Partida Rol por web

Procuro ir tranquilo...hacerla disfrutar al máximo dentro de lo posible, no está preparada para el sexo de verdad. Todavía no. También estoy atento a si en algún momento no se siente cómoda, parar y dejarla.

Lo que más "castigo" recibe son sus pechos.

Al terminar le sonrío.

-Bueno...no está mal para una virgencita de convento...- me meto con ella, atrapando su nariz como ya hiciera hace un tiempo.

En algún momento se había mostrado insegura, incluso con miedo. Pero tus lentos movimientos, como la delicadeza de los mismos habían hecho de esa primera vez para ella algo casi perfecto. Al acabar ella se levanto para lavarse, pero volvió a la cama casi al instante. Aún podías recordar cada rincón de su cuerpo, como si lo hubieras recorrido millones de veces. Acostada junto a ti sonrió levemente, riendo por tu frase final.

Tras un rato de charla, finalmente te da la espalda para dormir. La rodeas con uno de tus brazos y te dispones a dormir. Pero esa calma dura poco, quizás pasaron unas cuatro horas cuando otra vez esos gritos rompen tu sueño ¿Otra vez? Intentas calmarla por todos los medios. Pero esta vez no aguantó, dando un chillido se incorpora llevándose las manos a la cabeza, agarrando con fuerza el cabello. Vitani se sobresalta, ella también se había acostumbrado a las noches de gritos y quejidos, pero esta vez se sorprendió, incluso ladró preocupada.

-Shhh, shhhh tranquila Miriam. Tranquila. Estoy aquí, estoy contigo. Shhh calma. No pasa nada, estoy aquí.

Algo adormilado, la mantengo abrazada y acaricio para calmarla.

-¿Qué ocurre? Solo era un mal sueño ¿De qué ha sido?

Trato de que mi vos sea lo más sedante posible.

- Otra vez ellos... Una vez más...-Sentí como Vitani posaba la cabeza en la cama mirándome. Yo solo me acurruqué quedándome quieta. Esta vez había sido consciente de que lo había despertado. Razón por la que esperé a que se durmiese de nuevo, con los dedos acariciaba el hocico de Vitani, sonriendo por las lamidas que de vez en cuando me regalaba. Pero cuando sentí que la respiración de Josh se calmaba y se volvía relajada me moví en la cama hasta salir de ella. Tomé mi pijama y vistiéndome salí de la habitación. Vitani me siguió y tras eso cerré la puerta con suavidad.

Quizás hubieras deseado despertarte para no dejarla ir, pero la verdad es que no sentiste nada pues el sueño te la jugó. Cuando los primeros rayos golpean tu cara es cuando te das cuenta de que algo o más bien alguien falta en la cama. Desperezándote te levantas saliendo de la habitación. Al salir ves que Miriam está acostada en la alfombra con un cojín bajo la cabeza y la manta por encima, junto a ella está Vitani acurrucada, como si quisiera darle calor. Pero eso no es lo único, junto a ellas estaba el portátil encendido, aunque ahora en "espera".

Silencioso, me acerco a ver que estaba mirando en el portatil, sin despertarla.

Piso, seguro. Tsk...que terca es. Y que estúpida.

Vitani te vio, pero no se movió, si no que posó la cabeza sobre la espalda de Miriam. Cuando lo miras, sin duda tienes razón. Varias páginas son de alquiler de pisos por la zona. Encima de las teclas tiene una hoja con algunos números, seguramente tenía la intención de llamar, pero se había quedado dormida informándose. La joven se movió haciendo un ruidito mientras intentaba seguir durmiendo.

Suspiro, y lo que hago es buscar otra cosa en internet.

# Lo siento Nicole, no vamos a poder comer hoy. Nos vemos mañana.

Hago una llamada y, tras terminarla, espero a que se despierte ella. Aunque no esperaré mucho, no quiero llegar tarde

Vitani pareció entender tus movimientos, por lo que empezó a molestarme. Sentía su hocico en mi cara y una especie de protesta brotó de mis labios.- Oh vitani.. Ahora no quiero ju..-Me aparté casi al instante pues su lengua me había recorrido toda la cara. Al abrir los ojos me quedé callada, observando a Josh  Me quedé dormida... Me quedé dormida... Mierda. Me levanté recogiendo la manta y el cojín.- Buenos días..-vitani se acercó a Josh para saludarle, al igual que su dueña.

# ¿Por qué? ¿Qué pasó? Y no me digas nada, porque no pienso creerte, lo sabes.

# Ya te diré.

-Buenos días, Miriam. Vamos, vístete. Vamos a llegar tarde.

Yo ya estoy vestido, y no estoy de especial buen humor. Aunque tampoco cabreado.

-Chist, sin protestar. Vístete.

# Me estás preocupando. Ya puedes ir hablando si no quieres que me presente ahí ahora mismo.

Ya la he liado... No dije nada, nunca había sido una chica capaz de enfrentarme a nadie, pero ahora era aún peor. Asentí con la cabeza un par de veces y me encaminé hacia la habitación. Tardé un rato, pero no demasiado. Salía muy sencilla, nada de vestidos, ni tampoco escotes. Mi cabello iba recogido en una coleta alta.- Tú dirás. -Entré en la cocina para tomar un vaso de agua, pero salí otra vez. 

# Ven si quieres, el caso es que no vamos a estar.

-Bien, vamos.

No nos llevamos a Vitani, y andamos a buen paso que es un trecho largo. Pero finalmente llegamos al lugar. No es barato precisamente...pero es el mejor de la ciudad. El mejor psicólogo experto en violaciones.

No la dejo escaparse si lo intenta. Necesita ayuda profesional.

-¡¡Josh!! Por qué me traes aquí, eres un idiota.-Se me veía molesta, demasiado. Intenté irme de allí, pero él me frenó de manera perfecta. Lo miré directamente a los ojos, pero lejos de decirle nada más, entré en el lugar girándome hacia él.-Lárgate.-No lo esperé, subí las escaleras de manera rápida, sin pausa. Sentí mis ojos humedecerse por las lágrimas. No esperaba que él fuese quien me llevase allí. Me había dolido la forma de traerme, pero no dije nada. Al llegar arriba me senté a esperar, él tenía alguien dentro, por lo que no entré si no que esperé de manera paciente.

Te diste cuenta de que sus ojos se llenaban de lágrimas. Habías hecho lo que creías correcto ¿Pero de la mejor forma? No sabías, el caso es que se había ido a la consulta sin protestar, pero hecha un mar de lágrimas. Quizás el afrontar lo ocurrido no era tan fácil..

No la dejo subir sin más, antes de que se vaya le digo algo más.

-Hazlo, por favor. Si obligándote a esto te pierdo...pero te ayuda. Bienvenido sea. Abofeteame después, pero hazlo. Colabora con él.

Tras ello la dejo ir y espero a que termine.

Las horas pasan. Al principio te preocupa el que sea lo correcto, sabes que si lo es, pero la idea de perderla no te gusta, incluso te asusta digas lo que digas. Apoyado en la pared escuchas como una puerta se abre y unas voces se escuchan al otro lado. Poco después los pasos empiezan a acercarse hasta que la puerta se abre. Miriam te mira unos instantes.- Vamos. El viernes debo volver.-Sus ojos estaban enrojecidos por las lágrimas, incluso sus mejillas habían sido marcadas pese a que se había limpiado con esmero.

Tomándote la delantera camina hacia casa en silencio, con las manos dentro de los bolsillos, pero lejos de tirar directa ella entra en una farmacia entregando unas recetas. Desde fuera ves que las guarda en el bolso y paga. Un gesto de cabeza y vuelve a salir. Pero sigue sin hablarte, quizás no está enfadada y solo es que no tiene ganas de hablar. Se la nota triste después de todo, pero esa pequeña sonrisa no desaparece.

Cuando estáis llegando ella deja que pases delante para que abras la puerta. Pero al estar ella pasa directa, ni siquiera saluda a Vitani si no que se cierra en el baño, sentándose al otro lado, rodeando sus piernas con los brazos. No sabes que pasa, solo la viste entrar silenciosa, como hasta ahora.

***

# ¿Y bien? Es hora de que me vayas contando que está pasando. Pásate por el local y hablamos tranquilamente ¿Si? Porque estoy segura de que, todo esto tiene algo que ver con cierta persona que vive contigo. 

Tu móvil suena al llegar.

# Nicole, no seas pesada. Para ya de una vez, que me estás mosqueando. Ya te explicaré lo que sea cuando sea conveniente y no antes.

Obviamente no estoy de humor.

Me quedo en la puerta del baño un rato, pero termino por llamar.

-Miriam...vamos, abre. Sal y hablemos, no puedes seguir así.

No le respondí, pasaron un par de horas hasta que finalmente abrí la puerta. El hecho de estar cerrada y el tener hambre no ayudaba.- Deberías prepararte, no olvides que tienes clases en una hora y media.-Sonreí de la mejor manera posible, mientras acomodaba mis cabellos.- Ya hablaremos en otro momento... -Pasé junto a él, dándole un toquecito en el brazo, pero tras eso me fui hacia la cocina en busca de algo que comer.

-No, no hay otro momento. Hablamos ahora. ¿A qué ha venido lo de esta noche? ¿Irte de la cama así? ¿Buscar piso? ¿De que vas?

La acorralo en la cocina, contra la encimera.

- ¿Lo de esta noche? El acabar entre tus brazos... Porque lo necesitaba, porque cada vez que te tengo cerca necesito sentirte, pero eso a la vez me asusta.-Respondí mientras dejaba las manos sobre la encimera.- ¡Y porque no quiero que sigas durmiendo mal por mi culpa! Ni siquiera te enteraste cuando salí, estabas tan cansado que...-Sonreí levemente, desviando la mirada, pero la sonrisa desapareció al instante.- Tan solo quería devolverte tu vida y no este calvario... ¿Qué más quieres? -Lo miré a los ojos, frunciendo el ceño levemente.- Estoy haciendo lo que me pedías, entré en consulta... Y volveré.

-Eres idiota...- la cojo de la cintura y la levanto hasta sentarla en la encimera. -No te has colado en mi vida, te he metido yo. ¿No etiendes que no quiero que te vayas? No solo porque no estés bien es...es por mí también. Me gusta que estés aquí. Te quiero.- sonrío y bromeo para quitarle un poco de hierro a mis palabras.- y acabo de empezar a convertirte en una máquina del sexo, todavía tengo que entrenarte más.