Partida Rol por web

La bola de Lady Luthien comienza a brillar y de pronto nuevamente aparece Jareth. Sarah lo mira y él le devuelve la mirada.

Se me aceleró el corazón, no podía ser era… fantástico, acaricié la bola de cristal de forma inconsciente.

- Sarah… - vamos ahora no podía quedarme callado – sarah, yo te echo mucho de menos… pero bueno, supongo que lo primero… ¿Cómo estas? ¿Dónde estas? ¿Cómo te podemos ayudar? – Pensé que como hablaba en plural quizás no sabia a quienes me refería – Estoy con Christian, el hijo del rey de la oscuridad, pero no es como su padre y con una compañera tuya de “el periodico”

Durante unos segundos, Sarah se había quedado en silencio, observando la imagen que se reflejaba en la pequeña bola que Lady Luthien le estaba enseñando. Pero, cuando Jareth la miró y empezó a hablar, sintió como sus ojos empezaban a inundarse por las lágrimas que casi la cegaron.

- ¿¡Jareth!? - Preguntó, al principio su voz sonó algo temblorosa. Por un momento apartó la mirada, dirigiéndola hacia Luthien y sonriendo de forma boba. Pero enseguida volvió a dirigirla hacia la bola. Sentía como su corazón latía con fuerza, pero sí, allí seguía él.

- Es... Estoy bien... - Su voz sonaba algo temblorosa pero una sonrisa se podía apreciar en sus suaves labios. - Estoy con Hoggle y con Sir Didymus, ellos... Han llegado hasta aquí y me están ayudando. También va con nosotros Lady Luthien... - Había cogido la pequeña bola de cristal con ambas manos, y no apartaba la mirada de ella. - Nos encontramos en la tierra oscura, estamos intentando huir, pero no sé cómo... - Terminó diciendo con una mueca.

Me respondía… una sonsita de felicidad a la que no estaba muy acostumbrado se dibujó en mi rostro, aunque la felicidad no era completa – Sarah…

- Bien, bien… nosotros estamos tratando de llegar al mundo del Rey de la oscuridad, es complicado, ahora mismo estamos en tu mundo, pero lo conseguiremos, Sarah, escúchame, te encontraré ¿vale?, te encontraré cueste lo que cueste

Tantas ganas de hablar con ella, de abrazarla y ahora no venían palabras a mi mente – ¿Te acuerdas de aquella vez que bailamos? No hay noche que no lo recuerde – ahora mi mirada era un poco triste y melancólica pero quizás no tenía ningún derecho a pedirle nada, mi comportamiento no fue el más apropiado en aquella ocasión, algo de lo que siempre me arrepentiría - ¿Y a ti? ¿Te gustaría verme? - ¿Qué hacía mostrándome tan… frágil? Sarah es la única persona que consigue hacerme sentir así

Saber que tenía amigos allí, amigos que se preocupaban por ella, que hacían todo lo posible por encontrarla, le provocó a Sarah un fuerte dolor donde se hallaba su corazón. Las lágrimas acudieron a sus ojos, haciendo que brillaran como una película cristalina. En lo más hondo de su alma, sabía que acabarían encontrándose. Pero tanto tiempo enterrando aquellos sentimientos, negándose ser quién había sido, que la embargó una leve sensación de vértigo.

Cerró un escaso segundo los ojos, intentando dominar aquella marea de sentimientos que la embargaban. El recuerdo del baile... Claro que se acordaba, al igual que una manzana que había mordido...

Abrió nuevamente los ojos, un par de lágrimas habían conseguido huir entre sus pestañas y se deslizaban con suavidad por su rostro, creando unas sendas, por donde si no conseguía dominarse, se deslizarían otras lágrimas...

- Sí que recuerdo aquel baile... - Dijo finalmente. Su rostro había adquirido una expresión grave, preocupada, pero intento disimularlo con una efímera sonrisa. - Pero, ya no soy aquella niña que conociste... He madurado y tengo una vida... - Y un prometido, Dios... ¿Qué voy a hacer? Cuanto más tiempo pasaba en aquellas tierras, más le costaba recordar a Michael... Un suspiro salió de sus labios entreabiertos... - Sí, tengo ganas de volver a verte... - Dijo en un susurro, como si hablara para sí misma...

La vi llorar lo que me rompía el corazón – No llores Sarah… - ¿Porqué lloraría? Tenía unas ganas inmensas de abrazarla

Quizás no había sido buena idea decirle lo del baile, estaba muy seria, aquello había sido como un juego, pero claro, yo no actué de la mejor de las formas – Yo… me arrepiento de muchas de las cosas que hice… -

Suspiré cuando me dijo que tenía una vida – Yo también he cambiado, tú me cambiaste… - algo había en sus palabras, algo que no decía que heló un poco mi corazón – Bueno, vamos a por ti, nos veremos, llegaremos al mundo del rey de la oscuridad, te quiero – le dije un poco triste y le lancé un beso al aire

Los sentimientos eran tan complicados... Sarah sonrió cuando Jareth le lanzó aquel beso de despedida, y le dijo que la quería. Su corazón latía con fuerza, eco de unos recuerdos que había enterrado hacía tanto tiempo...

- Te esperaré... - Le dijo a modo de despedida. Sabía que haría lo posible por encontrarla, que removería tierra y cielo si hacía falta... Deseaba verlo tras todos esos años, pero a la vez temía aquel momento, sus mundos eran tan diferentes...

Suspiró y apartó la mirada de la pequeña bola que le había entregado Lady Luthien. En aquel momento fue consciente de la llegada de Sir Didymus y Hoggle...

Sarah se sentía nerviosa por volver a ponerse en contacto con Jareth. Pero intentó calmarse y tragó saliva para aclarar un poco su garganta reseca.

- ¿Jareth? Necesito hablar contigo... - Le llamó con un susurro, su voz sonaba algo temblorosa. ¿Contestará? Se preguntó mientras esperaba su respuesta.

Noté una de mis bolas de cristal vibrar, tomé la bola y miré.

Me sorprendí a la vez que me alegré- ¡Sarah! – Pero la noté preocupada, nerviosa quizás – Dime ¿Qué te ocurre? – al menos de vez en cuando podía comunicarme con ella aunque no era la forma que me gustaría – Tengo ganas de verte en persona… - dije bajando la voz

Un suspiro suave, casi tenue, salió de los labios de Sarah. La joven sonrió para si, ella también tenía ganas de verle, pero se negaba a reconocerlo abiertamente. Aunque aquellas palabras susurradas habían conseguido que su corazón brincara como el de una adolescente.

- Jareth, tenéis que dejar de buscarme. Parece que mientras estáis en mi mundo, el rey está haciendo de las suyas. Están pasando cosas muy extrañas, difíciles de explicar... Hemos ido a una posada y escuchado una canción de mi mundo con mezclas de este... No sabemos qué está ocurriendo, pero parece que los dos mundos empiecen a fusionarse - . Sarah se sentía extraña explicando todas esas cosas a Jareth. Había intentando explicarlo lo más claro posible, pero ni ella misma entendía exactamente qué estaba ocurriendo.

Aquellas palabras me sentaron como una puñalada en el corazón – No… - susurré

No podía dejar de buscarla, imposible, además… - El rey oscuro va a seguir haciendo eso aunque dejemos de buscarte, ya nos ha dicho que quiere unir los mundos fantásticos y el mundo real, tenemos que encontrarte y tenemos que acabar con él, Sarah, no me pidas eso – le supliqué

Podía ser imponente, duro, malvado, pero ante ella se desmoronaba mi máscara, la amaba.

Mi rostro cambió a preocupado por la situación en la que me encontraba - Sarah, tenemos problemas, tengo que dejarte unos minutos… lo siento... – tenía que terminar brevemente – te quiero Sarah – la comunicación se cortó al tener que dejar la bola de cristal en el bolsillo, maldije mi mala suerte.

Una lucha interna había impedido que Sarah llegara a replicar a Jareth. Tras sus palabras, la joven se había quedado en silencio... Por un lado deseaba verle, egoístamente, lo que más anhelaba es que continuara con aquella locura de viaje, buscándola contra viento y marea. Pero por otro lado temía por él...

Su corazón se contrajo al escuchar la precipitada despedida de Jareth. ¿Qué... Qué pasa? No le había dado tiempo a reaccionar cuando sintió que la comunicación había desaparecido... - Jareth... - Susurró. Sus ojos empezaron a humedece y sus manos a temblar. Pero él ya no estaba...

La pequeña joya de Luthien vuelve a brillar. Sarah nota que Jareth quiere decirle algo, toma el objeto y escucha...

- Sarah… soy Jareth – hice una pausa, a veces se me hacia duro poder hablar con ella y más cuando no podía darle un abrazo, cuando… habían tantas cosas que no estaban claras.

- Seguimos un poco… atascados, pero la situación no parece tan grave, discúlpame por haber tenido que cortar la comunicación antes

- Tenemos un pequeño problema que resolver, ¿Sabes que cosa puede tener tres puntas que signifique algo para el Rey oscuro? – La pregunta era un poco extraña, pero…

Sarah sintió como la pequeña joya de Luthien volvía a brillar. ¡¡Jareth!! Corriendo cogió la joya. La última conversación que había tenido le había dejado preocupada, así que con bastante nerviosismo se la llevó a los labios.

- ¿Jareth? Oh! Gracias a Dios que estáis bien... Yo... Bueno, nosotros, no sabíamos qué os había ocurrido - . Empezó a decirle antes de prestar atención a lo que le estaba diciendo. - ¿Tres puntas? No, no sé qué puede ser... Espera... - Le dijo apartándose por un momento el comunicador de delante de los labios y levantando la mirada. ¿Será su corazón? Se preguntó antes de dirigirse a Lady Luthien.

Sentí mi cuerpo estremecerse al ver que Sarah se había preocupado por mi, y una vez más me di cuenta de lo distinto que era yo con ella, con ella no tenía máscara, a no ser que ella la quisiera.

Sonreí – Bueno, aun no salimos del embrollo, pero estamos en ello, no te preocupes princesa… - le dije con cariño

- ¿Y tú como estás? Tengo muchas ganas de poder abrazarte – luego quedé esperando, parecía que iba a consultar lo de las tres puntas