Partida Rol por web

Pancho tiraba con fuerza de las riendas para intentar domar a las malas bestias que tiraban del carruaje, pero tenía el efecto contrario en los enloquecidos animales. Finalmente, tras bache fuera de lo normal, la pieza de madera que sujetaba a los caballos al resto de la diligencia se partió con un sonoro crujido, al tiempo que la diligencia volcó completamente sobre su lado izquierdo. El mexicano cayó rodando a un lado del carromato, hasta que unos matojos le frenaron. Tenía el poncho desgarrado y arañazos por todas partes donde la piel estaba expuesta, pero nada grave.

A la espalda de la diligencia, los jinetes continuaban el tiroteo contra Maverick y Juanita, ya que esta última había acortado distancias aprovechando que el intercambio de tiros les había realentizado lo suficiente para alcanzarlos. El disparo de McReady hizo eco por el llano, pero en aquella ocasión el tiro levantó una diminuta polvareda en el suelo, a poca distancia de su objetivo.

Se apreciaba que el ex-militar perdía precisión a medida que los jinetes se alejaban. Sin embargo, Maverick compensaba aquello con una inesperada destreza en el uso del revolver. Consiguiendo un nuevo tiro certero contra el jinete más cercano, el cual cayó irremisiblemente de su montura y recorrió varios metros rodando por el suelo en una macabra y más sangrienta parodia de la caída de Pancho.

El último jinete asestó un tiro más, esta vez certero, que golpeó el hombro del hombre que ya les había causado dos bajas sin despeinarse, y al alcanzar la volcada diligencia refenó al caballo de golpe y desmontó de un salto, parapetándose tras esta para refugiarse de los siguientes disparos.

Mientras el guardia intenta molerte a golpes parece que no se fija en lo que haces con tus piernas, y consigues atenazarle magistralmente y arrojarle a un lado, quitándotelo de encima y consiguiendo que se lleve un gran golpe contra la pared. El tipo se giró hacia ti con un fino hilillo de sangre deslizándose por su frente.

El guardia esbozó una sonrisa siniestra e hizo crujir los nudillos. Entendiste que el tipo se iba a ensañar contigo de la peor forma posible y te preparaste para evitar el siguiente golpe, pero ni tu ni él estabais preparados para lo que ocurrió...

La diligencia dio un gran bote y parecía que todo girase. De repente, las paredes eran ahora el suelo y el techo, incluso las puertas traseras se habían entreabierto, dejando entrar luz del exterior. El guarda contra el que te estabas enfrentando había salido disparado contra la pared opuesta cuando el carromato volcó bruscamente, y ahora yacía en el suelo, con la cabeza en una posición extraña; el pobre diablo se había desnucado.

Tú, por otro lado, habías recibido un duro golpe contra el propio soporte de las cadenas que te sujetaban, y te habías quedado sin aliento un momento, pero no parecía nada grave. El vuelque de la diligencia había sido providencial para ti. Ahora que ambos guardias estaban fuera de combate podías liberarte con ayuda de las llaves. Incluso el cuerpo del guardia que las llevaba había acabado lo suficientemente cerca tuyo como para poder tirar de él y recogerlas con algo de esfuerzo.

Una vez pasado el primer momento, con la puerta semiabierta, comenzaste a distinguir algunos sonidos que venían del exterior. Eran disparos.

Michael había hecho morder el polvo a otro de los marshalls. A este paso le condenarían a la horca y aún sin haber olido medio dólar de botín. Quizás fue este el pensamiento que hizo que se distrajera y que levantara la espalda demasiado, el último agente disparó el revólver varias veces y Michael sintió un doloroso impacto en el pecho. Horrorizado soltó las riendas y metió la mano izquierda dentro de la chaqueta notando como chorreaba el líquido por su pecho. Antes de saber qué había pasado se tiró más que se bajó del caballo y se refugió en unas piedras al borde del cañón, sorprendido aún de estar vivo y sin querer que el marshall pudiera rematar la faena.

Incluso Juanita pudo escuchar su suspiro cuando Michael se dió cuenta de que la bala había golpeado contra la petaca de licor que llevaba en el bolsillo interior de la chaqueta. La petaca estaba arruinada y el bourbon perdido, pero Maverick no sangraba. Sin darse cuenta de la desorbitante suerte que había tenido una vez más, el jugador pensó- Maldita sea, habrá que zurzir esta chaqueta y seguro que no logran que quede tan bien como estaba. Con lo bien que me quedaba esta chaqueta - de mal humor se asomó al borde de la piedra y disparó contra el marshall antes de volver a ponerse a cubierto.

"malditas cadenas me salvaron de nuevo"

escucho los ruidos del exterior del carro y distingo que son disparos, al estar ya libre de las cadenas y moverme mas libremente siento como duele mi estomago por el golpe del volcamiento no fueron tan buenas las cadenas, jadeo algo por el aire, pero me compongo, pensando en mi situacion no debo salir con manos vacias buscare alguna cosa priorizando en la municion para ocupar la pistola para mi defensa y despues me aproximare a ver que pasa afuera

-¡Maldición!-gruño James mientras intentaba sin éxito fijar el blanco-Me estoy haciendo viejo para estas cosas.

Desistió, pues era sabedor de que a esta distancia, acertar al blanco sería casi imposible; así que intentando no desvelar su posición, eligió el mismo camino de bajada que había empleado Maverick para alcanzar una posición desde la que obtener una posición de tiro más próxima al objetivo. Aunque la emboscada había salido bastante bien, no convenía confiarse. Aún quedaban un soldado en pie. No quería que un disparo afortunado acabase con uno de los suyos.
 

-Hay mamita, ¡qué daño!- Pancho se levantó dolorido del suelo, entre unas zarzas sobre las que había caído. Presentaba marcas de arañazos por todo el costado izquierdo y su ya de por sí maltrecho poncho se mostraba aún más maltratado si cabe.

Tambaleante, recogió su sombrero del suelo y tras quitarle el polvo a golpes y refunfuños se lo puso en la cabeza. Aún aturdido, se detuvo a contemplar la situación: Menudo desastre. La diligencia volcada, y el tal Maverick al que conoció en Bisbee (o eso parecía, no estaba seguro debido al pañuelo del rostro) había sido alcanzado por uno de los jinetes.

Con cara de preocupación, se echó mano a un costado buscando algo, y sacó una botella con un líquido transparente, a la que dio un sonoro beso -¡Muac!- al comprobar que se había mantenido intacta tras la caída.

Ahora, con una sonrisa triunfal en el rostro (lleno de rasponazos) Pancho desenfundó su revólver con la otra mano, y ni corto ni perezo se dirigió a la diligencia con suma tranquilidad, aunque intentando rodearla por delante, el sentido opuesto por el que venían Maverick y Juanita. Intentaba buscar al hombre del banco parapetada tras la misma.

Iba a pecho descubierto, con una pistola en una mano y una botella colgando en la otra. Y mientras lo hacía, gritó a Juanita y a Maverick: -¡Cuidado, güates! Hay dos soldados más dentro de la diligencia con Loneganl-

"¡Dios mío!" pienso cuando veo que vuelca la diligencia. Intento tranquilizarme pensando que seguramente no haya pasado nada. "Sólo ha sido una caida hacia un lado. Seguro que Jack está bien." Olvido la diligencia, cuando veo como otro de los hombres a caballo es derribado por Michael. No era consciente de la bueno que era hasta ahora. Entonces le dan y se baja del caballo, rápido. Estoy a su altura de modo que, un poco por ver si está bien, pero sobre todo por no quedarme como único blanco, yo me bajo también para situarme a resguardo. -¿Estás bien?- le pregunto, un poco preocupada, cuando le oigo suspirar. "¡Diablos! No pensé que esto fuera a ser fácil pero se va complicando por momentos..." Oigo el grito de Pancho, que aún consigue enfadarme mas "¿¿Dos más??" Disparo furiosa sobre el que se esconde tras la diligencia, aprovechando una de las ocasiones en que se asoma para hacer fuego contra nosotros.

El jinete que quedaba, ya desmontado, se encontraba en clara desventaja. Incluso si creía haber abatido a Maverick con su disparo seguía en un 2 contra 1 en cuanto Pancho comenzó a rodear la diligencia para pillarle con la guardia baja. Tal vez fuera eso lo que le hizo asomarse precipitadamente de su parapeto convirtiendose en un blanco perfecto para Juanita, que de un solo disparo le acertó en la sesera. El hombre cayó al suelo fulminado, y alrededor suyo comenzó a formarse un brillante charco color carmesí.

Ya solo restaba la diligencia, en la que ahora sabíais que debía haber otros 2 vigilantes. Mientras esperabais a que algo ocurriera, McReady se acercaba rápido con el caballo, aunque la acción aparentemente ya había terminado en fuera del carromato. Al volcar, una de las puertas había quedado ligeramente entreabierta, casi invitando a vuestra entrada, pero del interior no salía ni un ruido.

Aunque el interior de la diligencia ahora se encuentra hecho un desastre, tienes algo de suerte. El revolver del guardia que te atacó a puñetazos aún sigue en su cinturón, incluso también consigues encontrar el revolver del otro tipo, aunque había acabado totalmente alejado de su dueño. Uno de ellos llevaba una pequeña caja con munición, suficiente para defenderte en uno o un par de tiroteos.

No encontraste los dos dolares de plata que el guardia llevaba en su bolsillo, pero la caja de cerillas apareció semiaplastada en un rincón, con su contenido casi completamente intacto, también descubriste una pitillera de hierro en la que el guardia al que habías disparado guardaba media docena de largos y delgados cigarros hechos de hojas de tabaco envueltas entre sí. También encontraste el cañón abollado de la derringer con la que le habías disparado, aunque ni rastro del resto del arma.

Cuando terminaste de prepararte, agachado y sin hacer ruido te acercaste a la puerta entreabierta de la diligencia. Efectivamente, había un intercambio de tiros afuera. De repente escuchaste un grito.

-¡Cuidado, güates! Hay dos soldados más dentro de la diligencia con Lonegan-

La voz tenía un acento mexicano que no reconociste, pero al asomarte un segundo fuera de la diligencia, sí que viste un rostro conocido. Juanita, tu antigua compañera de correrías, a caballo y empuñando un revolver; disparaba contra algo o alguien a quien no veías.

Te resguardaste un momento más dentro de la diligencia, hasta que al fin, dejaron de escucharse disparos...

- los soldados ya estan muertos!-. exclamo mientras guardo los objetos en mi equipo para salir al exterior, con una dificultad no tan dificil pero tampoco facil, por la incomodidad de la diligencia y lo duro del viaje al caminar y moverme mi cuerpo cruje, salgo de igual manera con cautela para que no me confundan con uno de los soldados, levantando ambos brazos el sol me encandila por la oscuridad de la diligencia, intento mirar en donde se encuentra el grupo para reunirme con ellos.

- Así que por fin iba a conocer al gran hombre - se dijo Michael al escuchar la voz de Jack y al ver asomar unos brazos en alto por la puerta de la diligencia - vaya, y yo con esta facha - hizo un mohin mientras trataba de estirarse la chaqueta del traje debajo del poncho de James, chaqueta que mostraba un feo agujero a la altura del bolsillo exterior y que estaba empapada de bourbon. Mientras tironeaba del poncho que parecía no haber estado planchado jamás se dió cuenta de que quizás aquellas pintas no fueran del todo inadecuadas, sin duda parecía un agerrido forajido y alguien merecedor de pertenecer a la banda y como no, de recibir una parte del botín. Una sustanciosa parte.

Por tanto dejó los arreglos, se bajó el pañuelo del rostro hasta el cuello y con gesto profesional abrió el revólver mientras caminaba con paso tranquilo hacia la diligencia, como si hiciera aquello todos los domingos. Dejó caer los casquillos disparados al suelo, sacó la bala defectuosa y la descartó con afectada indiferencia y metió nuevos proyectiles en el tambor. Todo aquello mientras caminaba sin prisa hacia la diligencia mostrando una sonrisa.

- Quizás debería hacerme con un rifle de los marshalls - pensaba, ya metido de lleno en su nuevo papel de asaltante de diligencias. No se le daban tan bien como los revólveres y sin duda eran mucho menos elegantes que su Colt, pero transmitían una imagen de profesionalidad muy deseable.

- A fin de cuentas aquella no era una ruta muy transitada y estaban bastante lejos de Bisbee o de cualquier otra población ¿no? -

Sigo a resguardo, pensando si asomarme para tener una idea de hacia donde apuntar, porque dudo mucho que los vigilantes de dentro del carro vayan a salir solos... Oigo un caballo, que supongo es el de James, acercándose. Y luego oigo algo más, alguien diciendo que los soldados están muertos... "¡Es Jack!"

Me levanto y me dirijo corriendo hacia donde está. Me paro en seco, al llegar delante de él. Le miro, rabiosa, y le doy una bofetada -Eso por dejarte coger...-, para después colgarme de su cuello y besarle con ansia.

Luego me separo de él para observarle. Quiero ver lo que estos tres años en la carcel, han hecho con el Jack que conozco.

James se aproximó al carromato corriendo, proveniente de lo alto del cerro desde el cual había realizado varios disparos.

Para cuando llegó, ya todo había acabado. Se detuvo a coger resuello mientras saludaba a su viejo camarada con la mano y una sonrisa. Quería saludar a su amigo, pero primero necesitaba recuperarse.

-Bueno Jack-dijo fijnalmente-Es bueno verte con vida. Tienes buen aspecto. Veo que en la cárcel te han tratado bien. Mejor de lo que te mereces, viejo granuja.

El hombre se rió y le ofreció la mano en gesto amistoso.

-¿Estamos todos bien? Será mejor marcharnos de aquí cuanto antes. Es posible que alguien en los alrededores haya escuchado el tiroteo. Venga, ¿aún te acuerdas de cómo se montaba a caballo?

Así que aquél era Lonegan. Apenas pudo verlo cuando los marshalls, los hombres a sueldo del banco y los soldados lo habían subido a la diligencia hacía tantas millas.

-¡Yihaaaaa! ¡Esa potrilla si que está calientee..!- Soltó el mexicano al ver a Lupita colgarse al cuello de Jack, y se enfundó el revolver de la misma, con gesto basto.

Luego notó que tenía algo sólido asido en la otra mano. Eso le hizo recordar. Era una botella de cristal algo sucia, en cuya etiqueta rezaba una palabra española: Tequila.

Descorchó el tapón, y bebió de la botella con ansia (tanto como Lupita había besado a Jack).

Después de un buen par de tragos y un eructo, se pasó el dorso de la manga por el morro, aunque no habría forma de limpiar su sucio bigote. Escupió al suelo de arena un buen gorgajo, y extendió el brazo ofreciendo la botella abierta a los demás, más concretamente a Maverick: -Esa cosa no tiene buena pinta...- Dijo, señalando la petaca agujereada del jugador de cartas. -... ¿un poco de despiertamuertos para superar su "pérdida"...?-

-¡Anda y beba!- Insistió, agitando la botella en su brazo extendido. El líquido se removió bruscamente en su interior.  -¡No me sea cuatezón, que este es un Mezcal de Jalisco!- Parecía que Sancho tenía la desagradable costumbre de hablarlo todo a gritos.

La botella en sí no tenia un lindo aspecto por fuera. Estaba bastante cubierta de polvo y suciedad. Casi tanto como el enorme mexicano. Además, a buen seguro la bebida estaría bien calentorra...

Michael se había visto adelantado por Juanita que le había cruzado la cara a Jack para luego besarle apasionadamente.

- ¡Vaya! mira que pensaba que le gustaba - pensó haciendo un mohín. Aunque sin embargo no pudo dejar de observar el culo de la muchacha bajo la falda tensa al ponerse ésta de puntillas - quizás no esté todo perdido aún - se consoló y volvió a sonreir seductoramente. Lamentablemente sólo le estaba mirando aquel mejicano, sucio de sudor y polvo del suelo.

Le acercó una botella sucia que se acaba de llevar a la boca. Michael torció el gesto con asco - menudo tipo - pensó, fijándose en su desastrado aspecto. Pero como no era de mala educación rechazar una oferta y más de un futuro compañero de asaltos, sonrió con la boca algo torcida y se llevó la botella a los labios aunque sin probar su dudoso contenido y alzó la botella en un brindis imaginario con el mejicano, antes de devolvérsela.

Hecho esto se quedó ahí, esperando escuchar las palabras del famoso Jack Lonegan.

-hola....- cuando ¡pam! juanita me pone un bofetazo en la cara , me dice:

 -Eso por dejarte coger......-

 Para luego colgarse de mi cuello y darme un beso, lo cual a cualquier tipo confundiria, pero esa es la "Dinamita" que conosco, le devuelvo el beso tomandola de las caderas para que despues me observe, entre eso llega McReady se me acerca con gesto cansado para darme la mano mientras sonrie, le acepto el saludo y sonrio devuelta.

-tambien me alegra verte jim-digo con igual felicidad- tampoco estas del todo mal viejo jaja, es cierto sera mejor ir tomando rumbo lejos de este lugar, como preguntas, eso nunca se olvida-

cuando me percato de la presencia de 2 tipos mas, me acerco a mcready y para preguntar de quienes se trataba.