Partida Rol por web

Quince hombres en el cofre del muerto.

2 de Marzo. Año 1622.

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07/09/2013, 03:18
Marcos de Tolosa

Marcos giró el rostro sorprendido ante la reflexión de Inés, pero reflexionando un instante descubrió que razón no le faltaba. Redios, que puñetera y extraña era la vida, que podías dar hasta el último suspiro del día a una persona de lo mucho que la amabas, que no para ello era necesario haber compartido con ella tus desventuras y azares. No obstante, aun innecesaria, no era una dádiva que costase regalar a quien en tanta estima se tenía.

- Nacido y criado en León, mi señora, donde aún no se dan los mejores pescados porque de la tierra no se pueden cultivar, pero de los demás, vinos, piezas de caza, legumbres y lo que dios guste… lo mejor.- Marcos en verdad estaba orgulloso de esas tierras y de la bondad de su gente, que a veces no era tal y en verdad en León había tanta gente mezquina como en cualquier otro lugar, pero contra el recuerdo de la infancia era difícil poner algún impedimento.

- Provengo de una familia muy religiosa, tal que no os digo más que es tradición que las mujeres de la misma ingresen a la iglesia en cuanto puedan. Pero siendo decir que tanta fe no cuajó en mi, para desdicha de mi madre y resignación de mi padre, que ante todo era un buen hombre con mucha paciencia. Y como termine en estos menesteres… ¿Vocación?

Y aquí, sin que el buen soldado pudiera evitarlo, se notó cierta incomodidad en su voz. 

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07/09/2013, 19:10
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Una mueca de añoranza e incertidumbre fue toda la respuesta que pudo dar, advirtiendo que la verdad navegaba en temas poco agradecidos para la memoria. Y es que había preguntas que ni con un pie ya puesto en el hoyo era uno capaz de contestar con certeza.
Dejó correr el agua del río.

-Lo admirable de nuestra existencia es que jamás sabremos a dónde nos llevará nuestro peregrinaje, y a veces hallamos gratas sorpresas en él-comentó con aire enigmático y una media sonrisa que revelaba más bajo el sentido inicial.

Con las mismas abandonó el acolchado asiento y se quedó a su vera, casi rozando la tela oscura de ambos trajes, sirviéndose dos dedos de aguardiente que se presentaban necesarios. Lo mismo podría haberle pedido que ejerciera de metre, sabiendo que cumpliría solícito del mismo modo en que ella le había aliviado la sed cuando guardaba cama por enfermedad de acero. Pero a Marcos, a diferencia de todos aquellos que no compartían su sangre o rango, lo sentía como igual y quedaba lejos de considerar aquel derecho de supremacía.

-Y no tenéis nada que alegar por vuestra tierra, que también es la mía, y aunque de eso hace mas de lo que desearía reconocer guardo amables recuerdos de esta. Serviros si gustáis -dijo, alzando el cristal aderezado hacia él antes de degustarlo-.  Lamentablemente cambié pronto nuestra dorada España por estas tierras verdes y esquivas. Hasta ahora no se me dio oportunidad de regreso -Hubo una pausa agria de las que incomodan, y rellenó el espacio con un generoso trago que le ardió en el gaznate-. Era muy niña cuando eso ocurrió, -prosiguió con apenas un susurro, perdiendo la mirada en el vacío-, y los deberes de mi progenitor tan inmensos como honorables. Son extraños los recuerdos que guardo de aquella época, lejanos e impropios, como si a otro perteneciesen, ¿sabéis? Había guerra, ejecuciones... En verdad resultaba un deber lejano que procuraban los oficiales omitirse en mi presencia. Sin embargo mi adorado hermano insistía en mentarlo con grandes expectativas y orgullo; de ahí tal rango y devoción por su patria. Madre en cambio, que en paz descanse, nos abandonó temprano legándonos a la menor de mi familia. Yo era la mayor. Lo soy -corrigió, que además ahora portaba la corona que la designaba como reina de aquel diminuto imperio. Tocó vaso sobre madera y se echó correctamente la mantilla de hilo negro sobre los hombros, que ya bastante flagrante resultaba de por sí la escena como para estirar de más la cuerda del decoro-. Del resto ya contareis con vuestras conjeturas. Y, aunque tengo la impresión de que suena harto quejumbroso, en verdad fue una vida excelente la que se me concedió. Pecaría de avaricia si osara quejarme.
 

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08/09/2013, 10:59
Marcos de Tolosa

Una mueca de disgusto apareció en la boca de Marcos, como si el hecho de que Inés expresara una opinión que a él no le resultara correcta fuese como mascar algo amargo.

- Me permitiréis la indiscreción, o eso espero, pero para un servidor no es poco obvio que quien más tiene más está llamado a sufrir, que los privilegios de los padres son las cargas de los hijos. – Su mano se cerró, recia y protectora, sobre los delicados dedos de Inés.- No creo que vuestra queja fuese un menester vacío.

El antes soldado miro un momento al vacío.

- Ni que España os deba algo más que el goce por vuestra ya ganada felicidad futura. 

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08/09/2013, 20:30
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Inés le dedicó una expresión Cortés dentro de los parámetros se su disconformidad. Guardó silencio por breve espacio antes de añadir, como si de pronto recordase.

-Disculpad las formas. No os he preguntado la razón de vuestra presencia. ¿Puedo hacer algo por vos?

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08/09/2013, 23:24
Marcos de Tolosa

No era fácil responder a las respuestas educadas y sutiles de quienes se han acostumbrado a herir más con la pluma que con la espada, que en verdad eran los que podían hacerte la auténtica puñeta, así que se podía excusar la cara de confusión que mantuvo a Carlos durante unos instantes.

Se rehízo firmemente, eso sí, y sacó una daga de madera finamente tallada. Que era, aunque barata y a su modo, extremadamente hermosa.

- Quería daros esto… un abre cartas; lo he ganado. Si gustáis es vuestro.

Se levantó, de pronto temeroso de que alguien les pillase de forma tan íntima, y le sonrió de nuevo.

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09/09/2013, 05:01
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Observó el objeto con gran curiosidad, y aunque su conocimiento sobre artesanía dictaba de ser elevado, supo apreciar el buen hacer del artesano que laboriosamente había logrado tallar tales lindezas en aquel pequeño artilugio, dándole un brillo y un alma propios. A su modo resultaba encantador, y el efecto se duplicaba al sumársele la buena intención de su galán y aquellos ojos altivos y firmes que tintineaban, expectantes. 

-Es bellísima -murmuró un tono más alto que sus pensamientos, sosteniendo el objeto entre sus delicadas manos. En verdad estaba encantada, sobrecogida en cierto modo por aquel detalle.

Afinó el oído un instante, que lo que surcaba por su mente rallaba el límite de lo aceptable. Buscó los ojos trigueños de Marcos dejando cuidadosamente posada su mano sobre el antebrazo del soldado con gran afecto. Una sonrisa singular despuntó en la comisura de sus labios.

-Con gran placer aceptaría un regalo de vos, amor.

Notas de juego

Quiero hacer tirada para escuchar, que si hay algo sospechoso no hago eso xD

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09/09/2013, 13:05
Marcos de Tolosa

Marcos había combatido en bastantes batallas, algunas por su Rey, otras por su propia mano, y otras por la perra suerte que te mete en bretes que no debería. Había dado las buenas noches a más de un bravo, frecuentado más de una taberna y terminado sin cuarto alguno en lugares indeseables donde la muerte esta mas cerca que el cura. Y aun así, y con todo, era de jurar que se había sonrojado ligeramente ante las bellas palabras de Inés.

- Gracias mi dama, vive dios que estoy contento con su reacción.

No se separó ni un ápice de ella, diríase que se acercó un tanto, a ver que pasaba. 

Notas de juego

Asumo que estás atenta por si es necesario hacer alguna tirada. 

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09/09/2013, 18:35
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Durante breves instantes quedó prendada, encontrando una seria tesitura en su camino a escasas pulgadas del rostro. Había momentos, según contaban los dados a las armas, que por el peso de estos mismos resultaban determinantes en lo que sería el resto de la vida dueño, que se decía bien pronto para lo que en realidad era. Un traspié, la dudosa sombra del mal augurio, la estocada desviada lo justo para no dar una despedida... Para bien o para mal, solían ser las vagas intuiciones lo que salvaban la vida, o no. Y en aquel instante Inés apostaba más por errores que aciertos, pero como tiende a ocurrir cuando se trata de temas tocantes al alma y al corazón, no tuvo demasiados reparos en desoír la punzante conciencia antes de alzarse sobre los zapatos, tan indecisa como tímida, buscando un gesto más íntimo.

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10/09/2013, 08:53
Marcos de Tolosa

Es más fácil entrar a matar a un toro que lanzarse a besar a la chica que amas, pero como soldado que era todavía tenía en el algo de arrestos, aunque todo sea dicho la empresa hubiera sido más fácil con un tinto en el cuerpo. Con todo, Marcos, preso de cierta congoja, atinó a inclinarse cortésmente sobre el rostro de Inés y posar un sereno beso en los labios, muy cerca de la comisura derecha, casi tocando más la mejilla que los labios en sí.

Jodanse los santos, señorito marcos, que has ido a besar a una Grande de España. Increíble.

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10/09/2013, 09:22
Director

Los pasos resonaron, de potente pisada en bota de cuero sobre la madera del barco, acercándose al camarote de Inés. Marcos fue lo suficientemente rápido para que la Grande de España tuviera una visión de él usando esos reflejos para tirar a matar, porque antes de que se escuchara el tercer golpe sobre la madera ya se había apoyado sobre la pared, con gesto indiferente y aire soldadesco. Sus ojos volvían a tener la profesionalidad insensible de quien se dedica a matar y a proteger su honra como único menester en la vida.

Vive dios que el soldadito era discreto.

Unos golpes educados, ligeramente rudos, se escucharon en la puerta. 

Notas de juego

No hago tirada porque los personajes están escuchando y los pasos no son nada discretos (si no hubiera tocado hacerla =P). Asume que tienes un minuto para rolear tu reacción sobre lo que ha hecho Marcos y que luego el al escuchar los pasos, un poco antes que tu, se pone en plan discreto (excepto si le está sangrando la cara porque has decidido acuchillarle xD). 

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10/09/2013, 19:20
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Hubo un instante de duda tras la contradictoria huida de Marcos, a la que sobrevino el sonido de botas como apropiada aclaración. Suspiró quedamente, viéndose repentinamente sola, pero encajó la interrupción con buena planta. Tardó poco en recomponerse y cambiar el abrecartas –que quedó a buen recaudo en un cajón- por un elegante abanico con el que airearse, tomando asiento donde antes sin demasiada prisa, arreglando el vuelo del vestido y dejando la copa a mano. Lo suyo, como bien es sabido, era lo de aparentar y sonreír, disfrazar lo que se esconde tras la máscara, que era bien temido por aquellos que no se enredaban en tales zarzas.

Evitó cruzarse con el soldado más allá de lo que abultaba su figura en el rabillo del ojo, y con voz clara y serena dio paso a quien lo solicitaba desde la comodidad de su butaca. Esperó unos debidos segundos después de sentir la puerta abrirse antes de mirar, agitando con gracia andaluza el abanico. Que no había nacido todavía magnate sobre la tierra que no se hiciera de rogar, y ella no iba a ser menos a pesar de las charlas que iban de boca en boca por el barco.

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11/09/2013, 22:29
Ernesto Elvira Santos

Ernesto entró con firmeza en la habitación, saludando con educado y rígido protocolo a Inés y dirigiendo una mirada fría a Marcos. No era un secreto que le disgustada la presencia del soldado en su barco, ya no solo porque portaba suficiente hierro como para competir con las acerías de Vizcaya, sino porque el bravo se obstinaba en dejar claro que las órdenes que el capitán tuviera a bien decir no eran cosa suya. En cualquier caso no parecía haber intuido nada de lo anterior.

- Tenga usted buenos días, vuesamerced Inés. Me gustaría hablar con vos.

Se diría directamente a la Grande de España, ignorando a su protector (lo que por otro lado no era nada extraño).

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11/09/2013, 23:02
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

-Los mismos para vos, capitán -respondió cortés, extendiendo la mano hacia un asiento cercano por si gustaba de ocuparlo. Después se volvió hacia su escolta-. Dejadnos en privado.

No añadió más, esperando a que Marcos cumpliera la orden para dirigirse a su invitado.

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12/09/2013, 00:59
Ernesto Elvira Santos

El capitán observó como Marcos, que arrestos de actorzuelo tenía, abandonaba la sala con un asentimiento hacia Inés. Reprimió las ganas de escupir que tenía, mal gesto que surgía siempre que estaba incomodo por algo, y se encaró hacia ella.

- Si su merced me lo permite me abstendré de formalismos, patrañas y demás pérdidas de tiempo, que espero que entienda que es escaso en la empresa que tenemos de llegar pronto a Castilla.- Ernesto mascullo, como mascando algo amargo.- Vuestros caballos molestan, no se lo diría si no fuera cierto.

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12/09/2013, 01:15
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Inés abrió la boca y la cerró de nuevo, sopesando las palabras que debía escoger. Estaba hecha a calibrar hombres de un vistazo, por lo que pronto determinó que ante la tozudez aragonesa poco había que alegar, y que las disciplinas aprendidas en la corte de nada valían en aquella chalupa atestada de piojos, malos olores y peores humores aún. Los primeros, los de aquel capitán. Que ni ella le soportaba a él ni viceversa, aunque el risueño destino había tenido a buenas colocarles bajo el mismo techo en situación bien precaria.

La dama cerró el abanico y le apuntó como nunca se debería señalar a un hombre de armas. Y no le importó ni tituveó al hablar.

-Pienso hacer recepción en Madrid a lomos de mi alazán, señor capitán. Espero que con la mitad de animales reduzca usted los inconvenientes. De lo contrario, le sugiero que revise sus legajos. No sería de muy buen gusto adivinar que los temibles navegantes que tajan tan lindamente a los herejes que asolan nuestras Españas apenas son capaces de tratar un par de jamelgos. ¿Le ajusta, o no?

Sin preámbulos ni cortesías. Con los naipes descubiertos sobre el tapete.

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12/09/2013, 13:16
Ernesto Elvira Santos

Nos había jodido, a la mierda las lindezas. Ernesto se quedó unos segundos, demasiados, sin saber que decir, que no se esperaba respuesta tan directa de la Grande de España. No obstante conforme la bilis de furia le iba ascendiendo por el cuello se fue recomponiendo. Carraspeo con fuerza.

- Mire vuesa excelencia, que aquí se trata con holandés, inglés hereje, moro o con cualquier hideputa que esté dispuesto a amargarnos el día, muy bien y con oficio. Pero una fragata no es una galera mercante ni un barquichuelo de paseo y por ello me veo obligado a advertirlos que en caso de combate por la santa maría que un servidor no va a saber que hacer con tanto jaco suelto. 

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12/09/2013, 14:27
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Ni corta ni perezosa, prosiguió la grande con su discurso para poner punto en boca.

-En tal caso, mi buen señor, dispondrá de total libertad para ejecutar cuantas bestias quiera si así se procura mi bienestar y el del los aquí a bordo. Usted es el capitán y en vos recae mi total confianza respecto a tales menesteres, de los que yo no entiendo. Pero como no se ha dado el caso, y rezo por que no sea, mi caballo se viene ha Madrid -sentenció, muy seria y tiesa en el asiento-. ¿Se le ofrece algo más?

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14/09/2013, 09:45
Ernesto Elvira Santos

Una vez había tenido el gusto de conocer a una mujer francesa de ascendencia noble, delicada, suave y tonta como ella sola. Debía ser tarea sencilla trabajar para ella y hacerle aceptar las más elementales normas de lógica en oficios que no tenía por qué comprender. Pero Ernesto pensó, con un incipiente dolor de cabeza, que Dios había puesto para bien una voluntad de hierro en las mujeres castellanas que hacía bien muchas meces, pero como daba la puñeta otras.

¿Cómo no iba a lidiar España a base de filos y palabras, persuadiendo al resto de las naciones de su grandeza, ya triste y cansada pero aun perenne, si ya había afrontado la dura tarea de convencer a las mujeres de su tierra a hacer tareas que las mismas no querían? Capitán pirata desde hace tres años y le era más fácil condenar a doce hombres a la muerte en una acción suicida que convencer a una noble de que se deshiciera de sus jamelgos. Jodanse los santos.

Y con todo no atinó a continuar la discusión ante la firmeza de la voluntad de Inés. 

Notas de juego

Me queda otro post. 

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16/09/2013, 10:43
Director

Unos pasos resonaron por el pasillo, prácticamente seguidos del retumbar de unos golpes en la puerta y la entrada de un joven marinero de cara cogestionada.

- Capitán, se acerca un navío por nuestra popa. No tiene bandera y viene de muy mala manera, no sabemos que pensar.

La noticia golpeo al capitán como un disparo en el pecho, que parecía que le doliese y todo. La disputa con Inés había transcurrido en el territorio de la retórica, sin pensar realmente que los animales molestasen en algún lugar más allá de su orgullo, reacio a tolerar caprichos de mozas por muy nobles que fueran. Pero un barco acercándose era mal asunto, más navegando a todo trapo y lejos de las rutas comerciales. Ernesto no dirigió otra palabra a la noble, girándose de lleno.

- No jodamos tan de mañana, por dios, que no tengo el día para rezar santos. Ostia y copón, ¿qué mierdas hacen aquí?

Avanzó saliendo de la sala. 

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16/09/2013, 11:11
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Vive Dios que los desafueros siempre venían cuando uno iba a abrir la boca; ni que lo hubiera invocado. Que no se podía haber estado callada dejando de mentar a herejes, piratas y de más chusma con tal de ahuyentar la mala suerte. Pues no, tenía que acercarse un puñetero navío a darles los buenos días, como poco. Empezaban pronto con lacerías. 

Y no queriendo quedarse atrás, lívida del susto y recompuesta al instante por los malos humores de que la incordiasen, se levantó con presteza siguiendo al capitán, agarrándose el vuelo, con una mirada de 'Atrévase usted a despacharme, si puede'. Que si ya sobraba su presencia en tal navío, más lo hacía en plena cubierta con semejante revuelo. Pero pesaba más la curiosidad que otra cosa, que no en vano se decía aquello de 'la curiosidad mató al gato'.