Partida Rol por web

Supongo que no soy el mejor consejero para estas cosas, con mi historial. A mí mismo me cuenta creer lo que digo, aunque mis palabras estén revestidas de una inusitada convicción cuando el consejo que no me creo para mí mismo lo ofrezco para Astrid.

Finalmente, se pone en pie para ir a retocarse. Al partir, posa una mano en mi hombro, y yo llevo la mía para posarla sobre la suya durante ese breve instante, antes de que la retire al alejarse, lo que provoca una suave caricia entre ambas. La observo alejarse hacia el cuarto de baño, y me quedo pensativo unos instantes, antes de comenzar a comer con bastante desgana.

Minutos después, Astrid regresa y toma asiento, aparentemente dispuesta a comer algo. Si ha recuperado el apetito, es buena señal. Estoy a punto de preguntarle si se encuentra mejor, cuando me lanza una broma acerca de la botella de vino.

Pues... -Tomo la botella, mirándola con una sonrisa socarrona- En realidad es otra botella, no veas lo que me ha costado que el camarero me entendiera.

Sonrío ante mi propia broma, esperando con ello alimentar el buen humor que parece esforzarse en mantener.

Reí ante la broma de Fox, de verdad, no una de esas risas fingidas para hacer ver que todo estaba bien. Continuamos comiendo, ambos, mientras el nivel del vino iba bajando poco a poco. Por un rato dejamos a un lado los asuntos personales, hablando de distintos temas de actualidad, entre ellos los recientes alzamientos racistas.

Había acabado de comer cuando empezó a sonar una canción que me encantaba, y no pude evitar tararearla mientras veía a Fox terminar de comer.

-Daría lo que fuera por ir a bailar. – sonreí. – Pero en estos momentos no es muy prudente… - comenté volviendo a la realidad. – Cuando todo esto termine, no dejaré que te escapes. – sentencié volviendo a sonreír.

Llamé al camarero, que en seguida se acercó a nosotros.

-¿Quieres algo más? – pregunté a Fox, antes de pedir al camarero. – Dos chupitos de jagërmeister, por favor. – le dije en alemán y me volví nuevamente hacia Fox. – No puedes irte de aquí sin probar un clásico como este.

¿Bailar?

Eso me trae recuerdos, bonitos y lejanos recuerdos. Hace que esboce una sonrisa, aún algo tenue, tras tomar el último bocado y dejar los cubiertos sobre el plato.

¿Sabes? Hace años yo bailaba bastante bien... -Comienzo a decir, con la mirada en la mesa- Incluso nos... me apunté a clases de baile de salón, ya sabes, vals, swing, fox-trot... El tango se me daba fatal, jaja -Río al recordar la cantidad de pisotones y golpes de rodilla que nos dábamos Caren y yo en esas clases de tango. Sin embargo, el vals se nos daba de fábula, y otros estilos los usábamos para divertirnos cuando salíamos por ahí- Ahora ya... no creo que me acuerde de casi ningún paso. Dudo que eso sea como montar en bicicleta.

Niego con la cabeza y la mano al preguntarme si quiero algo más, pero pide algo al camarero, afirmando que no puedo dejar de probar algo que es un clásico de por aquí.

Tendré que fiarme de mi guía nativa, ¿no? -Digo con una sonrisa- Probaré lo que tú me digas...

Escuché con atención lo que Fox me contaba sobre el baile, sonriendo al imaginarle en una de esas clases. A primera vista nunca hubiera pensado que pudiera haberse dedicado a algo así, pero mi visión sobre él estaba cambiando mucho en las últimas horas.

-Hay quien dice que no soy de fiar, te lo advierto… - bromeé sobre sus últimas palabras, aunque ciertamente mi hermano podría decir algo por el estilo. – Supongo que no, que eso requiere práctica. – dije retomando el tema de conversación. – Pero siempre podrías retomar las clases, seguro que vuelves a recordarlo en seguida. - sonreí. - La verdad es que siempre me ha gustado bailar, pero no me veo tomando clases, soy más de dejarme llevar, simplemente.

En aquel momento llegó el camarero con los dos chupitos, y tomé uno de ellos.

-Su turno, caballero. – le dije, cediéndole el segundo brindis.

Retomar las clases, eso tiene gracia. No es algo que me plantee ni remotamente, la verdad. Caren y yo comenzamos con ellas con la excusa de poder lucirnos en el baile de nuestra vida, y nos enganchamos. Las clases se convirtieron en una excusa para hacer algo juntos. Ahora... ¿Qué sentido tendría retomarlas?

Los chupito llegan y Astrud toma uno, cediéndome a mí el brindis en esta ocasión. Cojo el pequeño vasito y lo sitúo frente a mi rostro, pensativo, hasta que finalmente se me ocurre algo y sonrío.

Por dejarse llevar. -Digo en referencia a su comentario sobre el baile, pero yendo aún más lejos. Creo que es una buena filosofía de vida, al menos en estos momentos. Para nosotros. Dejarnos llevar y vivir el momento. La gente como nosotros no es capaz ya de hacer planes, cuando tantos y tantos nos han sido arrebatados.

Fox se quedó pensativo, hasta que finalmente decidió el motivo del brindis. Dejarse llevar. Difícil hacerlo en algunas circunstancias en las que se debe, en cambio, en otras como esta, lo más apropiado era controlarse. ¿O no?

-Ese brindis es algo discutible. – reí y choqué mi vaso con el suyo. – Pero te lo daré por válido. – le sonreí antes de tomarme el graduado líquido de un trago. – Si me dejara llevar este sería el primero de varios. – posé el vaso y llamé al camarero. – Y puede que después de eso te arrepintieras de instarme a que me deje llevar… - reí pícara, bromeando.

Este no tardó en llegar, y en seguida nos trajo la cuenta, preguntando si pagaríamos junto o por separado.

-Junto, por favor. – dije sacando la cartera y pagándole en efectivo. – Cóbrese un 15% más, gracias.

El camarero me dio las vueltas y volvió a dejarnos solos.

-Se acabó lo bueno, me temo, habrá que volver al agujero. – suspiré.

Me sorprende que vea el brindis como algo discutible, pero escucho atento su explicación con el pequeño vaso en la mano. Sonrío mientras expone sus reflexiones al respecto, sintiendo que, en el fondo, no termino de ver el problema. De hecho, cuanto más habla de ello más atractivo me resulta.

Pero hoy no.

No me parece un mal plan. -Digo con tono seductor, aunque en realidad me siento más bien seducido por la idea- Aunque no veo por qué debería arrepentirme. Créeme, seguro que he hecho cosas mucho peores de las que arrepentirme en esta vida. -Muchas, demasiadas, y emborracharme contigo dudo que entrara a formar parte de esa lista. Bebo el chupito de un trago, posando el vaso en la mesa- ¿Lo dejamos en algo pendiente? Cuando todo esto acabe, ¿de acuerdo?

Si sobrevivimos a esto.

Si sigo aquí para celebrarlo contigo.

Astrid se ocupa de la cuenta, lamentando tener que regresar a nuestra vida "clandestina".

Supongo que sí. Debemos buscar una forma de afrontar todo este asunto, y tenemos fecha límite: ese maldito concierto.

El teléfono empieza a sonar , una vez lo descuelgan se escucha la voz de Sian al otro lado que dice en un tono tranquilo:

- Por fin puedo hablar con vosotros, como estáis? habéis salido de la ciudad? espero que sí y que Maki este con vosotros, han pasado una serie de cosas que creo es mejor os explique, decidme, podéis hablar? es decir, estáis en un lugar donde no haya demasiados oídos indiscretos?

Por el sonido ambiental la chica estaba en un lugar tranquilo y se escuchaba  una maquina típica de los hospitales donde se registraban las constantes vitales

El teléfono suena por fin. Lo saco apresuradamente, pues son las primeras noticias de Sian desde su ultima llamada, cuando oímos disparos y se cortó abruptamente. Parece que está bien, así que nuestra preocupación consiste en explicarle el modo en que hemos fracasado.

Estamos fuera de la ciudad, Sian. Astrid y yo. Maki... Tom habló con ella, y se negó a seguir con nosotros y a cancelar su concierto de Nueva York, a pesar de las advertencias sobre lo que puede provocar. Confía en Tom, y está completamente loc... Obsesionada. -Guardo silencio un instante, mirando alrededor- Puedes hablar, estamos solos.

Se escucha un largo e incomodo silencio, entonces Sian habla:

- Supongo que será mejor que os cuente la historia de esa chica y lo que pasa con ella, ella era sospechosa de tener habilidades, sin embargo no logramos averiguarlo hasta después de que las desarrollase. Como os lo explico... hace dos años Tom trabajaba con nosotros y fue a Tokyo, tenía que contactar con Maki y ver si tenía habilidades o no, sin embargo, cuando fue a su casa no estaba, por lo visto los padres la habían echado de casa.

Sian hace una pausa y sigue hablando:

- Estuvimos varios días buscándola hasta que por fin dimos con ella, resulta que la chica llevaba tres días viviendo en la calle y se las había ingeniado para que nadie se diera cuenta, de hecho nos sorprendió muchísimo porque seguía actuando en el parque Yoyogi de Tokyo de forma Amateur como otros muchos.

Y entonces llego el concurso en donde justo antes de su actuación se entero de que su novio el que le había prácticamente obligado a entrar en el concurso había muerto arrollado por un tren cuando intentaba salvar a otra persona, murió junto con varias personas más. Realmente no sabemos cómo pero lograron hacer que cantara...bueno ahí fue donde despertó su habilidad, todo el teatro termino llorando desconsoladamente y ahí fue donde gano y donde daría comienzo su carrera musical sin embargo

Sian se queda unos momentos callada, parecía que lo que iba a contar era información mas delicada y finalmente dice:

- La chica fue repudiada por su familia y trato de acudir al entierro de su novio y a una ceremonia donde reconocieron al chico como héroe por salvar a una persona a costa de su vida y la familia de él se negó en redondo a que ella estuviera, de hecho le echaron la culpa que si ella no hubiera estado en ese concurso su hijo estaría vivo y bueno, después de eso Maki se trato de suicidar varias veces siempre de forma muy dolorosa, la última vez fue en la estación de tren donde murió Takeshi su novio, ahí camino hacia la vía del tren para tirarse justo delante y realmente estuvo a punto de conseguirlo y fue Tom quien la salvo y bueno, se hizo cargo de ella durante un tiempo, después de eso le perdimos a en la pista, sabemos que antes de eso otras dos personas evitaron que se suicidara

La respuesta de Fox y su posterior proposición me dejaron más que claro que no había comprendido el significado de mis palabras.

Puede que sea mejor así.

Simplemente asentí, sonriendo, divertida por la confusión, y me dispuse a pagar la cuenta. Una vez abonada la cena decidimos volver al hotel, pero justo entonces Fox recibió la llamada de Sian.

Fox le explicó la situación, y esta nos informó sobre el pasado de Maki. ¿Por qué no nos lo había contado antes? ¿Qué sentido tenía ocultarnos algo así? La chica estaba obsesionada con aquella idea absurda de cantar a pesar de su propia vida, pero con aquella historia a sus espaldas no era de extrañar que no estuviera en sus cabales. Yo también sabía lo que era perder a tu pareja de manera injusta, sentirse culpable de ello, tratar de acabar con tu propia vida… Pero al menos tenía quién se preocupara de mí, aquello fue lo que no dejó que me perdiera para siempre.

-Después de todo tenemos algo en común… - murmuré a Fox, antes de alzar la voz para que Sian pudiera escucharme. – Tom la apoyó cuando estaba completamente sola y desamparada, ¿Cómo iba a confiar en nosotros más que en él? Quizás si hubiéramos sabido eso podríamos haber actuado de otra forma, no entiendo esta forma de hacer las cosas. – dije con seriedad, pero sin enfadarme, después de todo, yo tampoco estaba segura de cual era al forma de proceder. - ¿Y ahora qué sucederá? ¿Hay algo que podamos hacer antes del concierto? – pregunté a Sian, cuando me di cuenta del sonido de las máquinas de hospital. - ¿Dónde estás? ¿Estás bien? – le dije realmente preocupada.

Se escucha como Sian suspira y dice:

- De hecho no os lo puedo contar, es información clasificada no sé porque pero cuesta mucho sacar cualquier información de esa chica, aunque si vosotros tenéis su número de teléfono para que os de esas entradas, a lo mejor podéis contactar con ella directamente, es lo mejor que tenemos antes del concierto.

Cuando Astrid le pregunta por su estado, dice en un tono suave:

- No te preocupes...estoy buscado información y es una pequeña tapadera por así decirlo

Cuanto más nos cuenta Sian sobre la historia de Maki, más confuso me siento. Por una parte, debería empatizar con esa pobre desgraciada, teniendo en cuenta por lo que ha pasado. Yo más que nadie, teniendo en cuenta que compartimos la desgracia de perder un ser querido. Y el deseo de acabar con todo.

Y sin embargo, no lo hago. No puedo. Me siento culpable por ello, pero no logro entenderla ni ponerme en su lugar. Yo he querido que el dolor terminase infinidad de veces, lo he ahogado en el fondo de una botella, lo he puesto a toda velocidad sobre una moto, lo he expuesto ante el cañón de una pistola. He querido terminar con MI dolor, con MI vida. Pero nunca he buscado dañar a nadie.

No, no puedo empatizar con una niña que, pese a las advertencias, busca satisfacer su necesidad, ahogar su dolor, en el sufrimiento ajeno. Le dijimos lo que hacía su voz, lo que podía causar, ¡mierda, lo ha visto con sus propios ojos! Y aún así, sigue con lo suyo, sin importarle poner en peligro a cientos, miles de personas.

Eso haremos, Sian. -Digo demasiado categórico- Contactaremos e iremos al concierto, y a partir de ahí supongo que habrá que improvisar. ¿Algo más?

Sian nos sugirió que contactáramos con Maki. Aquella idea no me seducía en absoluto, pero tampoco había mucho más que pudiéramos hacer por el momento. Al menos ahora la conocíamos algo más, quizás eso ayudara.

Mi preocupación por Sian se disipó cuando esta explicó que estaba bien, actuando encubierta. Fox le confirmó nuestros siguientes pasos y preguntó si había algo más que saber o hacer.

Algo más… Seguro. De lo que no estoy segura es de que nos vayan a informar a tiempo.

Antes de que esta respondiera me apresuré a intervenir.

-¿Es seguro volver ya a Berlín? ¿O debemos seguir ocultándonos?

La chica suspira y dice.

- No debería haber ya problemas, aun así tened cuidado porque la CIA esta metida en el asunto y realmente no sabemos qué pueden hacer, tened mucho cuidado. Os iré informando de lo que pueda, yo también iré a ese concierto y si conseguís ver a Maki tratad de hacerla entrar en razón, esa chica no sabe realmente de lo que es capaz.

Sian cuelga el teléfono en ese momento

Nos despedimos de Sian y me guardo el móvil en el bolsillo, pensativo. No se, todo esto no termina de convencerme. Sian nos advierte acerca de la CIA, pero a pesar de todo lo feo y oscuro que se habla sobre esos americanos, siento que tal vez no sea una mala idea que ellos hagan algo. A fin de cuentas, alguien tiene que hacerlo, y ahora mismo me siento bastante impotente con todo esto.

¿Qué podemos hacer, en realidad? ¿Convencer a Maki? Después de cómo reaccionó la última vez que hablamos con ella, y de comprobar lo mucho que confía en Tom, no lo veo posible. Puede que esté bajando los brazos, rindiéndome, puede que necesite un nuevo empuje. No destaco por mi fuerza de voluntad, desde hace mucho tiempo.

Desde que perdí las ganas de vivir.

Y el resto de opciones que se me ocurren son a cada cual más locas y desesperadas. ¿Boicotear el concierto? Un aviso de bomba no sería tomado tan en serio como para evacuar el recinto. Provocar un incendio podría valer, pero debería llegar a ser tan incontrolable que no vieran forma de sofocarlo, y eso también es peligroso. Fastidiar la maquinaria audiovisual... supongo que Sian podría hacerlo, con sus poderes. Desde luego, parece más factible que lo demás. Y aún así, lo único que lograríamos sería retrasarlo. El concierto puede cancelarse, pero celebrarse unos días más tarde con idénticos resultados.

¿Y cómo impedimos que cante esta chica, si es imposible convencerla? ¿Matarla? ¿Encerrarla? No soy un asesino... Y estoy seguro de que la CIA podría encerrarla, aunque tampoco me gusta la idea. Si lo pienso fríamente, puede que fuera la mejor. Pero no me gusta.

Tiene que haber algo que se nos escapa.

¿Alguna idea? -Le pregunto a Astrid, con la mirada perdida.

Negué con la cabeza ante la pregunta de Fox.

Así a bote pronto no se me ocurría nada. El plan era sencillo, pero a la vez tremendamente complicado. Sí, hablar con Maki, conseguir las entradas, y presentarnos en el concierto dentro de una semana. Si todo iba bien, puede que hablando con ella consiguiéramos que el concierto se cancelara. No, aquello no sucedería si todo iba bien, aquello sería una especie de milagro. Estaba casi segura de que hablar con la chica iba a servir de poco, pero aun así, debíamos intentarlo.

-Esta va a ser una semana muy larga. – dije rompiendo mi silencio, tras lo cual suspiré y me puse en pie, tomando mi bolso y mi chaqueta, y adelantándome hacia la salida.

Una vez fuera miré al cielo un par de segundos, pero la contaminación lumínica impedía ver cualquier astro en este. Cerré los ojos y respiré profundamente, antes echar todo el aire y volver a mirar al frente.

-La CIA, casi nada… - murmuré y solté una pequeña risa nerviosa.

Parece que ambos estamos igual de atascados, sin ideas. Parece que nos enfrentemos a algo que nos supera, y sin un rumbo nos va a ser difícil seguir adelante.

Salimos del restaurante, respirando algo de aire puro. Sí, la semana va a ser larga. Pero por no saber a qué dedicar el tiempo. Seguramente, si tuviéramos un plan correctamente elaborado, nos faltaría tiempo.

Mañana llamaremos por esas invitaciones. -Digo lo evidente- Aparte de eso, no se me ocurre nada más. Podríamos volver a hablar con Maki, pero no creo que logremos nada. Al menos, yo. Metí la pata hasta el fondo... -Y no es la primera vez, ni la peor. Pero podría ser la que afecte a más cantidad de gente- Igual es mejor no pensar en ello ahora. Un paseo y descansar nos despejará la cabeza, espero. ¿Vamos?

Fox no tardó en darme alcance, y tras unos segundos de silencio expresó lo mismo que yo pensaba, a excepción de aquel sentimiento de culpabilidad.

-No eres el centro del mundo, ¿Sabes? – empecé a hablar mientras comenzaba con el sugerido paseo. – Suena peor de lo que quiero decir. – reí y me expliqué - La chica está en una situación muy particular, y no teníamos toda la información, no es culpa tuya. ¡No somos psicólogos, maldita sea! – dije algo indignada, no por vernos metidos en esa situación, sino porque Fox se sintiera responsable de unas extrañas circunstancias que nos habían caído encima inesperadamente. – Además, - añadí algo más tranquila. – yo me quedé con ganas de decirle también algunas cosas, pero tengo más contención, supongo. Al menos para eso… - reí.