yo ya estaba afuera :P
por lo que asumo que veo que es lo que esta causando el disturbio...
Bajando, veo el percal con el nuevo fichaje del coliseo... pero al oir el riudo fuera salgo para la calle a ver que ocurre.
En medio de un gran número de jueces, la dama Morkhalee discute a gritos con el Juez Ragnar. Los insultos salen de su boca con una sorprendente facilidad, para alguien que está constantemente adornado con las más finas sedas y ropajes. -No vais a llevaros a uno solo de mis gladiadores. Mucho menos a Renato.
-¿Crees que puedes oponerte a la justicia de los jueces? ¿Sabes lo que podemos hacerte, hechicera? ¿Crees que tienes una mínima oportunidad?
En caso de ser necesario, bastardo, te arrancaré el corazón a tí primero. Y luego, ya veremos.
El espadachin salia de la casa de los condenados y se disponia a pasear un rato por aquella ciudad enjaulada por el hielo, cuando unos elevados tonos de voces llamaron su atencion. Se dirigio al lugar del cual provenian las voces y busco sus origenes.
Juan Bautista se queda atonito contemplando la escena... alli estaba la mujer que los imprisionaba en aquel coliseo y los hacia bailar como marionetas bajo sus hilos. Pero ese no era el momento para actuar, tampoco estaba preparado o por lo menos no todavia... Parecia estar en algun tipo de discusion, lo mas sabio seria escuchar y aprender de sus debilidades.
Argus observaba divertido la escena. Una discusión de elfos oscuros sólo podía terminar con al muerte de uno.
La escena transcurría increíble y casi violenta en el exterior del Coliseo, cuando Parnassus se acercó al lugar, con cautela. Un Juez y la Señora del Coliseo enfrentados en plena calle; aquello daría mucho de qué hablar en los próximos días, sin duda. Un esclavo gladiador no era quien para interrumpir algo así... posiblemente nadie lo era; por lo que la Muerte de Obsidiana mantuvo la distancia, resguardado tras la falsa seguridad de sus escudos.
Por fin puedo regresar a la Casa de los Condenados, y mira la que tenéis montada... os parecerá bonito, ¿eh?
Esto no es un juego, Morkhalee. Los Destructores ya están en la ciudad, y no creas que, si se prueba que uno de los norteños que tienes como juguetes está involucrado en un asesinato y una tentativa de asesinato de uno de nuestros hermanos voy a permitir que uno solo de ellos no sea interrogado... o juzgado. Las implicaciones no se les escapaban a todos los gladiadores veteranos. Nada más temible que un juez. Nada.
De los dedos de la hechicera manaban hilos de energía de color verde. La rabia en los ojos de la Ama del Coliseo era palpable. Ni a uno. Ni a uno solo de mis gladiadores. O esta ciudad será sacudida por una guerra que hará que caiga hasta sus cimientos. Y con ello, se dió la vuelta, dispuesta a entrar en la Casa de los Condenados.
Llegue a la sala común, como siempre me disponía a coger una jarra y pedir algo de comer mientras me sentaba en un rincón y me dedicaba a estudiar movimientos, escuchar comentarios…tal vez en algún momento lograría algo que me acercara más al fin del camino…
Pero en aquella ocasión algo ocurría, no había casi nadie sentado en las mesas. Sin embargo en el quicio de la puerta que daba a la calle se apelotonaban varias personas.
Dirigí mis pasos hacia allí, estaba claro que algo sucedía. Salí a la calle, el revuelo era tal, que la calle estaba prácticamente bloqueada, y en el centro del tumulto reconocí a la dueña del coliseo, junto con otro de esos elfos al que no conocía. Había llegado demasiado tarde para escuchar nada, pero tras estudiar los rostros de las personas que estaban observando, estaba claro que se había montado una buena…
Me quedé en un segundo plano, arrimado a la pared, esperando a ver en que acababa la cosa, y los comentarios de la gente una vez acabado aquel enfrentamiento…
Vaya, vaya, siempre en las sombras, ¿verdad, Hugo? La voz sonaba junto a él. Uno de los observadores del espectáculo, que se había situado a su lado por casualidad, soltó casualmente la frase mientras miraba hacia la escena que se desarrollaba ante ellos.
La escena era divertida y temible a la vez... pero no sabia a que se debia esta discusion... como siempre se enteraba la ultima de todo...
Al ver llegar al humano, un nerviosismo le recorrio... y una sonrrisa afloro a su rostro... menso mal que tenia la mascar puesta. Con una inclinacion de cabeza saludo al paladin de los escudos.
entones oyo lo del intento de asesinato...
y no lo pudo evitar... mas bien no quiso...
¿A quien han intentado matar...?
Con pasos suaves como si se le hubiese escapado reculo unos pasos, situandose justo a lado del nuevo fichaje del coliseo... esto prometia tanto el mercaded que estab alli como la llegada de Parnasus...
El espadachin escuchaba atento... parecia que habia alguien tras amenazas o asesinatos de elfos oscuros... debia investigar mas.
Por el momento habia escuchado todo lo que necesitaba escuchar y se retiro a descansar.
Mientras estudiaba la situación en silencio, apoyado en la pared, pude observar que varios de mis compañeros se encontraban en aquel lugar. Algunos con los que ya había luchado, y otros con los que sin duda tendría que luchar…
Cita:
Instintivamente lleve sutilmente mis manos a las dagas...pocos eran los que alguna vez habían tratado de conversar conmigo, y muchos menos los que lo hacían una segunda vez…
Sin apartar la vista del tumulto formado, y sabiendo que quien hablaba estaba situado a mi lado, le hablé en un susurro…
Te conozco???. No tenía dudas de que era la primera vez que veía a este individuo, pero quizá sacaría algún provecho de la conversación…o…problemas…
Parnassus se acerco con decision hacia donde acababa de aparecer el conocido mercader que habia sido su tangencial preocupacion durante algunos dias:
-Vaya, Don Esteban. Debemos su presencia a que haya decidido arreglar sus asuntos, muy honorablemente, por su propia mano, o tan solo intenta decidir cual de mis presuntos "amigos", si los tuviere, esta a la altura? Para eso no hace falta que nos deleite con su hedor, comerciante. Las estadisticas son publicas para todo visitante del coliseo. Vera un listado de las de los demas justo debajo de las del favorito... - dijo, con un claro mensaje implicito: no tienes huevos de hacerlo tu mismo y tratas de elegir a uno de mis allegados, a los que ademas ya he vencido muchas veces.
Los escudos no temblaban, pero la turbia mirada del guerrero indicaba a Esteban que no era bienvenido tan cerca. Los ojos del gladiador hacian ligeras excursiones por el entorno, atentos a cualquier traicion repentina. Aunque la presencia de la Dama Morkhalee, guardiana del Coliseo, y del Juez Ragnar, Guardian de la justcia, hacian un intento de asesinato sobre Parnassus lo mas similar a una sentencia de muerte, en un lugar tan cncurrido como el exterior del coliseo.
Este mensaje existe ya, pero solo podia verlo Delderius y no puedo borrarlo (una mala pasada del proxy); lo pongo aqui, que sigue quedando bien.
Esteban miraba extrañado a Parnassus. No sé cual es tu problema, gladiador, pero desde luego no va conmigo. Personalmente, a pesar de la honesta competencia que mantengo con tus amos, no tengo ninguna reyerta contigo. Después se volvió hacia Hugo. Mi trabajo es conocer a todo el mundo, Hugo, especialmente a la gente con talento. Ven a verme al Mercado algún día, creo que podremos ayudarnos el uno al otro.
siguo la conversacion hasta pillar a Esteban solo para habar con el.
La tensión era palpable, y no tan sólo entre la dueña de la arena y aquel individuo...No, a mi lado, las cosas no andaban mucho mejor...
Cita:
Era evidente que no era así, pues los músculos de Parnassus parecían contraerse, conteniéndose para no soltarle un fuerte golpe...
Cita:
Giré mi cubierto rostro hacia aquel hombre, estudiándolo...sonreí para mí, aquel hombre sin duda era una serpiente, por lo que sabía, había que serlo para sobrevivir en aquella ciudad...pero en mi vida había tratado con muchas...
Mi mirada se movió hacia Parnassus, sin duda no apreciaba a aquel hombre...y de nuevo voló hacia el tal Don Esteban...talento...sin duda la serpiente me estaba ofreciendo la manzana. Ten cuidado con lo que deseas...pueda que se cumpla...