Partida Rol por web

Es un desapacible día del otoño de 1920. Todos se encuentran, sin conocerse, en un colectivo que avanza por una serpenteante carretera montañosa de Vermont. Aunque el follaje otoñal es agradable de contemplar, lo triste del día ha apagado un tanto los ánimos, y los antes joviales pasajeros han enmudecido.
El colectivo tiene una disposición un tanto arcaica, puesto que hay 24 asientos más el del conductor, dispuestos a cada lado del pasillo central. Las ventanillas tienen cortinas, retenidas por tiras para que entre la luz, pero todos hace rato que se han dado cuenta de que la suspensión del autobús es poco lujosa, porque a cada bache parece como si hubiera explotado una mina, y más de uno tiene dolor de cabeza.

El conductor, Hiriam Sikes, es la única fuente de comodidad en este ritual, pionero de los viajes educativos. La sagacidad de Sikes y su profundo conocimiento del paisaje han hecho más llevaderas las curvas y las irregularidades del camino, ya que no más cómodas. Todos están deseando llegar a Montpelier, y todos están contentos de haber ido con Hiriam.

El viaje estaba siendo muy tedioso y por sobre todas las cosas 'doloroso' para Matilda. No lograba conseguir posición para permanecer sentada, pero aún así iba animada, tanto por la experiencia -la cual le parecía una aventura- como por el fin de semana de dispersión que tendría.

Iba muy abrigada y llevaba consigo sobre su falda un bolso de cuero marrón con algunas pertenecias y enceres personales.

Le había tocado sentarse junto a una de las ventanillas por la mitad del autobus y trataba de entretenerse observando el paisaje, mientras que su amiga -que también había decidido ir a la experiencia- se encontraba sentada a su lado y ahora devoraba un sandwich de mantequilla de maní.

El autocar pasa junto a un cartel que pone ‘DESVIO’ y el conductor explica: -Lo lamento señores pasajeros, pero debido al desvío el viaje durará una hora más.-

A cada milla que avanzamos, cada vez es peor y más intensa la sensación que recorre mi cuerpo, una mezcla entre cosquilleo, escalofríos e inmensa preocupación...
Bueno, una hora más... no pasa nada Pietro, me digo a mi mismo, ...disfruta del viaje, de este maravilloso y otoñal paisaje.... Realmente estoy impaciente por comprobar el estado del susodicho pueblo, y comenzar mi investigación.
Me encuentro tan inmerso en mis pensamientos y observando a través del cristal de la ventana todo lo que nos rodea, que apenas me he dado cuenta de la duración del viaje, ni me he percatado de las demás personas del autobus...

El día se va terminando y comienza a oscurecerse y enfriarse la tarde.

Voy todo el viaje dormitando en el asiento, tras unas jornadas duras de trabajo y sin poder dormir.

La oscuridad cae de repente, y todavía sigo en el autobus. El tiempo ha pasado rápido, pero ni me he dado cuenta. Sin embargo, ya no puedo apreciar con claridad el paisaje que nos rodea. Esto me hace despertar de mi profundo letargo de pensamientos... y me percato que en el asiento de al lado, está sentado un hombre cuya penetrante mirada no se aparta de mi, un hombre fuerte y tonificado...
- Ehhh.... Buenas tardes, o mejor noches, señor..., saludo con cierta inquietud al hombre que está sentado al lado mío...

Ya estaba lo suficientemente cansada y con las piernas entumecidas como para necesitar por lo menos realizar un pequeño recorrido por el pasillo del bus hasta el conductor. Le preguntaría cuánto faltaba por llegar, qué carretera era esa, o lo que se le ocurriera en el momento. El objetivo era en sí, desperezarse y hacer mover un poco su cuerpo. Su amiga se había echado una buena dormitada -cosa que aún hacía- y sin másque hacer, Matilda se levantó de su asiento y tomándose de los pasamanos fue hacia adelante.

El camino estaba en muy malas condiciones. O quizá era lo tan dormidas que tenía sus piernas, que en un barquinazo del bus, la joven fue a dar contra el hombro de un sujeto que hablaba con su vecino de asiento. Si no hubiera estado bien aferrada al pasamanos, Matilda habría golpeado fuertemente contra él -algo que afortunadamente no pasó.

-Oh! Lo siento! Por favor disculpe! -Dijo compungida. -Este viaje es terriblemente molesto. Y con la poca iluminación... Lo lamento...

- No se preocupe señorita, nuestro compañero debe estar profundamente dormido. De hecho le estaba saludando en estos momentos sin darme cuenta de su estado..., sonrio ligeramente, todo lo que la tensión de este viaje me permite.
Cierto es, que mis profundas reflexiones antes de volver a la realidad del momento, me habian inmpedido observar el estado de sueño de mi compañero de viaje...

Hiriam intenta que el viaje sea lo más llevadero posible y hace bromas sobre su artitris, para levantar el ánimo de los pasajeros, diciendo cosas como: -Esta rodilla está más dura que la suspensión sel autocar-, o cosas por el estilo.

En su rostro apareció un gesto de sorpresa ante el comentario del sujeto junto al que ella había golpeado sin intención. Llevó su mano a la boca como diciendo: Oh...! Y no supo qué responder. Se agachó un tanto como para observar al hombre que dormitaba y ni cuenta del empujón se había dado.

-Es verdad... Este señor está completamente dormido. -Concienzudamente pero tomando sus recaudos, colocó su mano sobre el hombro del hombre, pero éste continuó dormitando.

El conductor hizo algún comentario de disculpas. Seguramente habría visto el percance de Matilda por el espejo retrovisor. Pero ella no le dio mucha importancia. Sólo le echó una mirada y regresó al cura.

-Tengo las piernas entumecidas y perdí el equilibrio. No creí que el viaje sería tan largo. Mi amiga ha logrado dormir también. Pero yo no puedo. El traqueteo me incomoda. Ya agoté mi revista y el paisaje afuera no ayuda. Justamente iba a preguntarle al chofer cuánto faltaba para llegar. ¿Viene usted también para la experiencia, padre? Porque no le he visto nunca en las sesiones.

¿Experiencia? ¿Sesiones?, me pregunto a mi mismo...
- Me temo que no, señorita. Mis asuntos son... podemos denominarlos como bastante oscuros, me temo, le comento con cierta preocupación....
- Pero no le quiero amargar el viaje, jejeje. ¿De que tratan esas sesiones de las que me habla? Si no es indiscrección, claro...., sonrio levemente.

Ups! Tal vez Matilda estaba hablando de más, y justamente con un hombre de fe, siendo que las sesiones de ese tipo no estaban del todo bien vistas y aún había muchos escépticos por allí. Quizá el padre fuera uno de ellos.

-Somos un grupo de psicoanálisis y vamos justamente a una sesión de esas. -Salió del paso. -Ya sabe... Estudio del comportamiento humano... Trastornos del sueño y de la psique... -Explicó muy por arriba tratando de ser poco explícita pero responder de buenas formas y con total soltura. -Pensé que formaría parte del grupo.

Matilda aún seguía de pie frente al hombre dormido y el cura al lado.

-Bueno, iré a preguntar cuánto falta para llegar a destino. Si me permite padre... -Se excusó.

- Interesante lo del psicoanálisis. La verdad es que soy un iniciado en ese tema, señorita. Mis asuntos son de otra indole, pero no me disgustaría observar o incluso participar en alguna de las sesiones, siempre se puede aprender cosas nuevas en este dificil mundo.
Retiro momentaneamente la mirada de la señorita para percatarme que el hombre que tengo al lado sentado ni se ha inmutado en todo el camino, ni siquiera ahora hablando con aquella mujer... Un sueño demasiado profundo, pienso, ya quisiero yo poder conciliar el sueño tan bien....
- Me parece perfecto, la dejo de momento entonces. Me comenta despues lo que le ha dicho el conductor, por favor señorita, pues ya voy necesitando estirar las piernas y respirar aire fresco!

-Por supuesto. Seguramente no faltará oportunidad. -Dijo a Pietro aunque no sabía en qué oportunidad volvería a toparse con él, ya que ella viajaba con un grupo exclusivo de gente, dentro de la cual el padre no estaba integrado. Ser educada no estaba de más y por eso había respondido de aquella forma.

Con un gesto ameno Matilda se despidió del padre y continuó caminando hacia el chofer para preguntarle cuánto faltaba para arribar a destino.

De psicoanálisis no soy un verdadero experto, es cierto, pero sí se me suele dar bastante bien la psicología, y sin mucho esfuerzo he podido apreciar que algo ocultaba esta simpática chica... Bahhh, no me va a contar toda su vida en un pasillo de un autobus..., pienso, como quitandole importancia. La verdad es que la tensión de la situación, el relato de monseñor O'Connell, y mi extraño "sexto" sentido me indican que no me puedo fiar de nada ni de nadie....estoy demasiado susceptible y alterable, tengo que templar mis nervios..., pienso mientras observo como la joven, algo me dice que nos veremos en más de una ocasión..., se aleja hacia el conductor, y como mi "compañero" de viaje continua dormido a pesar de todo la conversación y de el vaivén del autobus... Me vendría bien seguir hablando con alguien..., pues poco se puede observar ya a través de la ventana, y para no pensar mucho más... Pero bueno, relajaré un poco los parpados hasta que lleguemos a nuestro destino.... Mis parpados caen lentamente, hasta que caigo ligeramente dormido... Descansé bastante bien el día anterior, pero el viaje desde la Italia fue bastante duro....