Partida Rol por web

Concentrada en otras cosas mientras le seguias, terminaste encontrandotelo de cara. Te habia esperado junto a una puerta de madera joven y hierro enegrecido. La empujó mientras te miraba para ofrecerte paso.

- Sois la primera en llegar, pero los que restan estan proximos ¿os importa que os deje sola? deberia guiar también a los demás - se excusa

Parecia que no te acompañaria al interior de aquella habitación, fuera lo que fuera

Encojo mis hombros y pongo cara de resignación - De acuerdo Andrés. Os esperaré a todos. ¿He de esperar aquí afuera o me invitaréis a pasar a una sala con sillas?. No es que los mismos se me resientan al estar depie, pero pienso mejor en esas circunstancias.

- Claro... adelante por favor... - señaló al otro lado de la puerta que te habia abierto un momento antes - podeis ir donde querais a excepción de las puertas cerradas con llave, sentios libre. Mi hogar es vuestro hogar.

Espero a que pasaras y se retiró

El camino laberíntico me impacienta, así que aligero el paso, atento a todo lo que se oye aparte de mis pasos.

Todo es silencio alrededor de esta reunión, del Lasombra que nos ha convocado. Y no me gusta el silencio, me gusta el ruido de la gente, los cascos de caballos, las espadas chocando, los hombres rugientes en el fervor de la batalla. El silencio siempre precede cosas malas, como el día en que vino mi sire y masacró a los míos. Ese día había un horrible silencio que sólo rompieron las bandadas de pájaros al escapar, aterrorizadas, de la bestia en la que se había convertido mi padre Cainita.

Rodrigo le estudia y asiente

- Buenas noches tengais, señor de Ponferrada - saluda cortes con una leve inclinacion de la cabeza.

Desmonta del caballo y con un gesto autoritario, hace que Pelayo se acerce con su montura y tome las riendas de "Brioso" el jamelgo del Noble.

- Fuisteis misterioso en vuestra misiva - comenta correcto. Con otro gesto, los hombres de Rodrigo se retiran - Mandaré una misiva por vosotros. Hospedaros en el pueblo más cercano - les indica y vuelve su atención a Andrés - Me extrañó que su invitación llegara al palacio de Doña Beatriz.

Pone una mano al cinto, donde se haya su espada. En el caballo están una pequeña alforja con ropa, esperando que los criados de Ponferrada la tomen

Tras una examinadora mirada Darius termina de convenserse e la precensia del "solicitador" de su presencia y con una breve reverencia baja del caballo para saludar al vampiro

Muy buenas noches señor,pero la verdad no practico la cordialidad con la servidumbre

Sintiendo la mirada hostil del los otros jinetes agrega

Sin ofenderos, claro esta.

Vuelve a montar y pregunta con tono desabrido en un español burdo y casi ininteligible

¿A que se debe vuestra presencia en estos lares?¿No se supondria que nos esperaria en el castillo?

Lo siento si le paresco insolente pero no me agradan los cambios en los negocios donde participo

Tus siervos obedecen sin dudar

- ¿Os extrañó?¿Que fue exactamente lo que os extrañó? - con naturalidad

Te hace un gesto para que te adentres con él en el bosque

Me adentro a través de la puerta y miro alrededor, en busca de un banco o asiento en el que reposar mis pies. Un poco de confortabilidad tras el largo viaje no era mucho pedir y entrecerró los ojos para perderse en sus pensamientos.

Por qué tenía este hombre que tener su castillo en España... - abrió los ojos de golpe - ¡Es verdad! ¿No se suponía que iba a un casillo? ¿Entonces qué Diablos hago aquí adentro metida bajo tierra?... ¿Nos traerá a todos aquí para ir hacia ese supuesto castillo? Me inquieta no saber las cosas...

Y entonces, decidí usar los dones del auspex, combinando "Vista de Águila" con "Clarividencia" para hacer un barrido por la zona y poder fijarse atentamente en los grupos que viese avanzar en la noche. De paso, y por simple curiosidad, buscó a esos jinetes inertes que habían estado esperándoles en el cruce, para poder observar mejor su naturaleza.

- No pensé que la misiva llegase a Burgos, cuando era bien claro que mi posición ahora estaba en Henares. Al menos, es de todos bien sabido - comenta con confianza

la dama se detiene, y al paso reducido el fuerte freno que levanta la arena en nuve de mil guijarros, ojos de hielo se clavan en los vordados, mil veces ya soldados de fiar a sus señores han traicionado, los humanos del oeste dan poco honor a sus juramentos, y menos aun a su puesta a cabo, y mas si son hidromiel de vampiro, ¿como fiarme de ellos?, si el propio demonio los mantiene en su negro seno alimentandoles de su icor carmesi, saciando su sed a voluntad con sus almas vacias... el argenteo espectro teñido de sol camina en la oscuridad hasta su encuentro, despacio, a paso de liebre herida, sin confiar en ellos, levanta un brazo, mil llamas doradas caen a los lados, y cabe si un ejercito de fuesgos fatuos se despierta tras su movimiento en el por midas tocado vestido....

  soy Isis, de Alejandria , dama del sol, hija de la noche, del junco y el laurel, de los caminos de arcilla, señora legitima del bajo y el alto egipto.... ¿quienes sois?, identificaos.....

Esta vez contabas con alguna iluminación más que la de tu antorcha, lo que te permitió distinguir mejor algunos detalles. La sala era sencilla y amplia, una mesa alargada en el centro con sillas a su alrededor. De las paredes colgaban estandartes desgastados por la batalla, todos cumplian el mismo patrón: telas negras y simbologia plateada, pero solo uno parecia ser de Andrés.

Una mujer en pie al fondo, miraba al suelo y se mantenia firme. Parecia casi ausente.

Gracias a tus disciplinas consigues situar el lugar,  estas bajo un castillo en ruinas... os dijeron castillo pero nunca entraron en el estado de este. A tu alrededor solo encuentras un guerrero nordico a caballo acercandose a las ruinas guiado por uno de los oscuros jinetes del señor de Ponferrada y un niño a caballo tambien que parece estar encaminandose al pueblo.

A los jinetes los clasificas rápidamente como humanos, quizá ghouls, pero en cualquier caso vivos. Su voluntad esta tan completamente doblegada (podrias adivinar que fruto de la dominación) que han perdido el libre albedrío y su instinto de supervivencia, pudiendoles hacer fieros guerreros.

Finalmente llegas hasta una puerta, las antorchas que te guian terminan allí.

Esta vez contabas con alguna iluminación más, lo que te permitió distinguir mejor algunos detalles. La sala era sencilla y amplia, una mesa alargada en el centro con sillas a su alrededor. De las paredes colgaban estandartes desgastados por la batalla, todos cumplian el mismo patrón: telas negras y simbologia plateada, pero solo uno parecia ser de Andrés.

Una mujer a tu izquierda, miraba al suelo y se mantenia firme. Parecia casi ausente.

Frente a ti otra mujer, pero claramente mucho menos humana. En su frente se ven unos surcos sobre su craneo. Sus largos cabellos negros adornan la cara y realzan sus ojos de un color verde-amarillento.

El hombre te mantenia la mirada, tu caballo se mostraba nervioso.

- Estoy aquí para guiaros por el camino más corto, pero si no os place... podeis dar media vuelta y abandonar mis dominios. En ellos... no permito faltas de respeto hacia mi persona - su sonrisa fue neutra, ni amenazante ni amable

Dió dos pasos atrás para luego darte la espalda y adentrarse en el bosque, quizá una última oportunidad para que le acompañaras.

No pareció molesto por el comentario

- La carta llegó a vuestras manos y estais aquí esta noche, por tanto, hice lo correcto. ¿No creeis?

Su mirada rozaba lo desafiante, aunque era acompañada por una media sonrisa

Los jinetes permanecieron en absoluto silencio, frente a ti... enmedio del camino. Ni tu belleza ni el místico poder que te envolvia por ser lo que eras les hizo apartarse o reaccionar de modo alguno. Solo silencio.

- Podría ser - deja caer entre medias mirando a su alrededor

Camina con Ponferrada por el campo. Su paso es seguro, plantando los pies en tierra. Su porte es rigido y ergido, con el mentón bien alto.

- Me extrañó - confirma - Pero Beatriz desea una solución a los problemas y es por ella y por mi pueblo que estoy aquí.

Te mira por un momento

- Todos teneis vuestras propias motivaciones para acudir a mis dominios...

Se detiene en una zona relativamente despejada, apartando algo de maleza con las botas para abrir una pequeña compuerta que descubre unas escaleras que a su vez conducen a un pasadizo subterraneo.

- Vos primero

Sin tener porqué desconfiar, baja. Aunque se le hace extraño un Lasombra tan cortés. O quizás no. De todas maneras, la mano en la empuñadura es un gesto característico en él, preparado a saltar a la minima.

Baja los escalones pausado.

- ¿Quienes más están invitados a la reunión?

- Seria poco cortés rebelarlo sin su consentimiento, pero me atrevo a decir que os conoceis.

Bajó tras de ti cerrando la trampilla por la que habiais bajado a su espalda, la oscuridad era absoluta ahora.

- ¿Sereis capaz de seguirme o necesitais algo de luz? - casi burlón

Le notaste pasar a tu lado, su capa rozó tu mano y luego te adelantó

"Malditos aristocratas recientes, sin ninguna concideracion y nocion real del respeto"

Subido a los lomos de Raku, Darius emprende camino tras en caballo de su interlocutor que se adentrado en el bosque, los cascos del caballo suenan de una forma estridente y su nerviosismo evoca sus tiempos de potrillo, claramente es señal de que algo no anda bien y Darius ya prepara una daga envenenada bajo la tunica para matar a aquel hombre en cuanto pudiera acercarse.