Partida Rol por web

José se quedó embobado un rato con la extraña bombilla. Es de un tipo que no había visto nunca antes. "¿Quién hará todas estas cosas? Pensó mientras observaba a su alrededor.

En ese momento reparo en el pobre Mateo, agazapado, escondido, asustado... "Mierda, no..." Con toda la tensión de la otra habitación apenas había hecho caso a su amigo y se sintió muy mal por ello. Se acercó despacito, casi avergonzado y se agachó junto al otro chico, poniendo el brazo por encima de los hombres.

- Ey, colega... todo va bien. Colega... tranquilo... - Dejó la plancha en el suelo y puso la mano libre frente a mateo. - Venga, chócala. Esto no es nada, es como aventurilla, ¿sí? - Intentaba expresar todo el valor y la energía que podía en esas palabras, ya que apenas se las creía él.

Ignoró las palabras de Rafaela, que ya lo estaban sacando de quicio "Así los asustará más... niña boba..."

Juguetea curiosamente con el saco de tela, hasta que lo abre, comenzando a sacar tornillos y piezas metalicas. Extrae lo que parece una mano metalica, zarandeandola por el aire.

-Mirad, que cosa ..es una mano de metal..y hay mas cosas.

Parece entretenida, hasta que extrae un tarro, el cual se queda mirandolo, cambiandole el rostro, y guardandolo rapidamente en el saco.

La mano de José invitando al choque de palmas, ese pequeño gesto entre niños para algún observador casual, se vuelve el elemento desencadenador que pone en movimiento los ejes de autocontrol en el asustado Mateo.
Existen personas así, almas bondadosas y amigables que con su sola presencia, cambian, alivian o ayudan a quienes les rodean.

Como José, el buen José.

Mateo levanta la cabeza y la mirada hacia su fiel amigo para luego centrar sus ojos en la palma abierta – franca -, que el otro niño le tiende en un gesto amigable.
Rápida la sonrisa acude al joven del asustado niño en respuesta a la afirmación cómplice “esto no es nada, es como una aventurilla”, que José ha enunciado con tanta confianza.

S..si José, dice Mateo con un susurro, para afirmar nuevamente y ya con fuerza mientras cierra sus delgados dedos sobre la mano de su amigo, ayudándose de la misma para pararse.
SI, y su voz es firme ahora, esto no es nada amigo.

Con una fugaz mirada a su alrededor se percata un poco mejor de aquello que lo rodea, de las posiciones de sus amigas y acercándose un poco a José, le dice casi en un susurro.
Cúbreme un poco amigo, intentare cambiarme el pantalón, y acto seguido comienza a rebuscar entre las ropas que ya ha visto.

Quizás, con suerte unos pantalones secos le den más valor aun.

Pues en cajas abiertas, en los rincones hay muchos pantalones, cortos, y largos,  feos y extraños, escoges con el que te sientas mejor. Mateo toma alguno bajo la ayuda de su amigo.

José ayudó a su amigo a encontrar unos pantalones secos. Lo acompañó a una esquina para ponerse delante y que nadie lo viera mientras se cambiaba. "Así al menos no olerá a pis..." Pensó José, que puso una cara tierna por la amistad con Mateo. "Pobre... lo debe estar pasando fatal.."

José era un chico valiente y lo sabía, tanto como sabía lo asustadizo que era el otro chico, por eso le gustaba estar cerca y poder ayudarlo.

Mirando de reojo para que las chicas no espiaran mientras se cambiaba Mateo vio el súbito cambio en la cara de Noelia y algo en su instinto le alarmó.

- No... Noe... ¿Qué pasa? ¿Qué era eso?

Como si de un resorte se tratase, Rafaela levantó uno de sus bra_itos y evitó una exclamación.

Un alquimista, estamos en el refugio de un malvado alquimista! Mientras ella aun residía en sus castillos montados en el aire, se encaminó dando una pequeña carrerilla a donde estaban el final de las vías del tren, para poder mirar que había debajo o que es lo que había a continuación, pero con cierto cuidado.

Huele a algo..pero no se si es de aquí o es en otro lado...olisqueó cual perro el orificio por donde supuestamente seguía el vagón; y entonces se dio cuenta de que no escuchaban ni una rata...de que no estaba tan sucio como las salas anteriores. Estamos en su lugar de trabajo...es cuestión de que regrese...musitó mas para ella que para los demás,aunque ellos también pudieron escucharlo.

Tenemos que vencerlo e irnos, tiene que haber una salida por algún lado...tiene que haberla...y ellos nos pueden ayudar. Las marionetas pueden, ya que si hacen algo bueno, como ayudarnos, podrán ser libres...

Al_ó la vista mirando a todos los muñecos.

Por favor, ayudadnos, os haremos libres, podréis salir de aquí, por fa...suplicó la niña, que sabía que era un alquimista por los cuentos que había escuchado.

Todos ven que Rafaela entra por un momento por el pasadizo que cruza debajo las escaleras siguiendo el riel.

A tres pasos  de la habitación te encuentras con esto

No parece que se mueva. De él desprende el olor.

Al poco de entrar la chica retrocedió de culo dándole un golpe al vagón, con los ojos abiertos como platos, señalando una y otra ve_ la entrada de las vías, como quien ha visto a un fantasma.

A....e....a....... musita mirandoos a cada uno, con intención de hablar, pero sin terminar de poder. Aquello había sido bastante perturbador...entonces...¿ahora que?

Mateo se cambio lo más rápido que pudo, mientras oteaba sobre el hombro o los lados de José – quien le cubría -, si las chicas pispiaban.
Aun así no dejo de sorprenderle la pregunta que el niño le hiciese a Noelia, ¿Qué había visto su amigo en la dulce Noelia que él no?.
Mientras esto sucedía, la intrépida Rafaela se interno en la oscuridad bajo la chimenea mas su exploración fue breve, y al volver su aspecto era preocupante.
Balbuceaba – la niña -, presa de nerviosismo (o miedo), por lo que fuera que hubiese presenciado del otro lado de las vías del tren.
Mateo, poseedor de una renovada valentía, palmeo a José en el hombro e indicándole a este con un ligero movimiento de su cabeza hacia el lugar por el cual había ido la niña, y moviéndose con mucha, mucha, mucha cautela, comenzó a acercarse al lugar mientras intentaba ver que había al otro lado.

Viendo que Noelia no le contestaba, José mismo se acercó al saco para ver qué había sacado la niña. La echó un poco hacia un lado y lo cogió para mirar lo que había, pero justo en ese momento Mateo le palmeó la espalda y le señaló hacía el agujero del que salía Rafaela reculando. "¿Que habrá podido asustar tanto a Rafaela? ¿Alguna araña?"

El chico vio cómo su amigo se acercaba al lugar y sonrió por la valentía que estaba demostrando en ese momento. Avanzó un par de pasos para ponerse a su altura y juntos se asomaron con cautela en el extraño pasadizo de debajo de la escalera.

La reacción de Rafaela trae la atención de los demás, como cuando algo corta el ambiente, y centra la atención en la expresión de la niña que señala  el cuarto que se esconde debajo de las escaleras.

Cuando todos acuden a ver, es evidente porque la niña tartamudeaba.

Un anciano esta sentado inmovil  frente a un títere en costrucción, la postura y el olor, así como su falta de colores confirma  en  sus inocentes ojos que está muerto.

Al rededor hay unos ventanales que  conectan con otra habitación. Hay  muchos repuestos a la mano, y ciertamente, pareciera que este era el taller del títeritero que estaba muerto sobre la mesa, tal vez trabajando en otra obra.

¿pero quién era ese hombre?, por lógica, ustedes concluyen que si este es un taller de marionetas, él debía ser quien las construía. ¿el alquimista que nombro Rafaela?

Las manos del títere, mecanicas y flexibles, eran identicas aquella que suelta encontró Noelia en un carrito.

¿pero tendrá algo más?

No esperaba esto.
Mateo – y su renovada valentía -, observan el nuevo espacio con los ojos grandes como platos soperos.
La nueva habitación se abre a sus maravillados – y no poco horrorizados – ojos en un abanico de nuevas sorpresas.
Un sinfín de preguntas se agolpan en el ya sobre exigido cerebro del niño.
¿Qué tan grande es este lugar?
¿Dónde han sido llevados?
¿Qué ha pasado con la pequeña hermana de José?
¿Quién es ese hombre?
Y más, mas y mas preguntas, todas esperando una respuesta inmediata que el niño no puede dar.
Nada parece moverse en el nuevo cuarto, el anciano – quizás muerto hace mucho tiempo -, y su marioneta a medio completar se encuentran estáticos como esas hermosas estatuas que su madre gusta de ver en las plazas y museos.
Mateo toma aire, - y coraje -, y se adentra en el lugar, con mucho cuidado y tratando de ser lo más silencioso posible.
No hay payasos a la vista y eso es bueno, piensa el niño mientras camina en puntillas de pie.
Olfateando con su pequeña nariz de ratón Mateo intenta percibir – mediante el olor ambiente -, lo mucho o poco que hace de la muerte de aquel hombre.
No sería nada bueno, que este fingiendo y verse atrapado en aquel lugar con ese siniestro personaje.

Mientras caminas, notas que hay un armario grande, pero esta cerrado con llave. No notas por el momento nada más, aunque tratas de ser sigiloso, pareces enredarte mientras caminas, y hacer más ruido del necesario.

"¡E..Está mu..muerto!" El corazón de José empezó a latir con fuerza, los ojos abiertos y la boca enmudecida. A su mente acudió como una centella la imagen de un cuerpo muerto, asesinado, en su jardín. A su lado había un monstruo.

La respiración del niño se hizo más rápida y profunda, así que evitando mirar al anciano fue caminando lentamente y agarrándose el pecho hacia las ventanas, para ver que había más allá. Quería salir si o si.

había dejado el saco en las manos de José, mas interesada en la salida de rafaela por el riel, y viendo como volvía.Su rostro permanecia puesto en el la congoja de Rafaela, cuando volvío, penetrando tras el resto por el riel.

Al penetrar y ponerse de pie, se quedo patidifusa al ver al anciano y el muñeco a su lado.Observando como las piezas que estaban en el interior del saco parecian parte del muñeco.

-¿Seran las piezas que le faltan?

Pensando porque estaban en otro sitio si eran las del muñeco.Mientras avanza con mucho cuidado y miedo hacia la mesa.

-Perdone señor..¿me oye?

Por un segundo estuvo a punto de gritarles que no entrasen, pero la visión y el olor del hombre muerto habían hecho que sus pies y su boca no reaccionasen a tiempo. Ya solo quedaba ir con ellos…las muñecas no les habían respondido y ella solo empe_aba a sentirse cada ve_ pero por todo lo que estaba pasando allí…

Se arrastró por el hueco detrás de los niños, en completo silencio, pues no quería despertar a los muertos, en este caso, al muerto.

Yo…yo…a..musitó sin saber decir, aunque cuando vio que la niña se acercaba al hombre y le hablaba el cora_on se le quedó encogido. No debían hablarle a los muertos! Puede que tuviese un fantasma! Rodeó la niña la mesa donde el hombre había muerto, esperando poder ver algo mas que…algo mas, le bastaba con una mísera pista, solo una pista. La niña tan nerviosa como estaba, sin darse cuenta tiró una de las cajas de madera que habían (al final de la imagen) montando tal barullo que se tuvo que escuchar por todas las habitaciones colindantes.

....... Ni tiempo había tenido de evitar que esta cayese al suelo; con el rostro pálido, y una gota de sudor bajándole por la mejilla, se os quedó mirando, como pidiendoos disculpas.

Mateo se movía con la intención de ser silencioso como un ninja, pero la realidad es que su “sigilo” funcionaba igual al de un elefante con patines en una habitación llena de botellas vacías.
Nefasto.

A sus espaldas sus amigos se movían con mayor suerte hasta el momento y el sentirse acompañado envalentonaba al chico a seguir su marcha.
Hacia el muñeco estático que estaba frente al titiritero muerto.

Ya llegaba al sitio y todo seguía medianamente igual cuando un terrible estruendo se escucho a la derecha y hacia atrás del niño.
MADRE DE TODO LO SANTO!!!!! Exclamo con pavor mientras una descarga eléctrica le recorría la espalda dejándolo recto como una tabla de madera, al tiempo que pivotaba sobre si mismo hacia el origen del ruido.
Tras él, estaba Rafaela con “cara de yo no fui”, al lado de una caja que había tirado en su andar.
Mateo se llevo rápidamente el dedo índice a los labios mientras fruncía el entrecejo con enojo hacia su amiga –SILENCIO -, le decía a la niña con los ojos.

Aprovecho entonces para mirar alrededor allá estaba José visiblemente asustado yendo hacia la ventana, y más atrás Noelia..
¿Qué hacia Noelia? Le pregunto su vocecilla interna a Mateo.

¡ESTA HABLANDO CON EL MUERTO!!!!!!.............