Partida Rol por web

NOCHE 3

El sol comienza a asomarse en el horizonte. Pese a que su luz no se cuela por ninguna parte dentro del lúgubre hotel -gracias al eficiente trabajo realizado por el obediente personal bloqueando las ventanas- los matrimonios se debilitan inexplicablemente al entrar el día. Uno a uno los huéspedes suben a sus habitaciones; ya tenían en claro que si pretendían evitar las calamidades prometidas a las mujeres por la tenebrosa figura, lo mejor era evitar a toda costa que se conocieran las uniones conyugales. El porqué de esa prohibición seguía siendo un misterio para algunos, sin embargo no estaban dispuestos a arriesgarse a pasarla por alto. Las parejas, ya todas en sus respectivas habitaciones, caen sumidas en un profundo sueño.

Un silencio sepulcral se instala en el edificio, que es apenas interrumpido por silenciosos pasos. Los vampiros, usando de su sobrenatural capacidad para el sigilo, irrumpen en una de las habitaciones sin que sus moradores siquiera se percaten. Era hora de la cena, de la verdadera cena.

Al caer la noche, los matrimonios despiertan de su aletargado descanso encontrando a su lado el cálido rostro de su pareja, excepto un hombre. Su esposa, Katherine García, yace a su lado completamente rígida y pálida como la cera. Presenta el mismo tipo de mordeduras en su cuello, muñecas y muslos que las que el hombre había visto en los cadáveres del director del hotel y su esposa. 

El viudo contempla el cuerpo inerte de su esposa, intentando asimilar que la había perdido para siempre. Deja escapar un grito desgarrador entre sollozos y temblores, un grito tal que fue oído por todos en el hotel. 

El desgraciado caballero decide abandonar su habitación dejando el cadáver de su esposa perfectamente colocado sobre la cama, junta sus brazos y sus manos entrelazando sus dedos fríos. Es el último adiós, coge todos sus enseres personales consciente de que alguien habrá oído los gritos y bajará a la habitación. Así pues se marcha esperando a que el resto de hombres acudan, fingiendo no haber estado en la escena del crimen por miedo a que lo relacionen con ella y sea la próxima víctima. Vuelve haciéndose pasar como el esposo de otra fingiendo sorpresa.

Pasadas las horas, al caer la noche, los consternados huéspedes del Red Victorian se encuentran reunidos en la suntuosa biblioteca con el fin de discutir el reciente acontecimiento y encontrar algún tipo de solución. Aquellos que se mostraban escépticos respecto a la seriedad de la amenaza que se cernía sobre sus cabezas, habían encontrado respuestas a sus dudas de la peor manera posible. 

La señora Swanson medita sobre lo ocurrido abatida, cabizbaja y en silencio.

Su marido se lo contó todo, el cuerpo de Katherine García sin vida pálido como la nieve con mordeduras raras en el cuello y los muslos. Los hombres que estaban presentes en el baile y al encontrar los cuerpos del director y su esposa fueron a la habitación alertados por unos gritos desgarradores. Una muerte más pesa sobre las paredes de este hotel maldito. No saldremos vivos de aquí. Piensa. Toma la palabra decidida ya que los invitados están demasiado afectados para hablar.

Si alguien tenía dudas como yo de que esto se trataba de una broma o un experimento sociológico para ver hasta donde aguantábamos el miedo, queda claro que estábamos equivocados.

La sala está silenciosa como no había estado el salón la noche anterior. Se respira tensión en toda ella, una víctima más había aparecido esta noche. A penas conocíamos a la señorita García pero era una de los nuestros y es el motivo por el que deberíamos preocuparnos, el siguiente podríamos ser cualquiera de nosotros.

-Mi más sentido pésame al marido de esta pobre mujer. Cualquier cosa que necesite estamos a  su disposición.

La señora Swanson es la primera en romper el hielo con el asunto. -Tiene usted razón madame, esto empieza a ser bastante serio y deberíamos empezar a pensar una solución. No quiero que mi querida esposa o yo mismo pasemos por esto, a penas llevamos unos meses casados y queremos seguirlo estando.- miro al resto de huéspedes. -Si tengo una cosa clara es que el asesino está aún en el hotel, sino no me explico la muerte de esta noche.

Estoy algo asustado, nunca me había pasado tener tan nublado mi juicio para saber que debíamos hacer, necesitábamos gente capacitada para resolver crímenes. -Disculpe señor Malkovich, en una de las conversaciones de ayer... ¿dijo que era Abogado criminalista? ¿podría darnos su análisis de todo esto? a lo mejor puede arrojarnos algo de luz.

Aún estoy conmocionado por lo que he visto y por mis negros presentimientos cuando el señor Prideux se dirige a mí: - Efectivamente, señor Prideux, es mi profesión. Me sumo a su manifestación de condolencia y, en cuanto a lo que me plantea, sigo pensando que esto es obra de uno o varios sujetos que dirigen desde la sombra al personal del hotel. La muerte de la desgraciada señora García, a la que, por cierto, no habíamos visto hasta ahora, me hace pensar que el motivo por el que nos retienen es ir eliminándonos uno a uno según el macabro ritual a que estamos asistiendo, inspirado en los cuentos sobre vampiros. Me resisto a creer que esta conducta sea obra de otra cosa que los delirios de un loco, o varios. Supongo que la eliminación de los directores del hotel ha servido de marco para lo que venía después. Y creo que el asesino es un voyeur al que le gusta disfrutar de su obra, por lo que lo más seguro es que esté entre nosotros y se haga pasar por uno de los invitados. Hay que saber cuál es el motivo de que nos hayan elegido como víctimas. ¿Compartimos algo en común, aparte de ser todos clientes del hotel?

Sin duda la escena actual era sobrecogedora. La tensión y el miedo eran palpable en el ambiente. Si teníamos alguna duda de que era un montaje, una tosca y desagradable broma, se fue de nuestras mentes rápidamente. La víctima me confirma dos cosas, que los asesinos estaban en el hotel y que los cuerpos del matrimonio no eran imaginaciones ni mías ni de los caballeros que también estaban presentes en el momento de encontrarlos. Mantengo la compostura como puedo, estábamos solos en esto y no había escapatoria.

- Aunque no llegué a conocerla, lamento su pérdida. Ahora bien, si la señora Longhorn fuera capaz, ¿podría averiguar la hora de la muerte? Ayer estábamos todos juntos, menos ella, quizás por eso no nos acompañó en la velada, o tal vez, fue mientras todos dormíamos. En cualquier caso y debido a que no hay salida posible, con total seguridad se encuentren en el hotel.

A pesar de que hablaba con frialdad para poder analizar la situación, lo hacía para no perder la cabeza. Estaba costernado y no podía evitarlo, y lo peor de todo es que tenía razones para ello, y eso me asustaba aún más.

Lincoln ya estaba harto de escuchar tonterías... está claro que no es un asesino, son tres, una mujer y dos hombres... si aún no lo habían descubierto, cosa poco probable, deberían saberlo ya - Está muy claro todo... los asesinos y no un solo asesino... son tres, una mujer y dos hombres... ¿Cómo sabemos esto? por lo que dijo Gertrudis ayer mientras cenábamos... -

Se calma un poco - Em... si... me gustaría dar el pésame también, igual que todos los demás no la conocía pero nunca es bueno perder a alguien... - Se rasca la nuca con la mano izquierda - Ya no podemos omitir el tema señores... y señoras, hay que hacer algo... y para mi es sencillo - Mira a la señora Longhorn - Tenemos una forense, antes de sacar conclusiones precipitadas sobre lo que mas de uno pensáis, Vampiros - Dice mirando a la señora Abend - Veamos si hay una explicación científica... suponiendo que nos dejen y no hayan retirado el cuerpo ya como hicieron -

Justo al acabar de hablar busca con la mirada a la Evangeline Blunt y le sonríe, pero no como hasta ahora había sonreido... sino con cariño y ternura, esperando poder calmarla un poco, seguro que debe estar fatal disimulando el miedo.

Isabelle analiza cuidadosamente el lenguaje corporal de todos los señores intentando averiguar quien puede ser el marido de la difunta. No hay manera de saberlo. -Le doy el pésame aunque no sepamos quién es. Habla hacia todos. Es claro que oculta su identidad por temor a las represalias, puede que su esposa también recibiera esa extraña visita en su alcoba. -No tenia el placer de conocer a su esposa lo lamento profundamente señor, ojalá podamos atrapar a los asesinos.

-Efectivamente señor Prideux, es hora de pasar a la acción, no pienso quedarme cruzada de brazos esperando a que nos maten. No se refiere a su marido, cree que es mejor no nombrarlo y hacerse pasar por soltera. Hablemos claro quieren? pongan sobre la mesa todas las informaciones que tengan. Coincido con ustedes en que la señora Longhorn podria hacer la autopsia al cadáver si es que todavia sigue en la habitación donde la encontraron. Recuerden lo que paso con el director y su esposa, el servicio del hotel limpio todas las pruebas del crimen.

Hace una breve pausa y prosigue. -También seria interesante que analizáramos el libro de Bram Stoker "Dracula". Alguno de ustedes lo ha leido? yo no, en mi casa es impensable que entren libros así, me costo dios y ayuda leer el origen de las especies de Darwin. Igual Gertrudis puede buscarnos un ejemplar en esta biblioteca. Además la señora Abend parece especialista en el tema del vampirismo. Utilicemos las herramientas que tenemos, no descartemos opciones por ignorancia por más fantasiosas que nos parezcan.

La camarera del Red Victorian hace acto de presencia en la biblioteca, siempre motivada por dar el mejor servicio a sus clientes, no sea que se les ofrezca algo antes de la cena. Arrastra en su carro un gramófono enorme que coloca con sumo cuidado sobre una mesita de cristal y madera que se halla cerca de los sofás. Mientras realiza esta operación repite sin cesar: "Dos hombres y una mujer, los asesinos, están entre vosotros".

-Si gustan las señoras pueden amenizar la velada tocando el piano que hay unos metros más allá. Canten para los señores, demuéstrenles su talento. Yo me retiro a por unos canapés y refrigerios, con permiso. Hace una reverencia. Abandona la habitación ausente y con la mirada perdida igual que si fuera un zombie, podrian pincharla y no sangraría. Gertrudis sigue sumida en un trance profundo al igual que el resto de empleados del hotel.

Lincoln observa en todo momento el movimiento de Gertrudis como si pareciera muerta... como si fuera una sonámbula y una vez se va de la habitación dice poniéndose la mano en la cara -Está claro que no podemos interrogarla...-

Que su marido le contase lo ocurrido al director y su esposa fue terrible, pero ver una escena como aquella con sus ojos lo superaba. Tras pasar el tiempo y tragar saliva. -¿Alguien la vio durante el día de ayer? - No podían saber si el asesinato era reciente o fue víctima junto con el director.

Mientras mira el gesto del señor Siral, le insta. -Quizás a ella no, pero ¿qué hay de usted?

-¿Yo?- Dice sorprendido -¿Enserio va a acusarme de todo esto? -

Se enfada por lo estúpida que puede llegar a ser la gente - En que se basa usted para culparme de nada a mi... Al cambio que fácil es para la señorita Debeaux pasar desapercibida - Dice a todos los demás huéspedes - Y a todo esto... Gertrudis no para de decir que son tres... una mujer y dos hombres... que casualidad que el único trío aquí es la Condesa, el señor Prideux y el señor Novotny... dos hombres y una mujer...-

Oigo estupefacta las tonterías del tal Lincoln, definitivamente su estupidez no conoce limites. Señor Lincoln, le felicito, sin duda ha conseguido engañarme, es usted aún más estúpido de lo que pensaba. En efecto he hablado con dos hombres, los únicos que supieron comportarse como caballeros, algo que por cierto usted nunca llegará a saber que es. Y al igual que Charlote, pienso que el asesino es usted, es más, no me imagino que ninguno de los hombres presentes se dedique a espiar mujeres por las noches, además, usted aún no ha hablado de su mujer y por lo que sabemos todos menos los asesinos somos parejas casadas, por lo tanto usted es uno de esos sucios chupasangres nocturnos y debe de pagar por sus crímenes.

Ya han empezado las acusaciones. Tenía que llegar este momento... - Antes de que nos enzarcemos entre nosotros creo que hay un detalle importante. Según me dijo mi mujer, y por las conversaciones creo que también las demás a sus respectivos maridos, el motivo de que mantengamos en secreto nuestros vínculos conyugales es la amenaza que la "sombra" o "espectro" dirigió a las mujeres. Pues bien, la fallecida estaba casada, o al menos llevaba alianza, de modo que su marido ha quedado liberado de la amenaza del "espectro" y puede identificarse como fallecido de la señora García. De este modo reduciremos el número de sospechosos antes de empezar a acusarnos los unos a los otros.

-Primero de todo... no se rebaje a tener que insultar a las personas... eso no lo hace una dama... y segundo, no les he hablado de mi mujer porque me dejo bastante claro lo que pasó la primera noche y que no debían saber que estábamos juntos -

Se pone la mano en la cara - ¿Y aún se cree esas chorradas de los vampiros mi buena condesa? -

Sonríe con cara burlona - Como se nota que no tiene ni idea de lo que dice... ¡¿Que me dedico a espiar mujeres?! Eso si que es pasarse de la raya mi señora, ¿Que narices le ha llevado a usted a pensar esa chorrada sobre mi?

Escucha las palabras del señor Malkovich sobre delatarse -¡No!- Se calma un poco despues de lo alterado que estaba - Que ni cristo se delate, señor Malkovich no podemos saber si lo que dice es cierto o no y en caso de no serlo... ¿Podría usted llevar la muerte en su memoria, del hombre que acaba de perder a su esposa?

Hasta el momento señor Lincoln se ha comportado como un autentico obseso sexual, haciendo comentarios soeces sobre las damas o acosandolas, no es de extrañar que piense así de usted. Además ninguna mujer en su sano juicio se casaría con un hombre así. Sin duda está soltero y es uno de los vampiros.

-¡Jajajaja! ¡¿Obseso sexual, enserio?! - "¿Pero que se fuma esta mujer?" - No tienes ni idea de lo que habla señora, ¿Que comentario he podido decir que le haya parecido soez?-

Hecho una mirada hacia la señora Swanson recordando la conversación del día anterior. Y añado a citar -"Secreta ha de ser vuestra unión, oculto vuestro lazo; reveladlo y horrores que no veríais ni en el propio infierno os atormentarán a ambos por siempre". 

Tras hacer una pausa. -Esas fueron las palabras que dijo, me temo que no termino con "hasta que la muerte os separe"

-Y señor Siral, ciertamente no puedo acusarle aludiendo a mi "intuición", se que algo oculta, pero como comenta la señora Fedorchenko, resulta extraño su comportamiento...como si no supiese comportarse en "sociedad".

La noche volvió a caer, dejando atrás la cena, el baile y la muerte del dueño del hotel. Pero con la oscuridad vino otro crimen, una mujer. Era demasiado tarde, cuando nos enteramos de lo sucedido no se pudo hacer nada por la víctima.

-Mis respetos para el marido -¿quedaría muy feo llamarle viudo, verdad?- aunque apenas conocía a la mujer, está claro que alguien llorará su pérdida.

Dediqué una mirada al resto de los huéspedes, mientras Gertrudis aparecía con su carrito y dejaba un gramófono, todo eso sin dejar de repetir aquella frase. Como desearía cerrarle la boca.

-Bueno, lo que está claro es que quienes sean no van a parar, a la vista está que hay una nueva víctima. En respuesta a su pregunta, señorita Swanson, debo decirle que no, no he leído dicho libro. Apenas tengo suerte si puedo levantar la vista de los libros de cuentas, mucho menos para dedicarme a la ficción -mucho se ha tardado en coger las antorchas y las horcas, apuntar al primero que se cruce por delante y ajusticiarlo-.

No había nada en que basarse, ni un simple hilo del que tirar para llegar a la madeja. Al menos todos parecían tranquilos o guardaban demasiado bien la compostura. Me costaba pensar que fuese el señor Siral un asesino, había compartido un trago con él durante la noche anterior y no me pareció capaz de hacer ese tipo de cosas.

-Lamentablemente, era inevitable que llegáramos a esta situación -saco la pitillera de metal y me llevo un cigarrillo a la boca-. La cuestión es, ¿quién tiene razón y quién no?. Ambas acusaciones tienen hechos a tener en cuenta y, que conste, que yo no soy abogado ni nada por el estilo, sólo intento ver quien tiene razón en base a lo que dice. Lo único que quiero es acabar con esto, perder de vista este hotel y recuperar mi vida. Cuanto antes ocurra, mejor.

El comentario de Linc me hace reflexionar: - Tiene usted razón. Debemos seguir ocultando los vínculos matrimoniales, incluido el viudo. Ante la airada reacción de Daría Feodorchenko intento suavizar el tono: - Por favor, intentemos moderarnos. Es legítimo que planteemos las dudas que tengamos, y el comentario que usted ha hecho se puede responder si se hace en otro tono, ¿verdad, señor Siral? Seguro que puede explicarnos perfectamente por qué ha insistido en cortejar a varias mujeres.