucho... _{- Necesito algún trapo o algo para intentar que dejes de sangrar mientras te trasladamos a algún sitio donde puedan curarte en condiciones... -}

Saludo con la mano tranquilamente cuando Morrigan hace el honor de presentarme, mientras sigo escuchando al tipo. No le falta razón en eso de que destacamos ni en lo del pueblo, aunque me sorprende el resto de la historia. Ladeo ligeramente la cabeza mientras le escucho, pero más por la sorpresa que por no creerle. Quedarse en un pueblo maldito por unos huesos no es algo que haría, desde luego. 

Sin bajar demasiado la guardia, me acerco con Morrigan. No sé qué costumbres tiene la divina para vendar gente pero está claro que no tiene mucha experiencia en ello. Le sonrío a Wirtan, más tranquilo e intentando tranquilizarle también mientras se hace lo que se puede. 

- Sí, suena a explicación satisfactoria... Aunque si se te ocurre alguna otra también sería interesante escucharla, que por historias que no falte. Como has dicho, llevamos poco por aquí y me temo que no tenemos el "honor" de conocer todos los crímenes del magistrado. - chasqueo la lengua ligeramente mientras Morrigan comenta lo de ir a algún sitio - Imagino que pasearte herido por el pueblo no será la mejor de las ideas... ¿Tienes algún refugio? ¿O conoces a alguien que pueda dártelo sin condenarte?

Echo a andar para ponerme a su paso - Al contrario, señorita Reymont. Me interesa, y mucho, seguir hablando contigo. Por el momento pareces la única persona con la que se puede tener una conversación inteligente, y aprecio eso por lo que vale. Si te reconforta, de haber otra visión inoportuna sobre tu pasado tendré la cortesía de callármelo.

Me pregunto qué pensarán Morrigan y Feniel de volver a las ruinas. Acabar como un capullo de telaraña es fatal para mis negocios, especialmente el de seguir con vida. Pero por esos ojazos y esas curvas...

No, si ya lo decía mi padre: tiran más dos tetas que dos carretas...

- AAAAHG...- el grito es del pobre hombre es más que audible a los alrededores y hace eco hacia los adentros del lugar que aún no habéis empezado a explorar. La sangre de su herida salta sobre Morrigan, la cual estaba claro que no era precisamente una experta en tratar heridas.

El hombre se le ve más pálido que antes pero aun consciente y escucha las preguntas a duras penas.

- No, no los mato. Al menos no directamente, los clérigos se escondieron en las catacumbas de su templo y el señor las sello al creer que habían huido. Sin embargo hace poco que han decidido convertir este sitio en un templo de Berath y lo han abierto. Quería encontrar sus cuerpos antes de que lo hicieran sus hombres, pero parece que unos monstruos han hecho del lugar su hogar.- consigue explicarse entre resoplidos.- Creo que mientras me llevéis a la posada y digamos que me encontrasteis al linde del bosque no deberíamos despertar más sospechas...

A la vuelta ya empezáis a ver más movimiento por el pueblo dejando claro que la hora de la comida ya había pasado y todos tenían quehaceres por realizar. Cuando llegáis otra vez a la taberna os recibe la dueña con una sonrisa y un gesto de saludo. Apenas podéis oír sonido del salón indicando que la mayoría ya debe haberse ido.

- Bienvenidos, ¿qué tal vuestro paseo?- la mujer parece recordar algo al momento y se dirige directamente hacia ti.- Por cierto, sus amigos antes preguntaron por usted y salieron hace un rato. Les indique que habían salido a dar un paseo así que supongo que ya los habéis visto pero nunca está de más avisar. ¿Queréis tomar algo?

Gracias por el aviso. Veníamos buscándolos ¿Tiene alguna idea de dónde pueden haber ido? Y si no ¿Hay algún otro sitio interesante que ver por aquí?...

Está claro que la "cura" de Morrigan no ha hecho mucho efecto cuando escucho a Wirtan gritar de ese modo. Mordiéndome el labio y pensando que nos vamos a quedar sin respuestas antes de que oiga las preguntas, me acerco a su lado y tomo el intento de vendas para intentar arreglar un poco el destrozo de este pobre hombre. 

- Deja que te ayude... - murmuro, sacudiendo la cabeza. 

Mientras tanto, escucho lo que nos tiene que decir. Así que vamos a tener poco tiempo para buscar en este lugar... ¿Y encima hay monstruos? Frunzo los labios pensativo y finalmente asiento. Ir a la posada por el momento es la mejor de las ideas. 

- ¿Monstruos? ¿Te refieres a los fantasmas de los que habla todo el mundo? Y si no es así, ¿has visto a los segundos o eras tú intentando asustar a la gente? - se me escapa media sonrisa ante cierta imagen ridícula - De todas formas, has tenido suerte de que ya tengamos las habitaciones de la posada pagadas. Creo que será lo mejor hasta que venga nuestro tercero y podamos... Hablar de todo esto en calma, ¿no crees, Morrigan? - termino acercándome a los pies del hombre para poder cargarle entre los dos. 

Morrigan se había apartado para dejar que Feniel tratara de poner remedio a aquello _{- Claro.. llevémosle a la posada -} dijo ante aquella idea. Así podrían darle agua y dejarle descansar. Valoró si podia llevarlo sola. Si era así, lo haría. Sino, lo trasladaria con ayuda del divino de fuego.

Su cabeza rumiaba aquella información pero de momento era mejor dejarlo de lado hasta hablar con el humano. Si es que volvia de su cita, claro estaba

La mujer te mira sorprendida un segundo y se queda pensando que decirte.

- Pues la verdad es que estuve hablando con la divina y mostró interés por las ruinas del templo de Eothas. Le avise de que era un lugar peligroso, así que no esperaba que fueran hacia allí. No está muy lejos, en dirección al centro del pueblo cerca del árbol de... bueno ya sabes de que árbol hablo.- dice mostrando por primera vez un gesto de disguto en su rostro desde que la habías conocido.

- ¿Esas ruinas? ¿Las vi de pasada pero realmente tienen algo de interés?- pregunta Meriel mostrando una curiosidad que ya habías notado en ella. Sin embargo antes de que puedan contestarla el sonido de la puerta se abre detrás vuestra.

Ante los cuidados del bardo parece que la herida queda bien taponada y aunque no hay muestra de una recuperación milagrosa por parte del pobre Wirtan sí que estáis seguros de que habéis evitado que su vida se le escape en los próximos minutos.

- Está bastante oscuro así que no te puedo asegurar pero dudo que fueran fantasmas, gritaban y los oía acercarse a mí, creo que no les gusta la luz y por eso no se acercaron a rematar el trabajo.- se explica mientras Feniel le ayuda a levantarse, aunque rápidamente queda claro que la fuerza física no es una de sus virtudes. Afortunadamente para ambos, Morrigan estaba atenta y termina cargando con el hombre con bastante facilidad.- Si llego a saber que esto ayudaba en acabar en los brazos de una mujer lo hubiera probado antes.- termina por decir el hombre en un obvio intento de hacerse el duro.

Cuando salís fuera podéis ver movimiento, pero por suerte bastante lejos del centro del pueblo. Ya ha pasado medio día y la gente está centrada en sus campos y quehaceres, por lo que no os cruzáis con nadie hasta llegar a la posada.

La puerta de la taberna la abre nada más y nada menos que Feniel, el cual va acompañado de Morrigan la cual carga con un hombre con la tez pálida y vendas en el costado.

Por su parte los recién llegados se encuentran con Ekron y su acompañante peliblanca que estaban hablando con Pasca, la cual ante la escena que se le presenta delante sale rápidamente de detrás de la barra. - ¡Wirtan! Pero por el emplumado abrazo de Hylea, ¿qué ha pasado?- pregunta en general mirando a todos.

- Digamos que el bosque últimamente es más peligroso de lo que recordaba. Si no llega a ser por esta pareja, creo que no lo contaba.- contesta el hombre a toda prisa a pesar de que se le ve en las últimas.

La posadera lo mira con ojo crítico y hace un gesto para que calle la boca pero termina por negar con la cabeza.

- Anda, cielo. Acompáñame a mi habitación y ya lo atiendo yo.- le dice a Morrigan antes de girarse un momento y grita.- ¡Betty, para de ligar y ven un rato a la barra a atender a los clientes!- luego se vuelve otra vez hacia la divina.- Por aquí.

Al poco rato Morrigan vuelve sola dejando a la posadera que se encargue de las heridas mientras que una camarera más joven y que Feniel reconoce sin problemas como la chica por la que Arthur había mostrado interés os atiende un poco desganada.

Observo la entrada de Feniel y Morrigan con una ceja enarcada. No tengo ni idea de medicina así que nada puedo hacer por el hombre herido salvo no estorbar para que se lo lleven a un lugar donde pueda recuperarse.

Desde luego sabéis ocupar vuestro tiempo - comento a los divinos - ¿Qué tal os ha ido la visita? ¿Habéis encontrado más artefactos extraños?...

La divina acompañó a Pasca y al hombre hasta aquella habitación. Lo dejó acomodado en la cama como buenamente pudo antes de apartarse un paso. _{- Espero no haber empeorado la lesión -} se lo dijo a Pasca, pero sus ojos, semiocultos por deformidades estaban fijos en Wirtan.

Luego se marchó en completo silencio para volver con el resto

No tardó mucho en volver junto al resto de sus compañeros de viaje y aquel perro que la había seguido de nuevo hasta allí. Tomó asiento de forma algo pesada, con las piernas levemente separadas y apoyando ambas palmas en sus rodillas en gesto poco femenino. El can también apoyó el morro sobre su musloal colar la cabeza en el espacio que conformaban su brazo con su pierna. Mientras el humano preguntaba, ella indagaba si había oidos indiscretos cercanos.

_{- Artefactos no. Pero si información de lo más extraña. Además de visiones desconcertantes... -}  se pasó la mano por el cuello con ademán cansado varias veces - Parece ser que hay "fantasmas" que no les gusta la luz en el bosque - Fue su escueta explicación