Partida Rol por web

Nos movemos entre la vegetación, el olor, los rugidos y el bípedo de la capucha son guías bastante precisos. Y al poco alcanzamos a encontrar al Doctor Caramelos, Sweet y un pokémon más alto que un charizard y con una fiereza aproximada. Tiemblo por un momento, pero la amenaza sobre nuestro compañero basta para ayudarme a sobreponerme.

Sin perder tiempo, me adelanto, inspiro, arqueando la espalda hacia atrás. Un sabor a humo me llena la boca. Espero apenas un segundo a tener suficiente y escupo un chorro de hollín negruzco sobre el enorme y feroz pokémon(Pantalla Humo). Espero distraerlo lo suficiente para que ellos puedan huir y para que nosotros nos alejemos. Soy fuerte, pero eso está a un nivel muy superior al mío.

-Debes estar tomandome el pelo.- Dije, mirando con los ojos abiertos al Tyranitar en toda su gloria, a punto de convertir al doctor en cenizas.

Sin pensarlo mucho, porque reconozcamoslo, de haberlo pensado lo primero que habria hecho es huir del lugar cuanto antes, viendo la cortina de humo que ofrecia charmander, hice una de las mayores estupideces que habré hecho jamas.

-¡Sneasel, NO-Ataque Rapido en Sweet!- Le ordene a mi pokemon, mientras corria a por el lisiado y lo rescataba de ahi, antes de que acabara quemado junto el ordenador "NOMEPAGANLOSUFICIENTENOMEPAGANLOSUFICIENTENOMEPAGAN..."

El entrar y salir de la pokeball me había confundido, sumado a que el loco de Mark se había puesto a enfurecer al bicho...*

Pero cuando una pantalla de humo apreció entre el Tyranitar y nosotros, no lo dude y me lancé encima de Mark para teletransportarnos lejos de ese bicho, al otro lado de la arboleda, de dónde había aparecido el humo. Al reaparecer vi a Charmander, al que identifiqué como el creador de humo. Ese enano era fuerte y listo.

"Por aquí!" - dije lanzándoles un mensaje telepático para salir todos por patas, juntos juntitos y con suerte, a salvo.

Encontramos lo que temiamos, El doctor y Sweet frente al Tyranitar a punto de recibir su ataque justo lo que deseábamos evitar. Rápidamente Charmander reacciona y lanza una pantalla de humo para quitar la visión de Tyranitar y Sasori comienza a correr intentando quitar de allí al doc. Corro a su lado pero antes de poder iniciar el ataque rápido veo como Sweet se lleva a Mark, usando teletransportacion. Rápidamente desvío mi trayectoria para frenar a Sasori están a salvo alcanzo a decirle si nos metemos allí estaríamos en muchos problemas.

Bien. El Tyranitar los iba a matar. Adiós a Sweet, adiós a Mark, y adiós al portátil. Gin nos había llevado bien, claro que podía haberme teletransportado hacia el lugar. No obstante, siendo Tyranitar el que había enfrente, la verdad es que no tenía ninguna prisa por ir hacia ellos, y Mark y Sweet se habían metido en el problema solitos. Bueno, tan solo el adulto. La verdad era que la pobre e hiperactiva Pokémon no había tenido la culpa de lo sucedido y de repente se había visto en un embrollo del que iba a ser difícil salir. Pero tampoco la había tenido el Pokémon que había matado Charmander. La verdad era que en tiempos difíciles los accidentes ocurrían. Los niños, las mujeres, los Pokémon, y los hombres morían de vez en cuando, por lo que los baremos con los que miden ese tipo de situaciones podían fluctuar con facilidad.

Fue precisamente Charmander, y no otro, al que le debieron la vida Mark y Sweet. Sabiendo que el nivel de Tyranitar es enorme y que no estábamos cerca del mismo, y haciendo gala de una estrategia envidiable y encomiable mandó una pantalla de humo al Tyranitar que les proporcionó a Mark y a Sweet unos preciados segundos para salir de ahí. “Fíjate tú... Quien menos pensaría que estaba en disposición de generar estratagemas para librarse del peligro ha sido el primero en sorprenderme. Tendré que tener los ojos bien abiertos de ahora en adelante.”, me dije, mientras veía las acciones y seguía a Sweet y Mark, que siempre iban en cabeza. ¿Por qué siempre tenían que ser ellos los que iban en cabeza? ¿Se habían autoproclamado líderes del grupo, o algo? -”Controla a tu entrenador, por favor”-, le dije a Sweet, también de forma telepática, sin alterar mi movimiento ni mi posición. No era una orden, era una recomendación. Podríamos haber acabado muertos. Por otro lado, mi reticencia a soltar palabra parecían indicar, bajo todos los medios, que efectivamente parecía no poder hablar. Y además, no expresarme, ni de forma telepática siquiera con cualquiera que no fuera aquél Pokémon psíquico hacían de mí un ser misterioso y me aportaría una gran ventaja en un futuro, si las cosas se torcían.

Me agazapo junto a Charmander justo a tiempo para ver un espectáculo de descoordinación que en cualquier ejército se penaría con el paredón siempre y cuando sobreviviera alguien después del desastre, cosa poco probable. Sasori al parecer ha decidido que ya ha vivido suficiente y se lanza con el pequeño Sneasel contra el Tyranitar a tiempo de ver cómo Doc y el bicho hiperactivo ése que tiene por compañero desaparecen y aparecen junto a nosotros. Ahora en lugar de rescatar a uno tenemos que rescatar a otro, sensacional...

- Seguro que es un plan brillante que una chiquilla provinciana como yo no es capaz de comprender - digo con voz dura cuando aparecen teletransportados junto a mí -, pero , ¿Se puede saber qué hacéis?

Paso mi mano por el cuello de mi Pokémon. Ha reaccionado a la perfección, sin necesitar instrucciones. 

- Lo has hecho mejor que perfecto, criatura

Por unos instantes el viejo soldado dolorido y cansado que habia dentro de MArk se despieurta con fuerza al tiempo que escucha la semi reprimenda de Kate.

- Pues de momento, correr ¿Se te ocurre algo mejor? Acepto sugerencias*

Un rugido le recuerda de que huyen.

- Vamos, vamos, vamos

Insta al resto al tiempo que sigue avanzando.

Finalmente guió el grupo hacia Mark y Sweet, la cual estaba a punto de recibir un potente ataque del Tyranitar.Apretó los puños y frunció el seño, en esos pocos segundos se vio frustrado por la impotencia de no ver algo que pudiera hacer.Pero por fortuna el Charmander de Kate reacciono a tiempo lanzando una pantalla de humo para esconderlos y posibilitar su huida -Bien hecho.- Alcanzo a decir, aliviado.Ambos se teletransportaron cerca pero Sneasel y Sasori habían corrido hacia donde estaban antes para ayudarlos.Esto ahora los dejaba en la posición mas peligrosa, por lo que tenían que retroceder de allí lo mas pronto posible -Retrocedan hacia los arboles, mantengan la distancia los unos de los otros por si dispara su hiperrayo.- Mientras comenzaba a retroceder observo a su abra en los cielos, que no parecía tenerle mucha confianza. "Solo espero que Mark no enojara demasiado a Tyranitar, y este no se empeñe mucho en seguirnos.En combate, Abra no tiene ninguna oportunidad debido a su tipo, solo podemos escapar."

Estos humanos eran tontos. Pero tontitos de verdad. La pantalla de humo evitaba que el Tyranitar nos viese u oliese, pero no que nos oyese.

"¡Pero callad y corred, que el Tyranitar nos oye mamelucos!" - les grité telepáticamente con todas mis fuerzas, aún asabiendo (o precisamente por ello), que mi voz aguda no les iba a ser nada agradable directamente en su cabeza. 

En cuánto saliésemos de ésta iba a comerme todos los caramelos que Mark llevaba encima. Necesitaba azúcar para recuperarme del susto y Mark se merecía un castigo por hacer locuras estando cojo. Quitarle todos sus caramelos me parecía un castigo razonable.

Decididamente, no había tenido mucha suerte con aquellos humanos con los que me había juntado, lo que me convenció más todavía para no mediar palabra con ellos hasta que no fuera estrictamente necesario. No entendía lo que estaban haciendo. “Menudo atajo de imbéciles”, me dije. Me recordó al esquema que había creado con los entrenadores y los Pokémon. Desde luego, Kate parecía una persona sumisa a su Pokémon. Sasori y Mark parecen dominantes, pero sus Pokémon van un poco a la suya, y pasan de él bastante. “Pobre Sweet”, me dije, mirando a Mark. Sasori, por su parte, era más extravagante, y parecía aquél tipo de niño capaz de hacer daño con cualquier cosa, aunque todavía no lo había demostrado, y de hecho, a punto había estado de hacerse daño por ayudar a otro. “Este chico... ¿Qué se le pasará por la cabeza?” pensé. Mi mentalidad de laissez faire, laissez passer, adoptada de una frase que explicaba un tipo de economía, hacía que pese a que la facilidad con la que probablemente podía invadir la mente de mis compañeros (excepto quizá la de Sweet) era relativamente alta, no me sintiera cómoda haciéndolo (porque tampoco me sentiría cómoda si aquello sucediera al revés). Gin era, de entre todos, el entrenador más extraño de los cuatro sin lugar a dudas. Si bien Sasori era oscuro, Kate era una madraza, y Mark era un tipo irónico y con un sentido moral un tanto extravagante, de Gin no sabía muy bien qué pensar.

La situación era poco favorable, pese a la pantalla de humo de Charmander que nos había proporcionado algo de tiempo. Ahora bien, Kate parecía estar gravemente afectada por la situación, pues dijo una memez impresionante. Obviamente, todo el mundo sabía que algo no se puede hacer mejor que perfecto. Estuve a punto de comentárselo a la chica, pero supuse que era una expresión que los humanos utilizan para decir que algo se ha hecho muy bien. Mark, por otro lado, parecía más dispuesto a usar la ironía que a pensar en un plan. O a correr. Bueno, dado su estado, lo lógico era que hiciera cualquier cosa menos correr. Gin, que por un momento se había puesto la medalla de “líder del grupo provisional” con una sorprendentemente excelente capacidad de orientación parecía haberle cogido el gusto a ello, y ahora nos indicaba retroceder. “Qué genio. Yo no iba a apartarme del Tyranitar si él no lo llega a decir”. Miré hacia el Pokémon, abriendo los ojos, que parecía batallar por huir de la espesa y grisácea niebla. Seguro que el Piokémon debía estar sintiéndose agobiado por aquella situación. No sabía qué pasaría conmigo en caso de que el Charmander me hiciera eso a mí, puesto que rara vez abría los ojos aunque estuviera peleando.

Cerré de nuevo los ojos, debido a los chillidos de Sweet. Aquél Pokémon era un tanto irritante, además de infantil, pero tenía toda la razón en aquél momento. Lo que nadie parecía entender era que si bien estaban en el bosque, y Tyranitar era muy grande y podía llegar a ser muy rápido, en el grupo había dos Pokémon, uno seguro según ellos, que poseían el poder de la teletransportación, y que podíamos salir de aquél bosque en cuestión de segundos. No obstante, parecían querer cansarse corriendo, así que calmadamente los seguí por encima de la maleza, obviamente sin la dificultad del terreno. -”Sweet, ¿por qué no los llevas fuera? ¿Nos los llevamos fuera?”-, le dije, de forma telepática. ¿Acaso quería divertirse un rato con ellos y viéndolos sufrir? Si bien me importaba relativamente poco que los humanos con los que estaba y con los que no me sentía muy identificada sufrieran un poco por sus estupideces, no quería que los Pokémon que iban en el grupo (y menos uno de tipo psíquico) sufrieran.

De entre la humareda sale un rayo de luz brillante disparado a una increíble velocidad, a escasos centímetros de donde se encontraban Doc y Sweet hace unos instantes. Al no encontrar su objetivo, sigue avanzando hasta encontrarse con un arbol que se interpone en su trayectoria.

La explosión es tan ensordecedora que vuestros oídos dejan de funcionar y solo oís un pitido molesto. La onda expansiva os lanza unos metros por los aires haciendo que caigáis al suelo de forma dolorosa. Algunas ramas se parten por la fuerza del estallido y los pocos pokémon que pudieran quedar escondidos huyen despavoridos de la zona. El lugar donde impacto el hiperrayo es ahora un cráter humeante.

El humo ya casi se ha disipado y Tyranitar surge de entre las sombras dispuesto a comprobar si ha acabado con sus victimas. Pero aún parece afectado por el ataque de Ralts y no reacciona con claridad.

Si antes no era ya momento de huir, está claro que ahora SI lo es.

Salgo volando tras el impacto del ataque, golpeándome contra el suelo y perdiendo el aliento por el choque. Me levanto mareado, agito la cabeza para despejarme pero eso solo me deja más aturdido. El enorme pokémon sale del humo. Aun no se ha dado cuenta de donde estamos y no creo que el mismo truco funcione dos veces seguidas. Busco a Kate y me acerco.

-Chade… Chade.- La llamo con urgencia, sin levantar la voz. Le llamo la cara repetidamente con impaciencia. Me meto bajo su pecho y la levanto para arrastrarla. Busco a los demás con la mirada y les aviso también, procurando no hacer ruido, así que los muevo con ligeros golpes de la cola.

"Soy idiota." Fue lo primero que pense, cuando casi me doy de bruces de suelo, al ver como Sneasel me frenaba y me señalaba que el doc y su pokemon se habian teletransportado. "Soy un completo e irremediable idiota." Fue lo que pense cuando el ataque del gargantuesco pokemon me lanzo por los aires, casi partiendome una costilla y rompiendome los timpanos.

Se acabo, era hora de marcharse de aqui antes de que acabara muerto.

Busque a Snealel con la mirada, y le indique con dos dedos hacia delante que se moviera, levantandome a duras penas y obligandome a salir del lugar por patas. Quedarse por mas tiempo era un suicidio.

No tuve tiempo de contestar a Abra ya que el hiperrrayo de Tyranitar nos hizo salir por los aires. Me agarré con fuerza a Mark ya que con lo pequeña que era yo podría haber salido volando cuatro veces más lejos. Mi cuerpo se elevó agitándose por la onda expansiva mientras mis bracitos se agarraban con fuerza al cuello de Mark, probablemente cortándole la respiración momentáneamente.

En cuánto pude recomponerme era claro que yo tenía más razón que un santo y que teníamos que salir por patas. Miré a Abra, quién antes de la explosión había propuesto algo. Pero... ¿podía teletransportar a tanta gente?*

El tremendo poder del Hyper rayo hace que volemos varios metros hacia atrás, lejos del lugar del impacto que tremendo poder.

Me incorporo a los pocos segundos intentando recuperarme, los oídos me fallan y por un momento no logro ver a nadie, hasta que logro enfocar a Sasori quien me estaba haciendo señas para que salgamos de allí no puedo dejarlo solo pienso y voy rápidamente a su lado para ayudarle a escapar 

Destrucción y caos, en tan solo unos segundos. Uno se preguntaría ¿De donde sacan tanto poder los pokemon? ¿Como es que los humanos siguen existiendo, siendo estos tan frágiles en comparación? Mientras volaba por los aires se hacia estas preguntas.Claro, ese momento no era el momento adecuado para hacerlas.Después del golpe no podía lograr escuchar claramente, por lo menos durante los primeros segundos.Aun así sabia que ya no podía quedarse en ese lugar. "Demasiado poder." Un pokemon salvaje tan letal era bastante peligroso.Miro a su alrededor, observando a los demás por si alguno había sido herido y necesitaba su ayuda, pero ese no parecía ser el caso.

Por alguna razón el Tyranitar parecía estar torpe, así que esta era su ultima oportunidad de escapar.Tras levantarse nuevamente se dedico a alejarse de la bestia lo mas pronto posible, sin antes intentar encontrar a su Abra que se encontraba por los aires.