Renée aceptó el vaso de agua con una trémula y agradecida sonrisa. - Estoy bien. Aquel hombre solo quería avisarme... - su rostro volvió a contraerse de preocupación antes de beberse el agua. Le apetecía más el alcohol pero no iba a ser una desagradecida.
- ¿Entonces no lo habeis visto? - acababa de recordar las palabras de Johanna - Podemos esperar a que vuelva aquí. ¿O teneis pensada otra idea? -
La habitación se sumió en una relativa oscuridad cuando Gerald terminó de cerrar la última persiana. Algunos rayos de luz atravesaban la estancia revelando a su paso capas de polvo en suspensión que contrastaban vivamente contra la tiniebla circundante.
Renée parecía estar recuperando la compostura. Sin embargo, las palabras que pronunció trajeron un gesto de incomprensión al rostro de ambos hombres.
- ¿Cómo dice? -preguntó Pierre- ¿A que anciano se refiere?.
Gerald, notando la tensión en el ambiente, escrutó el lugar, y para su tranquilidad, nada anormal pudo llegar a percibir. Mientras tanto, Johanna se apartó del grupo discretamente en dirección a una de las ventanas.
Turno: *
De uno de aquellos haces de luz se sirvió Johanna para leer la escueta nota. La caligrafía, aunque ligeramente temblorosa, era pulcra y refinada, así cómo su carencia de excesiva floritura la hacía directa y de fácil lectura.
Éstas eran las líneas dibujadas sobre el papel:
Polvo de Ibn Ghazi
- Una raíz de Amaranto.
- Un puñado de hojas de Hiedra.
- Polvo de una cripta en cuyo interior hayan descansado los restos de una persona durante al menos doscientos años.
Machacar todos los ingredientes y, tras dos horas de profunda meditación, mezclarlos en un recipiente de plata bajo la luz de la luna (cualquier luna).
La muchacha hubo de parpadear varias veces para asimilar lo que había escrito en aquel trozo de papel.
Frunció el ceño,pensativa ¿qué tenía que ver todo aquello con lo sucedido?¿Estaba relacionado o no tenía nada que ver?¿Y por qué ese hombre se había acercado a la mujer?
-"Renée,cuéntenos todo ¿cómo y por qué se acercó ese hombre a usted?¿Acaso usted le habló antes?"-preguntó acercándose de nuevo a Renée
Renée se ruborizó al darse cuenta de que había abierto la boca de más. Posó una mano sobre el brazo de Pierre - Me encontré con un hombre antes de subir aquí - desvió la mirada hacia Johanna para responder sus preguntas
- Fue él quien se acercó a mi. Me dijo que - titubeó antes de seguir, más sabiendo que ahora los tres la escuchaban - que había visto algo anómalo en mi - intentó sonreir para quitarle hierro al asunto, no quería que la tomaran como una loca desequilibrada. Los hombres no entendían de éstas cosas.
Cuando escuché las palabras de Renée me dirigí a la puerta para corroborar que aquel hombre no nos hubiese seguido, quizás era simplemente un orate o un ebrio que había decidido molestar a la primer persona que se había cruzado en el hotel, también podría ser una broma. Tras revisar volví a cerrar la puerta tras de mí.
-No la entiendo, señorita ¿A qué se refiere con que "notó algo anómalo"? ¿Le explicó qué era exactamente? Y en todo caso ¿Qué la preocupa tanto?-.
Estaba confundido, aquellas mujeres no se podrían describir como débiles o vulnerables. Debía haber algo más, algo que producía aquel efecto en la rubia, que no había explicado.
Cuando Gerald abrió la puerta, se encontró el pasillo completamente desierto y en absoluto silencio. Nadie parecía haberlo cruzado en los últimos minutos y de hecho, el ascensor seguía en la planta en la que se encontraban, no parecía que nadie lo hubiera utilizado.
Un leve rubor tiñó la mejillas de Renée cuando las miradas de sus tres compañeros confluyeron sobre su persona. La palabra “anómalo” pareció formar un eco en sus labios.
En un primer momento había creído que los demás reaccionarían con descreimiento y escepticismo, pero, para su sorpresa y agrado, las palabras tranquilizadoras y los gestos de preocupación fueron predominantes durante aquella conversación.
Turno: *
Ánimo con esa semana chic@s!!!
Escuchó con atención las explicaciones de la mujer mientras observaba a su vez las reacciones de los hombres.Aunque finalmente todo aquello poco les ayudaba en sus pesquisas
Seguían sin saber dónde se encontraba el hombre de la habitación de al lado
Renée suspiró con pesar. Clavó sus ojos azules en Gerald antes de continuar hablando
- Al parecer estoy contaminada. Por algo malvado y antiguo. Creo que Schells hizo algo. Quizás lo estemos todos. No se... - al decir en voz alta aquello sonaba bastante estúpido. Quizás se había dejado intimidar demasiado por algo que quizás solo eran los desvarios de un hombre anciano.
- Me ha dado una receta para crear unos polvos que ayudarán a desvelar lo que permanece oculto a los sentidos. Pero los ingredientes son.... imposibles de conseguir - finalizó mirando expectante la reacción de los presentes
Observé con atención, habiéndome asegurado de que nadie nos había seguido, a la rubia, a la puerta que nos comunicaba con la otra habitación, y a Johanna. Claramente estaba consternada de verdad pero lo que dijo carecía de sentido.
Me dispuse a mover el mueble que bloqueaba la puerta por la que ingresaríamos al cuarto contiguo, a la par que oía lo dicho por Reneé. Era pesado.
-Imposibles- comenté dándome media vuelta -¿Qué sería imposible de obtener en esta época y lugar?-. No entendía la fascinación que ponía la dama en los desvaríos de un viejo, sin embargo me interesó seguir dicha línea de pensamiento pues me resultaba cómico pensar en que había algo imposible de obtener.
Esperando la respuesta, pero sin dejar de moverme, revisé la (ahora perfectamente visible) estructura intentando hallar un modo de abrir la puerta.
Tan absortos se encontraban con la conversación, que apenas advirtieron el inexorable paso del tiempo. El alto sol del mediodía se había transformado en un broncíneo disco cada vez más bajo en el horizonte y sus oblicuos rayos habían cambiado su tonalidad dorada por un profundo rubor anaranjado.
Los flamígeros haces de luz que se filtraban por las persianas parecieron intensificar la oscuridad circundante y con ésta, vino la certeza de que el ocaso estaba próximo.
Una vez Gerald terminó de apartar el biombo, pudo echar un buen vistazo a la puerta que ahora tenía ante sí.
Ésta era estrecha y baja, lo suficiente para el paso de una persona de tamaño normal, y su superficie estaba cubierta con el mismo papel usado en las paredes de la habitación. Un diminuto pomo y una cerradura antigua y desgastada asomaban entre el empapelado y al tocarla delicadamente con la palma de la mano, Mr. Blackwood notó que el material empleado en su construcción debía ser algún tipo de madera compactada, barata y de escasa consistencia.
Turno: *
Ánimo con esa semana!! ^^
Estaba seguro de que era la primera vez que veía a Renée así. Sin duda alguna, fuera lo que fuera lo que ese viejo le había dicho, debía ser cierto...
- ¿Que ingredientes son esos? -pregunté a Renée despreocupadamente- Un viejo colega trabajó hace algunos años para un tipo que afirmaba ser mago o algo así -hice una pausa y me giré para poder ver a los demás pero sin apartarme de la muchacha- . Fue aquí en Londres, y les aseguro que las historias que contaba le helarían la sangre al más pintado. Nunca le hice mucho caso, pero si les digo la verdad, éste hotel acostumbraba a aparecer en esas historias y la nuestra va pareciéndose cada vez más a una de ellas...
^^
Ya se lo merecía el hombre xD
Renée titubeó un segundo, pero al final cogió el papel de manos de la mujer morena y se lo tendió a Pierre.
Luego volvió la vista hacia Johanna aunque habló para todos.
- Deberíamos ponernos un tope de tiempo para esperar a que vuelva Schells. Si no habría que tomar otro curso de acción. No creeis? -
Dio la nota a Renée sin decir nada,para ella no era imposible conseguir la mayoría de aquellas cosas pero eso sería algo que ya hablarían
-"¿Qué os parece si forzamos la puerta y entramos?"-preguntó echando una mirada a Pierre.Era un guardaespaldas,seguramente tenía alguna habilidad que le permitiera abrir puertas ¿no? Sonrió en dirección al hombre y esperó
Leí aquellas líneas, cedí el trozo de papel a Gerald y me encogí de hombros.
- De flores no se gran cosa -comenté- , pero no creo que nos sea difícil encontrar el polvo ese. Seguro que alguno de los cementerios de esta ciudad tiene más de doscientos años.
Tras escuchar a Johanna, eché una ojeada a la pequeña puerta y acto seguido consulté a Renée con la mirada
Pierre no opina con respecto a esperar o no, simplemente acatará las ordenes de Renée.
La caligrafía de la nota, aunque ligeramente temblorosa, era pulcra y refinada, así cómo su carencia de excesiva floritura la hacía directa y de fácil lectura.
Éstas eran las líneas dibujadas sobre el papel:
Polvo de Ibn Ghazi
- Una raíz de Amaranto.
- Un puñado de hojas de Hiedra.
- Polvo de una cripta en cuyo interior hayan descansado los restos de una persona durante al menos doscientos años.
Machacar todos los ingredientes y, tras dos horas de profunda meditación, mezclarlos en un recipiente de plata bajo la luz de la luna (cualquier luna).
Gerald hubo de parpadear varias veces para asimilar lo que había escrito en aquel trozo de papel.
Asumo que ojeas la nota :P
Renée estaba de acuerdo con Johanna. Lo mejor era echar esa puerta abajo y ver que encontraban en aquella habitación.
Le hizo un gesto con la mirada a Pierre dando su consentimiento para que procediera mientras ella pensaba en los ingredientes... Quizás en la biblioteca del precursor de toda aquella aventura pudiera encontrar algo de información.
Pierre asintió con un gesto a la insinuación de Renée y se dirigió hacia la puerta.
Con cautela y delicadeza, el muchacho palpó la puerta y las bisagras, pegó el oído a su superficie con el objetivo de escuchar que había más allá y finalmente, agarró el pomo para hacerse una idea de la resistencia general de la cerradura.
Para sorpresa de todos, el pomo giró sobre sí mismo casi sin esfuerzo. Pierre empujó la puerta con cierta desconfianza y, dejando ésta escapar un pequeño crujido, se abrió.
El grupo, sin decidirse aún a entrar, contuvo la respiración con los ojos fijos en aquella negra hendidura.
Turno: Inefable ^^
La curiosidad mató al gato. Ese era el dicho, pero si ese gato no hubiera saciado su curiosidad... Que habría pasado?
Renée no lo sabía, pero ciertamente ella era el gato y si no averiguaba que había detrás de esa puerta, no podría pensar en otra cosa.
Se levantó para colocarse al lado de Pierde y poner el oído para ver si captaba algún movimiento, mirando a los ojos del guardaespaldas. Luego miró a Johanna para ver si estaba conforme.
Si no escuchaba nada abriría la puerta del todo para dejar entrar la luz de la estancia donde estaban.
Mientras Pierre abría la puerta Johanna sacó su pequeño revólver y se cuso detrás de la pareja que ya estaba en el umbral del dormitorio contiguo
La mujer apenas podía contener su impaciencia y su curiosidad y sabiendo que allí no había nadie empujó un poco a Pierre y se metió entre ambos para acceder al dormitorio
-"¡Por el amor de dios,ya os he dicho que aquí no había nadie!"-buscó el interruptor con la mano,palpando por la pared hasta que dio con él y en cuanto hubo iluminación sus ojos recorrieron con curiosidad mal contenida toda la estancia