Partida Rol por web

Decidido crucé la puerta, me sentí mareado y caí al suelo, aturdido y confuso, noté cambios en mi apariencia y comencé a incorporarme.

- Si, estoy bien – respondí brevemente a la mujer que preguntó

Alcé la mirada para ver donde estaba, y comencé a pensar si me había precipitado ¿Y ahora como la busco? Hurgué en mis bolsillos para ver si tenía algo que me pudiese ser útil

La mujer le ayuda al joven a pararse y luego sigue su camino. Cuando se está retirando le indica:

-Señor Jay Walters, simplemente debe cuidar dónde pisa y sus documentos. Si le roban eso sería terrible con todo el papeleo que uno tiene que hacer para recuperarlos. Bueno, vale, tengo demasiadas cosas que hacer. Hasta luego y camine más despacio.

La mujer se retira y entonces Jareth mira que, saliendo de sus pantalones, hay una cosa de cuero negra (una billetera). Allí tiene una especie de tarjeta de identificación que dice:

Se sorprende de ver su foto en la tarjeta. Evidentemente en este mundo loco, estas cosas son importantes.

Me costaba tratar a una persona que no conocía de nada de igual a igual pero sabía que tenía que hacer el esfuerzo – Gracias – le dije por lo de la documentación

AL ver mi foto allí, lo que más rápido entendí era que mi nombre en este lugar debía de ser “Jay Walters” Los otros numeros y letras… ¿Qué es lo que puede acompañar a un nombre…?

Corrí de nuevo hacia la señora con la tarjeta en la mano – Disculpe señora ¿esto…? – le dije señalando ese texto, dejé la pregunta sin terminar de forma expresa, si se trataba de un lugar me indicaría donde y si era alguna característica mía esperaba que me diese alguna pista, esperaba que no me tomase por un loco…

La mujer vuelve sobre sus pasos y toma la tarjeta que Jay le ha pasado, lo mira extrañada:

-Hijo, ¿estás tomando sustancias ilegales? Bien, no es mi tema pero esto es tu dirección... Queda a tres cuadras de aquí, eres afortunado.

Saca un papel de su bolso y una birome y dibuja un planito, le explica que cada recuadro es una cuadra y le hace un punto en donde están ahora y otro para donde tiene que ir.

-Este es tu teléfono. Por si también quieres saber eso... y te llamas Jay.

Después como recapacitando, la mujer dice:

-Perdona, me llamo Carmen, quizás tú no sabes leer y he sido muy violenta. En general no confío en nadie, tú sabes la gran ciudad... pero me parece que eres un buen muchacho. ¿Sabrás encontrar el camino tú solo?

Aunque no entendí lo que quiso decir con “sustancias ilegales” me quedé asombrado con la amabilidad de la mujer, hasta me hizo un mapa de cómo llegar a “mi dirección”

- Muchas Gracias Carmen, ha sido muy amable, creo que si, que lo podré encontrar – le dediqué una sonrisa para agradecer lo que me había ayudado, no quería molestar más a la señora que ya había hecho bastante, con el plano en la mano busqué el lugar indicado

Consigues dar con el lugar. Es un edificio, al menos eso es lo que te dicen tus pequeños recuerdos del mundo real. Subes, por las escaleras, no tienes ni idea de esa máquina traga gente que los hace subir y bajar, hasta tu piso. Encuentras una puerta. Es de una bonita madera clara y tiene el pomo dorado. Empujas pero no se mueve, tiras pero tampoco. Entonces te fijas mejor en tus bolsillos. Hay una cosa dorada, pequeña, que parece insertarse en un agujero que hay cerca del pomo.

Después de unos buenos intentos, logras accionar el mecanismo que abre la puerta. Entras, cierras y te encuentras con una sala muy distinta a lo que estás acostumbrado a ver pero nada fea.

Logré dar con donde se suponía que vivía, fui a lo seguro, subir por las escaleras hasta que di con la puerta en cuestión.

Sabía lo que era una llave, pero nunca había visto una tan pequeña, por lo demás funcionaban igual.

Entré en la estancia cerrando tras de mí, ¿Y ahora? Una vez más comencé a pensar si me había precipitado, no, no lo había echo, tenía que buscar a Sarah y una cosa la daba por segura, aquí no me iba a aburrir.

Jay se sentó en una de esas sillas y se sintió más que cómodo. Quizás la vida en la ciudad no sólo no sea penosa sino que incluso le gustase. Mientras tendría que planear una manera de encontrar a Sarah.

Pensando en eso estaba cuando sintió el batir de alas en el piso de arriba.

Subió raudo y, posado en una ventana, había un hermoso búho blanco de enormes ojos amarillos que lo miraba con suma atención.

-Uhu... uhhuu

Diría para un simple humano pero Jareth escuchó lo que en realidad estaba diciendo.

-Sarah está en peligro, está en peligro...

Jareth no pensó en Christian como la fuente de peligro, no sabía por qué pero estaba seguro de que no era él. Por lo que sabía el príncipe se había quedado en sus tierras.

¿Era éste un mensajero?

La silla era cómoda y aunque con muchas cosas nuevas tampoco tardaría en aburrirme aquí…

Cuando de pronto reconocí el aleteo de un búho, pues yo mismo podía convertirme en búho en algunas ocasiones, vi como se posaba en la ventana y me acerqué un poco pero no mucho por no espantarlo.

Aquello que dijo… ¿Cómo que en peligro? Me sentía muy impotente - ¿Dónde está? ¿Puedes llevarme hasta allí? – Intenté comunicarme con el animal, si pudiese seguirlo a pie…

Sarah mira el enorme espejo del ascensor. Las luces de emergencia, rojas, y la sensación de alguien mirándola le oprimen el pecho. Hace tiempo que no se ha encontrado en una situación en la que realmente sienta que está en peligro. Entonces, desde la superficie abrillantada del espejo, la figura de Jareth aparece. Está diferente. Sus cabellos más cortos y tiene puesto un traje de este mundo, pero es él. No cabe duda.

Ambos se miran. Sarah desde el ascensor lo vé a él y Jareth vé a Sarah desde los ojos del Búho.

Por un momento, ambos creen que perderán la visión del otro en sólo segundos, que esto es una ilusión. Pero no sucede esa cosa y se siguen reconociendo.

En ese momento Sarah, siente una presencia tras ella.

Jareth vé a una sombra erguirse en el fondo del ascensor...

De algún modo aunque no entendía como veía a Sarah a través del búho, por un momento me quedé fascinado, observando los cambios desde la última vez que la vi, estaba hermosa como siempre.

Recordé que el búho me dijo que estaba en peligro y el ver esa sombra detrás de ella - ¡Cuidado Sarah, detrás!

Me sentía impotente por no poder ayudarla de verdad, tan sólo advertirla

Con el corazón latiendo con fuerza, Sarah finalmente vió a través del espejo a Jareth... - ¿Jareth? - Le preguntó en un susurro al verlo tan cambiado. Se quedó fascinada, observando sus cambios, su forma de vestir... Tanto tiempo sin saber nada de él... Una sonrisa nerviosa empezó a dibujarse en su cansado rostro. Se acercó unos pasos y alargó la mano para acariciar la superficie fría del espejo.

Pero... En ese momento nuevamente sintió esa sensación, y no, no venía del espejo... Se quedó helada, con la vista clavada en Jareth, sin poder reaccionar, mientras un escalofrío recorría toda su espalda. Su rostro había palidecido, incluso parecía haber perdido el color de sus labios. La voz apremiante de Jareth finalmente consiguió que reaccionara. En su cara se podía ver un reflejo del pánico que sentía mientras poco a poco fue girándose hasta llegar a darle la espalda al espejo y quedar cara a cara con quien estuviera detrás suyo.

Sarah se gira, rápidamente, para enfrentar lo que tiene a sus espaldas. Entonces vé a una sombra, parece la sombra de un hombre por su perfil pero es simplemente bruma oscura. Entre el contexto de las luces rojas, la presencia negra y el espejo, todo parece tan surreal como en una pintura.

La chica no sabe qué hacer respecto a esa presencia.

De pronto la bruma la envuelve y Sarah comienza a sentirse mareada. Jareth observa con espanto como la hermosa Sarah pelea contra la oscuridad que comienza a oprimirle.

Una voz siseante sale de ella y dice:

-Todosss.... todoosss... pagarán su faltaaaa....

No es la voz de Christian, eso Jareth lo sabe con certeza pero no le alivia porque no puede ayudar a Sarah.

O sí?

Al principio ver como reaccionaba al verme fue muy bello, pero pronto aquella visión heló mi sangre, sentía que no podía hacer nada y aquella voz que surgió de ella me puso los pelos de punta, más que nada por si le estaba sucediendo algo.

- Sarah, estoy en tu mundo, dime tu, tu… - ¿Cómo se decía eso? – tu dirección, dime donde vives e iré a buscarte…

¿Me escucharía? ¿Me podría responder? Me mordía las uñas por intentar hacer algo mientras contemplaba lo que allí sucedía

Con horror Sarah pudo contemplar una figura enorme echa de sombra. Se quedó paralizada, sin poder hacer nada mientras esa figura empezaba a abalanzarse sobre ella, cubriéndola y ahogándola.

Intentó alejarse, pero sentía como se quedaba sin fuerzas, mientras su cabeza empezaba a darle vueltas... Esa voz... ¿Qué quería decir? Sarah empezó a dar inútiles manotazos al vacío, sin llegar a tocar ninguna figura sólida. Sus manos golpeaban al aire con impotencia...

- Jareth... Ayuda... - Gritó la joven, cuando escuchó su voz... - En... En el periódico... - Le dijo mientras sentía como empezaba a caer...

Fruncí el ceño angustiado - ¿El periódico? ¿Qué es el periódico? – Piensa Jareth, piensa, o Jay o como te llames… - No te preocupes buscaré eso… - le dije para que no se angustiase también ella

- Sarah, estes donde estés, pase lo que pase, te buscaré, te salvaré, daré contigo… Sarah yo… - quería expresadle de algún modo lo que sentía por ella – te echo de menos Sarah – finalmente opté por ser prudente con mis palabras

Sarah perdía la conciencia segundo a segundo pero al menos había visto a Jareth y eso le daba fuerzas. El rey goblin, por otro lado, se sentía frustrado pero no iba a darse por vencido.

La joven entonces se terminó de desvanecer y la sombra se compactó, hasta que la figura de un hombre apareció. El mismo, levantó a Sarah en brazos y con una sonrisa triunfal, le comunicó a Jareth lo siguiente:

- Supongo que quieres a tu princessa... Bien, yo quiero también cossass, cossas que mi hijo, Christian me ha ssacado cuando me encerró en esa torre... Pero ahora he esscapado y tú sssufriráss por esso, y él también...

El sujeto dá una carcajada que retumba en el ascensor.

-SSoy el Rey de la Obscuridad y pronto el límite que separa el mundo fantásstico del real, dessaparecerá para ssiempre... Y ni tú ni él ni essa bruja poderossa lo evadirán...

El Rey hace un gesto con la mano y un pozo se abre bajo el ascensor y por ahí desaparece con Sarah, no sin antes decir:

-Díle a mi hijo que le envío sssaludosss.... JA JA JA

- No… - las palabras surgieron ahogadas de mi garganta, ahora que la había visto…

Me senté de nuevo en la silla sujetándome la cabeza con las manos, ahora que estaba tan cerca…

No era el momento de resignarse, no lo pensaba hacer, quizás… supongo que debería de hablar con Christian

No sabía como volver a mi mundo para acudir a la zona neutral, pero al menos tenía un sitio al que acudir, ver que era eso de “el periódico” por si de alguna forma me daba alguna pista de algo.

Aquí parado no hacía nada, ¿A quien podría preguntar? Aquella mujer tan amable ya se había ido tendría que salir de esta casa y preguntar a alguien confiando en su buena voluntad.

El búho deja de transmitir la imagen de Sarah a través de sus ojos amarillos. Jay piensa que debe encontrar el periódico así que sale de su departamento, ya conoce el mecanismo de las llaves, confiando en que habrá alguna otra buena persona que le indicará el lugar.

En la calle encuentra a dos estudiantes conversando, sentados en unas sillas, cerca de una mesita redonda. Un hombre, vestido de traje blanco, les trae bebidas.

También hay una mujer paseando un perro y una niña jugando con una muñeca cerca de ella. Además, por supuesto, de los numerosos transeúntes que pasan de largo.