Partida Rol por web

No.

Vuelve a responder con sencillez.

Que vosotros hayáis crecido en las zonas llenas de árboles donde viven multitud de seres les perjudica y para que vuestras cosas crezcan -a este extraño concepto le acompaña una imagen urbana- los habéis matado. ¿Dices que lo que hago no está bien? Las implicaciones de esa idea resultan claras y nítidas en la mente de la joven. ¿Según quién? ¿Según los humanos? Celebi retoma el hilo de sus propios pensamientos. Por supuesto, para vosotros es algo malo, ¿verdad? ¿Crees que simplemente porque tú -Esta vez, el concepto lleva una connotación muy fuerte: un ser humano -me digas que me detenga voy a hacerlo? ¿...voy a abandonar mi misión? Por alguna razón, Astrid puede notar una nota de tristeza, de decepción en la presencia de Celebi. Una suerte de idea sobre el sentimiento de superioridad de los seres humanos sobre los demás seres vivos ronda por el espacio de la mente de Astrid que comparten, pero no llega a materializarse en un argumento concreto, sino que Celebi decide dejarlo correr y su presencia se vuelve más cálida de nuevo.

De todas formas, gracias por el aviso -"Malas personas quieren buscarte para hacerte daño. Otras quieren encerrarte de nuevo"-. Aunque no voy a detenerme. Tendré que afrontarlo. Es mi misión. Es mi razón de ser. Es mi naturaleza.

-Puedo entender lo que dices. Por supuesto, tampoco esta bien que nosotros hayamos matado las zonas donde vivimos. Pero, ¿dejaras todo en verde? Hoy en dìa la gente necesita espacio para vivir, aunque sea un poco. No creo que a ninguno de ellos les guste. A mi no me da demasiado miedo lo que propones, es mas, es una idea agradable. Solo quiero comprender tu misión.

Celebi sonríe con calidez. Astrid lo sabe, aunque no puede verlo. El pequeño pokémon verde no parece estar en los alrededores, o quizá esté muy cerca de ella, entre las hojas, pero en este momento no puede verlo. Sin embargo, dentro de su cabeza sabe que está sonriendo.

Tranquila. Todo el mundo necesita espacio para vivir. Humanos, ekans, margaritas, aranjas, ledybas, melocs... Yo solo quiero que todo el que lo desee pueda vivir. Que pueda ocupar su lugar en el Tiempo hasta que realmente su momento -su oportunidad- expire.

-Entiendo eso...¿pero estas seguro de que esta es la única forma?

Conforme Tharion se inclina sobre el arbusto de bayas safre para cogerlas, nota una presencia, una sombra, a su lado un poco por detrás suya, a la altura de su hombro.

Celebi se encoge de hombros o, en cualquier caso, Adtrid puede percibir el sentimiento que expresaría encogiéndose de hombros si pudiera verlo. La chica aún no sabe dónde está, aunque no debe de andar lejos... seguramente.

¿Lo es? ¿Tú que opinas, Tharion?

...Qué bien... Me encantan las reuniones de viejos amigos...

De repente, la mente de Tharion se ve inundada de imágenes de Ciudad Trigal... arrasada. Árboles gigantescos salen del suelo como brazos retorcidos rompiendo el pavimento, el tendido eléctrico y los edificios. El tráfico está colapsado, la electricidad cortada y la gente se arremolina en las calles, como hormigas, mirando estupefactos a la claridad del alba la selva en que se ha convertido su ciudad de la noche a la mañana.

Y, sin embargo, no ha habido víctimas. No sabe cómo lo sabe, pero la certeza es absoluta: si bien ha habido algunos heridos, más por el efecto del pánico y las muchedumbres enloquecidas, ningún ser humano ni pokémon ha muerto por causa directa de la monstruosa vegetación.

Una voz resuena en su cabeza. Una voz que no ha oído nunca ya que no es una voz y que aunque apenas conoce, reconoce perfectamente, ya que nunca la podrá olvidar.

¿Qué opinas, Tharion?

Animada y solemne, antigua y nueva, la voz que no es una voz se presenta como meros conceptos en la mente del joven.

la sensación es demasiado familiar para Tharion como para no reconocer al segundo a Célibi, de modo que piensa las palabras, para que sean más claras las llega a pronunciar -ah... opino que habrá mucha gente cabreada por esto y me preocupa que esto desemboque en una guerra del hombre con la naturaleza, si no hay victimas sigo estando de tu lado...- Tharion además, no oculta su estado emocional, mas bien al contrario no como un reproche, sino a la espera que el pokemon le "diga" algo que le reconforte y que calme sus preocupaciones, deja que Célebi vea que se siente dividido, por un lado está de parte de la naturaleza, es su medio natural mientras que por otro piensa en el resto de la gente, la mayoría de los humanos que no podrían vivir como él y si por un lado no puede negar que el mundo así le gustaría, por otro ese pensamiento le hace sentirse egoísta para con sus congeneres, también piensa en la presa, primero normal y luego como raíces la agrietan y la presión del agua la derriba y como la corriente arrasa el primer pueblo que halla a su paso y el temor adjunto a esa idea. Con un tono que denota su desgaste espiritual ante tan contradictorias emociones -dime, tengo motivos para estar asustado?- 

En cuanto Tharion desvía la mirada de las bayas, puede ver que Celebi está flotando a su lado, aleteando aunque sin moverse apenas del sitio, mirándolo con sus enormes ojos azules y la cabecita un poco inclinada.

-Biiii...

Oh... No había pensado en que pudiera pasar eso... No te preocupes -no os preocupéis-, lo tendré en cuenta.  Gracias, Tharion.

El pensamiento en la mente de Astrid no tiene coherencia con la conversación que mantiene con la muchacha: claramente contesta a lo último que le haya transmitido Tharion. Claramente está comunicándose con los dos a la vez, pero, por no estar en el mismo lugar y tratarse de una conversación telepática, los dos seres humanos no pueden comunicarse entre sí... ¿o sí? En cualquier caso, no están demasiado lejos el uno del otro; desde luego, están lo suficientemente cerca como para que una opción sea juntarse y hablar en voz alta. Celebi, por su parte, sigue con su hilo de pensamiento, ininterrumpido. 

No quiero perjudicar a nadie: quiero curar al mundo. Los seres humanos le han hecho daño. El equilibrio se ha roto. El precio justo por las vidas que se han perdido es un número de vidas equivalente. Pero la balanza puede restaurarse en ambas direcciones. El camino de la muerte -el camino de la venganza-, el camino de la vida... Ambos son posibles. Ambos cierran el círculo. Al igual que Astrid, he hecho mi elección. Sonríe. Incluso en su mente, ambos saben que está sonriendo. Astrid, Tharion... Vosotros seréis felices en este mundo. Nuevo. Antiguo. Sanado. Todos los seres humanos pueden serlo... pero vosotros ya sois conscientes de ello. Sé que, al igual que vosotros, todos los seres humanos tienen la capacidad de vivir de esta forma. Solo tienen que darse cuenta y aprender. Y lo harán. Sigue sonriendo. Sus pensamientos irradian esperanza y confianza. Porque la alternativa es la muerte.

El último concepto queda totalmente en abstracto. No ha pensado en un tipo de muerte en concreto. 

Un pidgeotto pasa volando entre los árboles, por debajo de la bóveda de verdes copas.

Tharion, se sienta en el suelo, apoyando la espalda en un árbol, sus sentimientos revelan un alivio parecido al del que completa una etapa especialmente dura de una maratón, sus temores se disipan, aunque aun queda uno como un susurro, el que la humanidad no sea tan razonable como Célebi y sobretodo alivio por ver las cosas más claras en lo referente a por parte de quien posicionarse, mientas Célebi siga tratando de evitar victimas humanas, Tharión le seguirá siendo leal, por último piensa y pronuncia más que otra cosa para centrarse en esas palabras por encima de sus agitados pensamientos -dime, que debería hacer ahora?- a modo de una petición de consejo, puesto que ha quedado claro que no necesitará ir a la presa

Esta aqui ya.

-¿Esta bien que sigamos con nuestros intereses hasta que necesites ayuda?. Por favor cuidate mucho y ten cuidado con quien te dejas ver. No quiero que te pase lo mismo que casi le pasa a Iri o peor.

Sinceramente, Astrid se sentía aliviada. Le agradaba la idea, demasiado, y sentía que acababa de comenzar a ponerse en marcha algo que cambiaría el mundo para mejor.

¿Qué debéis hacer...? ¿Qué está bien...?

-¡Biiiiii! -Celebi revolotea alrededor de Tharion, coge una baya safre, se la mete en la boca con visible satisfacción y echa a volar por el claro haciendo tirabuzones.

No sé, ¿qué queréis hacer? Cada cual tiene sus deseos y actúa según ellos. Cada acción tiene sus consecuencias. Iri quiere verse libre. Lo afirma con naturalidad, pero rotundamente. ¿Cómo voy a deciros yo lo que debéis hacer? Mm, esta baya está rica. Podéis comer bayas, si os gustan :) A él le parece una gran idea. Gracias por preocuparte por mí, Astrid. Tharion y tú tenéis un gran corazón. Me gustáis. 

Tras pensar estos pensamientos a modo de despedida, los dos seres humanos pueden notar cómo el pokémon se aleja.

Tras ver como Célebi se aleja Tharion se levanta, echa un vistazo a su alrededor hasta ver a Astrid y con acento animado dice -parece que has terminado la llamada, bien, entre anoche y esto me he rayado la cabeza más que en toda mi vida por lo que estoy deseando ponerme en marcha y relajar la mente con alguna banalidad- mientras habla se dirige al claro para recoger su equipo