Partida Rol por web

¡Me llamo OAK! ¡Pero la gente me llama el PROFESOR POKÉMON! ¡Este mundo está habitado por unas criaturas llamadas POKÉMON! Para algunos, los POKÉMON son mascotas. Pero otros los usan para pelear. En cuanto a mí... Estudio a los POKÉMON como profesión. - Ya estaba ese viejo dando la brasa... Llevabas años deseando cumplir la edad para poder iniciarte como entrenador pokemon, y cuando llegó tus padres no te dejaron abandonar la escuela. Al fin terminaste la escuela y la única manera de convertirse en entrenador pokemon en pueblo paleta era venir a hacerle la pelota al puto viejo.

Le pediste un totodile, pero no tenía... lo pidió de importación y le trajeron un huevo, tardó otros dos meses en eclosionar y por fin te llamaba para venir a buscarlo y te soltaba el mismo rollo que a ese crío de once años que tenías al lado tuyo recibiendo también su primer pokemon.

Este es mi nieto. Se llama Klub.- Recoge dos pokeball de detrás suyo y os entrega una a cada uno - Tomad, apenas acaban de nacer hace dos días así que tendreis que cuidarlos y entrenarlos bien. Tened cuidado cuando viajeis, si los llevais fuera de su pokeball se cansarán y pueden atraer pokemon salvajes...

Maldito viejo, apenas acaban de nacer y ya nos los estás dando. ¿¡Es que piensas que en la escuela nos enseñan a cuidar de mierdecillas así!? Bueno, por lo menos el mío será un gran y fuerte Feraligatr algún día pero ¿y el del criajo este? Seguro que pidió un tipo bicho de esos asquerosos. ¡Pf, vaya mierda de pokémon! -Pienso

Apenas recibir mi pokémon no puedo contenerme e intento sacarlo de la pokéball, apunto con ella hacia el suelo pero nada sucede.

Oye viejo... ¡Digo, profesor! Como coñ... ¿¡Como se saca!? ¿Y que come? ¿Y como lo hago fuerte?

Tras dirigirme al profesor Oak giro la cabeza rápidamente y miro a Klub con la mejor de mis desafiantes miradas

A ver si reacciona el chaval, que luego le voy a meter una paliza. Mi Totodile destruirá a su pokémon -Pienso

Para sacar a vuestro pokemon apretad el botón central de la pokeball, también abreviada como ball. Apuntad hacia adelante si no quereis que se de un porrazo... Para capturar pokemon de igual forma, lanzad la pokeball golpeando al pokemon con la parte frontal de la ball.

Klub no puede esperar y activa inmediatamente su pokeball, saliendo de él un pokemon de agua como el tuyo - Oh profesor, es un squirtle muy bonito, aunque muy pequeño - Lo coge alzándolo. - ¿Cuanto tardará en crecer?

Eso depende de cuanto lo cuides Klub. La alimentación, el tiempo y el entrenamiento ayudan a un pokemon a crecer.

¡Hmp! Observa, chaval. -Pienso

Estiro el brazo hacia delante y aprieto el botón de la pokéball, liberando a Totodile. Para mi sorpresa, tiene tan poca presencia como el inofensivo Squirtle.

El profesor debe haberse equivocado, este viejo... -Pienso

Bueno... Gracias, supongo, "profesor"... Me abro.

Meto a Totodile en su pokéball, doy media vuelta y salgo del laboratorio de Oak mientras digo adiós sarcásticamente con la mano. Una vez fuera, espero en la esquina del laboratorio al nieto del viejo con la pokéball en la mano, ansioso por liberar mi primer combate pokémon.

Alto ahí.

El profesor os detiene cuando intentais abandonar el laboratorio. -Debeis llevaros esto - Os entrega una mochila a cada uno y una pokedex - La pokedex es muy importante, contiene vuestra identificación como entrenadores pokemon y os dará datos de los pokemon, así como hacer un registro de los que hayais visto. - En la mochila hay más cosas, pero no te molestas en mirarlas, simplemente sales del laboratorio, y tal cual detrás tuyo sale Klub, el niño de once años nieto del profesor.

Tras salir del laboratorio me paro en seco y dejo caminar a Klub.

Grrr... Ese crío ni siquiera se ha molestado en poner a prueba su pokémon... Si, será una presa fácil -Pienso

¡Eh, Klub! ¿No estarías pensando en marcharte sin despedirte, verdad? Es de mala educación...

Sin dudar un segundo envío a Totodile fuera de su pokéball.

Ha llegado el momento, considérate afortunado de ser mi primer oponente. Ah... Y no puedes negarte a pelear, son las normas, después de todo ya eres un entrenador pokémon

Al lanzarle el desafío mi rostro cambia por completo, el aburrimiento desaparece de mi faz solo para dejar paso a mi mejor mirada altiva

Eres un cabeza de melón mariquita - Klub sacó su squirtle

Enseguida das la orden de atacar, squirtle y totodile se acercan el uno al otro y cara a cara empiezan una conversación sin sentido - Scuero scuero

Oye mariquita... creo que no están preparados para pelear.

Viendo la situación arranco a reír por la impotencia, cojo a Totodile por su zarpita y lo arrastro conmigo.

Nos volveremos a ver, Klub. Y para entonces todo será distinto, muy distinto... Créeme...

Me dirijo hacia afuera del pueblo y busco una piedra, la cojo y me pongo a buscar pokémon débiles como los que se encuentran en cualquier lado.

Este totodile... Aprenderá, o sino... -Pienso

Klub mete a su squirtle en la pokeball y colocándose la mochila al hombro se marcha con aires de superioridad y sin ninguna preocupación por tus amenazas.

Pueblo Paleta tiene una sola carretera que lleva a Ciudad Verde, pero no es el camino que tomas, sino que te quedas por pueblo paleta paseando en las afueras. A los diez minutos de andar notas el peso muerto de Totodile, se ha cansado de caminar y tras ser arrastrado unos minutos, le ha gustado el ser arrastrado y va hasta contento en su infantil vagancia.

En las afueras de pueblo Paleta ves pidgeys y spearows volando, alguno posado en un poste eléctrico o en los tejados de las casas. Son pokemon pequeños y bastante domésticos, su condición de voladores les mantiene lejos de las manos aviesas, pero no sería difícil atrapar uno.

También sabes que por la noche hay rattatas, pero quizá deberías consultar un experto para más información.

Suelto la zarpa de Totodile de golpe, dejo la mochila en el suelo y la abro para dejar a mi totodile y su pokéball dentro pero me encuentro varias pokéball.

Eh, buenas noticias Totodile. Vas a ver como se hacen las cosas.

Saco una pokéball y la pokédex de la mochila. Miro al cielo, todavía hay pidgeys revoloteando. Abro la pokédex y trato de escanear a un pidgey antes de aventurarme a lanzar la piedra. De repente se me ocurre escanear a Totodile también, si es cierto que la pokédex da información sobre los pokémon no puedo permitirme ignorar un solo dato sobre mi único pokémon.

Sacas tu pokedex y escaneas todo lo que tienes al alcance

Totodile, pokemon de agua, sus desarrolladas y potentes fauces pueden romper cualquier cosa. Su entrenador debe tener cuidado a la hora de entrenar sus ataques pues es pequeño pero tiende a ser violento. No dudará en morder cualquier cosa que se mueva cerca.

Pidgey, muy común en bosques y selvas, se alimentan de grano. Son muy dóciles y fáciles de entrenar. Cuando son atacados, suelen lanzar arena y huir en lugar de repeler el ataque.

No daba muchas pistas, estabas a unos cincuenta metros de la casa más cercana y ahí sobre la rama de un árbol había un pidgey que se limpiaba las alas distraído, aún mirándote con curiosidad cada uno de tus movimientos.

¡Maldito cacharro! Ya sabía que podía morder... Pienso mientras voy guardando la pokédex en la mochila. ¡Ostras, ¿no será capaz de..?!

De repente se me hiela la sangre y giro rápidamente la cabeza para controlar que el tontaina de Totodile no pensara cenarse mi pierna, pero antes de lograr verlo noto un agudo dolor en el trasero.

Doy un brinco y empiezo a patalear, tratando de deshacerme de mi nuevo piercing. Aún que no tardo mucho en quitármelo de encima no puedo evitar lloriquear un poco mientras me aseguro que nadie me está viendo. Por suerte para mi no hizo suficiente fuerza como para hacerme sangrar y el pantalón también parece estar bien.

 

¡Tonto del culo! A mi no me muerdas, leñe. Mira, tienes que morder a eso de ahí. Digo en tono bajo mientras le giro la cabeza hacia el pidgey y lo señalo. Bah, olvidaba que aún eres un inútil muerdeculos... Ahí quietecito, ¿eh? No quiero que ni te muevas mientras lo bajo de esa rama.

Cojo aire y empiezo a caminar lentamente hacia el pidgey, tratando de evitar movimientos bruscos, y al alcanzar una distancia razonable lanzo la piedra con la mayor de mis fuerzas.

La piedra golpea directamente al pidgey, que se tambalea cayendo de la rama, por suerte para él sus alas le mantienen en el aire, te observa perplejo, como si estudiara la posibilidad de atacarte, pero finalmente aletea un poco y se marcha entre los árboles.

Totodile abre y cierra la boca en el suelo, de lado, como si fuera uno de esos soldaditos de juguete que desfilan y ha caído de lado sin poder levantarse... parece un poco tonto, pero se lo está pasando bien.

Al haber espantado al pidgey no ves más pokemons cerca.

El pidgey se va volando dejándome uno amargo sentimiento de rabia

¡Mierda! Pues nada, hoy no comes "TONTOdile". Venga, muévete de ahí y vamos a un centro pokémon a ver si alguien tiene la decencia de explicarme como hacer de ti algo útil.

Vuelvo a agarrar a Totodile por la zarpa y lo arrastro de vuelta al pueblo, para luego tomar el camino hacia Ciudad Verde. Mientras cruzo la carretera recuerdo las palabras del profesor: "Tened cuidado cuando viajeis, si los llevais fuera de su pokeball se cansarán y pueden atraer pokemon salvajes..."

A ver si es verdad algo de lo que decía Oak, mejor será coger otra piedra, no quiero que un rattata asqueroso infecte a mi totodile -Pienso mientras pongo otra piedra en la mochila

Es una larga caminata hacia Ciudad Verde, llevas la mitad de la mañana buscando pokemon por pueblo paleta, pero no ha sido tan fácil como tú esperabas. Vuelves al pueblo y tomas la carretera norte que lleva a Ciudad Verde, pero Totodile no da ni un paso más, se tira al asfalto calentito y se queda ahí gruñendo alegremente mientras te pierdes en la distancia - Gwarrrrl gwaarlahaha

Está encabezonándose en no dar un paso más, llevais apenas dos horitas caminando por el pueblo y ya está cansado, justo como un niño pequeño. Cargarlo no te supondría ninguna dificultad, es muy pequeño, y aunque muerde fuerte sus dientes ni siquiera pinchan aún, es como recibir la mordedura de un yayo.

Totodile va pesando mas y mas, giro la cabeza y miro hacia abajo liberando una ligera sonrisa afable al ver a Totodile, que se muestra muy mono cuando está así de cansado. Tras un instante cambio la expresión de mi cara a la de siempre, no puedo permitirme parecer otro de esos idiotas Pokéfans a los que tanto les gustan los pokémon "adorables". Cojo aire y suspiro:

Venga, lagartija... Está bien, te llevaré, pero solo por esta vez, ¿¡entendido!?

Me agacho para coger en brazos a Totodile y continuo mi camino hacia Ciudad Verde

Totodile se deja coger, mansamente, demasiado mansamente. Tan pronto estás erguido te muerde el antebrazo con el que lo llevas. Sus diminutos colmillos se clavan a través del jersey, pero no te hacen ningún daño. A los lados del camino a Ciudad Plateada puedes ver ocasionalmente algún rattata que asoma los hocicos entre la hierba para verte pasar, pero tan pronto como haces contacto visual mueven el hociquillo y se marchan. También abundan los pidgeys por el camino, los encuentras picoteando la tierra y a tu paso echan a volar, volviendo cuando ya has pasado de largo.

Ciudad Verde ya no se parece en nada a pueblo paleta. Aunque hay algunas casas tradicionales se agolpan unos jardines con otros entre grandes rascacielos. Las carreteras de la ciudad no obstante son en su mayoría de tierra con alguna avenida asfaltada. Un vistazo a tu pokedex te señala que desde aquí puedes iniciar la ruta pokemon, y te localiza el centro pokemon y el gimnasio más cercanos.

Totodile, que lleva las cuatro horas de camino mordisqueando el brazo parece tener sueño, y queda aletargado entre tus brazos.

Por fin llego a Ciudad Verde tras una larga caminata. Mis piernas, cansadas, me piden un merecido descanso pero las ignoro mientras paseo por las calles de la ciudad tratando de encontrar el centro pokémon. De camino veo unos ciclistas que abandonan la ciudad y los miro con recelo, imaginando lo rápido y sencillo que habría sido llegar aquí con una bicicleta, por no hablar del dolor de piernas. Miro a Totodile que aún duerme y no parece percatarse del alboroto de la ciudad en comparación del silencio del camino. Decido librarme de la carga que supone llevarlo en brazos, tomo su pokéball y golpeo su cabeza suavemente contra el centro de la ball, metiéndolo en ella.

Uff, que alivio. Ya empezaba a no sentir los brazos -Pienso mientras hago unos estiramientos con ellos para tratar de desagarrotarlos

Continúo la búsqueda del centro, esta vez corriendo. Estoy cansado de tanto viaje y hago un último esfuerzo para llegar lo antes posible.

Bienvenido al centro pokemon de Ciudad Verde

Te dice una enfermera uniformada con una sonrisa

Soy la enfermera Joy, aquí en el centro pokemon curamos y cuidamos de tus pokemon. Por favor dime qué le ocurre a tu pokemon

En el lugar hay un par de adolescentes cabizbajos, deben estar esperando que les devuelvan un pokemon lo antes posible y juguetean con una pokeball entre las manos cada uno. Tal vez han tenido un combate que se les ha ido de las manos. A veces forzar un pokemon conlleva dejarle con secuelas o heridas muy graves.

En el centro pokemon hay algunos carteles colgando

Torneo de Pokemon de tipo Bicho en el Bosque Verde [con fecha para pasado mañana]
Más información en el albergue pokemon del Bosque Verde

Oferta repelente de bichos en la tienda Pokemon de ciudad verde

Si ves actividad sospechosa, informa a la policía de inmediato.