Partida Rol por web

Remember

Postdam

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09/03/2015, 01:09
Director

Finalmente Fox y Astrid llegaron a la ciudad de Postdam, antes de que se marcharan el anciano les dijo que no podría seguir con ellos, que trataría de contactar con su contacto del FBI y que lo enviaría a donde ellos estaban si lo deseaban. La ciudad estaba tranquila, era ya por la tarde y no quedaba mucho para que empezara a anochecer y por desgracia no tenían noticias de Sian, al menos de momento

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10/03/2015, 01:51
Astrid Müller

Nos habíamos quedado solos. Con la decisión de Maki y Klauss de marcharse, y sin noticias de Sian, sólo quedábamos Fox y yo. Decidimos salir de la ciudad, tal y como nos había dicho su contacto, así que sacamos todo el dinero que pudimos en efectivo y pusimos rumbo a Potsdam.

Tomamos un taxi que nos llevara a la ciudad, dejándonos este en una plaza del centro, desde la cual decidimos callejear. No había querido pasar por casa antes, por lo que pudiera pasar, así que pedí a Fox que fuéramos a comprar algunas cosas. Una bolsa de viaje, algo de ropa y algunas cosas de aseo serían suficientes.

Hicimos una parada para descansar y tomar algo, aprovechando el momento para coger prestada una guía telefónica y buscar algún lugar en el que alojarnos. Conocía algo la ciudad, así que escogimos un Hostal guiándonos por la zona en la que se encontraba. Algo en una zona modesta y no muy lejana al centro. En la mayoría de los hostales limitaban el registro a un libro de huéspedes, lo que nos ofrecía algo más de seguridad. Decidimos caminar hasta el lugar y pagamos por una habitación doble para un par de días.

El lugar era bastante humilde, tal y como supusimos, con lo que la habitación resultó acorde a los que esperábamos. Dos camas separadas por una mesilla, una butaca, un pequeño escritorio con una silla y una televisión colgada de la pared. Al menos la habitación no era demasiado pequeña y contábamos con un baño privado.

Al entrar posé la bolsa de viaje sobre una de las camas y me quité el abrigo, tirándolo sobre esta.

-Esto es una completa locura… - murmuré, sentándome en la esquina de la cama y llevándome las manos ala cabeza, al mismo tiempo que agachaba esta y apoyaba los codos en mis rodillas.

Me quedé así unos segundos, asumiendo todo aquello. Habíamos estado ocupados con todos los preparativos, pero ahora llegaba la hora de tomar decisiones, de ver qué pensaba cada uno, qué deberíamos hacer. ¿Cuál era el plan a partir de ahora?

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10/03/2015, 11:55
Fox Hamilton

Al entrar en la habitación, paso por ella sin fijarme en los detalles de la misma, como si todo eso no tuviera la menor importancia, como si me viera incapaz de prestar atención a los pequeños detalles que antes eran relevantes. Solo camino como un muerto en vida hasta la ventana, observando el exterior. Oigo a Astrid sentarse en la cama, y murmurar la locura en que nos hemos metido. Y por alguna razón no lo puedo ver así. Porque no hace tanto deseaba abandonar este mundo, dejarme matar por una botella, por una curva mal tomada, por un hijo de puta con pistola.

¿Esto es una locura? Al menos a mí me parece que tiene más sentido.

No porque ya no desee morir, sino porque, si he de hacerlo, mejor que mi muerte sirva para algo.

De eso se trata. No se si Sian lo calculó de esa manera, pero siento que mi mayor aportación a todo este asunto es tan sencillo como olvidar mis poderes y centrarme en lo que verdaderamente me hace peligroso para Tom y los suyos.

Estoy dispuesto a sacrificarme.

No hay nada más peligroso que un hombre sin miedo.

Necesitamos esas invitaciones -Digo de repente, sin girarme siquiera, haciendo referencia a las invitaciones que Maki nos ofreció para el concierto de Nueva York- Sea cual sea el plan de Tom, se basa en ese concierto. Para detenerle, hay que estar allí. No se cómo se desarrollará el asunto, porque no tenemos apenas información, pero... -Meto la mano en mi bolsillo, sacando el móvil de Sian y comprobando que no ha recibido llamadas ni mensajes. Lo guardo de nuevo y pienso en posibles finales a todo esto. Una de ellas es tan loca que hasta parece lógica en mi desquiciada cabeza, la de matar a Tom, aunque la policía me abata justo después- Si las cosas se ponen feas, y me veo obligado a hacer algo "drástico", quisiera que te largaras y te pusieras a salvo.

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10/03/2015, 15:48
Astrid Müller

Levanté la cabeza cuando Fox empezó a hablar nuevamente de las invitaciones, aunque este me daba la espalda mirando por la ventana. Aquello era fácil de solucionar, la misma Maki nos las había ofrecido, así que bastaría una simple llamaba para asegurarnos esos pases VIP que nos darían también paso al backstage.

-Bastará con hablar con ella y darle una dirección para que nos las mande. – dije mientras él miraba el teléfono.

Entonces comenzó a hablar de hacer algo “drástico” y ponerme a salvo. Aquello podía significar muchas cosas, pero algo me decía que se refería a la peor de todas, aun así, esperaba que fuera él quién me lo explicara.

-¿Cómo que algo drástico? ¿De qué hablas? – le pregunté casi de inmediato poniéndome en pie. – Creía que estábamos juntos en esto… ¿Qué es eso de que me largue? – le dije entre decepcionada y molesta.

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10/03/2015, 16:30
Fox Hamilton

Lo de las invitaciones parece sencillo. De hecho, lo es. Pero hasta ahí llega nuestro plan, nuestra información, lo que sabemos y podemos planificar. Lo cierto es que no tenemos nada a lo que aferrarnos, más que nuestra voluntad de impedir esos planes de Tom, de los que no sabemos nada.

Astrid se pone en pie ante mi petición, visiblemente nerviosa. Es lógico, no me ha sonado bien ni a mí al decirlo. Me giro y la veo observarme con esa expresión de molestia, recriminándome no cumplir con la idea de permanecer juntos.

N-no digo que vaya a ser así, pero... No sabemos nada de su plan. Y, sinceramente, no se cómo podremos detenerlo. Si llega ese momento, y no encontramos otra solucion... Yo...

Mi expresión se llena de lástima, autocompadeciéndome una vez más, y aparto la mirada.

...No tengo nada que perder.

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10/03/2015, 16:50
Astrid Müller

Por un momento comprendo a todos aquellos que se han desesperado ante mi actitud de no querer seguir adelante. A mi reticencia por volver a una vida normal. Cogí la bolsa de la cama en un arrebato, dispuesta a irme de allí. De pronto esta asociación ya no tenía sentido, él quería actuar sólo, arriesgarse él solo.

Pero ese momento duró poco. Solté nuevamente la bolsa y di un paso al frente, tratando de llamar así la atención de su mirada.

-Creo que necesitas una copa… - comencé a decir. – Pero para estampártela en esa cabezota. El trato era ocuparnos juntos de esto, aún no sé cómo, pero encontraremos la manera. – posé una mano en su hombro. – Piénsalo de esta manera, yo tampoco tengo nada que perder, entonces… ¿Por qué tú? Eso no sería justo. No se hará de esa manera, no te lo permito. – me atreví a decir, como si de verdad tuviera algún tipo de potestad sobre él. – Sé que te habrán dicho esta estupidez miles de veces, pero intenta pensar en otra cosa.

Dejé que mi mano se deslizara por parte de su brazo mientras era yo quien esta vez se acercaba a la ventana, y me apoyé en el alféizar con ambas manos.

-Ya está oscureciendo, meditemos con la almohada qué hacer, si te parece bien. Ahora quizás deberíamos salir a cenar algo. – me giré para mirarle, con mis manos aún en la ventana.

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10/03/2015, 18:10
Fox Hamilton

Parece que vaya a marcharse. Una extraña sensación se apodera de mí al pensarlo. Por una parte creo que es lo mejor para ella, alejarse de esta locura, ponerse a salvo. Por otra, me siento perdido al imaginarme enfrentándome a todo esto en solitario, sin ella para ayudarme. Por poco que la conozca, se ha convertido en una referencia para mí, un apoyo insustituible.

Pero regresa, me habla de una copa. Frunzo el ceño, extrañado, pero abro los ojos por la sorpresa cuando dice de estampármela en la cabeza, cabreada. Me regaña como una madre a un crío pequeño. Como Emma ha tratado de hacerlo muchas veces, sin que yo le hiciera el menor caso. Como Caren hacía cuando de enfadaba conmigo, disputas que el amor siempre solventaba con apasionadas reconciliaciones. Instintivamente miro a la cama, recordándome que todo eso ha quedado atrás, que lo he perdido, que no volverá.

Astrid se apoya en la ventana, tras acariciar mi brazo un instante. Cenar y descansar. Sí, parece lo mejor, pensar con claridad. He sido injusto con ella, probablemente. Compadeciéndome siempre de mí mismo, olvido con facilidad que hay más gente que sufre en el mundo.

Yo... L-lo siento, Astrid. -Suelto un suspiro, llevándome las manos a la cara y masajeándome las sienes un instante, antes de continuar- Es sólo que... no encuentro una salida. A nada. Estoy muy perdido. Y... Te aprecio. Supongo que esto es lo que provoco en otras personas, las pocas que me quedan. No quiero que te pase nada malo. -Me vuelvo hacia ella- Supongo que soy un egoísta, y sólo veo el dolor que yo llevo dentro. Perdóname.

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10/03/2015, 18:52
Astrid Müller

Comenzó a hablar con una visible dificultad, tratando de explicarse. Pero tras una pequeña pausa consiguió expresar lo que pensaba. Me chocó el hecho de que me dijera que me apreciaba. Con aquel abrazo en la cafetería yo también había sentido algo así, pero no quería aceptarlo, ni siquiera había querido darle vueltas; pero el tema volvía a salir a la luz. Había pasado mucho tiempo tratando de mantener las distancias con todo el mundo, pero hacerlo con alguien con quien me sentía tan identificaba estaba resultándome imposible.

-No te preocupes, yo también me he comportado así muchas veces, por desgracia sé lo que es. –volví a girarme hacia la ventana, mirando al exterior. – He pasado mucho tiempo sin dejar que nadie se acerque a mí y tratando de alejar a quienes ya se encontraban cerca, pensando que era lo mejor para ellos. - suspiré - Ni siquiera sé por qué hablo en pasado, en realidad debería estar ya con cuatro copas de whisky camino de cualquier pub, esperando encontrarme a cualquier tio que… - me detuve en mi relato, consciente de que me estaba abriendo demasiado, y me giré para mirarle. – Aunque lo del whisky aún puedo solucionarlo. – reí. - ¿Me cambio y cenamos?

Cogí la bolsa y comencé a avanzar hacia el baño, pero antes de entrar en este me giré y le miré a los ojos.

-Si de verdad me aprecias, avísame cuando sientas el impulso de hacer alguna tontería. – le dije en tono serio, y me adentré en el cuarto de baño.

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10/03/2015, 20:32
Fox Hamilton

La conexión que hay entre nosotros es a cada instante más y más evidente, un lazo que siento fortalecerse cuanto más se de su vida. Hemos pasado por una experiencia muy similar, que nos ha afectado por igual a ambos, aunque el resultado no haya sido exactamente el mismo. Ella se abandonaba a los brazos de hombres que no le importaban, buscando consuelo a la ausencia que padecía. Así me ha parecido entenderlo, al menos. Yo me abandonaba a la inconsciencia o el peligro, buscando un final para el día o para toda mi vida.

Se atreve incluso a bromear, lo que me arranca una sonrisa que creía olvidada. Su humor es contagioso, como hermosa si risa. Toda ella, en realidad. Me quedo mirando mientras se dirige al cuarto de baño, tras sencillamente asentir cuando propone salir ya a cenar en cuanto se cambie.

Entonces se gira, seria, y me pide un favor que no se si tendré fuerzas para cumplir. El impulso de hacer una tontería. Me quedo petrificado en la habitación cuando la puerta se cierra y pierdo de vista a Astrid, con su pelo rojo, su piel pecosa, su bello rostro. Me quedo helado por sentir ese impulso, sorprendido por desear lo que no creí que desearía nunca más. Por saberlo injusto para ambos.

El deseo de acercarme a Astrid y besarla.

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10/03/2015, 21:10
Astrid Müller

Saqué una falda negra y una camisa blanca transparente con volantes, que era lo único así menos informal que había comprado. Me quité la ropa que llevaba puesta, a excepción del tanga, y cubrí mi delantera con un sujetador negro. Rápidamente me puse la camisa, que dejaba vislumbrar este, y aquella sencilla falda. Me calcé y me miré al espejo para repasar el maquillaje y peiné un poco mi cabello con las manos, recogiéndome la melena en un lateral.

Salí del baño y me dirigí a Fox, colgándome el bolso del hombro.

-¿Qué te apetece? – hice una pausa por si lo tenía claro, pero decidí darle alguna sugerencia. - ¿Chino? ¿Italiano? ¿Has probado la comida alemana? A parte de la ensalada de patata, quiero decir. – sonreí, recordando la improvisada comida en mi casa. – Vamos, hoy eliges tú. –dije abriendo la puerta de la habitación. - Relajémonos un poco.

Notas de juego

Aspecto de Astrid

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10/03/2015, 22:05
Fox Hamilton

Tardo unos minutos en reaccionar, tras encerrarse Astrid en el baño. Un frío interno me recorre, que me veo obligado a combatir al recordarme que llevo todo el día con la misma ropa y ella ha entrado al baño para cambiarse. Abro la bolsa de viaje y saco un jersey fino y ajustado, quitándome la camiseta y cubriendo mi torso y brazos con él. Al terminar de ajustarlo, me rasco un poco el cuello, molesto por la barba. En algún momento debería quitármela, supongo.

Astrid sale del baño, y su primera pregunta me deja descolocado. Aún estoy tratando de desprenderme de esa incómoda sensación de antes, cuando me dice que qué me apetece. Mi mente, descontrolada, vuela lejos de ningún restaurante, al tiempo que no puedo evitar fijarme en su sexy atuendo, hasta que aclaro mi cabeza y ella misma especifica su intención.

Eh... Pues no, no conozco mucho de gastronomía internacional. Me encantará probar algún plato típico de tu país, sobre todo contando con una guía nativa como tú. -No se cómo ni por qué, o no quiero saberlo, pero aflora a mi rostro una sincera sonrisa.

Será mejor que no nos relajemos demasiado...

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11/03/2015, 12:47
Astrid Müller

Fox finalmente se decantó por probar algo de mi tierra. Parecía más animado, lo cual me alegró, y le devolví la sonrisa sin dudarlo. Salimos del lugar y caminamos un rato. Hacía tiempo que no viajaba a Potsdam, pero creía recordar un pequeño restaurante que no estaba nada mal. Después de un rato terminamos dando con él.

-Aquí es, ya pensaba que no íbamos a encontrarlo. – me adelanté y entré en el restaurante.

Pedí una mesa para dos y el camarero nos guió por el interior hasta ella. Era un poco tarde y apenas quedaba gente, así que podríamos estar tranquilos. Además, dada nuestra particular situación, era mejor tener el lugar un poco controlado. Nos sentamos y el camarero nos dio la carta antes de retirarse.

-Mmm – la abrí y comencé a echarle un vistazo. – Viene la traducción en inglés debajo, así que no tendrás problema. – le dije a Fox, asomándome por encima de la carta con una sonrisa, y volví a su lectura. – A ver… Si eres de carne te recomiendo el codillo, hay pocas cosas tan típicas, y está muy bueno. El de aquí creo recordar que estaba bastante bien.Oliver lo pidió cuando vinimos… - Una cosa… ¿Te importa si bebo? – le pregunté, cerrando la carta y dejándola sobre la mesa.

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11/03/2015, 13:44
Fox Hamilton

Caminamos de forma tranquila por la ciudad. Es algo que hacía mucho que había dejado de hacer, pasear. En otro tiempo, lo que ya considero una vida anterior, lo hacia a menudo. Más en moto, por supuesto, pero cuando conocí a Caren aprendí a disfrutar de los tranquilos paseos a pie, bajo la sombra de los arboles del parque, viendo escaparates de las tiendas de la ciudad.

¿Por qué Astrid me recuerda tanto a ella? Si no se parecen en nada...

Llegamos al restaurante, un lugar tranquilo y discreto, casi íntimo. Al entrar, Astrid se adelanta para entrar primero, y sin pensar pongo una mano en su espalda, sobre la cintura, mientras le sujeto la puerta. Nos dan una mesa, y yo pienso en por qué he hecho eso. Aunque nos entregan la carta yo la dejó sobre la mesa, porque no entiendo nada de alemán. Sin embargo, Astrid dice que está todo traducido al inglés, de modo que, con curiosidad, comienzo a mirar.

Si tú me lo recomiendas... -Digo devolviendo la carta a la mesa- Codillo, entonces.

También ella deja la carta, pero antes hace una pregunta comprometida. Me quedo mirándola, sorprendido, sopesando las consecuencias y todo lo que me ha estado contando. Finalmente, recupero la compostura para responder.

Pues depende. -Comienzo a decir, rascándome un par de veces el cuello con molestia. Definitivamente, debería afeitarme- ¿Unas copas de más, o sólo una botella de vino... entre los dos?

En mi gesto, habitualmente hosco y carente de alegría, se dibuja una tenue sonrisa. No es lo mismo un poco de alcohol con la comida que beber y beber a palo seco para olvidar, me digo.

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11/03/2015, 23:17
Astrid Müller

Me sorprendí con la respuesta de Fox, ya que simplemente pretendía preguntarle si le importaba que bebiera delante de él, pero claro, no había pensado en que yo tampoco debería…

Reí agachando ligeramente la cabeza y volví a mirarle.

-No estaba pidiéndote permiso, lo sabes, ¿No? – volví a reír. – Pero tienes razón.

Llamé al camarero y este se acercó de inmediato, preguntándonos muy amablemente qué queríamos tomar.

-Querríamos el plato de verduras salteadas, para compartir, codillo con el acompañamiento de nudel y el strudel salado, por favor. - le dije al camarero en alemán.
-Muy bien señorita, ¿Y para beber?
-Tráiganos una botella de ese tinto que tienen, ¿El de 2002?
-Así es. Como gusten, gracias. – cogió las cartas y se retiró.

Miré a Fox y sonreí con picardía, disponiéndome a explicarle lo que había pedido al camarero en mi lengua natal.

-Te he pedido nudel para acompañar, es muy típico aquí, a ver que te parece. Y algunas verduras para compartir si te apetecen. Para mí strudel, puedes probarlo también si quieres. Y claro, agua. Agua para los dos.

El camarero no tardó en venir, primero con unos panecillos y después con una botella de tinto, caldo muy poco habitual en el país; aunque cada vez se estaba poniendo más de moda.

-Vaya, el agua se ha convertido en vino… - reí.

A pesar de todo lo que estaba pasando me sentía especialmente relajada. Puede que fuera por aquel pequeño descanso en el camino después de tanta tensión, aunque me inclinaba por que se trataba de Fox. Hacía mucho tiempo que no me sentía así con nadie, sin tener que esconder lo que pensaba por miedo a no sentirme comprendida o a hacer daño.

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12/03/2015, 13:25
Fox Hamilton

Río la broma de Astrid acerca de no pedirme permiso. No es una risa descontrolada, pero creo que es lo más cerca de relajarme sanamente que he estado en mucho tiempo.

Ni yo soy quién para dártelo... -Respondo, pero me guardo la segunda parte. Era por saber si terminaré la noche sólo por irte con cualquiera. El comentario es claramente demasiado ofensivo, una broma de mal gusto. Y ya he cometido demasiadas estupideces últimamente como para eso.

El camarero se acerca y Astrid se encarga de pedir, en alemán, de forma que no comprendo absolutamente nada, pero me concentró en el tono de su voz, que resulta melodiosa a pesar de hablar un idioma que me resulta tosco y brusco. Cuando el camarero se retira, me explica el menú, y asiento conforme con todo lo que dice, hasta llegar a la parte de la bebida.

¿Agua?

Levanto una ceja, sorprendido, pero acepto su decisión. Al fin y al cabo, puede que sea lo mejor, mantener la mente clara, no buscarnos más problemas. Pero realmente me apetecía una copa. No beber sólo, lo más fuerte y rápidamente posible para olvidar el mundo y mi vida, sino una copa de verdad, suave y deliciosa, en buena compañía, compartiendo conversación.

Mientras esos pensamientos recorren mi mente, me fijo en las servilletas de ppapel que hay sobre la mesa junto a las de tela. Rememorando viejos tiempos, tomo una y comienzo a doblarla en distintas formas, afanándome en recordar la fórmula que antes conocía tan bien.

Entonces el camarero aparece con una botella de vino, y Astrid demuestra que sólo se estaba burlando de mí.

Jajaja, Jesús estuvo aquí, es un local con buena clientela entonces... -Digo, completamente relajado. Levanto la obra que descansa entre mis dedos y se la muestro, depositándola en el interior de su copa destinada al agua. Entonces tomo la botella y me encargo de abrirla, sirviéndole primero a ella.

¿Un brindis? -Digo tras servir, dejándole el primer turno a ella.

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12/03/2015, 19:38
Astrid Müller

No me pasó desapercibido que Fox se traía algo entre manos, y nunca mejor dicho, pero no quise preguntarle por lo que hacía y esperé pacientemente al resultado final. Rio ante mi pequeño engaño y bromeó al respecto, parecía estar bastante relajado. Eso era bueno, necesitábamos poder desconectar de todo lo que se nos venía encima para poder afrontarlo mejor.

Me enseñó lo que había hecho, una rosa de papel, que llegaba a simular hasta una hoja en su tallo. Sonreí al verla y la seguí hasta que la depositó en mi vaso del agua. Tras ello nos sirvió vino y me ofreció hacer un brindis.

-Claro, por qué no. – dije tomando la copa con cuidado. – En realidad hace siglos que no brindo.Un año y medio aproximadamente.Aunque nunca se me han dado muy bien estas cosas.Era Oliver el que siempre daba con la frase perfecta para satisfacer a los presentes.

Miré la flor que había hecho Fox durante unos segundos y después clavé mi mirada en este.

-Por crear cosas nuevas. – alcé la copa. – Prost!

Yo misma me sentí confusa ante mis palabras. Crear cosas nuevas, algo nuevo, es todo lo que el mundo decía que debía hacer, pero a lo que fervientemente me negaba. Me aferraba al pasado, a lo que ya tenía o tuve, y me resistía a crear nada nuevo, a tener ningún nuevo lazo con nadie. Pero allí estaba, brindando tras descubrir que había algo nuevo en mí en forma de habilidad, con una decisión pendiente acerca de como crear una situación segura para todos, y con un hombre que además de compartir estas cosas conmigo, compartía la necesidad de mirar también hacia delante, hacia lo nuevo.

Tras brindar di un pequeño sorbo y posé la copa.

-Y a parte de la papiroflexia… ¿Qué hay de ti? En realidad no sabemos casi nada el uno del otro.Aunque compartamos cosas que nadie, o casi nadie más, conoce.

El camarero comenzó a traer la comida.

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12/03/2015, 22:46
Fox Hamilton

Por crear cosas nuevas... -Acompaño el brindis, aunque no me llevo la copa a los labios inmediatamente. Crear cosas nuevas. Esas tres sencillas palabras hacen que el recuerdo doloroso se adueñe de mí, llenando de tristeza mi mirada perdida a pesar de mantener una sonrisa que me niego a dejar partir. Hace que piense en la última vez que creé algo, una nueva vida, algo que fue arrancado de este mundo antes siquiera de que supiera de su existencia.

El hijo que Caren llevaba dentro.

Pero finalmente arrastro la copa hasta mojar mis labios, apenas si saboreando el caldo en esta ocasión, al contrario que tantas y tantas noches de borrachera en que tragaba sin parar cuanto se vertía en el vaso. Dejo la copa en la mesa mientras Astrid me pregunta acerca de mí. No respondo inmediatamente, pues el camarero trae ya nuestros platos. Cuando se marcha, no tengo muchas ganas de comer.

No hay mucho que contar -Digo apoyando los brazos sobre la mesa y encogiéndome de hombros- Era inspector de transportes, estaba casado... Una vida sencilla ¿sabes? No tengo mucha familia, tan solo mi madre que está en una residencia y ni me reconoce... -Cojo el tenedor y muevo un poco el acompañamiento del codillo que tengo delante, tratando de abrir apetito- En fin, todo eso se perdió. Ahora sólo tengo algún amigo, y mi cuñada que se desvive por cuidar de mí, en lugar de centrarse en vivir su vida y pasar página. En parte por eso me embarqué en esta historia, por dejar atrás todo y no tenerla todo el día pendiente de mí. -Alargo la mano y acaricio con el dedo la flor de papel, con aire ausente- Solía hacérselas a ella, ¿sabes? A Caren. Era una cursilada, pero le gustaba... -Levanto la mirada y la clavo en el bello rostro de Astrid, dándome cuenta de que no estoy siendo la mejor compañía con este tema de conversación- L-lo siento, te estoy arruinando la noche.

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13/03/2015, 00:12
Astrid Müller

No tardé en empezar a dudar si había hecho bien en elegir el tema de conversación, pero tampoco sabía de qué más podríamos hablar. ¿Política? ¿Cine? ¿El tiempo? ¿A quién le importaba eso ahora?

Suspiré, resignada, como si todo esto estuviera destinado a ser doloroso casi de forma constante.

-No arruinas nada, soy yo la que lo siente. No pretendía… Ya sabes, hacerte recordar. – me quedé mirando la flor, y cómo Fox acariciaba esta. – Es un detalle muy bonito, no me extraña que le gustara. – sonreí amargamente, recordando el poder que tenían antes las pequeñas cosas. – Supongo que es mi turno… Yo era un poco cabra loca. – reí. – Siempre he sido muy independiente, me gustaban los idiomas, así que cuando terminé filología inglesa me dediqué a viajar por otros países para aprender y dar clases. Pero supongo que maduré, y decidí volver a Berlín. Aquí empecé a trabajar enseñando inglés a niños. – sonreí inevitablemente al hablar de estos. – Son casi lo único que me hace sonreír, ¿Sabes? Me fascina lo inteligentes e inocentes que pueden ser. – sonreí, pero entonces me quedé callada de repente.

Había llegado a la parte en la que debería hablar de Oliver. Mi rostro cambió de forma radical, siendo ahora una cara mustia, de mirada triste. Me costaba incluso tener que pronunciar el nombre de mi novio, pero sentí que debía hacerlo, que debía continuar.

-Poco después conocí a Oliver.– tuve que hacer una pausa al sentir una opresión en el pecho, pero me obligué a continuar. Sin darme cuenta agarré la servilleta de tela, jugueteando con ella sobre la mesa, nerviosa. – Llevábamos juntos algo más de tres años… Éramos felices, todo iba muy bien… Pero entonces tuvimos el accidente. – no quise entrar en detalles, quería protegerme de aquel recuerdo, de volver a verle atrapado y agonizando. Agaché la mirada, dirigiéndola a la mano que no paraba quieta. – Iba a pedirme matrimonio… Llevaba un estuche con una alianza encima… - mis ojos comenzaron a aguarse y me detuve, tratando de contenerme. – Lo de después como ya imaginarás, es un poco turbio. – reí tratando de quitarle hierro a la situación, pero al hacerlo una lágrima resbaló por mi mejilla. – No, si encima me estropearé el maquillaje. – bromeé, secándome esta con la mano que tenía libre.

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13/03/2015, 10:25
Fox Hamilton

Escucho con atención la historia de Astrid, tan triste y dolorosamente similar a la mía propia. Un accidente le arrebató todo, igual que a mí. Me pongo en pie cuando veo resbalar una lágrima por su mejilla, no pudiendo soportarlo, cojo una de las servilletas de tela, perfectamente doblada, y la sacudo extendiéndola. Rodeo la mesa y se la tiendo a Astrid, para que la use de pañuelo y seque su llanto en ella. Arrastro tras de mí mi propia silla, sentándome junto a ella y poniendo una mano en su espalda, sólo un poco por debajo de su hombro, acariciando el suave tacto de su blusa. Sólo busco darle un poco de apoyo.

¿Sabes? Bebía sin parar creyendo que buscaba olvidar, evitar los recuerdos. -Comienzo a explicar, reflexionando sobre todo esto- Ahora creo que no buscaba eso, en realidad. -Desvío la mirada, y me fijo nuevamente en la flor, cogiéndola entre los dedos y mirándola con añoranza- Su recuerdo es doloroso, pero no lo borraría por nada del mundo. Porque Caren supuso la parte de mi vida en que fui más feliz. Como Oliver para ti. Es convivir con su ausencia lo difícil, llegar a recordarlo simplemente con una sonrisa, centrarse en lo bonito que fue, y no en lo triste que es haberlo perdido. -Le tiendo la flor, como un obsequio- Lo lograremos algún día...

Al menos tú.

Vales demasiado para no lograr salir adelante, no sería justo.

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13/03/2015, 17:16
Astrid Müller

Fox en seguida se levantó y acercó a mí, ofreciéndome una de las servilletas de tela para que pudiera secarme. Le susurré un “gracias” antes de que arrastrara su silla y se sentara junto a mí, tras lo cual trató de reconfortarme.

¿Tú crees? – le dije mirándole a los ojos, tras coger la flor. No era la primera vez que escuchaba algo similar, pero no de la boca de alguien que se encontraba en mi misma situación. Eso me daba esperanza. – Sé a donde tengo que llegar… Pero no sé el cómo. Afrontar todo es demasiado pesado, al menos cuando bebo, o me drogo, o me rindo a mis instintos, consigo mitigar el dolor. – miré hacia abajo y reí suavemente. – Qué te voy a contar a ti, ya sabes lo que quiero decir. – dejé la servilleta que me había ofrecido antes. – No quiero llorar… - Aunque hayan sido un par de lágrimas, no quiero que caiga ninguna más. – Vamos a intentar pasarlo bien, ¿Vale? – le dije volviendo a mirarle, tratando de mostrarle una sonrisa. – Ve comiendo, se te va a enfriar, iré un momento a retocarme y ahora vuelvo. – le dije acariciando su hombro.

Me levanté y cogí el bolso, y al entrar en el baño emití un fuerte suspiro. Posé mis manos sobre el lavabo y me miré en el espejo. No podía creer lo que estaba haciendo. De alguna manera sentía que me estaba traicionando a mí misma, rompiendo aquello que me había prometido hacer. Pero, ¿Y si estaba “evolucionando”? Había llegado a odiar esa palabra, de tantas veces que se la había escuchado a aquel psiquiatra que de poco me había servido. Quizás estaba pasando, no lo sabía. Lo que si sabía es que me encontraba a gusto con aquel hombre que esperaba en la mesa.

Me retoqué el maquillaje y regresé, sentándome y tomando los cubiertos.

-¿Esa botella no está más vacía ahora que cuando me fui? – bromeé, tomando un trozo de strudel y metiéndomelo en la boca.