Partida Rol por web

Asentí ante las palabras de Ripley-adaptarse o morir, lo pillo, aquí tiene pinta de prevalecer el más fuerte o listo en su defecto y tú desde luego sabes valerte por tí misma perfectamente-dije mirándola un momento mientras observaba a continuación la imponente estructura-¿Refugio abandonado? Con tal de que no entren esos cabrones ahí dentro ya seré feliz pero es extraño que no entren, viendo la capacidad de fuego y habilidades que tienen...- reflexioné sin detener el paso tras ella.

Escuché como confesaba en parte la solitaria vida que allí tenía, si es que podía llamarse vida a todo aquello-oye...¿Pero cuánto tiempo llevas aquí Ripley? Que sepas que esas bestias no entran aquí no es cosas de un par de días precisamente- pregunté curioso-Sé que no ha habido mucho tiempo y la situación no acompaña, pero quería darte las gracias, podrías habernos..y haberme dejado en la jungla solo para salvarte tú y aún así nos has ayudado y arriesgado ti propia vida-me sinceré esperando respuesta de la guerrera.

-Sea cual fuese, necesitamos ponernos en marcha... ahora. Así que -miró al grupo- si no me equivoco, se dirigían por aquel sendero. Nuestro objetivo era cruzar el camino del río. Recuerdo que dijo que había una zona a unos cinco kilómetros, siguiendo hacia el este donde tenía su supuesto campamento. Vamos hacia allí, no tenemos tiempo que perder. Aunque... -pausó-, antes de avanzar, necesito que le mires el ojo. Tras ello, como si fuésemos corre caminos, ¿de acuerdo?

le agradezco la preocupacion capitana le dije al ver el ofrecimiento u orden a Jo de que inspeccionara mi ojo para ver si podia hacer algo Peroc uanto mas tiempo pasemos quietos mas peligro corremos

Mire el paisaje que teniamos delante sigamos adelante y ya habra tiempo para inspeccionar mi ojo al acabar de decir aquello espera a que todas asintieran para continuar hacia el este; no era muy buen boyscout y alli no podiamos guiarnos por el sol, asi que esperaba no equivocarme.

Ripley te guió al interior del templo o lo que fuera aquello, con total naturalidad, demostrando que evidentemente conocía el lugar a la perfección.

-Ellos no suelen entrar, es todo lo que sé. El por qué... lo ignoro -volvió a asegurarte, mientras os adentrabais en el lugar, que estaba envuelto en las sombras y parecía ser enorme.

Os detuvisteis al pie de unas escalinatas, en un lugar que parecía más una gruta que otra cosa, pero que al mirarlo con más detenimiento, te diste cuenta de que en realidad, era completamente artifical. Una enorme construcción creada con algún fin... ¿ritual?

-Tampoco sé cuánto llevo aquí. Solo... que he sobrevivido y seguiré luchando por ello.

Entonces, se separó de ti y una mampara transparente surgió del interior del suelo hacia el techo, rodeándote por completo. Era algún tipo de vidrio irrompible que creó un tubo del cual no podías salir, aunque sí respirar.

-Lo lamento. Tenía que hacerlo. Ellos me dijeron que tenía que traer a cuantos pudiera.

Ripley te miró en verdad con gesto de tristeza, pero es no hacía más sencillo ni fácil la traición que había hecho.

Con cansancio acumulado por el esfuerzo, comenzasteis a moveros para intentar encontrar un paso y cruzar el río, aunque la posibilidad de volver a hacer un intento estaba siempre ahí. El paisaje no cambiaba sustancialmente, pero cinco kilómetros de densa selva, no permitía correr. Si acaso, arrastrarse como serpientes, sudando sin parar y con vuestros estómagos rugiendo como leones.

Pero avanzasteis, y no tardasteis en ver el famoso "paso" para cruzar el río, que no era un puente ni nada que se le pareciera. Solo se trataba del nacimiento de aquel maldito río que había estado a punto de ahogaros a varios de vosotros.

Pero estabais agotados.

El esfuerzo para llegar hasta allí había sido mucho mayor de lo que parecía y necesitabais un descanso.

Sarah estaba cansada al igual que el resto. Veía a sus compañeros agotados y con ganas de detenerse a descansar, pero no podían hacerlo todavía. No al menos hasta estar a salvo. Si es que se podía estar a salvo en aquel maldito lugar. 

- ¡Vamos chicos, un poco más! - Trató de animales. No quería seguir avanzando sola por aquella selva y no dejaría a nadie atrás, pero desde luego, insistiría todo lo posible por seguir avanzando hasta reencontrarse con Jerico y la estúpida de Ripley.

-Hmmm... Necesito... Descansar un poco... 

Jo aguantaba mejor de lo que pensaba, pero se dio cuenta de que parecía que Sarah mantenía su ritmo. Miró hacia atrás y vio que la capitana necesitaba un descanso.

-Yo estoy bien, pero si tenemos que descansar, podemos hacerlo. No hay problema -comentó, deteniéndose al borde del río y contemplando todo el lugar como si fuese algo maravilloso y fascinante.

Nunca había estado en un lugar así y seguramente, nunca volvería a estarlo, así que deseaba disfrutarlo al máximo.

Parecia que habian seguido mi consejo y comenzamos a avanzar pero el sendero era empinado, el esfuerzo del rio habia sido inhumano y ahora... ahora aquello??

Tanto la capitana como yo estabamos exhaustos al contrario de las otras dos feminas que se veian mucho mejor que nosotros y es que era normal, nosotros habiamos sido arrastrado por el rio, habiamos intentado salvarnos el uno al otro y habiamos conseguido llegar hasta un paso para cruzar al otro lado de aquel maldito rio y podernos encontrar con Ripley y Jerico, que mas nos querian pedir??

yo... tambien... dije llegando al nacimiento de aquel rio y tirandome al suelo para descansar Si quieres.... Jo puedes.... mirarme el...... ojo ahora le dije intentando recuperar el aliento

Jo se giró hacia Jack y lo miró. El tío estaba bueno de la muerte, pero era un arrogante. Ese ojo malherido le daba el carácter de héroe griego que le faltaba para ser fácilmente confundido con un Leónidas cualquiera, pero en cuanto abría la boca... todo se echaba a perder.

-Está bien, lo miraré, pero como no dejes esas manos quietas o eso tan nervioso que tienes entre las piernas, te arrepentirás -le dijo, acercándose y echándole un vistazo.

Pero mi especialidad no era precisamente la medicina, así que a mí lo único que me parecía era que estaba hinchado como un tomate y que existían muchas posibilidades de que lo perdiese. Pero yo no podía hacer nada.

-Lo siento, Jack. Yo... no puedo hacer nada. Pero yo de ti, me lo protegería para que no se infectara.

Sentado en el suelo sonrei ante las palabras de Jo, al parecer no podia evitar pensar en lo que tenia entre mis piernas y en lo mucho que la podia dejar satisfecha pero le encantaba hacerse la dura y, a mi, me encantaba aquel juego.
Gracias Jo le dije cuando me miro el ojo Tranquila mantendre mi cosa a buen recaudo le dije con una sonrisa picarona mientras le guiñaba el ojo que tenia aun descubierto.

Seria gracioso ver hasta donde queria llevar el juego Jo antes de que le metiera mi miembro y la hiciera gritar de placer, seguro que era de las que les gustaba el sexo duro y entonces la imagen de Amanda paso por mi mente, no hacia mucho la habia tenido entre mis brazos introduciendole sin parar mi miembro y me entristeci al pensar que ya no la tendria mas; en verdad era una de las pocas mujeres que me habia aguantado mas de un asalto en la cama y la echaria de menos.

- Bueno... - Sarah interrumpió a la parejita. - ¿No tenemos salir ya de aquí? - Le preguntó. - Dejad las manitas para luego, cuando ya estemos a salvo...

Si, estaba algo celosa. No demasiado, pero si un poco. Jack le había salvado en más de una ocasión de la muerte y eso había hecho que comenzara a sentir algo por él. Una gran atracción sexual. Aunque lo cierto era que con ese ojo chungo... Perdía bastante. Esperaba que no se quedara tuerto.

Sin más, Sarah comenzó a caminar junto a Amber. Aquella capitana loca parecía más sensata últimamente. Decía menos tacos y era menos brusca. Casi parecía otra persona. Pero lo que estaba claro era que sabía cómo apañárselas. Si permanecía a su lado tenía más posibilidades de sobrevivir.

- ¿Seguimos? - Le preguntó a la capitana.

En ese momento, uno de aquellos molestos ruidos os alertó. Era algo suave, como apenas sucediese... una brisa en mitad de la noche... solo que la brisa, acabó en un potente huracán.  Un extraño artilugio metálico cayó entre todos vosotros, parpadeó varias veces con un pitido y finalmente, explotó.

La onda expansiva os lanzó en todas direcciones, entre gritos de sorpresa y dolor, sintiendo la sangre en vuestros labios y como el estómago parecía querer moverse en otra dirección, al mismo tiempo que todo a vuestro alrededor os daba la sensación de transcurrir a cámara lenta, hasta que finalmente, vuestros cuerpos tocaron tierra.

Entonces, uno de aquellos seres, el último si no habíais hecho mal las cuentas, se descamuflaba en el pequeño claro en el cual os habíais detenido.

La honda expansiva provocó que Sarah saliera despedida varios metros. Mientras era impulsada por el aire tuvo tiempo de pensar en que esos serían sus últimos momentos de consciencia antes de una muerte terrible. Sin embargo, al dejar de volar por el aire y detenerse en el suelo, no se apagó su mundo.

Había caído sobre unas hojas secas, las cuales habían amortiguado la caída y sorprendentemente, nada le dolía. No al menos más que unos momentos atrás. Eso no significaba que no siguiera en peligro, pues lo estaba, de hecho estaba en un peligro inminente.

Se dio media vuelta sobre sí misma y miró a su alrededor en busca de aquel ser. Tenía que escapar de su presencia cuanto antes y si lo localizaba eso haría. Trataría de seguir el plan y reunirse con Jerico y Ripley, pero si el cazador se interponía en ese camino, no lo dudaría y correría en sentido contrario.

-Claro. Ya hemos recuperado suficientes energías, prosiga...

No le dio tiempo a continuar. Como si fuera la Gran Corriente Polar Antártica, la capitana se vio sorprendida por un impacto doloroso.