Partida Rol por web

El celador que os dirige hasta el comedor no parece hacer mucho caso de las cosas que le dice la exotica bailarina, os encontrais con otros grupos que tambien van hacia alli, algunos cantan, babean o solamente avanzan en un silencio incomodo. Hasta ahora os habian llevado la comida a vuestras habitaciones, por lo que no habias visto el gran comedor, tan aseptico y siniestro como el resto del edificio, sus colores apagados y la sempiterna luz fluorescente no le dan mejor aspecto, alli enfermeras cetrinas acompañadas de celadores van pasando las escudillas a los enfermos. Al final el celador os deja en la puerta a la espera de que entren, pero mira a Shilya como diciendo tu tienes algo que hacer conmigo... Pero al parecer se lo plantea mejor y dice:- Si saben que te ha pasado algo mientras te he dejado salir me caera una bronca, te acompañare hasta la enfermería y alli te sanara la enfermera de turno... Pero inventate una buena excusa.-

Shilya guiño el ojo a sus compañeros esperando que se diesen cuenta para tranquilizarlos y se dirigió a la enfermeria. A pesar de que seguía sangrando no sentía dolor ninguno y eso la aterraba ¿Sería por las drogas? Ojalá...no tenía fuerzas para aguantar mas cosas raras. Con lo de Priya había tenido suficiente ¿Pero que era lo que la había pasado? No recordaba gran cosa y cada vez estaba menos segura de querer recordar

No hay nada que inventarme siñor-repitió sumisamente- no tiene la culpa de que tropezase.

Sonrió tontamente a los dos hombres intentando darles a entender que quizá tenían razón... sólo estaba repitiendo las palabras incoherentes y sin sentido de un pobre loco. Aún así, Annabeth no estaba de todo tranquilo y siguió al resto hacia el comedor un tanto indecisa y retraída.

Cuando llegaron a su destino, la visión del lúgubre comedor no sirvieron precisamente para animarla, aquella parte del centro que no conocía era tan tétrica y espeluznante como el resto. Esperó a que alguno de los celadores les indicaran que podían sentarse a cenar de aquellas bandejas que veía pasar con el mismo asqueroso aspecto de siempre, viendo como se llevaban a Shilya a la enfermería.

Espero que no le hagan nada malo.

Y ahora iban a dejar que Shilya fuese sola a la enfermería...

Jeff cada vez empezaba a sentirse más intranquilo, casi comenzando a extrañar el sueño vacío de la morfina.

Vamos, Richard, cuanto antes terminemos de comer, antes podremos retirarnos a una zona tranquila. indicó a su compañero mientras no dejaba de echar miradas a la cabaretera, hasta perderla de vista.

La mujer india desaparece dejando claro que ella es quien controla la situación, mientras que el celador rumia para si y avanza poco a pco con pesados pasos, esperais que asi sea, por su bien. En tanto una enfermera algo vieja, os espera tras las puertas del comedor, sentada en una especie de recepción protegida por un cristal, cuando os acercais,  os mira por encima de sus gafas de un modo especulativo, tras observar el nombre de vuestra placa  os dice:-Buenas noches... Vaya conque ya os han dejado salir de vuestras habitaciones, pues teneis asientos propios. Supongo que no se puede decir lo mismo de esos pobres niños...- Os hace un gesto con la mano para indicaros vuestra mesa, que esta en un rincón cercano a la cocina, aunque no sin reseñar:- Mucho más de lo que os mereceis, por supuesto-

Es lo que tenemos los invitados VIPs. no puede evitar responder Jeff mientras es empujado por Richard en su silla.

Casi al momento se da cuenta que tiene que dejar sus irónicas contestaciones o se ganará algún otro enemigo que quiera unirse al gorila de la jeringuilla.

Cuando se acercan a la mesa, no puede evitar murmurar sus pensamietnos de forma audible por sus dos compañeros. Vaya, mesa separada... ¿no querrán que nos juntemos con el resto o que el resto se junte con nostros?

Tus compañeros se quedan atras, dispuestos a entrar en ese comedor de mala muerte a comer la bazofia que seguramente hagan en este hospital-psiquiatrico, aunque la compañia taciturna del negro que ni siquiera te mira, pues incluso la lujuria no puede nada con las preocupaciones o la rabia, avanzas por la planta baja hasta llegar a una  gran sala que lleva a la escalera del piso de arriba, todo esta rodeado de pasillo o puertas que estan localizadas por sus cartelitos, al final el negro te lleva hasta una de ella y llama, una mujer algo tisica con ropa de enfermera que le viene grande, le abre la puerta y le pregunta con cierta sorna, aunque se esta fijando en tu herida,:-¿Que quieres? Ummm ya veo, puedes marcharte.- El celador no se mueve, pero la mujer lo repite con más ritintin y este se marcha murmurando, la mujer te hace una seña para que entres.

Shilya miro con curiosidad a aquella mujer. Estaba aún más delgada que ella antes de emigrar a Estados Unidos. La joven hindú entró y se sentó en una camilla observandolo todo con sus grandes ojos marrones y con el corazón latiendole a una velocidad que parecía que iba a estallar. Nerviosamente, empezo a morderse la suñas mientras veñia moverse a la enfermera.

Annabeth respiró tranquila al ver que estarían sentados en una mesa reservada exclusivamente para ellos apartados del resto de los pacientes, allí se sentiría mucho más segura. Si tenemos este trato preferente quizás el menú también sea especial. Aunque en el fondo sabía que sus espectativas de tener por un día una comida mejor que la habitual no tenían ningún fundamento.

Se sentó a esperar su bandeja moviendo negativamente la cabeza ante el comentario de Jeff.

- ¿Qué más da? No nos quieren juntar y punto. -Se encogió de hombros dando a entender que lo mismo le daba. Giró la cabeza a ambos lados asegurándose que ninguno de los celadores andaba cerca.- ¿De qué niños estaba hablando?

La mujer espera a que pases al interior, sin hacer ningún comentario, poco después se dirige a una de las mesas que esta saturada de instrumentos de primeros auxilio donde empieza a rebuscar los desinfectantes, la habitación es bastante pequeña, practicamente te sientes de nuevo en tu celda cuando te apoyas en la camilla, en tanto que notas que la sangre ya ha dejado de manar, ahora se ha hecho una costra con la sangre seca como marca del corte. La mujer se da la vuelta y se acerca para mojar la parte afectada con agua oxigenada y te dice con tono conversacional:- La verdad es que es todo un honor, todos te envidian ¿Sabes?-

Jeffrey nota que ya se esta pasando los efectos del sedante, al menos puede sentir las piernas, aunque dormidas, pero está bastante más comodo en la silla de ruedas que en las de madera donde se intentan acomodar Annabeth y Richard, a las preguntas de Annabeth hace oidos sordos Richard, que esta maldiciendo en silencio por el asiento, la verdad es que esta un poco fuera de la realidad (y quien no, con todas las drogas que os han dado).

Pronto veis como las enfermeras empiezan a repartir los platos, a vosotros a pesar de estar al lado de la cocina os los dan los últimos y por la manera que os miran casi imaginais que algún escupitajo habra en ellas, aunque puede que sea más una sensación que otra cosa. La comida consiste en una sopa, en un pequeño filete con verduras y en una pieza de fruta regado con un vaso de agua, no os morireis de hambre, aunque tampoco os llenara.

Shilya palideció ante la vista del instrumental médico: no sabía porque, pero la producía terror. Sin embargo, hizo acopio de toda su fuerza de voluntad y se dejó hacer mientras temblaba de puro pánico.

Ay...-se quejó más por el contraste del algodón frío que por el dolor- ¿Honor? ¿Invidia?¿Porque?

Ya había entendido que con la expresión pobres niños se refería al resto de pirados que se encuentran en esta santa institución. respondió Jeff a Annabeth mientras removía la sopa con pocas ganas de ingerirla.

Mientras esperaba a que se enfriase para tratar de pasarla lo más rápido posible, comenzó a frotarse las piernas y a estirarlas poco a poco mientras observaba con la mirada al resto del comedor, así como a las enfermeras y, de vez en cuando, echaba una mirada al pasillo por el que se había ido Shilya.

- Ahhh... -respondió mecánicamente dando a entender que con la explicación que le había dado Jeff tenía bastante.

No pronunció ni una palabra más mientras las enfermeras colocaban las bandejas delante de los pacientes, cuando les tocó el turno a ellos Annabeth quedó mirando la comida con cara de asco. Intentó tragar una cucharada de sopa pero estaba fría y parecía agua sucia, la apartó a un lado y picoteó las verduras mientras intentaba masticar un trozo de carne dura.

- ¿Tú crees que Shilya se encontrará bien? ¿Quién era aquel hombre con el que quería hablar? -parecía que se había olvidado por completo de lo que había estado murmurando en el jardín.

Las palabras de Annabeth llamaron la atención de Jeff de nuevo.

¿El qué, cariño? preguntó mientras su cerebro procesaba la información. Ah, sí, Shilya. Es una superviviente, estate tranquila.

Se pasó la mano por la cara mientras estiraba las piernas y pensaba en la segunda pregunta. Alguien nos quiere tener aquí por un motivo, así que seguramente ese hombre tenga que ver con ello...

Cuando Jeff volvió a mencionar al hombre, hizo restallar un hilo de pensamiento que hasta ese momento la mente de Richard había mantenido a la sombra. La mención al trajeado recuperó el nombre de la Secta de la Carne, lo que despertó imágenes de hombres tatuados entrando en su casa. No, no podía haberme encontrado. No en aquel lugar. Pero claro, ella lo sabe todo. Lo ve todo. No me ha olvidado. Lo que antes había intentado creer que eran sólo los desvaríos de un loco, le hizo estremecer. Sorbió la sopa con gesto decaído. Miró a sus compañeros.

- No deberíamos haber dejado que Shilya se fuese sola. No me fío de... - ¿De quién? ¿De ella? Había demasiados oídos alrededor. Y tampoco podía explicarles nada. Todavía. - bueno, no me fío.

Bajó un poco más la voz.

- ¿Qué era eso del... Gabinete... que dijiste antes, Annabeth?

Estaba un tanto preocupado y no paraba de mirar alrededor por si alguien les escuchaba.

Miró con extrañeza a Richard que por fin había dejado de protestar por el asiento.

- ¿Gabinete? ¿Qué gabinete? -Preguntó un tanto distraída mientras seguía intentando masticar un trozo de carne.- Ah, sí... el Gabinete. Pues no lo sé... hoy hemos tenido visita en la habitación -sonrió como si aquello le hubiera hecho mucha ilusión- y dijo que no le hacía daño a las mujeres bonitas como nosotras.

Annabeth guardó silencio por unos instantes concentrada en su comida, cuando ya el resto pensaba que no iba a continuar volvió a hablar.

- Dijo que ya estaban aquí... los del Gabinete, también dijo algo sobre que antes se les llamaba no se qué de la carne, jajajajaja... como ésta -dijo señalando a su plato- y que no huyéramos, no, no, no.

Volvió a callarse pero esta vez no volvió a hablar mirando embelasada la pieza de fruta que tenía delante.

En el silencio de la sala, vuestra conversación parece metralla en una iglesia, por lo que una enfermera se acerca y dice:- Ey, vosotros, ya podeis dejar de chachara, que tenemos que recoger y limpiar todo eso. ¿O es que quereis que os toque hacerlo?- Cuando se gira escuchais como masculla:- Peores que los niños pequeños...- No es que precisamente la comida este apetitosa y la luz intermitente de los flexos no ayudan a estar a gusto en la sala. Los primeros pacientes que terminan se marchan acompañados por un celador por cada 3 o 4 de ellos.

Richard removió la sopa con la cuchara un par de veces. Paladeando las palabras de Annabeth. Sería mejor que hablasen luego. Definitivamente allí había demasiados oídos. Miró a su compañera y asintió, esbozando una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora.

Su amiga estaba demasiado afectada por las drogas y no era capaz de pensar con claridad. No como él. Él sí se daba cuenta de lo que estaba pasando. Les estaban observando. Aquel lugar estaba controlado por Ella. Seguramente lo que hubiese pasado en Red House tenía algo que ver con Ella. Probablemente querían saber algo que sólo ellos cuatro conocían. No les daría esa oportunidad. Empujó el plato con la sopa aún a medias.

- No tengo hambre. Supongo que es la falta de costumbre. - Miró a Jeffrey y Annabeth. - ¿Nos dejarán salir a dar otro paseo?

Richard estaba decidido a investigar hasta dónde llegaban los tentáculos del mal en aquella institución.