Partida Rol por web

-Suena a misión suicida, deberéis pagar realmente bien.

-¿Que precio le pondríais a una hija?.-Fué una respuesta corta y simple que no se duda rebatirla.-Se os pagaran 10 reales de a 8 ahora mismo, los 50 restantes cuando la...hija de mi amigo esté a salvo.- Bien sabíais que detrás de este asunto podría estar Dios o el Diablo, y metiendo las manos en el saco la inquisición, lo mas probable es que fueran las dos cosas.

-¿Por casualidad ese amigo no se llamará como vos? De cualquier modo el precio me parece ajustado...

 La cosa prometía:

 - Podéis contad conmigo, pero mi amigo tiene razón, el precio es ajustado. Tened en cuenta con quien nos vamos a medir y que es muy posible que luego tengamos que desaparecer por un tiempo, para lo cual necesitaremos tela...

Miro al desvergonzado jovenzuelo con cara de asombro.

-¿Amigo? Recuerda que tenemos un tema que tratar... Lo cual nos deja como compañeros de negocios, mas no como amigos... Muchas veces tendrías que salvar mi vida para que me considerase tu amigo.

 Le dediqué una sonrisa cortés:

 - Si os parece bien, lo podemos resolver después de atender el asunto, aunque no entiendo vuestra hostilidad hacia mí...

Le devuelvo la sonrisa.

-Tened en cuenta que fuistéis algo descortés en nuestro primer encuentro. Algo así no se olvida a la primera. Pero de cualquier modo, podemos ocuparnos primeramente del asunto que tenemos entre manos; si los beneficios son jugosos, estaría incluso dispuesto a dejarlo pasar...

-Yo estoy conforme, no obstante, a los 10 reales del adelanto se han de añadir los gastos de haberos salvado la vida, ambos son negocios distintos. Espero que lo comprendáis.

Después de observar vuestra pequeña disputa Don Pedro continúa.-Comprendo que os parezca una...ajustada cantidad para el favor que os pido. La muchacha debe ser llevada a un puesto de caminos entre Getafe y Torrejón. Ahí acaba vuestra tarea, no obstante,-la mano va instintivamente al bigote mesándoselo con suavidad.-podríais conseguir una suma mas adecuada a vuestras necesidades, si por decirlo de alguna manera, completarais el trabajo y acompañarais a la dama hasta Sevilla. Puesto que no tendríamos que contratar a otros escoltas se os pagaría lo que a estos, 80 reales, además de los 480 del trabajo anterior.- 

—Conforme en todo. Añadid al adelanto 5 reales por mi trabajo médico y en lo que a mí respecta trato hecho.

-Me place lo que habéis dicho. Pero el riesgo es alto en todo el trabajo... Podríais añadirme también 5 reales para que no informe de este trabajo a otros compañeros que sean más temerarios que yo...

Digo mientras muestro una cínica sonrisa.

 Dediqué a Rodrigo una mirada severa, mientras posaba, como por casualidad, la palma de mi mano en mi toledana... No soporto los tipejos como él y me estoy replanteando lo de dejar nuestro asunto hasta después del trabajo y resolverlo ahora...

La mirada de Gabriel hacia su "compañero" no le pasa desapercibida a Don Pedro y decide hacer saber quién tiene la sartén por el mango.-Podeis informar a esos compañeros vuestros mas temerarios, pues eso es lo que quiero, gente temeraria para este cometido y sobre todo discreta asi que, por favor, presentádmelos para que pueda hablar con ellos, tal vez estén interesados en quitarle el puesto de trabajo.-A continuación añade.-O si lo preferís podeis hablar con la inquisición aunque dada mi reputación y la vuestra,-hace una notable pausa mirándoos de arriba a abajo,-no tengo la menor duda de quién irá primero al cadalso. Aunque también podría contratar los servicios de la buena espada de este joven-señalando a Gabriel- y quitaros de en medio por esos cinco reales.- 
Retorciéndose el mostacho sostiene tu mirada imperturbable.-Deberíais pensar antes de actuar, me recordais a mi de joven.-

-Los pensamientos sirven para lo mismo que las palabras, para enredar y enredar sin llegar a ninguna conclusión. Tened en cuenta que si nos metemos con la Inquisición habremos de... desaparecer durante un tiempo después del trabajo. No hablo sin pensar, sólo me guardo las espaldas.

Mi imperturbable mirada sigue firme, aunque se dirije a la mano sobre la empuñadura del jovenzuelo.

-No me déis ese gusto... Aun no...

-Caballeros, el tiempo es oro. Si les place, es buena idea ponerse en marcha. No obstante, antes de ello, desearía que diesen su palabra de dejar sus diferencias en este salón. Podrán retomarlas después del trabajo. Me resultaría francamente desagradable que hubiese problemas por falta de camaradería en el transcurso de este trabajo, sobre todo cuando la Inquisición está de por medio.

-Tiene vueced razón señor médico. Por mi parte, garantizo que no escatimaré esfuerzos por dejar a un lado mis rencillas con este joven.

-Como ha dicho, el tiempo es oro, ¿marchamos?

 - Cuanto antes...

-Antes de marchar, solo por cortesía, desearía saber vuestros nombres.-Dice Don Pedro. 

-Ya le dije mi nombre cuando despertó. Soy Hernando Marañón.

-Mi nombre es Rodrigo Lope de Carrasco y Pérez. Podéis llamarme Rodrigo, si gusta, o Lope, si lo que pretendéis es homenajearme al referiros a mí como lo haría al Fénix.

Digo con una socarrona sonrisa.