Partida Rol por web

-Con las runas, ocho dólares -respondió el hippie que atendía el puesto.

Donny acababa de descubrir que cruzar la calle podía ser complicado si no eres lo bastante alto para que los coches te vean. Pero ya estaba cerca de los puestos, a tiempo para ver a Ashley con algo en la mano. Viviane lo cogió, y entonces pudo ver qué era lo que la Ragabash agitaba. Una bolsa. Supuso que ésa era su señal.

Salió corriendo, aunque no había mucha distancia que cubrir. Tomó impulso con las patas traseras y saltó sobre el puesto, pisando collares y derribando brazaletes y bolas de cristal. Le arrebató la bolsa a Viviane de la mano (por el extremo opuesto al que ésta la tenía agarrada) gruñendo amenazadoramente sólo para dar efecto y se dispuso a salir pitando.

Cuando las fauces de Donny se cerraron sobre la bolsa, el hippie dio un respingo y un grito.

-¡Ah! ¡Maldito perro! -En su boca sonaba más como una exclamación de sorpresa que de verdadero odio hacia los animales-. Es... es... ¡Se ha llevado mi bolsa!

El perro-lobo que era Donny parecía demasiado grande como para enfrentarse a él. El chico no hizo ademán de perseguirlo, como si intuyera que lo mismo que había mordido la bolsa, podría morder su brazo.

Se giró hacia las chicas y levantó las manos.

-Yo... Joder, no sé. Si queréis tengo otras, en la caja...

Viviane retrocedió cuando Donny saltó sobre el puesto lanzando un grito de sorpresa. No hico nada por retener la bolsa consigo, y no creía que el tendero fuese a culparla por ello.

-¡Joder! ¿De dónde coño a salido...?

Lo cierto es que no lo recordaba tan grande, pero en el momento tampoco se paró a pensarlo mucho. Miró al hombre y después a Ashley frunciendo el ceño y con cara de compromiso.

-Em... Creo que no, da igual. -Se agachó y recogió un par de pulseras-. Ya volveremos en otro momento.

Corrió hasta que pudo doblar una esquina y entonces se detuvo un instante para agarrar con más cuidado la bolsa. Se volvió a poner en marcha, trotando en busca de un sitio donde recuperar su forma. La acera no era un buen sitio para un negro a cuatro patas. No volvió al portal donde había cambiado a lupus porque quedaba en la dirección opuesta, pero se buscó un sitio tranquilo en algún callejón, y procuró asegurarse de que nadie rondara por allí. Los sentidos de lobo eran cojonudos para esas cosas.

El plan era frotarse la bolsa contra la manga para limpiarla de saliva y volver a la zona de puestos con ella en el bolsillo. Siempre había creído que los delincuentes que volvían al lugar del crimen eran idiotas, y allí estaba.

Edgar sacudió la cabeza. Kate tenía mucha razón en que, si regresaban al clan, se acabó la excursión. Y para él, sería aún peor, pues se había saltado una prohibición directa de sus mayores. De acuerdo, Dom había dicho que respondía por ellos, pero sólo si le entregaban el fetiche. Si volvían con las manos vacías, es posible que el viejo Ragabash se escaquease y no dijese ni una palabra a su favor. Si había intentado usarlos para que le robasen un fetiche a otro graou, ya se esperaba cualquier cosa de ese viejo timador.

- No podemos volver al clan sin el fetiche. Y no sirve de nada buscar al espíritu sin la bolsa. Salgamos tras los demás y hagamos esto juntos, no sirve de nada dividirnos el trabajo en este caso. Yo los rastreo. Cuando tengamos la bolsa, buscaremos el espíritu.

Con sus sentidos de lobo y si se daban prisa, Edgar estaba seguro de poder encontrar a Donny y Viviane pronto. Luego necesitaban la bolsita, y arena... podían buscar esto último en una tienda de jardinería. Con sus dones, seguro que podían convencer a un empleado para que les diese un puñado de arena fina para llenar el saquito. Luego ya se preocuparían de ir a los puestos de lotería, o al casino de Aurora.

 Hécate asintió ante las palabras de Edgar.

- Vamos allá..- dijo en voz alta. Sólo espero que Ashley no nos desafie a un duelo por hacer lo coherente.

Kate volvió a sonreír, de aquel modo tímido pero entusiasta típico de ella.

- Apoyo la moción. ¿Porqué diablos se empeñan en hacer de algo tan simple algo tan complejo? - Se levantó nuevamente del suelo, y buscó con la mirada al Tony, que hasta hacía un minuto, al menos, estaba allí. Al contrario que los que ya se habían ido, ella tenía la firme intención de despedirse antes de salir corriendo... si es que en aquel rato el garou no se había esfumado ya, claro está.

Donny en forma humana se cruzó con Viviane y con Ashley, que venían en su dirección desde el puesto de curiosidades. La Philodox sonrió con bastante sinceridad y estiró los brazos por encima de su cabeza.

-Perfecto entonces. Ahora hay que buscar al resto. He quedado con ellos dentro de un rato en el Clan, pero apuesto a que no movido un dedo todavía.

-Tenéis un maldito problema de liderazgo, cachorros -rezongó el Roehuesos-. Si fuese yo, le habría dicho cuatro palabritas a esa rubia tan mona.

Se rascó la barba de varios días con un dedo sucio y miró al frente.

-Ahora me voy. No me sigáis si no es para darme dinero.

Y obedeciendo a sus propias palabras, echó a andar calle abajo. El trío, sin nada mejor que hacer, salió en dirección a donde se habían marchado los otros Garou. El fino olfato de Edgar le permitió dar con la pista de la animadora sin problemas, y en cuestión de minutos, tras pasar por un puesto de hippies que los miró con preocupación, dieron con los otros.

Ashley, Donny y Viviane, con la bolsa en su poder, no tardaron en ser alcanzados por el resto del grupo, que ya se había despedido de Tony (si es que despedirse era la palabra).

Levantó la mano que tenía metida en el bolsillo para indicar que llevaba la bolsa dentro. No parecía tan convencido como Ashley, y estaba a punto de expresar algunas dudas sobre la capacidad de bolsa que habían conseguido para engañar a Dom cuando la animadora anunció que debían reunirse con el resto del grupo. Y como una pesadilla de la que nunca despertaba, ahí llegaban.

Al verlos se volvió un instante de espaldas al resto de la manada lo más casualmente que pudo con el fin de ocultar una mueca de exasperación. Se había librado de ellos un rato, ¡lo había hecho! Vivianne y él tenían su parte, y durante dos minutos había sido como unas vacaciones. Ya había transigido bastante no transformándose en Crinos cuando Ashley se les unió. Que apareciera el resto de la manada era como enterarse de que Papá Noel no existe. O peor.

No les odiaba ni nada. Estaban bastante bien. A Hécate había llegado a cogerle cierto cariño los primeros días, la consideraba una camarada, y si algún día necesitase ayuda para atracar una licorería Vivianne sería su primera opción. Pero tenerlos alrededor todo el rato era muy pesado para Donny, acostumbrado a... no tener gente alrededor. Y estaban todo el rato hablando y discutiendo y debatiendo, y lo hacían sin parar hasta que Donny echaba de menos su Primer Cambio.

Así que cuando llegaron a su altura les enseñó la bolsa y dijo lo más firme que pudo:

-Ya tenemos una bolsa. Nos falta la arena. Ideas.

Nada más llegar junto al resto de la manada, Donny les enseñó la bolsa y pidió ideas para la arena, en su actitud habitual de hablar lo justo e imprescindible. Edgar lo miró con seriedad, aunque era difícil distinguir eso en su cara lobuna. Hoy no estaba precisamente de buenas con el Ahroun. Desde que habían llegado a Naperville, no había hecho otra cosa que llevar la contraria, escaquearse, engañarles y retrasar el progreso de la manada. Le daba igual que Tony y él se conociesen. De hecho, si Donny le contase que Tony había viajado desde el futuro para salvarle de un terminator antes de que naciese, le daría igual. Tony no era parte de su manada, y ellos sí lo eran. Donald necesitaba aclarar sus lealtades, y hasta entonces no iba a ser más que un estorbo. Pero no quiso caer en su juego, así que se concentró en lo que tenían que hacer.

- Tiendas de jardinería. Una grande, a ser posible. Allí hay tierra y arena de muchos tipos.

Hizo memoria, pero no le vino a la cabeza ninguna tienda en especial. Edgar nunca había sido dado a la jardinería ni había tenido ningún interés por el tema en su vida antes del Cambio.

 Hécate arrugó la nariz como si estuviese en su forma de raza.

- Eso luego apesta a plástico... ¿no hay un parque más cercano? Además, si tenemos cuidado, no llamaremos la atención ni necesitaremos dinero para conseguirlo.

Kate asintió a las palabras de Hécate.

- Haberlo, lo hay. Lo que no se es si encontraremos una arena adecuada en él, pero podemos intentarlo. Entre todos la encontraremos antes. - Añadió, finalmente, mirando al resto de sus compañeros. Era espeluznante la diferencia de trato que tenía con Hécate y con Edgar y con el resto, y de algún modo eso la preocupaba.

-Está en el que vive la manada urbana, pero no sé si el resto de la manada de Tony sabe que rondamos por aquí. Igual nos los encontramos si están en casa. Si no queréis, es más seguro ir a otro parque. Si a vosotros os da igual, a mí me da igual.

Que él supiera, la mayoría conocían Naperville lo bastante para tener al menos una vaga idea de cómo llegar a algún otro parque a pie.

-No sé vosotros, pero yo ya he tenido suficientes Roehuesos por hoy. Voto por ir a otro sitio. Seguro que encontramos arena limpita -terció Ashley, más amable de lo que acostumbraba. Al menos no había impuesto su opinión.

Kate se cruzó de brazos, pensando.

- Creo que tenemos dónde escoger. Si no recuerdo mal las últimas clases de ciencias que dimos en el instituto, en la ciudad hay como media docena de reservas forestales, un par o tres de clubs de golf, el country club y el Morton Arboretum... así que sitios "naturales" donde buscar arena fina no nos faltan sin tener que dónde los roehuesos si no queréis...

El comportamiento sereno de Ashley acababa de desconcertarla. ¿Quién era ella y dónde estaba la marimandona que los había dejado tirados apenas unos minutos antes? Pese a todo se abstuvo de comentarlo. Empezaba a estar cansada de tener que enfrentar a la animadora cada vez que se le cruzaban los cables... y eso que todavía no hacía ni 24 horas que había vuelto. 

Ante el último comentario de Kate mentando lo que había aprendido en clase sobre su pueblo, Edgar recordó que la chica no era de Naperville, y que había pasado ahí poco tiempo. Viviane tampoco hacía mucho tiempo que vivía allí, creía recordar. Él, en cambio, había vivido allí toda su vida. Y aun así, no sabía donde estaban todas las zonas verdes que la Theurge acababa de mencionar. Pero sí que sabía donde estaban algunos de esos sitios.

- Sí, hay un club de golf no muy lejos. Y también un parque. ¿Con cuál os quedáis? Yo os llevo. Pero quizá en el parque nos harán menos preguntas, ¿no?

Movió la cola de un lado a otro, dando golpes a un ritmo irregular, que no era de alegría, sino de impaciencia. Después de hoy, de tener que hacer el perro, ser llevado con correa, pasarlo mal para hablar aunque fuese en lenguaje garou y tener que aguantar como los demás sí podían andar por la ciudad como personas, estaba seguro de que no volvería a adoptar la forma de lupus en un mes, si podía evitarlo.

-Estoy segura de que en el campo de golf nos van a echar -dijo Viviane-. Además, el otro parque nos quedará más cerca. Joder, no creo que sea tan complicado encontrar un poco de arena, ¿no?

Viviane estaba de mejor humor que antes, pero bastante irritada. Ya estaban juntos otra vez. Y adiós cine. Y adiós juerga por su cuenta. Y adiós visita a su casa...