Partida Rol por web

-Eh, sí, en Ciudad Trigal vive mi familia. No tengo un laboratorio muy decente aquí, pero... Muchas gracias por todo, Bruce. Señor Forrester, señora Forrester... la comida estaba deliciosa. ¡Ah! ¡Por cierto! -Busca algo en su maletín y, cuando lo encuentra, se lo tiende al chico. -Por las molestias ^^. -Es una piedra trueno. Tras esto se dispone para irse.

-¿Hm? ¿Te vas a ir de aventura? ¿Ya no vas a volver por aquí entonces?

-Bueno... no volver no exactamente, pero quiero seguir investigando y viendo el mundo. Además, me gustaría saber de donde narices salieron las plantas que detuvieron el tren, porque tengo la sensación de que están relacionadas con la Piedra Musgo del Encinar- voy a mi dormitorio, preparo mi mochila de viaje y algunas cosas tipo prismáticos y demás, además de algún juguete y comida para Tide.

Con todo preparado, Bruce vuelve a bajar las escaleras y justo cuando llega abajo, llaman a la puerta.

Me acerco y pregunto: -¿Quién es?- miro a Tide, que mira curioso a la puerta.

Al otro lado de la puerta se escucha una voz preguntando quién es.

Miré a Nadia mientras esperábamos en la puerta. El lugar parecía tranquilo, nada fuera de lugar, solo un rancho normal y corriente, eso es lo que parecía al menos.

-Estate tranquila... Recuerda que pueden no saber nada, solo es una pista.

Entonces una voz sonó al otro lado, parecía joven.

-Buenas, somos detectives. Estamos siguiendo el rastro de un joven desaparecido y nos gustaría hacerle unas preguntas si no es mucha molestia.- Dije enseñando mi licencia por la mirilla.

Abro la puerta y observo a los dos individuos.

- Buenas, agentes. Soy Bruce Forrester ¿Podrían describirnos al joven?- serio pero tranquilo, acaricio la cabeza de mi Vaporeon.

Observo al chico de arriba a abajo, y enseguida el vaporeon llama mi atención. ¿Casualidad? Tal vez, al fin y al cabo suponía que era normal encontrar vaporeons en una granja de eevees...

-Buenas.- Saludo al joven buscando algo.- Tengo algo mejor, una foto del muchacho.- Le digo enseñándole la foto.- Se llama Alex, es aprendiz del carbonero, de pueblo Azalea. ¿Ha estado usted allí? ¿en el Encinar o en Pueblo Azalea?

Observo la foto y miro a los detectives

- He estado en el encinar recientemente, haciendo un pequeño "experimento" con una piedra y uno de nuestros Eevees ¿Puedo preguntar por qué lo buscan?- rasco a Tide tras las orejas.

Escuché atentamente sus palabras, y aquello de "experimento" no me sonó nada bien, aun así conteste manteniéndome amable.

-Claro, su maestro, el carbonero, con quien vivía estaba preocupado por él, teme que haya acabado con malas compañías o que le hayan obligado a hacer algo que no quería. Entonces ¿ha visto al chico? o ¿quizás a un hombre con barba y un charmeleon?- Pregunté muy atento a su respuesta.

- Pues esto, sí, les he visto, pero tampoco creo que hayan hecho nada malo ni que sean criminales como para que tengan que mandar a un detective a buscarlos- agarro el tirador de la puerta, por si acaso y llamo a mi padre, que creo que le interesará la presencia policial en la granja.

Enseguida aparece el padre de Bruce, que se presenta con gesto algo preocupado:

-Buenas tardes, soy Richard Forrester. ¿Qué es lo que ocurre exactamente?

Viendo el cariz que está tomando el asunto, la chica que acompaña al detective da un paso al frente y decide intervenir. Se trata de una chica de unos veinte años, ni fea ni especialmente guapa, con el pelo y los ojos castaños y vestida con ropa casual de verano, una gorra y una pequeña mochila.

-Esto... Perdona, creo que no nos has entendido bien... Yo soy de Pueblo Azalea. Alex es mi... "amigo" -por el tono con el que lo dice da más bien la impresión de que alguna vez fueron más que amigos y ahora le querría dar una patada en la cara pero, en resumidas cuentas, "amigos" puede ser una aproximación aceptable-. Como se ha ido muy de repente, en el pueblo están algo preocupados... -No parece demasiado satisfecha con su propia explicación, así que sin que nadie haga ningún comentario, añade, con un tono bastante más enérgico- A ver, que a mí me importa un bledo lo que haga o deje de hacer ese idiota, ¡pero tampoco es que quiera que le haya pasado nada malo!

Con una amable sonrisa me dirijo a la chica

- No tienes por que preocuparte. Decidio por voluntad propia acompañarnos y le hemos ofrecido un trabajo aquí en la granja-