Partida Rol por web

Jeffrey y Richard conversan sobre el extraño suceso, mientras Shilya ufanamente con esa picardia que destila por cada poro de su cuerpo decide hacer una pequeña carrera hasta el extraño hombre, aunque ahora que lo ve bien le recuerda a algo, aunque como esas palabras que se te quedan en la punta de la lengua no sabe muy de que.

En tanto Annabet sigue los caminos concentricos para llegar a la altura de los dos hombres que parecen discutir sobre el extraño observador que todo vestido de negro parece estar atento a los movimientos de Shilya que se acerca a él corriendo. A lo lejos suena la sirena, hora de cenar y si os descuidais vendran los celadores con muy malos humos.

Corres a traves de los setos mal podados y de la hierba que te pincha los pies pues las zapatillas de paciente no son para correr precisamente, das algunos tumbos cuando las drogas te afectan algo al equilibrio pero llegas a donde esta el hombre, haciendo creer que das un traspies llegas a la cercania y levantas los ojos poco a poco contemplando su larga figura, debe medir por lo menos dos metros y su traje es completamente negro como si fuese de luto, pero lo peor es que según miras notas un dolor en la cabeza, como si te estuviesen punzando con algo, y tienes que cerrar tus ojos.

Cuando los abres el hombre esta a unos arboles más alla, todavia vigilandote, aunque en realidad debe de estar vigilandoos a todos, notas que algo tibio cae sobre tu sien y cuando lo palpas es sangre que cae sobre tu linea de los ojos...

Comencemos a ir hacia el comedor, compañero. respondió el antiguo periodista. No me apetece que venga ese gorila del zoo que tenemos por cuidador a darnos otra ración de jugos de sueños dorados.

Mantengamos un ojo en ese tipo, Shilya está cerca de él pero no avances muy deprisa para esperar a nuestra querida compañera. sugirió.

Las palabras de Jeff no llegaron a oídos de la joven cabaretera que volaba hacía aquel extraño desconocido. Al llegar a la altura del hombre tropezó cayendo fuertemente a suelo. Evidentemente era una pantomima, sin embargo, Shilya no se levantaba del suelo. La cabaretera miraba su mano asustada y se tocaba la frente buscando alguna herida aunque eso no era algo que se pudiese averiguar a simple vista.

Shilya miró hacia arriba asustada, había algo de sangre en su rostro, pero no parecía tener expresión de dolor alguna. Con la mirada perdida y, apoyandose en el árbol, luchó por levantarse apoyandose en el árbol mirando hacia arriba como buscando algo.

Mientras se dirigía al encuentro de sus amigos escuchó la sirena llamando a la cena, sería mejor que fueran entrando en el pabellón si no querían tener problemas. Los alcanzó sin dificultad.

- ¿Qué estáis haciendo? ¿Dónde va Shilya? Pero... se ha caído...

Annabeth llega a la altura de sus compañeros que empiezan su regreso hacia el gran edificio que ahora mientras empiezan a encender las luces por la falta de sol es más tetrico que nunca. En tanto veis que Shilya no se levanta y que de su frente empieza a manar sangre ¿Se habra hecho daño al intentar hacer que se ha caido? A lo lejos veis el hombre vigilandoos, parece que esto esta cogiendo tintes más oscuros, mientras que los celadores abren las puertas vigilando que los internos que hay en el jardin entren en el interior con sus rostros ceñudos como deseando que vuelvan pronto los locos a su redil.

El celador negro esta entre ellos, espera para llevaros al comedor...

La mirada de Jeff iba de Shilya al grupo de celadores y vuelta, acompañándola con varios vaivenes de su cabeza.

Sabía que todo aquello podía ser una estrategia de aquellos que les habían encerrado allí para que les pasara como al gato del refranero y la curiosidad fuera su perdición, para que la curiosidad fuese el motivo que los celadores buscaban para volver a encerrarles en esa cárcel de oleadas de fantasía y sueños que traían en pequeñas jeringuillas de cristal rellenas de dorado liquido.

Cuando Shilya no se levantaba, pensó que era algún truco para ver si el hombre se acercaba, hasta que vio la sangre.

¡Está sangrando, Richard! avisó a su compañero mientras las manos buscaban las ruedas de la silla para hacerla girar. Vamos, vamos, tenemos que ayudarla. apremió.

La campana habia sonado y era la hora de irnos a cenar. Mi primera reaccion fue empezar a llevar a Jeff para alla, pero en cuanto este empezo a decir que Shilya estaba sangrando, me preocupe.

Los celadores estaban ahi, pero no hacian nada. Jeff movia su silla como podia, ya que en mi distraccion no lo habia empujado. En cuanto mi mente se aclara, empujo a Jeff hasta el lado de Shilya, mientras me agacho y me dirijo a Shilya:

- ¿Estas bien? ¿Que ha pasado?

Al ver la sangre y que Shilya no se acababa de levantar los tres se dirigieron en su ayuda lo más rápido que pudieron, mientras la sirena llamando a la cena seguía sonando por todo el jardín.

- Pero jovencita, ¿qué estabas haciendo? -le dijo mientras se agachaba a su lado.

Por primera vez se fijó en el hombre que los observaba desde la distancia y un escalofrío recorrió su espalda, a su cabeza vinieron de pronto palabras pronunciadas hacía muy poco por un loco.

- Ellos... el Gabinete... -susurró muy despacito.

Shilya miraba hacia arriba y no dejaba de tocar la sangre en su rostro

¿E....es mía? acertó a preguntar de forma entrecortada antes de mirar a su alrededor temiendo que hubiese algún celador cerca.

Es la unica explicación posible cielo...es tuya...arriba no hay nada

Pero no me he golpeado

Ha sido él, pero no dejes que sepa que lo sabes

Tras unos segundos en silencio y con aspecto de romper a llorar acertó a responder

"Me...me caido...tropecé y caí"-mintió rapidamente la joven mirando suplicante a sus compañeros y esperando que no hiciesen preguntas mientras ese hombre estuviese mirandolos. Aando...torpe últimamente...-trató de bromear dando la espalda a aquel misterioso hombre con el rostro aún angustiado y tratando de levantarse ayudada por Annabeth- si me viesen en Ged Croos* no lo creerían

Mientras que os reunis alrededor de Shilya que tiene una herida en la frente que sigue manando sangre, escuchais la voz del celador negro que os conmina, en tanto que se acerca para ver que esta ocurriendo:- Vosotros, venga que es hora de cenar, ¿Que demonios estais...?- Al ver más de cerca la herida de Shilya dice, en tanto que notais que se atiere por un momento, quizás la muestra de la sangre cayendo no le agrade:- Mierda, eso pasa por haberos dejado por libres. Ahora tendre que llevarte a la enfermeria.- Os conmina a entrar con un gesto mientras que podeis ver su cuerpo enorme que se tensa:- Venga al comedor, no me voy a dejar engatusar otra vez... Maldita sea.-

Al menos ahora sabiamos que llevarian a Shilya a la enfermeria. No parecia una herida grave, pero al menos yo me quedaba tranquilo. El gorila insiste en que es la hora de cenar y deberiamos entrar, deberia hacerle caso, no sea que nos vuelva a meter drogas para dejarnos semi-idiotas como ya lo habia hecho.

- Jeff, vamos al comedor, si te parece bien.

A pesar de que podia parecer una pregunta, Richard ya estaba empezando a empujar a Jeff hacia el comedor.

Eh... sí... sí... fue lo único que alcanzo a decir Jeff mientras miraba preocupado a Shilya.

Ella había sido la que le había metido en el fregado, solo dios sabe el tiempo que ha pasado, cuando le llamó la atención sobre la desaparición de su amiga. Si no fuese porque en sus recuerdos borrosos estaban juntos y ahora vivían ese infierno de drogas y sueños borrados, pensaría que todo era una trampa para llevarle allí.

¿A la enfermeria? Este va a querer cobrarse el favor de dejarnos salir... pensó la chica mientras se levantaba agarrandose al brazo del celador, aún algo mareada.

E..stoy bien...solo es un golpe...me caí...una piedra...-explicó con su marcado acento y una sonrisa en el rostro tatando de mantener la compostura y no salir huyendo de aquel manicomio. Un incidente sin importancia- insistió sabiendo que a pesar de todo la llevaría a la enfermeria.

Miró embobada cómo el celador los increpaba para que entraran rápido al comedorse mientras se llevaba a Shilya a la enfermerí. Se incorporó despacio y siguió al grupo hacia el interior unos pasos por detrás de ellos, echando miradas a su espalda para ver si aquel hombre extraño los seguía observando. Su presencia la estaba poniendo cada vez más nerviosa y alterada.

- El Gabinete... ellos nos han encontrado... no se puede escapar de ellos... -Iba murmurando inconscientemente las mismas palabras que le había oído al hombre que las había visitado en su cuarto.

Jeff se quedó mirando fijamente a Annabeth y le hizo un gesto con la mano para que se acercara.

Annabeth, cariño, ¿qué demonios dices de un gabinete? sabía que la mujer estaba poniéndole demasiado énfasis a esa palabra y lo estaba diciendo demasiado en alto.

Se giró, forzando una sonrisa hacia Richard, quien le estaba empujando la silla, y aprovechó el bamboleo de su cabeza para ver qué hacía el hombre trajeado y comprobar que ningún celador decidía fijarse en exceso en ellos.

Mientras el celador negro la hacía caminar hasta la enfermería Shilya comenzó a marearse más y más. No quería separarse de sus compañeros, al menos no demasiado tiempo ya que tenía miedo de todos ñps que no conocía.

-No quiero meterlo en problemas por un simple tropezón siñor-comenzó a decir zalameranente la joven. Sabía que probablemente siendo negro no muchas personas le hubiesen t ratado de usted, ni mucho menos llamado "señor" -y si me cura usted la herida sin decir nada a nadie mejor ¿no?

Miró a Jeff como si saliera de un trance.

- Yo... n-no sé... -Tartamudeó sin saber muy bien qué decir.- Alguien estuvo en nuestro cuarto hoy y nos habló de ellos... y que no huyéramos ni nos enfrentáramos a... ellos. No sé nada más... los llamó el Gabinete, aunque... -se detuvo unos segundos pensativa- también dijo que antes eran la Secta de la Carne y que nos encontrarían. Y ya está, pero sólo son las palabras de un loco... ¿verdad? -miró suplicante tanto a Jeff como a Richard.

Las palabras de Annabeth eran conmocionantes, pero probablemente no era mas que un loco, como decia.

Me dirigi a ella en voz dulce:

- Tranquila, Annabeth. - Apoye mi mano en su hombro para que se relajara. - Seguro que no es mas que un demente que queria hacerte pasar un mal rato. Olvidalo.

Jeff hizo un gesto a Annabeth para quitarle importancia al asunto pero realmente ya no estaba prestándole atención.

Sentado en la silla, colocó las manos en los reposabrazos y tamborileó los dedos mientras se recluía en los pensamientos que corrían por su mente.