Partida Rol por web

El interior de aquel templo había sido tomado por la naturaleza de forma más que total, el tejado de lo que antaño parecía haber sido un importante lugar de culto, ahora se encontraba caído en el suelo, y los bancos de madera se encontraban podridos y descompuestos al punto en donde apenas se notaba en donde se encontraba.

Las paredes y las columnas de piedra estaban completamente destrozadas y apenas se notaba ningún tipo de atisbo de lo que antaño había sido la bóveda de aquel templo. Pues un enorme árbol había surgido en el altar y de las raíces de este emanaba el manantial que salía por la puerta principal.

Aquel dúo de domadores Pokemon conformados por Airi Wada y Touma Makoto, así como el Pokemon de este último, el Houndour llamado Sekitan, ya habían llegado al interior de aquel Templo Abandonado, mojándose los pies, para ver si podían ser capaces de encontrar bayas con las que ayudar al resto de sus compañeros.

Apenas hice caso del estado deplorado del lugar, en aquel momento sólo me interesaba encontrar las bayas y el manantial de agua. Nuestros compañeros nos estaban esperando y Kana me necesitaba así que no había tiempo que perder. Por suerte, el manantial fue fácil de encontrar. Sacando mi cantimplora la vacié en el suelo y la llené con el agua del manantial.

- Touma, ¿tienes algún recipiente? Tenemos que llevar todo el agua de manantial que podamos - dije mirándole. Mi cantimplora era bastante grande, pero cuanto más pudiéramos llevar mejor.

Mientras esperaba, contemplé el lugar en busca de bayas.

En el exterior de aquel árbol no parecía haber ningún arbusto con bayas, pero las ansias por encontrarlas de Airi Wada hizo que esta se percatara que por un hueco dentro del mismo parecía haber un pequeño arbusto de bayas oculto y parcialmente iluminado por un brillo de color verde que emanaba del interior de aquel árbol.

Encontré un hueco donde había unas bayas de muy buen aspecto y me incliné para poder meterme y cogerlas. Mientras lo hacía los inspeccioné para ver qué bayas eran y para qué podían serme útil.

En efecto, aquellas bayas eran las bayas necesarias para fabricar un ungüento con el que poder sanar a los Pokemon que habían sido envenenados. Aunque por desgracia no había muchas bayas ahí dentro, eran suficientes como para sanar el estado de aquellos dos Pokemon envenenados.

La pequeña Airi Wada se adentró en aquel hueco del árbol que esta previamente había encontrado y en donde, probablemente hubiera algún arbusto con bayas que necesitaban. Las pequeñas patas de la joven Airi Wada aún estaban fuera del árbol, pero el resto del cuerpo se encontraba en su interior.

En el interior de aquel árbol había una gema brillante que daba luz verdosa, iluminando aquel pequeño arbusto de bayas. Este se encontraba rodeado de hojas verdes y lianas, pero no parecía estar enganchado al árbol y este se rehusaba en absorberlo como sí hizo con la piedra del templo. Por lo que si Airi Wada deseaba cogerlo, era libre de hacerlo sin demasiados problemas.

- ¡Qué piedra tan bonita! No creo que pase nada porque lo coja, no parece que sea parte de este sitio... - había leído en algunas leyendas que había piedras que nutrían los lugares sagrados y les daban fuerza, pero con aquella piedra no parecía ser igual ya que el árbol no lo había absorbido - a ver si consigo cogerlo...

Lo agarré y tiré de él sin muchas esperanzas. El lugar era pequeño y yo no era muy fuerte, pero con esfuerzo y maña conseguí desenredarlo de donde estaba.

- Oh, no sé qué será, pero igual nos sirve para algo - lo investigué un poco y luego lo guardé en mi bolso. Luego, saqué una bolsita y guardé también las bayas.

Cuando terminé, reculé un poco para salir del agujero.

La Baya Meloc (Pecha Berry en Inglés, ), es un tipo de baya que cura el envenenamiento. Ocupa el número 3 y es dulce, rica, tierna y delicada. Es pequeña, con un tamaño de 4 cm.

Aquella esmeralda salió como si nada, a fin de cuentas no estaba incrustada en ningún lugar y la pequeña fuerza que tenía la joven Airi Wada había sido más que suficiente de arrancarla entre la maraña de hojas, ramas y lianas.

Ahora con una esmeralda que no sabía nada de ella, pero que consideraba bonita y que además emitía una luz verdosa, la muchacha podía marcharse del lugar con cierto botín.

Terminé de coger las bayas y salí del agujero con una amplia sonrisa.

- Ya tengo las bayas que necesito, vamos rápido, no podemos perder tiempo - eché a correr hacia donde estaban nuestros amigos. Kana me estaba esperando.

¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!

Cuando Airi Wada salió de aquel árbol, un terremoto hizo temblar el suelo, y desde detrás de este árbol un gigantesco Venosaur de un color ligeramente distinto, verdoso, salió de la tierra.

Al parecer esta criatura parecía estar bastante enfadada por algún motivo, y mientras esta se disponía a desenterrarse, miraba con odio a la pequeña que había salido del interior del árbol.

¡GRAAAAAAAAAAAWRRRRR!

Sea lo que fuera que estos fueran a hacer, debían hacerlo con rapidez, puesto que aquel Pokemon no parecía que se fuera a calmar por nada del mundo.

Solté un grito al ver el enorme pokemon. Parecía increíblemente fuerte, por lo que no creía que el pequeño Sekitan pudiera con él.

- ¡Vámonos de aquí! - grité cogiendo todas mis cosas y echando a correr.

Al entrar en el templo me incline para recoger agua en mi cantimplora tenia los pies empapados pero mi sorpresa fue encontrarme con esa gran cantidad de naturaleza dentro de aquel templo, parecía que ese lugar podría ser un entorno seguro -Esto es bueno, debemos mantener en secreto este lugar de los demás, pero vendremos aquí en emergencias, no quiero que usen este bello lugar para sus horripilantes experimentos- Deje que la pequeña explorara el lugar, cuando la tierra se sacudió vi a ese Pokémon de colores brillantes y peculiares, no tenia idea de porque estaba actuando así pero no era un buen momento para descubrirlo -Vámonos de aquí rápido- Le dije a la pequeña saltando al rio para empezar a correr fuera del templo.