Partida Rol por web

Asegurándose de que no hay ninguno de esos seres cerca, James se aproxima a uno de los coches patrulla con intención de registrarlo en busca de armas.

Nada te inquieta. Reina un silencio sepulcral. Miras dentro del coche, buscando algo que te pueda servir de utilidad. Nada más lejos de la realidad, ves una pequeña caja de municiones de 9 mm (15 balas) y una beretta reglamentaria de la policía en el asiento del copiloto.

Al menos responde...es capaz de razonar. Eso está bien.

-¿Hay algún chalado cerca? NO quiero que se cuele un caníbal.

No voy a abrir así como así...pero no vendría mal hablar con alguien. Mejor asegurarse de que no lo están persiguiendo o algo así.

James coge del asiento la munición y la pistola, asegurándose de que esté cargada. Entonces, retoma su camino, un poco más confiado con el peso del arma.

Una vez coges el arma y la munición, miras a tu alrededor atentamente. A tu izquierda se queda la comisaría y a la derecha, un par de edificios separados por un oscuro y sucio callejón. Pero te parece ver un par de siluetas avanzando por él.

El oficial te habla tranquilamente.

- Tuve que cargarme a un par en el portal. Creo que eran vecinos suyos... Si es así lo siento. Abra por favor, puedo ayudarle. Debemos ir a la comisaría, es el único lugar seguro de la ciudad. Si no quiere abrirme, de acuerdo. Pero coja todo lo indispensable. Le llevaré, tengo aparcado mi coche patrulla en la manzana de en frente- parece sincero, pero igualmente nervioso.

Sin bajar la guardia, abro la puerta. Rosita en mano, por supuesto. Casi metro noventa de tío fuerte con un hacha en la mano. En otras situaciones seguro que impresionaría.

-No conozco a los vecinos, paso poco tiempo aquí.- y si también estaban raros...que les den. -¿Qué le trae por aquí, agente? No parece el mejor momento para hacer una patrulla vecinal...o lo que sea. ¿Por qué es tan segura esa comisaría?

No tengo demasiado que recoger, en realidad. apenas me queda nada ya.

El agente, afroamericano, levanta las manos en señal de tranquilidad, para luego guardar su arma. Su camisa está manchada de sangre, supones que de aquellos que ha tenido que matar en el portal.

- Mi nombre es Travis Goldman. La comisaría ha sido apuntalada y posiblemente, sea el lugar más seguro de la ciudad. Hay otros supervivientes, muchos. Y armas y munición. Yo puedo llevarle. Hemos organizado grupos para buscar supervivientes. Usted es el primero que encuentro en muchas horas.

-Supongo que es lo mejor si allí hay gente armada...en cualquier caso, aquí tengo poco que hacer ya...se me está acabando la comida.

Recojo en una mochila lo poco que queda, lamentándome de no tener mi mochila de senderísmo y acampada en esta casa. Ahí podría meter manta, saco de dormir, hasta una garrafa de agua...pero en la porquería que me queda en casa no cabe casi nada...si hasta pone "Supernenas" en un lado..al menos es de color azul y no rosa.

-Vamos, no tengo nada más que coger. ¿Se sabe algo del barrio alto*?

Lo sigo hasta donde guíe. Preparado con mi hacha.

El agente entra y cierra, mirando por la mirilla y soltando un suspiro relajado.

- Lo hemos evacuado por completo. Como los habitantes de esa zona son los más cercanos a la comisaría, llegaron antes- escuchas quejarse de algo y se acaricia la pierna izquierda, donde ves una herida*.

Con precaución, y con el arma por delante, me acerco hacia las siluetas. Quizás sean supervivientes.

-Joder, vaya herida. ¿Le echamos un vistazo antes de irnos? Debo tener algo en el botiquín del baño. Esas cosas cuando se infectan...son una mierda. Hace unos años me corté con una rama astillada y no le di importancia...no sé que mierda tendrá esa rama que se me puso la pierna como al doble de su tamaño.

En cualquier caso, él sabrá.

-O podemos irnos ya, seguro que en la comisaría hay algún sanitario.

- Estoy bien. Me hice unas curas improvisadas. Pero esas cosas deben tener algo en la boca. La herida no deja de sangrar. Y pica. En fin, será mejor que nos pongamos en marcha- saca su arma y, caminando delante tuya, baja la escalera.
Cuando llegáis al portal, ves a tus dos "vecinos", cada uno con un agujero de bala el el cráneo. Salís y ves el coche patrulla del agente Goldman.
- Suba, yo le cubro- te pasa las llaves mientras te cubre las espaldas. Mirando en todas direcciones.

Asiento, agradeciendo que me cubra. No estoy en mi elemento...y ver a esa gente con balazos en la cabeza no ayuda ¿Qué demonios está pasando en la ciudad que hasta la policía no se para a pensar y va pegando tiros? Muchas veces es lo que hace falta, tanta manifestación y tanto perroflauta...pero aún así, choca verlo.

Voy hacia el coche, rápido pero atento a los alrededores.

Entras y te sientas en el espacio del copiloto. Él no tarda mucho en abrir su puerta, coger las llaves y arrancar.

- Póngase el cinturón- te mira un poco socarrón - Sé que suena estúpido estando como está la ciudad, pero es por si... - empieza a toser violentamente - Estoy bien... No se preocupe. Será un resfriado. Ha hecho fresco últimamente...

-Si hay un accidente viene bien el cinturón. Pero si hay que salir rápido viene mal. Dejémoslo así, tampoco hay tantos coches ya. ¿Prefiere que conduzca yo? Con esa herida en la pierna no puede ser cómodo.

No hay chalados por aquí. Es un alivio.

Te percatas de una mancha de sangre en la palma de la mano que tapaba su boca mientras tosía. 

El agente arranca el coche y se pone en marcha, hacia el este, deduces que hacia la comisaría.

-Oye, enserio...mejor conduzco yo. Eso de que tosas sangre...a ver si te vas a desmayar y nos la pegamos. Tú solo guíame.

Le insisto en que pare para conducir yo.

¿Cuántas veces he visto a tísicos desmayarse poco después de toser sangre? Las películas están llenas.