Partida Rol por web

Mis nervios se calman mientras vuelvo a tomar asiento. Esto necesita una explicación bastante larga. Ciertamente fue un error poner nervioso al Brujah, olvidaba su inestable temperamento...

Aún así, sigo intentando ponerme en contacto con Neferata y Giovanna Paola, aunque fuese forzando sus mentes...

Entonces, Darius pretendía mataros en esta reunión, traicionando entonces el vínculo que nos une a todos - hablo serena, con mi típico tono de voz demasiado bajo sin llegar a ser un susurro - Ya que todos hemos sido llamados y si mi anfitrión fuese asesinado de forma traicionera no sé como habría reaccionado...

Andrés se deslizó por la habitacion acercandose a Myriam de manera innecesaria

- Eso es, Darius fue quien intentó atacarme... y le hice pagar el precio.  Desgraciadamente ya no podremos conocer sus razones, quizá se sintiera demasiado intimidado por mis costumbres. Ahora ya no importa, solo es un cadaver más que pronto se convertirá en cenizas. Dos invitadas más estan por llegar - informó levantando la mirada hacia Marduf - mis hombres las guiaran hasta nosotros.

Miro a Myriam.

- ¿Y cual según vos, mi señora, es nuestro vínculo en comun?

Doy un paso hacia un lado, alejándome de la presencia de Andrés, bastante incómoda. De repente, toda la atención parece haberse centrado en mí. Mi voz sigue sonando tan baja como siempre al dirigirme a Rodrigo.

El vínculo que me une a vos y al resto de los presentes es simple: el vínculo de la confianza. He viajado largas jornadas, desde las lejanas tierras orientales que lindan con el terreno de los turcos sólo para asistir esta noche a una reunión con supuestos aliados.

Y en medio de este ambiente de cordialidad, al parecer uno de los invitados quería asesinar al anfitrión. Y se supone que todos somos aliados. ¿Qué creeis que esperaba Darius? ¿Que le dejaríamos asesinaros? ¿Que le mataríamos a él en respuesta por matar a un aliado? Realmente no sabría aventurar mi reacción, pero sigo viendo una acción de asesinato por parte de Darius un tanto... precipitada.

bostezo de madera entre la roca, que desciende hasta el negro abismo.... como, caer en una trampa tan previsible, comno, ser victima de esta, paso lento, mente abierta, nada mas que la desgracia la aguarda, mas nada mas que la desgracia espera, nada peor que lo ya vivido, y nada mas duro que lo venidero parece, desciende lentamente las escalinatas intentando que las mil lagrimas de miel de hierro no castañeteen por el miedo, desciendo, con lentitud y precavida.... cuando llega al final del pasadizo observa lo que ve....

Mi mano se relaja, aunque no se separa del arma.

No pretendo amenazarte, Lasombra, pero no aprecio el sentirme amenazado —contesto a nuestro anfitrión, resoplando. Quizás haya sido demasiado precoz, pero no me gusta no saber qué pasa. Miro a Myriam, a la que Rodrigo obliga a dar explicaciones. Cuando termina, doy un paso hacia ella.

El demonio tiene razón —ratifico, mirando alternativamente a Andrés y al Ventrue—. Sí, era un lunático, pero nunca ha sido tan irracional. Habría muerto hace tiempo ya, si acostumbrara a hacer esas cosas.

Su rostro permanecia inalterable

- Si dudais de mi palabra nada os impide que os retireis - firme

El porte altivo y bastante cortante de Don Andrés me desagrada, aunque mi cara permanece fría, congelada por el paso de los años.

De cualquier modo - digo, mientras dirijo mis pies a la salida - La imagen del brutal asesinato del niño me ha impactado hasta cierto punto. Si a vuestra merced no le importa o no lo toma como una ofensa, ya que no es esa mi intención, me gustaría salir un momento afuera a calmar mis pensamientos y tomar algo de aire - aunque realmente hacia siglos que esa sensación no era la misma. Prácticamente la había olvidado.

Diríjome pues hacia la salida de la sala, a paso lento, esperando una respuesta del anfitrión. Recaigo en que al parecer no he logrado establecer contacto con Giovanna ni con Neferata, así que lo vuelvo a intentar, aunque sea otra vez por la fuerza.

¿Me oís?

- Quizás, mi señora Myriam, no deberiais salir - protector o quizas... desconfiado

Sus pies siguen plantado en el suelo y la mano en la empuñadura. Notais un aspecto casi regio mientras os observa a todos.

- ¿Sospechais algo de los motivos del infante Darius para semejante afrenta a un anfitrion? Parecia un niño, pero era más que eso. Me es extraño escuchar tales actos

¿Me ois?

Una voz femenina sonó en tu cabeza.

Al fondo del pasadizo esperaba un hombre de armas con una antorcha que te miraba directamente, como si estuviera esperandote.

Me detengo unos instantes, observando al supuesto hombre de armas. Me pregunto por qué no ha venido a recibirme mi anfitrión, ¿será que guarda poca estima hacia los miembros de los clanes bajos? De cualquier manera, si me retirase ahora el largo viaje que he realizado no habría servido para nada, y estaría cometiendo una falta de cortesía no sólo con el anfitrión, sino también con los demás asistentes.

Aunque la cortesía sea algo superfluo e innecesario, no quiero ganarme enemistades con ninguno de ellos. Así que mis pasos comienzan de nuevo su marcha, siguiendo la luz de la antorcha a una distancia prudencial.

Gira su rostro para dirigirse al castellano.

No dudo de que fuera capaz de hacerlo, sólo poseo cierta incertidumbre sobre el hecho en sí. Está claro que todos "tenemos la capacidad" de asesinarnos los unos a los otros, el problema está en cuanto tiempo queramos seguir con vida - Su cuerpo termina de realizar el giro que solamente había hecho su cabeza hasta entonces - Está claro que es... bueno, era un lunático. Pero desde otro punto de vista - da un par de pasos, con la mirada atenta en Andrés, no sea que se le vuelva a acercar en exceso - estoy totalmente segura de que si mi intención, o la de cualquiera de los presentes, fuera la de asesinar a un sujeto cualquiera, no necesariamente presente o invitado el día de hoy, lo último que haría sería meterme personalmente en sus dominio y matarlo bajo mi propia mano... Sería un suicidio, más aún si hablamos del Señor de Ponferrada, poderoso sin dudarlo.

Su imagen da un aspecto de ausencia. Parece que ya ha retomado su compostura y su cabeza vuelve a estar en orden, de manera que ya analiza todos los aspectos del modo en que suele gustarle, desde afuera.

Te guia por los pasadizos hasta llegar a una puerta que abre para ti, al otro lado puedes reconocer a varios de los citados acompañados por el anfitrión.

Una chica joven y rubia entra en la habitación, un hombre de armas le ha dado paso.

Me acerco a Myriam. No me gustan los demonios del este, pero éste parece especialmente cuerdo y frío, además de que todo lo que dice es justo lo que pienso.

De nuevo, nuestra compañera tiene razón —digo, alternando la mirada entre mis tres acomopañantes—. Matar a alguien en su propio dominio es una felonía, hacer eso nos obligaría a todos los demás a destruirlo sin dudarlo. Si esas bestias de sombras no se hubieran encargado de él y hubiera logrado matar a Andrés, tendría que haberse enfrentado a nosotros tres... —entonces parece llegar otra de las que faltaba, la niña rubia, ésa inquietante con su vocecita suave, demasiado suave para no ponerme nervioso— o cuatro. Buenas noches, Giovanna.

La puerta se abre y por fin vislumbro rostros conocidos. Miro alrededor, intentando descifrar en los rostros que veo si están discutiendo o si simplemente están conversando-Buenas noches, Mardulf-hago sonar mi voz, inocente y juvenil a la par que mezclada con experiencia y frialdad inhumana-Myriam, Don Rodrigo, no me sorprende encontraros aquí-pero aún faltan rostros, ¿estarían el resto de invitados en camino?-largo tiempo ha pasado desde que el destino hizo que nos encontrásemos, y hoy, gracias a nuestro anfitrión-miro a Andrés, haciendo una leve reverencia-volvemos a cruzar nuestros caminos

el espectro de oro mira a su anfitrion a los ojos, y se resiente por la voz que resuna en su cabeza, baja despacio, siguiendo el lugubre pasadizo descendiente... no le gustan nada los hombres de armas, y menos aun los que la aguardan al final de una escalera a oscuras...

soy Isis, Neferata de la casa del Cairo, he sido llamada a esta reunion, y soy las diosa de egipto, llevadme ante vuestro señor para que pueda presentarme....

El acercamiento, por segunda vez, de otra persona a mi espacio vital me inquieta en cierta medida, si bien los pasos de Mardulf han sido más previsibles y menos sorprendentes de los que hacía poco había dado Don Andrés. Con este evento y la reciente llegada de Giovanna a la escena mi plan de salir a tomar el aire se ve retrasado, ya sea por la cortesía del saludo o por evitar generar una imagen de descortesía en mi anfitrión... Cortesía, cuanto empezaba a odiar esa palabra que me impedía ser libre a la hora de elegir mis actos.

Buenas noches Ledi Magliani, es un placer volver a veros - decían sus palabras, pero el tono frío y distante de su voz acompañado por la inexpresividad de su rostro podrían generar cierta duda sobre su sinceridad - Aunque tal placer se vea manchado por la sangre de uno de los invitados a la mesa esta noche. - Continuo hablando con ese mismo tono: había vuelto a su normalidad y recuperado su compostura.