Partida Rol por web

Me siento, de nuevo con una sonrisa, recuperada de mi acceso, haciendo un gesto de agrado cuando veo la comida. Veo a Gertrudis acercarse a cada uno y no le quito la mirada, atenta a lo que hace, viendo como va uno con uno hasta que llegó a mi.

Y entonces lo dice.

Ahora si, siento el miedo que me hace temblar la mano y apetar tenedor y cuchillo. Miro a mi pareja, incrédula, y luego a los demás huespedes.

Se oye el sonido de la banda interpretando Carmen a todo volumen. Dios mío, que pretenden que bailemos al trote?. Lo próximo será el can can. Isabelle analiza mentalmente las palabras de Gertrudis. Dos hombres y una mujer, se estará refiriendo a los asesinos?.

El señor Malkovich parece disgustado tras la discusión. Isabelle piensa en acercarse para mostrarle su simpatía, no le gusta estar a malas con nadie. Por otra parte hay unos cuantos señores que le han llamado la atención y piensa si no seria una buena estrategia colocarse al lado de ellos en lugar de al lado de su marido para evitar que los relacionen. Finalmente se decide por ocupar un asiento al lado del señor Malkovich. Tome esta actitud como un gesto de buena voluntad hacia usted y perdóneme por haber sido tan brusca. Observo en su forma de comportarse un hándicap que le dificulta relacionarse con las señoras. Discúlpeme si estoy siendo más atrevida de la cuenta pero es que he visto como ha reaccionado poniéndose nervioso alejándose de mi como si me tuviera miedo. Dicho esto se pone la servilleta sobre las piernas, le da un sorbo a la copa de vino y empieza a comer como todos los demás. Todo está delicioso.

Antes de sentarme a la mesa doy la bienvenida a los que llegaron en último lugar.

-Buenas noches a los últimos, la conversación me tuvo enfrascado y no me di cuenta. Perdónenme. Bonna appetit

Cuando traen la comida la miro, no hay nada francés pero no deja de tener una pinta deliciosa. -Tiene muy buena pinta Gertrudis, dele la enhorabuena a la cocinera de nuestra parte.

Como poco a poco, entre alguna que otra charla. En frente mía se encuentra la señorita Debeaux. -Disculpe, ¿es usted de familia francesa? lo digo por su nombre. No da lugar a dudas que algún parentesco con mi país debe tener.

Me habla la Swanson. Demasiado directa, no sé cómo voy a resistir esta velada. En fin, ahora es amable y hay que corresponderla de la misma manera. - Le agradezco su gentileza... Y, sí, es usted muy observadora. Tengo un problema para relacionarme con las mujeres a causa de mi timidez. ¡Si viera lo que me costó conquistar a mi mujer!... Y, bueno, perdone mi atrevimiento. Por nada del mundo quiero que se desagrade usted nuevamente, pero he observado igualmente cierta suspicacia por su parte hacia los hombres... ¡Le ruego que no se moleste por el comentario! Es que me resulta un tanto cómico que nos hayamos sentado juntos dos personas recelosas hacia el sexo contrario. Voy a explotar con tanta tensión. Espero que la respuesta no sea desagradable porque es lo que me faltaba- Pienso mientras empiezo a comer frugalmente.

La señorita Evangeline se ha sentado justo a mi lado y veo como apreta el tenedor y cuchillo, "Está nerviosa, seguramente por las palabras que nos acaba de decir Gertrudis..."

- Tranquila - Le digo en voz baja - Quizás me estoy metiendo donde no me llaman y de ser así le ruego que me disculpe, pero no se preocupe, estamos todos juntos no le va a pasar nada, se lo aseguro-

Le miro a los ojos y le sonrío - Disfrute de la cena, seguro que esta todo delicioso y la comida siempre alegra - Decido no molestarla mas para no sofocarla o asustarla, nunca fueron mis intenciones.

Acepta la mano de Bastian sonriendo sin duda será una velada agradable con ambos así que sin decir nada me dirijo con ambos a la mesa. Espero que mi marido aprenda la lección.

Me muestro confuso ante la brusca interrupción de la camarera, sobretodo atendiendo a sus palabras. Sin embargo, sentía hambre y el delicioso aroma se mostraba demasiado tentador como para resistirme. Era una locura que sigamos actuando como si nada, sabiendo que estábamos encerrados en ese lugar después de dos asesinatos y tan extraños acontecimientos, ¿pero en verdad había otra opción? Sin duda, había que comer para mantener la vitalidad en el cuerpo. Antes de acercarme a la mesa, me aproximo a cada uno de los huéspedes para presentarme formalmente. No había querido mostrarme grosero interrumpiendo una conversación a la que no se me había invitado.

Las reacciones de las damas ante mi pregunta dejaron en evidencia mis sospechas; también se veían forzadas a ocultar con qué hombre estaban casadas. Mientras tomaba asiento junto a una de ellas, quien se había presentado como Clarette Longhorn, seguía inmerso en mis pensamientos.

-Gracias, señora Longhorn -Dije, puesto que había notado que traía un anillo de matrimonio -Buen provecho para usted también -esbozo una sonrisa. No podía evitar sentir cierta fascinación por una mujer médico, no eran muchas las que se atrevían a desafiar el orden establecido. Ciertamente, por su belleza bien podría haber seguido un rumbo más tradicional casándose con un hombre adinerado.

Me sirvo una copa de un buen vino que tenía frente a mí, mientras vuelvo a repasar las palabras que acababa de pronunciar la extraña sirvienta. -"Dos hombres y una mujer"... ¿Será por eso que nos obligan a esconder nuestros lazos? Si estamos presentes todos los hombres, entonces la esposa de uno de los comensales aún no ha descendido de su alcoba. Contaría un total de ocho hombres y siete mujeres... ¡si nos identificáramos como parejas uno de los asesinos hombres quedaría al descubierto! 

Comprender aquello era un avance, pero que carecía de utilidad real. Continué con el festín sin comentar nada a nadie, las amenazas pesaban sobre todos y no quería provocar un desacato generalizado a las normas impuestas por nuestros retorcidos anfitriones, no sea que tuviera que cargar luego con muertes en mi consciencia. 

Sonrío ante las palabras amigas, sintiendome más tranquila, a la vez que dejo escapar el aire que ni yo misma sabía había estado conteniendo.

- Dentro de todo es un consuelo - admito mientras pongo una mano en su brazo - gracias - digo simplemente antes de comenzar a cortar la carne. Sin embargo un pensamiento repentino me hace mirarlo. Bajo la voz, mirando hacia los lados a ver si alguien nos escucha - Supongo que no estoy loca y todos han notado que algo no anda bien, ¿verdad?

Debido a que el Señor Prideaux ha tenido más trato con la dama pelirroja, escojo el asiento de su izquierda dejando que se siente entre Daría y yo. De esa forma podrá mediar entre ambos y podrán seguir su conversación antes de mi interrupción.

Cuando aquella doncella de comportamiento dudoso y particular que atendía el nombre Gertrudis hizo aquella mención no puede evitar, en mi cabeza, de hacerme preguntas."¿Dos hombres y una mujer?¿Entre nosotros?¿Se referirá a los asesinos?¿Y qué tendrá que ver el vampirismo en ello?" Muchas preguntas y ninguna respuesta. Así que en espera de que comience la cena guardo las formas aunque adopto una pose pensativa aunque ello no me impide saludar a los presentes.

- Damas, caballeros. Un placer compartir la velada con ustedes. - Dije con mi voz grave, segura, pero sobretodo con mi encantador acento británico. Aunque los más avispados podrán ver que es una falsa seguridad.

Hablándole en voz baja yo también -No, no está loca- digo mientras le sonrío y le sujeto la mano - Todos están nerviosos y también tiene constantemente en sus mentes las palabras que nos han dicho y que todo el personal sigue como si no hubiera pasado nada, pero no debe asustar-se, no permitiré que le ocurra nada -

Aparto la mano rápido de la suya - Disculpe, no quería parecer atrevido, ha sido puro instinto - La verdad es que no me había dado ni cuenta de que tenía la mano sobre la suya.

Osea que finalmente está casado, eso despeja las dudas acerca de si estaba interesado en mí, aunque todo podría ser, no sería el único marido infiel que conozco. Yo debería decirle que estoy recién casada? no llevo mi alianza todavía puedo disimular, no sé si mi marido se la ha quitado con tantas prisas no reparé en ese detalle.

Ah no tenia idea de que estuviera usted casado, no se molestara su señora por haberme sentado a su lado? si quiere me levanto y me cambio de sitio no quiero provocar un divorcio. Esboza una sonrisa irónica. Es que ser mujer y ser hombre es muy diferente usted sabe que las mujeres nos tenemos que salvaguardar de algún modo porque hay mucho hombre indecente.

Swanson se fija en la señora Blunt que sostiene los cubiertos con las manos agarrotadas. Todos estamos bajo un estado de nervios importante, pobre señora unos lo interiorizamos mejor dando la apariencia de estar tranquilos y otros... Mira a todos los invitados que están sentados en la mesa Buen provecho Malkovich, Longhorn, Miller, Novotny, Siral, Blunt, Prideux, Fedorchenko, Fake. Un placer conocerlos a todos espero que disfrutemos de la velada dentro de las posibilidades que nos ofrece el hotel.

Se dispuso a presidir la mesa. Gertrudis empezó sirviendo los platos por ella, junto a aquella monótona frase: -Están entre vosotros. Dos hombres y una mujer- La gente seguía sin entender que realmente todo aquello era una simple broma, motivo por el que empezaba a sentirme incomoda. ¿Realmente han sucedido dichos asesinatos?

Vio a los huéspedes conversando, algunos más tranquilos que otros, no podía entrarme en la cabeza que si eran capaces de creerse todo lo que estaba pasando, ¿cómo pueden hablar con alguien cuando están siendo advertidos que están entre nosotros? Nada encajaba. Entonces un hombre alzó la voz sobre el resto “Damas, caballeros. Un placer compartir la velada con ustedes.” Un poco sobreactuado, ¿No cree? Parece que su principal intención era tranquilizar a la gente. Cada vez estoy más incómoda, no me sentará bien cenar así.

Y con una gran sonrisa dijo – Damas y caballeros, traten de disfrutar de la cena.

Los invitados charlan actuando con normalidad como buenamente pueden. Están sumidos de lleno en un ambiente tenso y desconcertante, al mismo tiempo engullen y dejan poco a poco limpias las fuentes de comida. Gertrudis se dispone a retirar los platos y servir los postres.
 

-Para los más golosos tenemos tarta de chocolate negro con leche y bolas crujientes de galleta caramelizada con cobertura de chocolate por encima. La otra opción es tarta de whisky por si quieren disfrutar de un sabor más intenso. Vayan diciéndome que quiere cada uno.

Todos los comensales disfrutan de sus postres comiéndolos lentamente recreándose en el dulce sabor de los placeres del chocolate y el whisky. Algunos chupan repetidamente las cucharillas haciendo acopio de buena gula. La orquesta del hotel se para en seco de nuevo, súbitamente cambian de canción, ahora interpretan el Danubio Azul de Strauss.

Gertrudis abre del todo las puertas contiguas al salón de baile invitando a los huéspedes a que se levanten y socialicen más a fondo no sin antes ofrecerles unas copas de coñac y champán.

...

"El primer vals"

La cena fue tranquila y Swanson se había mostrado cortés. Me preocupa, sin embargo, que todo siga adelante como si tal cosa. La tensión se nota, pero todos intentan mostrarse tranquilos. Acabo de cenar, no mucho, aunque sí lo suficiente para quedar satisfecho, cuando se abren las puertas del salón de baile. ¿Un baile? Es lo que nos faltaba... Sólo nos falta la prosa del asno para que sea una fiesta de los locos completa. En fin, me dedicaré al coñac e intentaré estar atento para saber en qué para esto.

Isabelle se muestra escéptica ante el señor Malkovich. Por qué no ha querido confirmarme quién era su esposa? estará mintiendo o es que el también está en peligro como mi marido y yo y ha preferido callarse?. Muchas dudas invaden a la señora Swanson.

Termina de comerse el trozo abundante de tarta de chocolate que le ha servido Gertrudis, se limpia con la servilleta no vaya a ser que se le quede algo en los labios. Bebe un poco de agua y se levanta de su asiento despidiéndose amablemente de Malkovich. -Esto es de locos quieren que bailemos como si nada hubiera pasado. Yo creo que nos tienen aquí encerrados para experimentar psicológicamente con nosotros, querrán ver hasta donde puede aguantar el ser humano sin trastornarse.

Se fija de reojo en su marido todavía permanece sentado en la mesa, quiere ver como reacciona. De verdad vamos a tener que bailar? no puedo hacerlo con él porque nos delataríamos, tengo que permanecer sentada o aceptar que algún otro hombre me lo pida.

Acabo de cenar después de haberme comido ese fantástico trozo de pastel de chocolate, miro a la señorita Evangeline y le sonrío - ¿Te ha gustado? -

Me limpio con la servilleta, espero a que acabe ella y le pregunto - Me imagino que me va a decir que no, pero voy a arriesgarme ¿Sería tan amable de concederme este baile señorita?- No quiero en ningún momento incomodarla así que espero pacientemente a su respuesta mientras le muestro la mano para que en caso de que quiera pueda cogerla y vayamos a bailar. 

-Me gustaría degustar esa deliciosa tarta de chocolate, gracias Gertrudis. La cena estaba increíble.

Después de la cena y de conocer un poco más a la gente que se hospeda en el hotel, se abre el salón de baile. Una hermosa sala llena de cristaleras y lámparas. Me recordaba un poco a la galería de los espejos en Versalles. Desprendía tanta belleza que era imposible tener en mente el atroz acontecimiento ocurrido la anterior noche.

Poco a poco iban entrando los caballeros y las damas, estaba indeciso por cual dama elegir... puesto que me había quedado pendiente una conversación con la señorita Debaux, me acerco a ella y le cojo la mano.

-¿Me permite señorita Debaux? me encantaría dedicarla este vals.

- Es bueno saber que todavía hay caballeros incluso dentro de las pesadillas - le respondo y sonrío mientras tomo su mano. Con ese gesto digo todo, me levanto dispuesta a disfrutar de una de mis grandes pasiones. Doy una mirada fugaz, deseando que nadie nos vea mientras me pongo a su lado.

Le sigo sonriendo mientras le cojo la mano y abrimos el baile ya que nadie mas se ha animado aún

- Está bien que sea usted la que abra el baile, ya que es la estrella principal de las obras -

Seguimos bailando mientras me preocupo por ella - ¿Como se encuentra? ¿Mejor? ¿Mas animada? Y... está claro que baila increíblemente bien- Seguimos bailando y no tengo intención de parar al no ser que ella quiera.

¿Un baile? já! lo que faltaba, definitivamente.  Terminé de cenar y me quedé al margen, varios caballeros estaban sacando a las damas a bailar, rogué porque no me tocara a mi; era pésima bailando así que me senté en uno de los sillones mientras veia a las parejas ir de un lado a otro. Tenia cosas mucho mas importantes en mente... "Dos hombres y una mujer"... Dios quienes serían? quizás todos había recibido el mismo mensaje, aquella conversacion con las mujeres me lo habia comprobado... Estaran ocultado quienes son sus verdaderos conyúgues... Bueno teniamos 8 hombres en la sala y 6 mujeres contándome... es decir; 6 parejas verdaderas y el trio de los asesinos... una mujer no habia aparecido y puede que esa sea una buena pista que seguir, sin embargo no es algo definitivo, dado que no se a ciencia cierta cuantos huéspedes hay en el hotel. Era un acertijo sin final