Partida Rol por web

Sin saber como, Diana descubre que su mano derecha está encañonando al repugnante monstruo con la pistola del guardia civil. Con sumo cuidado, muy lentamente se va colocando hasta quedar a un lado y acerca la punta de la pistola a la cabeza del ser. Entonces dispara y dispara mientras grita.
¡¡¡...MUEREEEE HIJO DE PUTAAAAAA...!!!

Daniel y lo que queda de Galael son proyectados por el primero hacia atrás, acabando contra la pared. A pesar de su estado, Daniel es sorprendido por la fuerza del cuerpo quemado, quien le aparta a un lado de un golpe e intenta levantarse. Parece que quisiera decir algo, pero su lengua está quemada.

Este lapso es todo lo que Diana necesitaba. Se acerca a él y empieza a disparar a bocajarro, Las balas destrozan la mandíbula, agujeréan la sien y atraviesan el cuello. Al terminar los relámpagos de los fogonazos, Galael está en el suelo, inerte.

De repente, un gato sale de las sombras. No os habíais fijado bien en su presencia, quizá habíais visto algo moverse por el rabillo del ojo, pero no le prestásteis atención. Ahora el animal se acerca al hombre quemado y lo huele. Gira su cabeza hasta enfrentar vuestros ojos y entonces escucháis una voz. No la escucháis de verdad, en vuestros oídos, sino en vuestra cabeza.

-Se ha ido.- dice la reconocible voz de Blanca.

Daniel mira sorprendido a Diana.
- Bi... bien hecho.
Se levanta del suelo y se dirige hacia Caty, agarrándola suavemente de los hombros y mirando por si tuviera algún tipo de herida.
- ¿Estas bien, cariño?

Llevada aún por el éxtasis anterior, Cati logra responder a su padre.

- Sí, papá. Gracias... -se mira las manos y un quejido sale de su garganta al intentar moverlas, mientras hace un esfuerzo por recordar cómo han llegado hasta ese punto-.

ahora su mirada se posa en Galael, y después con un gesto de aprobación y asentimiento, tmbién mira al gato.

- Gracias, Blanca. Sin ti no habría podido hacerlo...

Miro a Cati y a su orgulloso padre, y sonrrío. Ha terminado.. y aunque no se sabe si es una pregunta o una afirmación, mi voz suena relajada al fin. El olor a pólvora alcanza mi nariz de golpe, girandome instintivamente hacia Diana. Camino hasta su posición y llevo mi mano hasta su hombro. ¿Estás bien? Has hecho lo correcto..

Luego miro al gato. Lo miro y no digo nada. ¿Un gato?

El gato se limita a mirar a Cati y luego a un punto vacío de la habitación. Tiene los ojos fijos en... ¿la pared? Debe haber visto algún insecto.

Miráis el reloj. Las diez de la noche. Tanta emoción os ha hecho perder por completo la sensación de tiempo y espacio.

Tú puedes ver algo más. En concreto, que el gato no mira la pared, sino a la sombra traslúcida que tanto se parece a José.

Diana se vuelve hacia Miguel e intenta dibujar algo parecido a una sonrisa en su crispado rostro. De pronto, se tambalea y tiene que hacer un enorme esfuerzo para no caer. Siente un enorme cansancio y sus brazos y piernas parecen de gelatina. Se sienta en el suelo, tira la pistola a un lado y se encoge, abrazando las piernas con los brazos, con la mirada clavada en el cadáver quemado.
Un tenue gemido escapa de su garganta.
Se siente exhausta y vacía.

El gato cambia la dirección de su mirada,. La va volviendo lentamente hacia... hacia el cuerpo muerto de José. Observáis con tristeza aquel guiñapo con el que habéis compartido algunas horas emocionantes... espera. ¿SE MUEVE?
No, no puede ser. Es su mochila la que se mueve, como si tuviera algo dentro. ¿Ratas? El caso es que la tapa de la mochila se abre. ¡El cuaderno de José! Miráis con ojos alucinados cómo el cuaderno abandona sólo la mochila y queda suspendido en el aire. Un lápiz también sale flotando y empieza a escribir en la libreta. Incluso desde aquí, con la sola luz de las linternas, podéis ver lo que dice:

Soy José. Traed a Neves a medianoche.

El gato os mira, interrogante.

Gracias por ayudarme, José. digo mirando a la figura. Me agacho y recojo la pistola que Diana ha dejado en el suelo. ¿Cati, para qué necesita a Neves?

La gata se acerca al cuerpo de José, con un paso sereno, como si siguiera los pasos de una marcha fúnebre. MIentras lo hace, asistís a un nuevo prodigio. La gata al principio empieza a aumentar de tamaño, convirtiéndose en un animal del tamaño de un perro mediano. Pero luego el torso crece, el pelo se retira, excepto en la cabeza, donde crece. El rostro adopta un tono más claro y humano.

Para cuando el animal llega junto al cuerpo, ya no es tal, sino Blanca. Para vuestro alivio, su ropa ha reaparecido por arte de magia y ahí la tenéis, de rodillas, cogiendo la mano del cadáver.

-Porque harán falta cinco personas con el Don para poder reunir la energía suficiente para destruir al hijo de Akium. La medianoche dará energía extra por si es necesaria.-

¿Y quienes tienen el Don? digo sin moverme de mi posición.

-Neves, Alba, Cati y yo. Faltaría una quinta persona. Neves cree que es uno de vosotros. Yo creo que eres tú, Miguel. El don se manifiesta de formas muy distintas. Puede que te sientas espacialmente en sintonía con la naturaleza. Quizá puedas ver a los muertos. Quizá pasan cosas extrañas a tu alrededor, justo cuando las deseas. Quizá te hayas visto haciendo proezas físicas que creías imposibles. Quizá hayas visto cosas en tus sueños que luego se hayan cumplido. ¿Qué me dices, Miguel? Acabas de agradecerle a José su ayuda. Y aunque no puedo verle, sé que José está aquí con nosotros.-.

Pero eso.. digo mientras contraigo el rostro por el miedo que me acomete al sincerarme de esta forma. sólo me ha ocurrido hoy. Me giro y observo largamente a Diana, a Daniel y a la joven Cati. No soy especial. me vuelvo hacia Blanca. Y no lo digo por un bajón de autoestima, ni por que me sienta superado por lo que ha ocurrido aquí. No. Lo digo porque sé que lo que haya podido sentir se ha debido a ti, o a Cati, o a este maldito lugar. Pero nada de lo que he hecho esta noche lo había hecho antes. Mi mirada se clava en los ojos de Blanca, temiendo ver en ellos la desilusión. No quería admitir que quisiese tener realmente un don, era más fácil desechar semejante posibilidad.

-Es posible que esta noche sea lo que te haya despertado. Yo no tengo el poder de hacerte ver a José ni lo tiene Cati. Los poderes de un Dotado pueden hacer su aparición en cualquier momento y en cualquier lugar, sobre todo si son necesarios. Y San Andrés es un gran nudo de poder telúrico que podría, digamos, haberte cargado la batería.- Blanca mira a su alrededor -Quizá deberíamos marcharnos. No puedo garantizar que el hijo de Akium no vaya a volver antes de los previsto.-

¿Vive, todavía? mi mirada cae al suelo y permanece en esa posición durante un rato. Pero si teneis poderes vacilo un momento ..tenemos.. alzo la mirada y miro a Blanca ¿Por qué no podemos hacerle frente y derrotarlo?

Diana escucha el dialogo entre sus compañeros; aunque el sonido le parece muy lejano, como si estuviesen hablando al otro extremo de un largo túnel...un túnel hecho de miedo, cansancio y...cosas en las que prefiere no fijarse...
Se queda allí, como una autómata que espera la próxima orden; con la mirada vacía. Se niega a pensar. Tiene mucho miedo a pensar, porque sabe que detrás de sus pensamientos se esconde algo...

-José....- Blanca se muerde el labio, intentando dominarse -José ha muerto. Pero la muerte no es el final de todo. Sigue aquí, en espíritu. Nos ve y nos oye, si ha conseguido acostumbrarse a su nuevo entorno. No me extrañaría que hubiese recibido ayuda, espero que bienintencionada.-

La chica se quita su propia cazadora, a pesar del frío de la noche y la coloca sobre la cabeza y el torso de Jose. -No digo que no tengamos poder. Ahora somos tres. Eso es mejor que dos y mejor que cuatro. Pero cinco, cinco es mucho, mucho mejor. Tendremos más poder disponible. Incluso vuestros compañeros podrían unírsenos en el ritual o vigilar para que no seamos interrumpidos. Podemos intentarlo ahora nosotros. Pero si fallamos, puede no quedar tiempo para otra oportunidad... o podríamos morir en el intento. Consideremos que sólo vamos a tener una oportunidad. Creo que lo mejor es usar nuestro cartucho más potente.-