Partida Rol por web

LAAAAAALI

LEVANTA ES CASI MEDIODÍA

Tu madre te llama desde la planta de abajo

¡Noooo, solo un poquito más! – Se cubrió la cabeza con el edredón para ocultarse de la luz y lo fue retirando lentamente hasta quedar totalmente destapada. Le costaba levantarse, pero una vez lo hacía no había quien la parara. Se sentó en el borde de la cama y se estiró a la par que bostezaba, se dio unas palmaditas en la cara y se levantó para abrir la ventana. Hacía un día estupendo, lo que le hizo recordar que no debía desaprovechar la oportunidad de intentar practicar con su pokemon en el exterior.

Buenos días Eev - saludó cariñosamente a su pokemon. Su Eevee había sido el pokemon de su hermana Kaori, pero para Kaori no era más que una mascota de exhibición, lo único que quería de ella era que ganara concursos de belleza y le hiciera caso en todo. Puff... pobre Eevee, menos mal que se había ido a estudiar fotografía a la ciudad de al lado y en la residencia de estudiantes no aceptaban ningún tipo de pokemon. Eevee es adorable, pequeñito, marrón, ... vamos como cualquier otro Eevee, pero además el suyo es bastante inteligente y muy apto para combates entre pokemons.

La habitación de Lalita está en la parte más alta de la casa, de hecho, es una buhardilla. La casa es de madera y la sensación de estar allí arriba, le aporta independencia y la hace sentir como si viviera en una cabaña en el bosque. A la izquierda de su cama tiene un escritorio con su ordenador, el pobre no hace más que pillar polvo, últimamente no lo usaba casi. Su habitación es amplia pero está más bien vacía, no le gusta amontonar los trastos y una buena forma de no hacerlo es no tenerlos. Al lado del escritorio tiene una gran estantería con libros de animales, plantas, pokemons y alguna que otra pokeball al lado de su pokedex. En la pared opuesta a la cama tiene una pecera con peces de colores. Y a los pies de su cama un sitio para cuando Eevee quisiera descansar en su habitación.

Vacaciones de verano es la mejor época para dormir ¡Jajajaja! Que no, que por mucho que le guste acurrucarse en su cama lo que realmente le gusta de las vacaciones es que puede ir a sus anchas y divertirse por los alrededores sin preocupaciones.

Los días en Pueblo Encina, si no tienes aficiones, pueden llegar a ser muy muy aburridos. Para Lali, en cambio, el aburrimiento no es una palabra que entre dentro de su vocabulario. Le encanta trepar a los árboles, corretear por los campos de trigo y darse chapuzones en el lago del pueblo. Pese a que no es la niña más sociable de Pueblo Encina es de carácter muy alegre y pocas veces pierde la sonrisa. Siempre tiene ganas de hacer cosas nuevas y este verano ha decidido convertirse en maestra Pokemon, quiere ser la campeona de la liga Pokemon para demostrar que puede ser la mejor entrenadora Pokemon.

¡¡Ya bajo mamá!! - Pegó un grito y bajó, seguida por su Eevee, las ecaleras de caracol rápidamente deseosa de tomarse un bol de leche fresquita con cereales.

En la pequeña mesa de la cocina te esperaba tu madre sirviendo el desayuno, unas tostadas con mantequilla y huevo frito encima. Habían tres sillas alrededor de aquella mesa, tu madre estaba de pie así que tú ocupaste una de ellas. Eevee se puso rápidamente a los pies de donde te sentaras esperando llevarse su ración a pesar de que tenía su propia comida.

¿Aún piensas en ser entrenadora? Aaay Lali

Si vas a irte por ahí de buenas puedes acercarte a Ciudad Plateada. Allí está tu hermana y además hay un gimnasio donde te pueden enseñar bastantes cosas. - Tu madre estaba preocupada, no quería dejarte ir así como así. Pueblo encina estaba a una hora al oeste de Ciudad Plateada, al sur estaba el famoso bosque verde donde muchos entrenadores también acudían por su cuenta. - Vas a ir... Llévate esto. Puso sobre la mesa el cinturón de tu hermana y unos billetes

El gimnasio no es gratis, ¿Sabes?

Al sur de Bosque Verde hay un pueblo, pueblo Paleta. Ha salido por las noticias que allí hay un profesor muy entendido también en pokemons.

Buenos días mama - Pasó por delante de su madre y se sentó en una de las sillas que había en la mesa de la cocina en la que su madre estaba sirviendo el desayuno ¡Jopetas, me apetecían cereales!- pensó Lalita al ver las tostadas, aunque no reprochó para nada el esfuerzo de su madre por hacer aquellas apetitosas tostadas. Cogió una de ellas, casi salivando, y le pegó un gran mordisco. ¡Mmm..está deliciosa!La combinación de la textura del pan tostado con el jugo de yema de huevo, era una explosión de sabor.

Con la boca llena empezó a decir -Bor fupuejto...- tragó lo que tenía en la boca y repitió- Por supuesto que quiero ser entrenadora Pokemon- dijo con cierto aire de indignación - Mama, si no confías en mis capacidades para ello, me da igual. Yo creo en mí, sé que soy buena y junto con Eevee, estoy convencida de que lo conseguiremos.

Se sorprendió por la aceptación de su madre. Parecía que al fin empezaba a entender sus necesidades y confiar en ella. Arrancó un pedazo de tostada y discretamente lo pasó bajo la mesa para dárselo a Eevee - Iré al gimnasio de Ciudad Plateada, me pasaré por donde se aloja Kaori y le pediré que me deje alojarme con ella durante algún tiempo.

Había escuchado hablar de Pueblo Paleta y el famoso profesor Oak. Tenía claro que en cuanto atravesara el Bosque verde le haría una visita para pedirle consejo sobre Eevee e información de los pokemon en general.

Eevee apuró las migajas que había por el suelo antes de seguir comiendo su comida. Lali dejó el plato vacío y se levantó para dejarlo en el fregadero. Subió a la habitación a por su bolsa de viaje que tenía ya preparada desde hacía tiempo, cogió sus pokeballs y su pokedex y bajó inmediatamente a por su Eevee. Se guardó el dinero en su cartera y sin perder mucho más tiempo se despidió de su madre - Muchas gracias por todo. No desaprovecharé la oportunidad- Besó a su madre, le dio un abrazo y salió por la puerta con Eevee - ¡Adiós!Llamaré en cuanto llegue donde Kaori.

La pokeball tintineaba sobre la mesita de noche, dentro Jigglypuff debía hacer rato que andaba despierto. La pequeña chica sonrió al verlo desde su cama y corrió a la cama de al lado, saltando sobre Anélope. ¡Anne! ¡Anne despierta! Jiggly ya ha despertado

La hermana pequeña de Anne está bastante emocionada. Sobre la mesita está también la famosa pokedex que sus padres le enviaron hace 3 días. ¿Hoy empezabas a ser entrenadora pokemon? ¿Te marcharás hoy o aún te quedarás en Encina un tiempo? Jo tata, que envidia me das- Pueblo encina estaba a una hora al oeste de Ciudad Plateada, al sur estaba el famoso bosque verde donde muchos entrenadores también acudían por su cuenta.

Si yo pudiera empezar ya... tendría a los pokemon más fuertes de todo Kanto

Pueblo encina era un conjunto de casas alejadas cincuenta metros entre ellas, rodeado de huertos y encinares.

El Camino que llevaba a Ciudad Plateada era tranquilo y seguro, flanqueado a ambos lados por setos de piedra. Aves y animales se escuchaban desde el interior del bosque, aunque habían habido ataques de pokemon, estos eran terriblemente infrecuentes, los pokemon respetaban el frondoso camino.

No obstante, Lali quizá quisiera desviar su camino para adentrarse en el bosque y observar algunos pokemon. O tal vez le corriera prisa y deseara llegar a Ciudad Plateada lo antes posible.

Eevee estaba en su pokeball, no había sitio que le gustara más. Intentar caminar con él al lado era un trabajo bastante arduo, iba despacio y no le importaba retrasarse haciendo que su dueña se detuviera una y otra vez para esperarle, por lo más cómodo era llevarlo en su pokeball.

En el interior del bosque, Lalita pudo ver entre el denso follaje los frutos de un melocotonero. Hace tiempo ya se había perdido el olor de sus flores y el sol de la primavera se filtraba cariñoso dando a las hojas un verdor fluorético

Anelope se levantó asustada por su impetuosa hermana, se había quedado dormida con su coleta y sus pinzas y su pelo estaba totalmente revuelto y enmarañado. Alargó la mano y le dio al botón de la pokeball para sacar a su jiggly.

-Ay mi pequeña bolita de mazapán!!!.- gritó cuando la vió aparecer, la abrazó con cariño estrechándola fuerte haciendole parecer un juguete de gelatina y sacó una lengua a su hermana pequeña. - Yo voy a ser la mejor entrenadora pokemon del mundo y tú podrás contemplarme desde abajo buajaja-

Soltó a su jiggly y fue directa a la ducha donde se arregló de nuevo con una coleta llena de pinzitas de colores y un peto tejano. Cogió su pokedex, la pokeball y todo lo necesario para su viaje y lo metió en su mochila y bajó a desayunar.

-Vamos hermanita! Si no desayunar nunca llegarás a ser taaaaan guay como yo!.- 

Jiggly se alegró de igual y desmesurada manera al ver levantarse a su dueña con tanta energía, sabía que algo nuevo y emocionante se avecinaba. Cuando salió al comedor, Lupita y Jiggly le esperaban comiendo sin paciencia. Ñam Gronfl ñam Gronfl. La televisión estaba puesta mientras tanto aunque Lupita no hiciera ningún caso, esperaba a los dibujos animados que venían después.

-¿Por donde vas a empezar hermanita? ¿A donde vas a ir?

¿Me traerás un Nidoqueen? Es mi pokemon favoritooooo, Onegai, no traigas un ekans a casa, no seas como esos entrenadores que van cogiendo todos los bichos del campo, ecccs que asco

Anélope sacó un cepillo rosa de la nada y comenzó a peinar el tupé de su Jigglypuff para que quedara bien esponjoso. 

-Pues seguramente me dirija al bosque, quiero cazar el Butterfly más bonito del mundo, aunque me da bastante asco encontrarme con un gusado de esos, seguro que Jiggly los asustará por mí....- dijo terminando en un tono agudo e infantil, agarró de las dos mejillas de su pokemon y las estrujó como una abuela a su nieto. - ¿Quién es la cosiña más bonita deeeeel muuuundo?? ¡Tuuuuu!.-

Jiggly se dejó hacer, acostumbrado a recibir todos los piropos y mimitos que quería, se regocijaba en ello. Lupita puso cara de desagrado a la idea de tener un bicho por casa... con suerte su hermana estaría mucho tiempo fuera y ese bicho se moriría por ahí.

El día era soleado y el cielo azul, hacía un día estupendo y habiendo terminado de desayunar daban las nueve de la mañana. En la televisión un anuncio del gimnasio de Ciudad Plateada, donde los mejores aspirantes a Maestros Pokemon llevaban sus pokemon para entrenar.

Era hora de partir para Anélope y Lupita le entregó un fardo con la comida que había preparado

Anelópe arrastró su bol de cereales por la mesa para alejarlo de ella y se giró hacia su hermanita, se levantó de la silla y la abrazó y le besó el pelo. Con una sonrisa entre melancólica y entusiasmada cogió la mochila con sus cosas dentro y se dirigió a la puerta. -Pronto me verás en la tele!.- dijo antes de cruzar la puerta con su Jiggly.

La niña salió de su casa y cogió el camino que la llevaba fuera del pueblo, hacia el siguiente pueblo o ciudad que marcaba su ruta pokemon. Saludó a su vecino Sam el Jardinero y a su vecina bertudris la cotilla con la mano y avanzó con paso alegre por el sendero.

- ¡Por fin solas, eh Jiggly! ¿Qué aventura nos deparará el destino?.- 

Se moría de ganas de llegar al gimnasio de la ciudad en que se alojaba su hermana pero... pero ¿quién podía resistirse a hacer una exploración en un bosque tan chulo y misterioso?

Se desvió ligeramente del camino para adentrarse en el bosque. La humedad se notaba en el ambiente aunque era agradable sentir la refrescante brisa en la cara. Se percibía el aroma de la tierra mojada subir y el olor a hierbas. Iba mirando los troncos de los árboles en busca de bichos y se paraba a examinar a los pies de estos. A parte de los insectos y bichos de tierra, su animal favorito eran las ardillas. ¡Ojalá encontrara alguna tan mona como su Eevve!

Se puso a examinar las copas de los árboles y ver si había alguna entre las ramas. A veces odiaba ser tan solo una niña por tener la limitación de la altura y no poder ver lo que había más arriba. Desde allí no se veía nada. Se quitó la mochila y se decidió a trepar al árbol. Si no encontraba ninguna ardilla, no se arrepentiría de haber malgastado esfuerzos en subir porque aprovecharía para coger uno de aquellos hermosos melocotones que se asomaban entre las hojas.

El Camino que llevaba a Ciudad Plateada era tranquilo y seguro, flanqueado a ambos lados por setos de piedra. Aves y animales se escuchaban desde el interior del bosque, aunque habían habido ataques de pokemon, estos eran terriblemente infrecuentes, los pokemon respetaban el frondoso camino.

No obstante, Anne quizá quisiera desviar su camino para adentrarse en el bosque y observar algunos pokemon. O tal vez le corriera prisa y deseara llegar a Ciudad Plateada lo antes posible para llegar al bosque Verde antes de que se hiciera de noche, podría ser arriesgado pero podía atravesar el bosque

Jiggly estaba en su pokeball, no había sitio que le gustara más. Intentar caminar con él al lado era un trabajo bastante arduo, iba despacio y no le importaba retrasarse haciendo que su dueña se detuviera una y otra vez para esperarle, por lo más cómodo era llevarlo en su pokeball.

Lali subió al árbol sin problema, era algo retorcido y algunas ramas eran pegajosas, pronto se vió arriba y creyó oir un pájaro en un árbol cercano, pero lo que vió entre las hojas de los árboles fué el pokemon que tanto podría haber soñado

Jugueteaban dos pokemon con sus colas, se encontraban fácilmente al alcance de la pokedex, y antes de arriesgarse siempre era más prudente saber lo que se pudiera.

POKEDEX- Pachirisu- Genera electricidad con las bolsas de sus mejillas y suelta descargas con su cola. Vive en los árboles.

No era mucho... parecían felices, algo tocó los dedos de Lalita, una sensación horripilante que le puso los pelos de punta.

Un gusano gordo feo y repugnante reptaba por la rama en la que estaba cogido, entonces cayó en la cuenta de montones de ruiditos repugnantes y vió montones de aquellos gusanejos masticando y royendo hojas del melocotonero, varios tenían los cuerpos enterrados en los jugosos melocotones.

¡Guau! ¡Es la mejor vista que podría haber conseguido! - Eran ardillas y eran más que adorables. Aunque resistiría la tentación de tocarlas por miedo a electrocutarse. Suerte que llevaba la pokedex con ella.

En cambio y pese a que le gustaban los "bichos", que alguno de ellos la tocara no le hacía ninguna gracia. Muchísimos menos si era un reptador del tamaño que tenía ese. Un momento...no, no era Ese, eran esos. Había montones de ellos. Instintivamente desvió la pokedex de la pareja de Pachirisu hacia uno de los gusanos. Tenía mucha curiosidad por saber qué era.

POKEDEX - Weedle - Su venenoso aguijón es muy potente, y su colorido cuerpo hace que los enemigos huyan.

Puedes ver como uno de ellos se acerca a una hoja y la coge con sus repulsivas y pegajosas patitas, la olisquea con su gran nariz rosa y la empieza a comer. Todos están royendo da la impresión que no hacen nada más en todo el día que comer y comer y comer.

Los pachirisus levantan las orejas y te observan unos intantes antes de salir corriendo.

Anélope caminó y caminó, de vez en cuando toqueteaba la Pokeball de su jiggly y chasqueaba la lengua por aguantarse las ganas de liberar a su pokemon y achucharle como se merecía. Se colocó de nuevo lapinta de colorines de su flequillo para asegurarse de que le quedara mono  hasta llegar a Ciudad Plateada. Miró a los demás niños que por su lado pasaban, con sus gorras de entrenadores, algunos con medallas en las solapas de sus chaquetas y aspiró el aire de una victoria que Anélope consideraba cercana. ¡Sería la mejor entrenadora pokemon del mundo!

Cruzó la ciudad y buscó el cartel que indicaba la dirección... hacia ¡El bosque verde!

Bajó el camino hacia el bosque verde cuando ya empezaba a atardecer, habías parado en ciudad plateada a tomar algo y desde pueblo encina habías pasado el día entero para llegar hasta aquí, aunque aún quedaban un par de horas de luz. Se detuvo en el albergue de entrada al bosque verde para descansar, habían dos docenas de literas en el piso de arriba y un gran comedor con algunos chicos hablando entre ellos en la planta de abajo. Había una chimenea apagada y de vez en cuando se podía ver al guardabosques responsable del lugar.

Por las paredes habían señales y carteles informativos
Prohibido fuego

Epóca de apareamiento de Spearows, no acercarse al este del bosque

Ha sido avistado un bulbasaur salvaje, extremadamente peligroso, ¡¡no enfrentarse!!

Si vas a atrapar gusanos, ten listo un cebo y un pokemon para debilitarlos

No molestar a los beedrill

Pikachu- Especie protegida en reinserción al bosque verde. No molestar.

Los chicos vieron entrar a Anélope que paseó por la pared ojeando los carteles y la saludaron animadamente

¡¡Eh oye!! ¿Acabas de llegar al bosque verde? ¿Eres entrenadora pokemon? - Era un chico de unos trece años, vestía chándal y llevaba una mochila. En su cinturón había tres pokeball. Y se levantó del otro par que se quedaron atentos a la conversación sin participar. Este primero llegó hasta Anélope y le tendió su mano- Me llamo Marthy