Partida Rol por web

Quince hombres en el cofre del muerto.

7 de Marzo. Año 1622. A media mañana.

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10/12/2013, 17:56
Director

Ya recuperados del ataque, el barco navegaba veloz hacia su destino, cercano ya, a sólo unos cuantos días si el viento no se ponía revoltoso. Los prisioneros habían sido despojados de todas sus pertenencias, y si bien lo natural hubiera sido que hubieran sido amarrados a su barco y el mismo llevado también a puerto, por la naturaleza infranqueable de éste, que poco más que se había disuelto el muy maldito, era necesario llevar a todos los canallas herejes atados en las bodegas. Nadie arrojó lágrimas por lo incomodo de su situación.

Inés se había despertado todos los días con el anillo en su posesión, una vez, para su total espanto, puesto en uno de sus hermosos y delicados dedos. No parecía ejercer ninguna malsana influencia sobre ella, ni pasaba más allá de una alája cara, aunque algo vieja, pero le seguía incomodando su presencia. El francés molestaba hasta muerto… hasta definitivamente muerto, habría que matizar, porque molestar con la vida ya gastada era algo a lo que se había empleado ya. Problema que el puñal agarrado a su corazón había terminado de arreglar.

Y con esas estaba Inés, disfrutando de un poco de aburrimiento. 

Notas de juego

Ponme que estás haciendo que te aborde el inglés =P 

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10/12/2013, 18:57
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

El tiempo se escurría lento y tortuoso a través de los días, y a Inés se le antojaba el tedio insoportable conforme más cerca les quedaba la tierra firme. Agotaba conversaciones y libros por igual, a la espera de algo más enriquecedor en lo que ocuparse; ya no le quedaban enemigos que abatir, por suerte para estos. En cambio, los que se hallaban muertos por intentarlo le habían dejado buenas pesadumbres con las que agitarse y perder el sueño, y de no ser por el buen hacer de su Dueña hasta el apetito. Había ganado, por contrapartida, en afecto por aquellas gentes que convivían con su Grandeza en la chalupa, los de clase soldadesca, muchos humores y buen acero. Aunque el otro peso de la balanza se inclinaba compensando con espinas y congojas. No era, en general, bueno el aspecto que lucía Inés. Aquel viaje se empeñaba concienzudamente en robarle a uno las ganas de sonreír. Pero eso no llegaría a oídos de nadie que no fuese de su confianza. Así lo había determinado.

Se encontraba aquella mañana para no entorpecer en las labores, que ya bastantes estaban a bordo, jacos incluidos, en su camarote. Atendía a una partida de ajedrez con Dueña a quien había insistido que aprendiera para matar el tiempo, que no era muy de naipes la Grande de España. Y aunque resultaba aburridamente fácil despacharla, intentaba imponerse a sí misma dificultades con los que simular más interesante la partida. 

Notas de juego

Jugar al ajedrez xD

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12/12/2013, 00:13
Director

Mucho le costó a la dueña disimular su alegría al escuchar el sonido de la llamada a la puerta, que con suerte la excusaban en de una conversación privada y se ahorraba tener que seguir jugando a ese maldito juego. Que se le notaba con buena intención, y tampoco era tan malo, pero por todos los Santos, como le aburría.

Y podría ser que si fuera verdad que la partida tendría que interrumpirse, pues delante de ellas tenían al soldado Felipe, que había pasado sin llamar y ahora sonreía incomodo, tanto por la indiscreción como por no saber como abordar el tema que le hacía acudir a su Grandeza. 

 

 

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12/12/2013, 00:25
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

La dama levantó los ojos para descubrir con sorpresa al hombre con quien tenía pensado hablar en algún momento antes de echar amarres, y en su expresión se notó la circunstancia al arquear las cejas con una sonrisa colgando de la comisura.

-Elvira, buscadme algún libro que no haya caído ya en mis manos. Debe existir en alguna parte -Excusó agitando la mano donde lucía con disgusto el anillo del francés que se había resignado a llevar con mal fario. Aguardó a que su buena mujer hubiese abandonado el lugar para ofrecerle asiento al medio inglés en la butaca opuesta-. Todavía no he acometido contra quien no me ha agraviado, Felipe. ¿A qué debo vuestra visita?

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12/12/2013, 00:53
Felipe García

Felipe saludó con extremada cortesía a la dueña de Inés, beso en la palma incluido; bien para ser un caballero, bien para estar unos segundos más sin afrontar su problema. En cualquier caso Elvira agradeció el gesto y se marchó, si nos ponemos osados en la descripción, con un punto coqueto en la despedida. 

El medio inglés miró a Inés, respiró hondo, como haciendo desaparecer sus temores, cosa que en verdad hizo, y sonrió.

- Os seré franco, que se que os acomoda más así. Mi persona es lista como la que más, pero no es eso lo que me hace estar vivo batalla tras batalla, si no oler el cambio de brisas como si fuera un zorro entrenado. Vuestra grandeza, su ilustre merced, lleva pintada la gloria en los ojos... y quiero ser parte de ella. Vengo a pediros trabajo pues deseo rendir cuentas con vos y sólo con vos. 

Hideputas sus sonrisas, como encandilaban.

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12/12/2013, 01:39
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Sonaron a miel para el paladar sus palabras, y conocía bien a la casta que llegaba besando el suelo cubierto de gloria por otros. Sin embargo, consideró bien tasado el peso de aquel hombre, tanto como su astucia. Y bien lo valía, razón por la que ya manejaba de antes la idea de unirlo a sus filas en calidad de parlanchín inglés y tirador. Pero no se precipitó por hacérselo saber aguardando unos largos segundos mientras penetraba en su mirada. Gozaba de hermosos ojos y una frescura que sonrojaría a las doncellas.

-Necesito quien entienda y me enseñe a tratar con sajones en su propia lengua –adelantó recostando la espalda en el respaldo-. La buena voluntad es bien recibida, pero deseo rodearme de hombres útiles y hasta la fecha solo os cuento un tiro certero. Confío en que la fama que os precede no perezca por falta de sustento. -Con gracia y dejando una pausa de por medio, se levantó enlazando los dedos tras la espalda dando un rodeo en torno al navegante-. Veo buena planta en vuesa merced. Ambición. Y me agrada encontrar afinidad en ese sentimiento si se encamina en la misma dirección. Pero tened por seguro que nada bueno nos aguarda en Madrid, si os decantáis en última instancia por seguir mis pasos. Busco discreción, y en eso sí sería harto conveniente que vuestra fama no gozara de soporte alguno. Al menos en lo tocante a mi círculo.

Dejó de andar parando frente a él, aguantándole la vista aun con la diferencia de estatura, que era considerable a pesar de los chapines que la alzaban de suelo.

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12/12/2013, 15:16
Felipe García

Echó una ojeada hacia atrás, con gesto amargo. 

- Aquí corremos peligro como el que más, que en seis meses un tercio de la población total del barco se fue valientemente al agua. 

En sus ojos volvió a brillar la ambición. 

- Solo un vistazo es necesario para saber que pedís en vuestros sirvientes un punto de utilidad y un punto de riesgo. Yo os puedo servir para mucho y eso quiero demostraros, empezando por enseñaros la lengua de los ingleses, hijos de puta todos, si en eso gustáis... aunque mas nos valdría hacer un viaje a sus pérfidas islas para cortarles la lengua a todos y ahorrarnos el problema de su parla. 

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12/12/2013, 15:21
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

-Destiláis mucho veneno para ser pariente cercano de esas gentes. -comentó al descuido-. Cada cosa a su tiempo, Felipe. También tengo interés en vuestra pericia con las armas como instructor.

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12/12/2013, 22:09
Felipe García

Arqueó las cejas, sorprendido. 

- ¿Queréis que os enseña a disparar? Bueno eso es... quiero decir... es...

Dudó durante unos instantes, turbado y confundido, pero un aire nuevo pareció golpearle en el rostro y entonces sonrió, mirándola de nuevo. 

- Bien pensando, eso es algo muy grande su merced. 

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12/12/2013, 22:26
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Inés le devolvió la sonrisa con creces.

-Es útil -declaró con soltura-. Últimamente me he visto en la necesidad de cargar con el peso del metal de forma habitual, y aunque me defiendo en la materia quisiera poder decir pronto que cuento con la mitad de soltura que vuesa merced. Nunca se está lo suficientemente protegido en este perro mundo. Y añadiré a vuestro favor que me complace que os agrade la idea. Desconozco la impresión que tenéis de mí, pero ya habréis notado que 'corriente' no es un adjetivo que me ajuste.

Y tras servirse un poco de vino inclinó el vaso a su favor y bebió.

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13/12/2013, 20:05
Felipe García

- ¿No sería más útil andar con las sutilezas del cuchillo? Las armas de fuego en Madrid están prohibidas. 

Se rasco despreocupadamente la cabeza. 

- ¿O es que prevéis que llegué el caso de Santiago y Cierre España? Que al otro le duela más que a mi por mucho ruido que se haga. 

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13/12/2013, 20:08
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

-Ya tengo quien me enseñe de lo otro, aunque si gustáis de hacerme el favor más ganaréis conmigo. Y es mi labor, y ahora la vuestra, prever cuanto podáis discurrir con vuestra imaginativa cabeza. Porque tened por seguro que cualquier cosa puede ocurrir y ocurrirá si no andáis con ojo avizor. Aunque supongo que no son nuevas para vuesa merced esas advertencias. Pero para mí sí.

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13/12/2013, 20:15
Felipe García

- Cuchillos, pistolas... liderazgo ante la soldadesca y la marinería. Inés, vuesa merced a nacido para liderar una flota pirata y gobernar en cada Oceano alumbrado por nuestro Imperio. 

Que en otras bocas quizás hubiera sonado a insulto, pero pronunciado como era, parecía más una gran alabanza y un deje de tristeza a que el talento de la susodicha se fuera a desperdicia en Madrid. 

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13/12/2013, 20:18
Doña Inés Mª de Osuna, grande de España

Las pupilas de Inés empequeñecieron como una sombra perdiéndose en la lejanía y suspiró trayendo el aire de lo más hondo. Casi parecía lamentar recibir tales dichas.

-Gracias. Pero para gobernar uno ha de mantenerse con vida y mi familia no goza de buena salud ni galenos que le procuren bien. Menos a donde vamos, si me entendéis.

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24/12/2013, 00:00
Felipe García

- Sabrá procurárselos su merced, de eso no hay duda. 

Que iban donde la boca del lobo y a saber que chismes o que aceros irían a encontrarse en cada esquina. Pero bien sabía Felipe que los jugadores peligrosos no eran los perros viejos que se conocían tanto el juego como las cartas, de tan sobadas que las tenían, si no aquéllos tahúres listos, nuevos y jóvenes, que no sabía uno por donde les podían salir. Aprendería Inés rápido de la capital, quedaba por ver si la capital aprendía lo suficientemente rápido de ella. 

- Y piedad de quien se interponga en su paso y no los tenga.