Partida Rol por web

Mientras arranco el jeep, compruebo que hay menos gasolina de la que me gustaría en el depósito, pero no es algo por lo que pueda quejarme precisamente. Bastante que ya tiene las llaves, funciona y tiene algo de gasolina. Me giro para informar a la Sargento cuando me fijo en la planta que aún la tiene atrapada y en su mirada... Una que ya había visto alguna vez y sentía casi dentro de mi propia piel. ¿Cuándo? Todo iba bien hasta ahora... ¿Será del "otro" Kyle?

No lo sé y en este momento no me importa. Abro la puerta de golpe y disparo directamente contra el brazo de la planta desde el asiento, esperando que no sea demasiado tarde para liberarla. Después hago otro disparo de advertencia contra la más cercana, esperando que sea suficiente para disuadirla un poco. 

- ¡Sargento, suba al coche! - le pido, volviendo a cerrar la puerta - Luego nos preocuparemos de esa herida...

El pánico se había apoderado de la mujer, sobretodo al sentir la punzada lacerante en su pie. ¡Mierda, mierda, mierda! Los disparos de Kyle la sacaron de ese estado lo suficiente como para sacudir el pie y salir corriendo hacia el lado del copiloto, disparando la última bala que le quedaba en la Dessert Eagle, aunque siguió apretando el gatillo como si esperara que éste se hubiera recargado mágicamente.

Cuando estuvo dentro, las manos le temblaban mientras recargaba de nuevo el arma. -Pisa fuerte, Kyle.- Murmuró, intentando recuperar el dominio en si misma.

-Muy bien...-Respondo ante su idea de escape. Tener un vehículo era vital para que aquello pudiese tener cualquier atisbo de posibilidad de éxito-Deme un segundo...-Me fijo en la pantalla con toda mi atención, necesitaba empaparme de todos aquellos datos en poco tiempo. Sabía a ciencia cierta que demasiado tiempo en la red me delataría... y era demasiado pronto para que se me descubriera en flagrante desobediencia. Incluso aunque empezaba a intuir que la señora Wesker nos había juntado a los dos para precisamente eso. Para demostrar la traición del doctor... y para torturarme un poco más. Él empieza a decir algo, pero le interrumpo levantando el dedo índice e interponiéndolo entre nosotros.

Sólo me quedan unos segundos... plan de salida... vehículos... mapas... montacargas... Horizonte amarillo... Flor de fuego... Vamos... ¡Vamos!

Cierro los ojos un momento, y corto la conexión en seguida, sintiendo algo de presión en la cabeza. Podía decir que era afortunado de haber tenido siempre una buena memoria para temas de estudios. O al menos, eso me decían todos en la facultad de medicina.

Una vez me hube recuperado un poco, me dirigí a los escritorios y escondí el portátil detrás de uno de ellos, en el hueco entre la pared y los cajones. Entonces, cuando el doctor empezó a hablar de nuevo, dijo algo que pareció un elogio. Le dirigí una media sonrisa mientras me reincorporaba.

-Nada me gustaría más. Todo lo que pueda ayudarles...-Entrecerré los ojos.-¿Pero cómo sabemos que sus especímenes atacarán a los montruos, y no a mis compañeros?-Llevé la mirada, de reojo, a la puerta de entrada del laboratorio, consciente de que estábamos hablando de más-No hace falta que me responda... de momento.-Asiento-Sepa que le dedico una confianza que muy pocas personas han disfrutado antes-Niego con la cabeza-Sólo quiero advertirle que esta confianza, cuando se rompe, se paga cara-Me cruzo de brazos, y comienzo a caminar hacia la puerta.-Pero viene con el beneficio de que bajo ninguna circunstancia voy a ponerle en peligro, y me aseguraré de que salga de aquí.-Sonrío de nuevo, relajando la tensión-¿Vamos? No hay tiempo que perder.

El empellón de Sasha es suficiente para que Lana se ponga en marcha, corriendo con desesperación para alejarse del monstruoso mutante. Los dos soldados corren entre edificios procurando que el engendro no tenga en ningún momento una línea de tiro despejada. Con lo que no contaban es que éste es capaz de correr casi a la misma velocidad que ellos a pesar de la enorme arma que lleva en las manos.

Ni tampoco con que Lana no fuera capaz de seguirles el paso.

Poco a poco la científica se va quedando atrás y cada vez le pasan más cerca las balas del monstruo al girar una esquina.

¡POR FAVOR! - Suplica la mujer - ¡NO ME DEJÉIS ATRÁS!...

Los disparos de Kyle y Riahnna consiguen acabar por fin con el monstruoso vegetal asesino. Su cuerpo entre las rociadas de savia que cubren el suelo y las paredes del garaje. Sin dar tiempo a que la otra planta se levante Kyle hace salir el coche del garaje con un rugido del motor. Riahnna reprime un gruñido al sacarse las espinas de la carne de su pierna y tirar los restos del zarcillo fuera del coche.

Un rugido colérico llega desde detrás del coche. Kyle tiene una fugaz visión a través del retrovisor de una criatura humanoide de más de tres metros y recubierta de escamas con enormes garras cubiertas de sangre que por suerte no parece ser capaz de correr más que el coche. Sin embargo el monstruo no es el único peligro cercano.

Tres criaturas saltan sobre el coche desde los arboles. La primera aterriza sobre el capó, clavando una de sus garras en el metal y arañando el cristal con la otra. Las otras dos aterrizan en el asiento trasero lanzando agudos rugidos. Se trata de monos cuyos músculos se han hipertrofiado hasta reventar la piel, que sangra a cada movimiento que hacen y provocando un espantoso hedor a pelo sucio y sangre...

Eso nos deja empatados - replica Mercer - Yo también me estoy jugando mucho al confiar en ti para que me saques de este agujero. No tengo ninguna intención de morir aquí, así que por ahora estamos obligados a entendernos.

Los soldados de la Blackwatch vigilan de cerca a los dos científicos mientras éstos se dirigen hacia el ascensor principal que los lleva hacia la zona de pruebas. Dos de ellos los acompañan con los fusiles de asalto preparados. Sin embargo, Mercer sonríe cuando la puerta se cierra y se quedan los cuatro a solas.

¿Cuál es la situación? - pregunta Mercer.

Creemos que el operativo Hunk y la doctora Wesker no sospechan nada todavía, señor - informa el soldado.

Eso es obvio, estúpido. Si fuera el caso ya nos estaríamos asfixiando en Whitelight ¿Qué están haciendo Wesker y Morgan?

La doctora Wesker está observando la evolución de los prisioneros de la B.S.A.A. y el director Morgan está emitiendo las imágenes en directo para los norcoreanos. Nakov está reuniendo un equipo para entrar en la zona de selva. Parece que tiene un asunto personal con la oficial al mando del equipo de la B.S.A.A.

Eso es irrelevante ¿A quién han designado para vigilarnos al doctor Tailor y a mí?

Al Operativo Hunk, señor.

Ése sí que podría ser un problema - informa Mercer a Even - El tipo es eficiente, profesional y tiene ojos en la nuca. Muy bien. Cuando salgamos de aquí informarás a Hunk de que el doctor y yo estamos haciendo una comprobación de rutina en mi Cazador Avanzado.

Tras salir del ascensor Mercer conduce a Even a través de una serie de salas y pasillos que el doctor va incorporando a su esquema mental junto a las imágenes que recuerda del ordenador. No tardan en llegar a una sala con una gran jaula empotrada en una pared. La bestia de su interior se levanta al notar la llegada de los dos visitantes.

La musculosa forma humana mide más de dos metros erguida y su rostro es una masa casi amorfa de tejido fibroso en el que destacan unos dientes de carnívoro. La mano derecha es una enorme zarpa blindada mientras que la izquierda ha sido reemplazada por una larga cuchilla ósea.

Es magnífico ¿No le parece? - dice Mercer con orgullo - Puede que no esté a la altura del Tirano de Asalto, pero debería darles a sus compañeros el tiempo que necesitan para llegar al edificio central.

Mercer se dirige a una consola cercana y empieza a teclear. Varias pantallas se encienden mostrando imágenes de la zona de pruebas urbana. Al poco consigue localizar a Akira y a Sasha mientras huyen a la carrera de un enorme humanoide con máscara metálica que porta una enorme ametralladora. Junto a ellos hay una mujer que tiene obvios problemas para mantener la carrera de los soldados y mantenerse lejos del Tirano. Mercer le tiende un micrófono a Even - Dales instrucciones y condúcelos hasta aquí...

En el ascensor, mientras ocurre la conversación, me limito a mantener los oídos bien abiertos, captando toda la información relevante. Aquellos dos debían ser los contactos de Mercer, los que habían ayudado a la Sargento y a Kowalski. Estaba bien conocer, por fin, a todo el equipo de personas de relativa confianza. Alex tenía muchos motivos para querer marcharse, y era una de las pocas razones por las que empezaba a entender que podía fiarme de sus palabras. Los otros dos eran desconocidos, y aunque el científico depositara su confianza en ellos, yo no lo haría hasta más adelante. Si es que llegaba a esa situación.

Mencionan el nombre del operativo que está destinado a vigilarnos. Francamente, no esperaba menos de la Doctora Wesker que mandarnos a uno de los mejores. Era evidente que se esperaba cualquier cosa de nosotros. Algo que podríamos utilizar a nuestro favor, si sabíamos conducir al tal Hunk. La cuestión era llegar a una manera de conseguirlo sin reventar nuestra tapadera de forma irreversible... hasta que fuese el momento. Tendría que elaborar un plan que incorporara al operativo en alguno de los pasos. Ya tenía alguna que otra idea, pero para ello necesitaría que un par de personas entrasen en acción, y moviera los hilos de mis compañeros, para causar una situación propicia para ellos.

Cuando llegamos frente a la jaula, mis ojos se abren como platos. El asombro viene mezclado con horror, y asco. Aquel ser... ¿Qué era? Tenía cierto parecido con los Tyrants originales de la serie T, pero este era... diferente... ¿T-Blacklight, quizás? Sí. Seguramente.

Miro a la cosa, que se había levantado, casi como si quisiera reconocer nuestra presencia-Mercer. Este ser... solía ser humano. Lo que le han hecho no tiene nada de magnífico.

Me siento abatido al ver a la cosa, y no puedo evitar colocar una mueca de dolor. Los recuerdos del incidente seguían viniendo a flashes. Eran casi tan dolorosos como imaginar la agonía de la persona que aquella cosa solía ser, en las manos de Wesker y Mercer.

¿Magnífico...?-Miré al doctor de reojo, mientras se acercaba a una consola y empezaba a teclear-Estoy empezando a no estar seguro de que liberarte sea buena idea, Mercer...

Me paré a pensar en lo que sabía de él. Era enemigo de Wesker, y eso lo hacía mi amigo por el momento. Pero con sus conocimientos, y sin tener ni idea de quién era la tal Atenea... ¿De veras iba a entregárselo para hacer vete-tú-a-saber-qué? Apreté un poco la vista, pensando en cómo podría salir de aquella situación, en un acuerdo que no pusiese en peligro al mundo.

Alex me da un micrófono, y me hace ver la situación de mis compañeros, perseguidos por una horrible bestia. Miré de nuevo al Tyrant, con tristeza.

¿Nos prestarás tu fuerza...?

Entonces, tecleo unos cuantos comandos en la consola para modular mi voz, y volver a hacerla femenina y distorsionada.

Por unos altavoces cercanos, se oye una voz conocida. 

-Sí que os gusta meteros en problemas... Dejad que os eche una mano...-Hizo una pausa, en la que se escuchó un murmullo de teclas-Bien... Girad a la derecha en cuanto podáis. Seguid ese camino hasta llegar al cruce que lleva al ayuntamiento. Allí giráis a la izquierda... Y atravesáis el Staglia que hay a mano derecha.-Una nueva pausa-Allí hay una zona de observación... Si corréis, lo mismo no acabáis como un queso Gruyère.

Tras un segundo de silencio, la voz añade, antes de cortar la comunicación.

-Saludos de nuestra amiga en común.

-Mercer... ¿Tienes alguna idea de quién puede ser esa mujer que está siguiendo a mis compañeros?-Digo señalándola en la pantalla con una mano, mientras que con otra suelto el micro.

- ¡A la orden, señora! - es lo que le respondo a la capitana con una sonrisa de total confianza.

En otra ocasión me habría dedicado a conocer mejor a mi nuevo máquina, pero me da que no tenemos tiempo para ello y la Sargento... Tal vez no esté para estos trotes. Oh, dios mío. Esto me recuerda a esas películas en las que hay que llevar a una embarazada al hospital pero no llegan a tiempo y nace un alien y... Hablando del alien, doy un respingo al escuchar el rugido detrás de nosotros y abro los ojos como platos al ver al bicharraco del que hablaba Riahnna. 

- Hostia pu... ¡Eh! - me interrumpo al notar que no es el único que nos tiene ganas y aprieto los dientes al escuchar el chirrido del metal y el cristal. Con un vistazo al retrovisor, compruebo que no es el único que nos ha caído encima. Y encima los otros están perfectamente sentaditos, los muy cabrones. - ¿Cariño, puedes encargarte de callar a los niños? Tengo que quitarme a este pesado de encima. - le comento a la Sargento, dándome cuenta un poco tarde de cómo ha sonado eso de "cariño". Como no me maten estos bichos lo va a hacer ella más tarde, seguro. - ¡Mono malo! ¡Esto es por tu culpa! ¡Abajo! ¡Abajo he dicho!

Mientras miro mal al mono, aprovecho una zona de más claro para hacer un giro cerrado, esperando que se suelte y deje en paz a mi coche de una vez.

El rugido de la criatura que les estaba persiguiendo fue suficiente para terminar de centrar a la mujer; no era momento de dejarse llevar por el pánico, tenían que poner tanta tierra entre aquel ser y ellos como fuera posible. De repente tres inesperados pasajeros cayeron sobre el jeep, dos de ellos en los asientos traseros. Riahnna se dio la vuelta en el asiento, y apuntó hacia uno de ellos, disparando tres veces con su arma recién recargada. Sólo uno de los disparos llegó a acertar, pero el movimiento del coche le impidió acertar los otros dos.

Dejó el arma en el asiento y desenfundó el cuchillo, dispuesta a acertarle al primero que intentara atacar al piloto.

Aquella bestia y su gran ametralladora no era del gusto de los soldados. A pesar de que los soldados habían escapado a la primera ráfaga, iban a sudar para evitar a aquel enemigo preparado para matar. Rápidamente, Akira se levantó para emprender la huída aprovechando la voz que salía de los altavoces que habían repartidos por las calles.

- ¡Vamos, Saunders! - le dijo Akira mientras la cogía del brazo tirando hacia arriba - ¡Vamos a nos volará en mil pedazos!

El soldado la ayudó a levantarse, dentro de si pensaba que todavía sería de ayuda, al menos, hasta encontrar a la sargento y los demás compañeros. Akira miró de reojo a Sasha, contaba con que su decisión no había sido la más agradable para la francotiradora.

No eran los altavoces demasiado peligrosos... que se decida de una vez esa vocecita condescendiente.

Sin embargo había otros problemas bastante más apremiantes como para que ese pensamiento durase mucho, Estaba claro que no había mucho más que hacer que salir corriendo y los callejones estaban sirviendo para estar fuera del alcance de su arma. Sin embargo la chica empezaba a dar señales de que esto no era lo suyo, se estaba quedando atrás y no nos podíamos permitir precisamente ayudarla, o al menos yo tenía claro que era así porque Akira haciéndose el héroe empieza a cargar con ella para salir del lugar. Ni siquiera lo miro o hago gesto alguno de hastío o decepción, si quería jugar a ser niñera allá él pero que no pensara que luego iba a ir a buscar su cadáver...

Verner Bonde - explica Mercer - Un tipo al que GenTek sacó del corredor de la muerte ofreciéndole la posibilidad de participar en los experimentos de la compañía. Había perdido su lugar en el mundo antes de convertirse en esto, pero ahora nos servirá ¿Te hace sentir más tranquilo?

La sección de pared dentro de la jaula empieza a abrirse, descubriendo el paisaje urbano que Even viera antes. El Cazador olfatea el aire con nerviosismo. Su mirada ansiosa se clava en Mercer.

Puedes hacerlo - dice el científico - Encuentra a ese Tirano de asalto y hazlo pedazos.

El monstruo suelta un rugido de furia y echa a correr. Even le ve embestir a un par de infectados que merodeaban por la zona, que quedan tan destrozados como si les hubiera pasado un camión por encima.

Bueno, pues ya está - dice Mercer satisfecho - Ya les hemos dado...

La puerta de la sala se abre y un pelotón completo de la Blackwatch entra con los fusiles de asalto apuntando a Even y a Mercer.

¡Aléjense de esa consola! - grita uno de los soldados - ¡Las manos donde podamos verlas! ¡Rápido, rápido, rápido!

Mercer levanta las manos y se pone de espaldas contra la jaula, arrastrando a Even consigo. El Operativo Hunk es el último en entrar, mirando a los dos científicos a través de los cristales tintados de su máscara antigas.

Hunk ¿qué significa esto? - pregunta Mercer - Tailor y yo sólo estamos trabajando.

El Operativo levanta su fusil y dispara contra la cara de Mercer, que cae al suelo con la mandíbula destrozada. Después toca la radio que lleva en el hombro para la lanzar una señal.

Levántese, Mercer - dice la voz de Wesker a través de la radio - Si los datos que tengo sobre usted son correctos ese disparo no ha sido más que una caricia.

Hija de puta - Even observa asombrado cómo los músculos y huesos de la cara de Mercer se reconstruyen rápidamente, absorbiendo también los restos de sangre que habían caído sobre la piel y la ropa.

Doctor Tailor, me decepciona usted - sigue hablando Wesker - Sinceramente esperaba que le hiciera más preguntas al doctor Mercer y averiguar más sobre esa tal Atenea que tangos problemas nos está causando. Por lo demás, lamento que haya decidido no poner sus habilidades científicas a nuestro servicio. Hunk, mátelos a los dos.

¡Y UNA MIERDA! - el grito de Mercer se acompaña de una rapidísima transformación: la ropa y la piel se endurecen formando placas quitinosas de varios milímetros de espesor que las balas del fusil a duras penas pueden traspasar. Las uñas se alargan y afilan hasta formar peligrosísimas zarpas con las que Mercer arranca de cuajo la puerta de la jaula mientras cubre a Even.

Yo me ocupo de esto - dice Mercer - Reúnete con tu equipo y encuentra la maldita forma de salir de este manicomio ¡Largo!

Even sale corriendo al simulacro urbano de GenTek. Desde la distancia le llegan los ecos de los disparos. El portón de la jaula se cierra tras él, dejándolo solo con los monstruos...

¡Lo... intento! - grita Lana. Sin embargo su peso resulta un lastre para Akira, que se ve retrasado hasta que el Tirano consigue apuntarles con la ametralladora y disparar dos largas ráfagas. El japonés suelta por instinto la mano de la mujer y rueda hacia un lado evitando la mortífera lluvia de balas. Lana sólo acierta a lanzarse cuerpo a tierra consiguiendo que de milagro las balas pasen silbando por encima de su cabeza. Se queda en el suelo, tendida boca abajo y tapándose la cabeza con las manos mientras el Tirano sigue avanzando hacia ella.

Sasha sigue avanzando y manteniéndose fuera de la línea de tiro de la ametralladora, pero al girar una esquina se encuentra con otro de los experimentos demenciales de la compañía.

El humanoide mide casi tres metros de altura y es tan musculoso como el monstruo enmascarado que los persigue. Sus extremidades han sido mutadas en una mortífera zarpa y una afiladísima hoja de hueso. La criatura rechina los carnívoros dientes mientras avanza como un camión de mercancías hacia la francotiradora...

El disparo de Riahnna saca a uno de los primates infectados del coche y lo hace caer rodando por el suelo, donde tras rodar varios metros queda tendido en el suelo aullando con las extremidades rotas. Sin embargo los baches y tumbos del coche hacen que falle contra el segundo monstruo, que se mantiene firmemente agarrado al respaldo del asiento mientras se prepara para saltar hacia delante.

El bamboleo que provoca Kyle intentando desalojar al mono del capó hace derrapar el vehículo y dejar el retrovisor de su lado estampado contra un árbol. El primate se agarra al parabrisas y con una pirueta que tiene más de suerte que de habilidad acaba en el otro asiento trasero...

Genial, simplemente genial.

Akira haciéndose el héroe estaba resultando en lo esperado y se estaba quedando atrás. Escucho la ráfaga de balas pero no los gritos de dolor y muerte, así que quizás aún no lo conseguían y como eran pocos los problemas que teníamos aparece otro BOW dispuesto a aplastarnos contra un muro.

Sin embargo no me amilano ante su carga y sigo corriendo hacia él ser deslizándome entre sus piernas y girándome en el suelo mientras desenfundo la desert eagle y apunto esperando el momento... un segundo... dos segundos... y disparo.

La bala ni siquiera le hace daño real pero tampoco era mi objetivo, lo que si me proponía fue lo que exactamente estaba ocurriendo. La bestia se desequilibra y cambia de dirección directamente contra contra el otro BOW chocando contra él.

- Kurosawa, me da igual si vas a recoger a la civil o dejarla pero date prisa.- le digo al asiático mientras me levanto dispuesta a continuar el camino.

Era demasiado fácil. Mis reservas no eran infundadas... ¿¡Pero qué otra cosa podía hacer!?

Aprieto la mandíbula, y miro a mi alrededor, dando un salto hacia la abertura que tenía disponible. No tenía mucho tiempo. De hecho, se me había acabado hacía rato. Sólo podía correr y rezar porque no me alcanzasen hasta llegar a mi destino.

-¡Mercer, huya hacia Racoon, allí nos encontraremos!-Grito mientras dirijo mis pasos acelerados a la armería. Necesitaba algo con lo que defenderme antes de adentrarme en los centros de pruebas. Algo con lo que inutilizar todas las cámaras que recordaba haber visto. Algo con lo que darnos un atisbo de ventaja para poder salir de allí.-¡Maldita sea!

Salgo como una exhalación, oyendo los disparos a mi espalda. Ese Mercer era un infectado que podía controlar su transformación a voluntad. ¿En qué le convertía eso? ¿Es una de aquellas cosas que había jurado destruir? Y ahora que sé lo que era... ¿Se lo puedo entregar a Atenea, sin más? No lo creo. Pero no tengo tiempo material para pensarlo.

¡Armería primero, suministros después, refugios luego! ¡Tengo que encontrar a mis compañeros en la gasolinera!

Akira sintió que no podía dejar a aquella mujer a su suerte. Sentía que todavía sería de ayuda y que no podía dejarla morir allí, es esa forma tan cruel y despiadada. Pero la situación se estaba complicando y al final lo único que podría hacer es poner en peligro su vida y la de su compañera Sasha.

- ¡Tenemos que irnos de una maldita vez, arriba! - dijo mientras disparaba a aquella nueva criatura que se había unido a la caza de los humanos - ¡Vamos, no podremos acabar con ellos! - se acercó una vez más para levantarla del suelo.

La intención del soldado era la de hacer el máximo daño posible con sus dos subfusiles y así ganar algo de tiempo mientras la criatura se recuperaba. No tenía intención de permanecer mucho más tiempo allí ni de enfrentarse a ellos. Había sido advertido de que sería inútil y la prioridad era salir con vida hacia el nuevo destino que habían marcado.

- ¡Te sigo, Sasha!

Si aquellas dos armas biológicas cerraban el paso y Saunders volvía a fallar en su intento de escapar, el japonés huiría con su compañera. Más, no podría hacer.