-Ay cariño, como se nota que eres aún un chiquillo en el mundo de la magia. Un hechizo sólo puede ser desactivado por la hechicera original. A menos que yo fuese una bruja ultra poderosa. Y si eso fuera cierto, ¿no me habría generado ya una segunda mano, real y no esta cosa hecha de bruma sólida?
La bruja mueve su mano mágica y Christian vé que, de vez en cuando, la mano parece fundirse como si fuera de vapor. La visión le dá una sensación de repeluz.
-Oh sea, niño, que si quieres que las cosas vuelvan a su lugar vé al mundo aquel que llaman "real" y pídele a la bruja que desencante sus encantamientos.
La princesa se alza de hombros, como diciendo que eso es todo lo que puede decir.
No te hagas problema, vamos bárbaro.
La sola idea de volver a ver a Sarah, de escuchar su voz... Eso le hizo sonreir, y la sonrisa era el gesto menso habitual en la cara de Christian. No había tiempo que perder. Pero, cuando le iba a preguntar a la hechicera cómo se iba al mundo de Sarah, se acordó de algo: la cita con Jareth. Si no iba, sería una ofensa en toda regla. Podría suponer incluso la guerra. Tendría que aplazar el viaje. De todas maneras formuló la cuestión.
- ¿Cómo puedo ir a ese mundo?- le preguntó a la princesa manca intentando dominar el temblor que comenzó en su voz.
-Para ir al mundo real debes ir al portal que se encuentra en la zona neutral. El portal de los dos caminos. Lo reconocerás pues tiene una puerta negra y una azul. La negra lleva al mundo real y la azul al nuestro. ¿Qué extraño que sea negro el color que pertenece a ese mundo, no? Será porque están tan abrumados por sus ciudades y tecnologías que han olvidado la verdadera conección con la naturaleza de la que forman parte. Oh pues... algunos igual prefieren vivir allí. No me preguntes por qué.
Manca acompaña a Christian hasta el interior de su morada y allí le enseña un caldero.
Comienza a poner ingredientes en el mismo hasta que una imagen se forma. Es una ciudad, por lo que le dice la princesa. Muchas personas, millones caminan por sus calles. Las casas son tan altas como el cielo y caballos con ruedas llevan en su interior a las personas que desean ir de un lado a otro.
-Da miedo, ¿verdad? Ten cuidado cuando vayas allí de esconder tu procedencia.
La mujer le explica que casi nadie, excepto los niños, creen en esta tierra y lo podrían encerrar por "locura". Esa es la palabra que emplea Manca.
-Así que, debes saber sus reglas algo, para encajar en su forma de vida.
Las palabras de la Princesa Manca flotaban en el aire, pero Christian no las entendía. Sólo pensaba en que pronto volvería a ver a Sarah. No sabe muy bien cómo llegó hasta el caldero, pero, al ver esas extrañas imágenes en la superficie del caldo, se llenó de horror.
- ¿Sarah vive ahí?- pensó con terror.
Al volver en sí, recuerdó las palabras de la hechizera. La puerta de entrada a ese terrible mundo estaba en el lugar de reunión con Jareth. El Rey de los Goblings seguramente no sabría qué estaba pasando. Quería ver a Sarah, y por eso estaba empezando a pensar si estaría dispuesto a abandonar sus obligaciones. Jareth nunca le creería. Además, si él iba solo a ese mundo, no tendría a ese odioso rubio persiguiéndole por todos lados... y Sarah sería sólo para él. La sonrisa de su cara era la más grande que había tenido jamás, casi le hacía daño, pero era un dolor placentero. Sí, iría a ese mundo costase lo que costase, pero antes tendría que preparar algunas cosas...
- ¿Jareth sabe algo de esto?- le preguntó.
-Oh claro. Conoce el mundo real aunque no le gusta pero es allí donde a veces, niños que buscan vivir la magia y la fantasía, son llevados por Jareth a visitar su laberinto. Sin embargo, desde hace unos cuantos años, el Rey Goblin no ha querido pisar nuevamente dicho mundo. Desconozco los motivos.
Manca deja de girar el contenido del caldero y la imagen se desvanece.
-Mi querido Christian. Si quieres ir al mundo real sólo presta atención a lo que las gentes hacen y trata de pasar desapercibido. Tu aspecto igual cambiará ni cruces la puerta. No que cambiarás totalmente pero te parecerás más a esas personas. Es una especie de protección que te brinda el portal.
La bruja puso sus manos sobre el borde del caldero y preguntó:
-¿Algo más? Tengo asuntos que atender, ¿sabes?
Te dejo una respuesta y luego adelanto hasta el día de la reunión, ¿te parece?
- Así que Jareth se pasea por ahí como si fuera su casa... eso es algo a tener en cuenta...- pensó.
Podría evitar que fuera a ese mundo, pero era demasiado difícil. Tendría que idear un plan en esos 3 días.
- Una vez que encuentre a esa hechicera, ¿qué hago con ella? ¿debo llevar algo, algún tipo de protección o de amuleto? Porque si no sabe que lo es puede que no me crea... incluso puede que sea peligrosa.
-No lo sé. Sé que es poderosa pero no estoy segura de qué talismán deberías llevar. No entiendo bien de dónde proviene la fuente de su magia.
Manca mira el caldero nuevamente, pero niega con la cabeza.
-Lo siento Christian. No te puedo dar nada más que el consejo de que averigües tú mismo la causa de estos hechos. No, no, no podría decirte que conozco tanto a la bruja. Hace mucho que se ha ido de aquí y sólo sé, o al menos creo, que ha perdido la memoria.
Manca hace un además con sus manos y aparece una cara femenina. Sus ojos son dulces y amplios y su cabello tiene un resplandor especial. Es lo menos parecido a una bruja que Christian esperaba.
-Ella es. Su nombre en este mundo era Julia. No sé cuál será allí.
Mañana o en cuanto pueda ya pongo la escena para vosotros dos. Aquí termina la tuya personal.
Christian volvió a su palacio. Le había creído a Jareth y había aceptado eso de medir. Ahora nuevamente en su palacio oscuro meditaba sobre toda la situación y las posibles razones de la misma. Cuando, de pronto, una luz violácea hizo erupción cerca de su silla favorita y un objeto, salido de la nada, apareció allí mismo.
díme si la imagen no se vé.
Dio un salto, horrorizado. Jamás había visto un objeto como aquél. ¿Sería peligroso? Su aspecto parecía indicarlo. Sin darse cuanta se subió en una silla y empezó a gritar como un loco.
El asunto de la aparición de objetos empezaba a dejar de ser una simple anécdota.
No te preocupes, el precioso teléfono de la Hello Kittie se ve a la perfección:)
Ante la actitud de Christian y su grito horrorizado, el Consejero Real entró en la habitación. Viendo al objeto, arqueó una ceja, lo tomó entre sus manos y pasó a explicar.
-Mi señor, no os alarméis, esto es un emmm... es un aparato técnico... tecnológico más bien habría que decir, que es usado en el mundo, en el otro mundo, en el mundo al que llaman real, por las personas para comunicarse entre ellas. Es un... es un modelo más de niña si me preguntáis, ciertamente. Pero no entraña ningún peligro señor, os lo aseguro.
Bluebird aprieta un botón y el aparato hace un sonido musical.
- Lo que me extraña es que esté aquí... ¿será que la barrera entre nuestro mundo y aquel se está haciendo más difusa?
Christian se bajó de la silla intentando conservar la poca dignidad que le quedaba, y se dejó caer en ella con un elegante gesto.
- Sí, si ya lo sabía... Era sólo para... comprobar... si estabais alerta... Solamente eso.
Y después, señalando con el dedo al extraño objeto, agregó:
- Está claro que ese... artilugio es totalmente inopfensivo. Quiero que se informe sobre su aparición al rey de los goblings.
- ¡Ah! y una última cosa- añadió- ¿cómo es que tú sabes tanto sobre esos objetos, Bluebird?
Bluebird está por contestarle a Christian todo esto, pero de pronto una luz enceguecedora cubre toda la habitación, como si un pequeño sol entrase en la misma. Hasta Bluebird, consejero muy serio, pega un pequeño grito. Entonces la luz se desvanece y el cuarto se vuelve a ver. Ahora no hay ningún objeto tecnológico raro en el mismo, sino algo aún más extraño.
Una joven, vestida en ropas muy diferentes a la de este mundo, está inconsciente en el suelo del salón. Tiene un bolso en un mano y su cabeza reposa sobre el mismo.
Juliette abre los ojos, pero por alguna extraña razón, aún vé todo obscuro.
:P ahora sí pueden contestar.
Juliette miró con horror o bueno, intentó porque todo estaba en perfecta obscuridad. Sintió un poco de pánico pues al haber sentido aquel dolor e ir caminando, podía estar en cualquier lugar.
-¡Dios...!
Ya había tenido demasiadas emociones aquel día como para tener una más y esta ligeramente más peligrosa porque por lo pronto no sabía ni dónde, ni con quién o quiénes estaba. Se fue incorporando lentamente, tratando de ver en aquella penumbra.
Juliette, por ahora estás temporalmente ciega. Lo siento xD
La luz cegó momentáneamente a Christian. Cuando consiguió volver a ver, se quedó de piedra al ver como ese extraño aparato se había convertido en una jovencita. No sabía qué decir ni qué hacer. Esta aparición superaba con creces las demás.
Se quedó mirando, anonadado, a la joven. Su cara le era familiar... ¡Claro! Era la chica que apareció en al caldero de la Princesa Manca. Que apareciera en su fortaleza le podríai reparar alguna que otra ventaja.
Con cautela se acercó y la pregunto con voz dulce:
- ¿Os encontráis bien, señora?
Juliette sintión una presencia aproximarse, no estaba segura de qué era así que se apartó un poco y más temerosa que antes.
-Yo no...-respondió un poco más tranquila cuando escuchó la voz aunque se le hizo raro que la llamara de aquel modo.-No, no puedo ver. ¡No puedo ver! ¿Quién eres tú? ¿Qué me hiciste?
Los ojos de la rubia ahora estaban humedecidos.
Hasta que yo diga lo contrario, Juliette sigue ciega.
- ¡Bluebird, llama a alguien que pueda sanarla!- ordenó con rapidez Chritian.
Se giró hacia la muchacha y la dijo dulcemente:
- Os equivocais, yo no os he hecho nada. Debe haber sido el viaje desde vuestro mundo al mío.
Paró un momento y luego añadió:
- Pero ahora no os debe preocupar nada. Estáis bajo mi cuidado, en mi fortaleza. Aquí nada os puede hacer daño, os lo aseguro.
Siento el retraso ^^U
Antes de que su consejero saliera de la sala, le susurró al oído:
- Que avisen a Jareth sobre el... extraño objeto, pero ni palabra de la muchacha, ¿entendido?
Su rostro denotaba cierta ansiedad, y un sudor frío como el hielo recorría su rostro.
Intentó calmarse, principalmente porque él ya le había pedido a alguien, fuera quién fuera ese Blue Bird, que buscara ayuda para ella y tenía que recibirla, era muy angustiante vivir en la penumbra.
-¿Tu mundo? ¿Quién eres tú? ¿Cómo es que yo estoy aquí?
Su voz era realmente un susurro, estaba casi llorando y estiró las manos buscando a la persona que le hablaba.
-¿Para qué me han traído aquí? Yo no tengo dinero y si es que piensan pedir un rescate, tampoco tengo familia así que difícilmente les pagarán algo... Yo...
No, no podía imaginarse qué estaba pasando pero seguía estirando las manos buscando al hombre que le había hablado.
No hay problema ^^