Partida Rol por web

El trayecto hacia el centro comercial pasa sin ningun problema. Es más al aparcar en el unico parking que tiene el centro os fijais que no hay ninguna furgoneta como la vuestra. Al bajaros y entrar al centro comercial. Maria se saca un fajo de billetes y os sonrie.

-Teniamos este dinero guardado de cuando comenzamos nuestro viaje en busca del hermano de Manauel. Que mejor manera de gastarlo que comenzando una nueva vida.

Maria le da a cada uno de los chicos 100 euros.

Os acompañaremos a comprar las cosas pero por si aparece esa gente. Compraros la ropa que querais o lo que querais con esos 100 euros.

Maria mira un momento a Alfonso. A ti pequeñajo te lo compro yo. Le comenta mientras le saca la lengua.

Michael mira el dinero con incredulidad. Era la primera vez que le daban tanto dinero, así porque sí. Se enocge de hombros y no duda en cogerlo.

Con el dinero y las manos en los bolsillos se dirige a una tienda de chico y por fin, como no había podido hacer en su casa, compra ropa a su gusto.

Un par de sudaderas, camisetas, pantalones anchos, gorras, deportivas y ropa interior. Y con ropa nueva puesta.

Irina esboza una media sonrisa tras escuchar el comentario de Michael.

¿Plantitas? Vaya... qué original... -Comenta con la voz cargada de sarcasmo, antes de levantarse del suelo y empezar a seguir a los demás hasta la furgoneta. Sin embargo, mientras camina, vuelve a dirigirle unas palabras, esta vez en tono más divertido que otra cosa- ¿Debería llamarte "llamitas"? O... ¿"llamitas Michi"? -A pesar de estar de espaldas a él, y de que ni siquiera se ha girado para hablarle, se puede intuir la sonrisa entre divertida y maliciosa que luce ahora en su rostro.

Yo habría preferido llamarlo "chico caliente"... Quizá algún día lo haga, le viene que ni pintado... -Bromea, sabiendo que su hermana iba a escuchar ese pensamiento. Quizá también la otra cotilla, pero eso ya le daba igual.

Se aleja lentamente del parque, y justo antes de entrar en la furgoneta, una última mirada a las plantas que tanto habían crecido gracias a, por y para ella. Durante una milésima de segundo, aquella sonrisa dulce que había tenido la primera vez, se refleja en su rostro antes de volver a prestar atención a María. Cuando coge el dinero que ésta ofrece, no puede dar crédito a sus ojos. Viviendo en un orfanato, no había visto tanto dinero junto en toda su vida. Y lo mejor... ¡podían comprarse la ropa que quisieran! No tarda demasiado en salir disparada junto a su hermana, con una mirada cómplice, cogidas de la mano, hacia las tiendas de ropa que llamaban su atención.

Largo rato después, salen ambas con algunas bolsas y ropa nueva, pasando junto a un contenedor y lanzando una bolsa llena de algo a su interior. No hacía falta mirar sus caras de satisfacción al hacerlo para saber que su antiguo uniforme estaba ahora en "un lugar mejor".

Quizá la cantidad de ropa era exagerada... pero Irina se había visto desbordada por la idea de no tener que llevar cada día el mismo uniforme de "monjita" que había estado llevando durante tantos años. Así que había preferido la variedad antes que la calidad, y había cogido todo tipo de ropa... tejanos rotos largos, tejanos rotos cortos, una sola falda corta, varios leggins, unas camisetas largas, otras cortas, otras de tirantes, incluso una camisola para dormir con las letras "naughty not nice", un par de chaquetas, unas botas tipo militar, unas playeras, ropa interior y finalmente, y lo más importante, un par de juegos de guantes nuevos. Había encontrado unos rojos que en principio sólo cubrian la mitad del dedo, pero después podían convertirse en manoplas... serían la mar de útiles para tener preparados sus poderes en caso de ser necesarios.

Ahora mismo, llevaba puestos unos pantalones cortos completamente rasgados que dejarían ver todo su muslo de no ser por los leggins negros que llevaba bajo estos. En el torso, lleva una sudadera morada con una estrella en su espalda y encima, una chaqueta negra llena de correas que son muy del estilo de las botas militares que lleva en los pies.

Alfonso, mira con indiferencia. Vale
¿Me ayudas?,Alfonso se pondrá lo que sea siempre dentro de lo normal, tiene 9 años.

Manauel habia ido a comprar algo de comida y todos los jovenes menos Alfonso y Anouk se habian comprado ropa, se encontraban cerca de una tienda de ropa juvenil cuando Maria le comenta a Alfonso.

¡Claro que si!

En ese momento la llaman por teléfono, lo coje un momento y cuelga.

Chicos es mi amigo de la comisaría. Tengo que llamarlo. ¿Podeis ayudar a Alfonso a comprarse algo mientras hablo con el?

Maria saca 100 euros y se los da a Irina.

Irina mira al pequeño, al que se suponía que iba a ser su hermano y del que más miedo tenía a acercarse demasiado... y no sólo acercamiento físico.

Vamos, enano.

Mirando de reojo a Alfonso, como si estuviera meditando el hecho de cogerlo o no de la mano, empieza a caminar hacia la tienda de ropa de niño.

¿Qué ropa te gusta? -Pregunta una vez dentro de la tienda- ¿Esta? -Saca una percha con una camisa de cuadros de la talla de Alfonso- ¿O esta? -Saca también una sudadera y se queda con ambas prendas en las manos, una en cada una, esperando a que el pequeño decida. Vale que era un crío, pero no iba a ser ella quien le quitara su personalidad.

Quizá esa de más allí -Señala con la cabeza unas estanterías de la tienda donde parece que hay varias camisetas... todas de muchos colores chillones diferentes.

Su tono de voz se mantiene distante en todo momento, excepto al pronunciar la palabra "enano", que parece suavizarse. Obviamente no quería ofenderlo, pero tampoco quería encariñarse con él. Estaría mejor si se mantenía alejado. Dentro de lo posible, claro...

Alfonso frunce el labio superior enseñando el inferior, parecía pensar.
Esa señalando la sudadera odiaba las camisas, tan frias y con tantos botones, además tampoco iba a tardar mucho en decidirse, no le gustaba ir a comprar con su madre, y aun menos con con esta "niña" tan especial. Finalmente la vuelve a señalar enseñando una leve sonrisa si, esa

Mike, que también había acabado de comprar su ropa, decide acompañar también al niño. Total, no tenía nada mejor que hacer. Sigue a las gemelas y al renacuajo con las manos en los bolsillos, mientras las bolsas de su compra cuelgan de una de ellas.

Sonríe de lado ante la respuesta del niño.

Sí, señor. Este es de los míos. Dice con orgullo al haber elegido el niño la sudadera.

Genial.

Su tono de voz pretende ser frío, pero al darse media vuelta, Alfonso puede llegar a distinguir una media sonrisa. A ella también le había agradado la elección. O quizá sólo estaba un paso más cerca de salir de allí y era eso lo que la hacía sonreir. De cualquier modo, Irina deja la ropa que el niño no había elegido encima de otro montón de jerseis de punto, sin demasiado cuidado.

Sí, parece que es de los tuyos... sois unos hermanitos "adorables"... Quizá puedas llevártelo a pasear para que te ayude a ligar y todo.

Mientras habla, con tono sarcástico y divertido, va caminando entre estanterías de ropa infantil, cogiendo algunas sudaderas más... nada especial, sólo de colores varios.

Hasta que llega a una sección que llama especialmente su atención... Encima del aparador donde se encuentran esas sudaderas, hay un poster con un niño que las lleva. Girándose hacia los dos, con una media sonrisa divertida, señala el poster.

¿Qué te parecen estas?

A ella le habría encantado tener una sudadera así cuando era pequeña. Ahora ya hacía mucho tiempo que no encontraba cosas que le parecieran tan divertidas... De hecho, hacía mucho tiempo que sólo se divertía asustando a los demás junto con Iris.

Aunque quizá... a él no le parezcan tan divertidas...

Piensa, esperando la respuesta de Alfonso. Tampoco era cuestión de abusar de sudaderas. También tenían que comprarle pantalones y algo de abrigo. Pero los caprichos, a su edad, a veces eran necesarios. Simplemente para que no olvidara que es un niño.

Alfonso sonrie, señalando el dinosaurio,
-Ala!, mira un dinosaurio, esa esa! vuelve a enseñar su sonrisa, arqueando las cejas con asombro mientras su brazo izquierdo se posa en su cintura, y con el derecho señala el cartel
-Mira le dice a Michael, con una leve torsión de cinco grados hacia su derecha para mirar a los ojos al mismo y alzando la voz.
Con una felicidad desmedida y un entusiasmo exacerbado sonríe a ambos muchachos, se da cuenta de ello y se sonroja, bajando su mirada y fijándola en un rodapié de una columna circular que se ubica entre un expositor de calzado deportivo y un estante de madera donde camisetas dobladas de precio reducido esperan ser guardadas para la próxima época de rebajas. Finalmente mete sus manos en sus bolsillos y comienza a observar a Irina.
Alfonso nota sus orejas calientes y le da una risita, avergonzado por haber alzado la voz. La tensión que ha soportado durante todo este tiempo a sido liberada, se pasa la manga de su brazo derecho por la nariz y sorbe los mocos (una costumbre que Alfonso ha desarrollado), volviendo a meter la mano en el bolsillo.

Michael no puede evitar sonreír ante la actitud del niño. Esto CASI parecía una familia.

-Pues nada. Adjudicada. Dice cogiéndola y cargandola con el resto de ropa que el niño había y elegiría.

-¿Qué más? ¿Señorita estilista vegetariana? Pregunta divertido, limitandose a seguir a la chica y al niño y cargando la ropa elegida para que ellos tuviesen más libertad de movimiento. Incluso parecía estar divirtiendose y olvidandose de todo lo que se les venía encima.

Irina no puede evitar echarse a reír. Por mucho que intentara fruncir el ceño, aquella risa le había salido del alma. Sonaba escandalosa y estridente pero a la vez femenina y divertida. Cuando después de un momento consigue calmarse, se seca una lagrimilla del ángulo del ojo con un dedo enguantado y sigue en marcha.

Lo siento, lo siento... Me ha parecido divertido.

Se encoge de hombros y se apresura a darles la espalda a sus compañeros.

Joder... hacía tiempo que no veía a un niño tan emocionado... -Lo cual, teniendo en cuenta que había pasado sus 15 años de vida viviendo en un orfanato, era la mar de normal.

Veamos...

Murmura, buscando algunos pantalones y escogiendo un par de tejanos anchos, uno de un color más oscuro y otro de un color más claro y unos pantalones de chandal de color verde oscuro, a juego con la sudadera. Se los enseña a Alfonso y cuando éste da el visto bueno, se los empluma a Michael en la montaña de ropa que ya llevaba en brazos.

Siguiente parada... zapatillas.

Se acerca al apartado de zapatillas deportivas y observa... parece que todas son más o menos adecuadas, así que simplemente se cruza de brazos.

Venga, enano... elige las que más te gusten.

Alfonso se siente feliz ante la divertida situación, Irina se ha mostrado mortal, Alfonso ha conseguido ver que había tras la gélida coraza de acero, la muchacha de las botas de acero parece haber sonreído de verdad.
-Ummm...- el niño mira una sucesión de calzado deportivo ignorando el calzado mas serio y sobrio, se queda durante un rato que comienza a ser excesivamente largo.

Alfonso se comienza a poner nervioso, y al mirar las caras de los muchachos finalmente señala algunas zapatillas. Señalando algunas de colores vivos y llamativos, y porque no probaría a señalar algunas de los personajes animados que más le gustaban.

Alfonso sonríe otra vez, esa era su selección, y de entre todas sostiene en sus manos las zapatillas donde aparece pikachu.
-¿Estas?, ¿puedo?- Con las cejas arqueadas mantiene el rostro congelado esperando una respuesta, acercándoselas a Irina con los brazos estirados.

Anouk coge el dinero que le da María, lo mira y se lo guarda. Ella nunca había tenido en sus manos un billete de tanta cantidad y tampoco había ido sola de tiendas.

-Alguna vez tenia que ser la primera, pensó

Se dirigió hacia el lado contrario por el que iban las gemelas. Entro a un par de tiendas pero no compro nada, no le acaba de convencer lo que veía pero si seguía la cosa así se iría del centro comercial con las manos vacías y no era cuestión de seguir llevando el uniforme del colegio.
Decidió que se compraría cosas de colores y alegres.Se compro compro varias camisas, jerseys, chaquetas de punto, vestidos, vaqueros, zapatillas,zapatos, leotardos,faldas,ropa interior, un pijama.

Cuando acabó fue en busca de María

Michael abrió los ojos, al ver que el niño poco a poco iba abriendose más.

- ¡Ey! ¡Cómo molan las bambas! Dijo con sinceridad cogiendo un par y observándolas más de cerca, girandola todos los grados posibles. Cuando le pide a Irina si se puede quedar con esas, él se agacha a la misma altura y pone ojos y carita de perrito abandonado.

- Sí, por favor, plantitas... ¿se las puede quedar? Dice aún con la escenita.

Irina se mantiene con los brazos cruzados hasta que el "peque" llega ante ella con las playeras de pikachu. La comisura derecha de sus labios parece temblar un momento, pero su reacción no llega a transmitirse más allá de eso. Cuando Michael se une a la mirada de "oso amoroso", Irina se ve obligada a girar la cara, dándoles la espalda, y llevándose una mano a los labios. Desde detrás, sus hombros tiemblan rítmicamente... Estaba riendo de nuevo, aunque esta vez intentaba contenerse.

Joder... ¿Cómo puede ser tan payaso?

Un momento después, la gemela coge otro par de zapatillas deportivas y se las da a Michael.

Estas también... irán mejor para correr. Ya puedes darle las zapatillas de pikachu a nuestro lacayo.

Le dice luego al pequeño, señalando con la cabeza a Michael, que veía como cada vez, la pila de ropa que llevaba iba creciendo más y más.

Y ahora, sólo nos queda un anorac para los días de frío. ¿Qué te parece este? ¿Crees que necesitarás algo más?

Pregunta, enseñando a Alfonso un anorak que parece de su talla.

Anouk llega al lugar donde se encuentra Maria que resulta ser la puerta de la tienda en la que se encuentran comprando sus nuevos hermanos.

Llega justo en el momento en el que Maria cuelga el teléfono. La mujer mira a la joven sonriendo. Veo que has comprado muchas cosas. Mira un momento una de las bolsas y luego a la joven. Ui! ese color te favorece muschisimo, te va a quedar muy bien.

Bueno Anouk he quedado con Manauel en un fotomaton y tenemos que reunirnos con los chicos, que se encuentran dentro, en la tienda.

Alfonso que ya se había soltado enarcó las cejas sonriendo y asintió, se acercó al anorac, y apretó la manga del mismo con cuidado, estaba frio y blando, nunca había tenido uno.

-Espera- expresó alfonso mientras se alejaba unos pasos.

Se acercó a un maniquí vestido con todo tipo de complementos invernales, gorro, botas, pantalones abrigo, etc y de un salto agarró la punta de una bufanda que rodeaba el cuello de la figura, quedándose de puntillas observó que se iba a caer junto al maniquí, pero tan rápido como se precipitaba al suelo, la bufanda atravesó el cuerpo artificial como si de un fantasma se tratase, el maniquí tan solo se tambaleó un momento, alarmado miró a todos sitios para ver si alguien se había percatado del "extraño" suceso, tan solo dos miradas se cruzaron, las de Irina y Michael, volvió a preocuparse, esto le traería más reproches, temía por la muchacha, que parecía tenía un carácter más agrio.

Con la cabeza gacha volvió con desgana, pensando en la regañina, llegó hasta la muchacha y dejó la bufanda (era roja con sin puntas deshilachadas, con lineas negras y con algunas zonas de un rojo mas oscuro) en un estante, no hizo otra cosa que mirar sus pies.

-Jope...- Pensó.

 Anouk sonrie al ver a María, cuando se acerca abre las bolsas que lleva para que pueda ver lo que ha comprado y le de su aprobación.

Gracias, dijo con una gran sonrisa en su boca.-Vamos a reunirnos con los demás

Mientras las dos caminaban Anouk pregunto a Maria. ¿Y después donde vamos?