—Es verdad reflexionó Dugan en voz alta.
—No creo que la camisa a la que pertenece esa manga sea de nuestro rey ni de ningún de sus hijos. Pero entonces ¿Qué hacía el orco con ella?— La verdad es que Dugan no atinaba a dar con una explicación que resolviese el entuerto.
—¿Y si la llevamos a uno de los perreros de la corte?— Quizás uno de esos perros de presa pueda seguir el rastro olfativo y llevarnos hasta alguien o algo.
Para estudiar la manga de la camisa y reconocer las manchas, una tirada de Investigación a CD 10.
Bert se centró en las pistas que hubiese en la manga de la camisa, poniendo todos sus esfuerzos en ello.
Motivo: Investigacion
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 12 (Exito) [12]
- Antes de llevarle a los perros la manga de la camisa... No nos espera el Rey? - Comenté, recordandoles a todos que teniamos que ir a ver al monarca después de que el alquimista nos sanara.
Aunque a mi tambien me tenia la confuso ese trozo de manga de camisa. Tal vez nos estabamos preocupando demasiado por algo casual?
Motivo: Investigacion
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 6 (Fracaso) [6]
Bert se negaba a creer que cualquiera de los príncipes fuera tan discreto en sus escapadas, pero la verdad es que habían muchos secretos en la corte que desconocía. El primer enigma era aquella manga que confesaría que fue obtenida en una pelea.
El trozo de prenda había sido arrancada en un forcejeo. Aún tenía hilos de la costura que la unía al hombro. Tenía manchas de grasa, alcohol y sangre, de la ultima eran pequeñas salpicaduras marrones del enfrentamiento y no de un oficio de carnicero. El perro que oliera eso o encontraría al dueño o iría directo a la taberna más maloliente del reino. En el peor de los casos sería otra pista a seguir.
En un par de días les escribo la escena con el monarca para que luego vayan a hablar con la familia real y los sirvientes.
Bert habló con sus compañeros tras estudiar la camisa.
- Bueno, pues parece que esta manga fue arrancada durante una pelea, tiene manchas de sangre y alcohol. Y no precisamente de una de las tabernas de calidad a las que los nobles suelen ir habitualmente... ¿De verdad creéis que uno de los príncipes iría por una de esas tabernas? -
Sabía que era una pregunta retórica.
El mismo habituaba las visitas a tabernas de mala muerte, donde se reunía la gente capaz de conseguir objetos "perdidos" por sus dueños a un precio bastante menor del de mercado.
Existía claramente la posibilidad de que alguno de los príncipes se dedicase a algún negocio del que nadie debiera saber.
Pero claro, por muy discreto que fuese, ese tipo de tabernas no eran tan conocidas... trató de recordar algo. Al fin y al cabo, antes de empezar a actuar en la corte, el mismo había hecho muchos contactos actuando en algunas tabernas. Y seguía teniendo contactos en los bajos fondos. Tal vez si intentase hacer una lista mental de los sitios que cumplían con las características, tuviesen por dónde empezar. 1
Además, no creía que ninguno de los príncipes fuese solo a ninguna de esas "aventuras". ¿Había alguno de los guardias que fuese especialmente cercano con los príncipes?
- Por cierto, ¿cómo sabía el príncipe que tenía que usar una flecha de plata? -
Ahora mismo, si tuviese que apostar por qué príncipe sabría qué tabernas de mala muerte frecuentar, seguramente su elección sería Brant. Pero, a pesar de todo, no creía que estuviese urdiendo nada contra nadie. Tal vez fuese una víctima...
Sin embargo, el "siempre perfecto Hakon" estaba preparado para acabar con un licántropo, cuando ellos ni siquiera sabían que existía.
¿A qué se podría deber aquello?
Motivo: Perspicacia
Tirada: 1d20
Resultado: 11(+1)=12 [11]
1.- Tirada de perspicacia a ver si recuerda alguna taberna que se dedique a hacer negocios sucios. Habrá más de una, pero intenta hacer una lista de las que puedan estar ahí.
A la cabeza le vinieron barios antros en los que perdió su mensualidad con alcohol y mujeres, pero ninguno destacaba especialmente por el contrabando y el comercial mercancía robada, simplemente podía darse o no la ocasión.
Había pasado ya una hora desde que llegaron a palacio y ya tenia dos pistas potenciales: un prenda sucia que podrían rastrear y la sospecha de que el príncipe Hakon usaba flechas con punta de plata. De todas formas sabían que debían ser cuidadosos con las acusaciones ante el rey y discretos en la investigación.
Al fin uno de los sirvientes les dio la orden de que se presentaran en los aposentos del rey para hablar en privado sobre lo acontecido aquella mañana.
Bueno, perspicacia creo que es más para descifrar las expresiones del rostro y el tono de voz para saber si te mienten o traman algo. Aquí sería más bien una tirada de Sabiduría básica. Así que esa tirada tiene -1 porque Bert tiene sabiduría 8 y no se le añade competencia. En resumen, sería un 10.
En caso de ser para recordar, no sería entonces mejor inteligencia?
1. Chequeos de Sabiduría
Una prueba de Sabiduría podría reflejar un esfuerzo para leer el lenguaje corporal, entender los sentimientos de alguien, darse cuenta de cosas de tu entorno o cuidar de una persona lesionada.
1. Los chequeos de Inteligencia.
Un chequeo de Inteligencia entra en juego cuando se necesita recurrir a la lógica, la educación intelectual, la memoria o el razonamiento deductivo. Las habilidades de Arcana, Historia, Investigación, Naturaleza y Religión reflejan la aptitud en ciertos tipos de Chequeos de inteligencia.
Pero vamos, lo que tu prefieras, la tirada está ahí
Sabiduría, porque son las "experiencias de la vida".
Puedes ser un archimago muy inteligente con una torre llena de libros pero no saber que se cuece en la taberna de tu pueblo. El genio socialmente inadaptado.
Lo decía más bien por memoria, por experiencias previas. Al fin y al cabo, soy un artista.
Pero vamos con sabiduría.
El taciturno guerrero masculló para sus adentros conforme revisaba las pertenencias del cambiaformas. El resto parecían estar más interesados en aquel trozo de tela que, a simple vista, no tenía nada de especial.
- Sea lo que fuere que buscaba esa bestia está claro que se refería a uno de los hijos del rey... - algo le hizo detenerse al pronunciar aquellas palabras en voz alta - Uno de ellos... dos.
El aviso del sirvo de cámara no se hizo esperar. Tras un último vistazo a la armadura y la daga, Reinhard volvió a guardar todo nuevamente en la caja.
- Nuestro rey nos reclama - sentenció.
¿Algo que destacar de los otros dos artículos?
La incognita de como sabia el principe sobre licantropos era lo que mas me molestaba, como bien indicó Bert con su pregunta lanzada al aire.
Al poco apareció un sirviente haciendonos llamar a los aposentos del rey, tal y como pensaba.
Me encaminé hacia ellos tras la sentencia del guardaespaldas.
Dugan acudió junto a los demás a los aposentos del rey. Por el camino no hacía nada más que darle vueltas al asunto. Estaba claro que el orco buscaba a uno de los herederos. El hecho de que el príncipe Hakon llevara flechas con punta de plata, sólo significaba una cosa: Hakon sabía que algo así podía pasar y se había preparado bien para un posible encuentro. El otro hecho que estaba claro era que el orco no buscaba al rey. Dugan recordó sus palabras: “No es a ti a quien busco ¿Dónde está tu hijo?”
Los dos hechos apuntaban claramente a Hakon. Toda la corte sabía de la rivalidad entre los dos príncipes ¿Estaba Hakon intentando asesinar a su hermano?
El criado os acompañó a los aposentos del rey. A la entrada habían dos guardias vigilando y otros dos a cada extremo del pasillo. Desde dentro de la sala el rey dio la orden de dejar pasar al grupo y luego pidió que lo dejaran a solas con los cuatro hombres que le habían salvado la vida.
Al dormitorio no le faltaba ninguna de las comodidades: cama de matrimonio grande, chimenea, un escritorio ornamentado y una mesa con dos sillas. Sobre la mesa había un lujoso ajedrez dragón con piezas de mármol y el juego favorito del rey. El monarca se mostraba nervioso, paseaba de un lado a otro del dormitorio, desde los pies de la cama a la chimenea, mientras que sentado a la mesa estaba su consejero Ranald. El rey tenía plena confianza en él, sus consejos lo habían guiado durante más de veinte años y pocas veces se había equivocado. Tanto es el respeto mutuo que el anciano rey le permitía tomar asiento mientras él estaba de pie, dejando a un lado el protocolo cuando estaban a solas.
Tirada de percepción CD 12.
Con las manos a la espalda siguió paseando de arriba a bajo. El miedo lo había dejado paralizado y ahora parecía estar sufriendo el efecto contrario.
-¡Por los dioses! ¿¡Qué ha ocurrido hoy!? ¿¡Qué era esa cosa!? -Parecía enfurecido, pero no con vosotros. Estaba molesto por no saber lo que ocurría y no tener control sobre las cosas y su reino.
-Debéis tranquilizaros majestad, tanto estrés no es bueno para su salud y ahora más que nunca necesitamos que imparta ordenes con sabiduría. Pensemos en lo que SI podemos hacer por usted. -Movió una de las piezas negras que controlaba en el tablero y se levantó del sitio, siguiendo el protocolo pero con calma ante la visita.
-¿Qué saben sobre la criatura por el momento?
- Buenas, mis señores.
Por ahora, lo único que parece ser que hemos podido averiguar, gracias a los conocimientos de vuestro alquimista, mi rey, es que la criatura sufre algún tipo de maldición o conjuro llamado "licantropía", y que es débil ante la plata.
Parece ser, también, que estas criaturas son capaces de transmitir su "maldición" a través de heridas, como una enfermedad capaz de corromper a quien la padece, y que su cuerpo únicamente puede ser herido y cortado por la plata, incluso después de muerto.
Sinceramente, creo que es una maldición poderosa, que podría hacer que alguien fuese virtualmente indestructible ante las armas mundanas.
Además, la plata no es el metal más barato ni más fuerte, por lo que no creo que nadie llevase a un grupo de soldados armados con ella... -
Se guardó mucho de mencionar el tema de los príncipes, por ahora.
No sin saber qué más podían saber ellos, y a quién reportaba el consejero.
El rey se mostraba nervioso mientras que su consejero estaba tranquilo y trataba de apaciguarlo. Me quedé a un lado observando mientras Bert daba una buena explicación de lo que aprendimos del alquimista.
- Cuando murió, volvió a ser un Orco, y parecía al mando de unos orcos que nos atacaron antes de que pudieramos llegar a vos. - No sabia si esa información añadiría algo, pero me parecía relevante.
Motivo: Percepcion
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 4(+2)=6 (Fracaso) [4]
El guardaespaldas se mantuvo en silencio mientras observaba, consternado, el estado de agitación del monarca. Aquel encuentro con la muerte había hecho mella en su moral y había éste pasado de la negación a la ira en muy poco tiempo. El efecto tranquilizador que habitualmente tenía Ranald en él no parecía estar surtiendo efecto.
Sus compañeros se apresuraron en transmitir al consejero aquello que habían averiguado de boca del alquimista. Información que el propio Abdel podría haber comunicado si no estuviera enfrascado en el estudio del cuerpo exánime del cambiaformas. Sin embargo parecían haber obviado sus sospechas. Aquello removió las entrañas de Reinhard, pero no podía alzar su dedo acusador hacia nadie si no tenía pruebas de ello.
- Mi señor - se dirigió directamente al rey Sigurður, ignorando a su interlocutor - Vuestros hijos. Lo oísteis de boca de la bestia. Uno de vuestros hijos es el verdadero objetivo de estos ataques. Debéis mantenerlos a salvo. Ninguno de ellos debe abandonar el palacio. Ninguno.
El guerrero retrocedió al notar que estaba saltándose el protocolo. Dar consejos era el trabajo del consejero y no del guardaespaldas. Reinhard, avergonzado, resumió su habitual gesto sobrio y silencioso.
—Mi señor— se limitó a decir con una reverencia. Dugan permaneció en segundo plano. Conocía al rey y conocía como funcionaban los asuntos de la corte. Era mejor no lanzar acusaciones ni hipótesis sin pruebas. Hay un mal inherente entre los cortesanos: el cotilleo. Hay un dicho popular que bien lo refleja. Uno habla de que la princesa tiene un dolor de estómago en una esquina y al mes vuelve a tu oídos convertido en que la princesa espera un hijo bastardo del mozo de cuadras. No dejan de ser rumores, pero, a veces, todo esto acaba con un mozo anónimo e inocente colgado de algún sitio.
Motivo: Percepción
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 20(+1)=21 (Exito) [20]