Partida Rol por web

El arco es mágico, ten cuidado Marcus

- De acuerdo. Esperad atrás un momento. - indicó el pícaro. Marcus se acercó hasta el arco y sin tocarlo ni atravesarlo con su cuerpo, acercó lentamente su estoque y atravesó con la punta la superficie que cubría el arco, para ver si atravesaba al otro lado o si dejaba de verlo. A lo mejor teleportaba el estoque a algún otro lugar...

No ocurre nada mientras introduces el estoque por aquel arco.

Marcus se encogió de hombros, dio media vuelta y se dirigió al pasillo* que era la única salida aparente de la sala. Entonces se paró un momento. - Esperad, nos dejamos una puerta secreta**- indicó el pícaro. - Voy a revisarla antes de continuar. -

-Tu tienes mucha paciencia, Marcus...- Dije siguiendole por un momento, parandome junto al cadáver y pateando al cuerpo a través del arco.

Si no fuera por evitar un conflicto que no me convenía con el grupo, estaría tirando prisioneros por el arco de colores para ver los resultados...

Tras volver sobre vuestro pasos, os dirigís de nuevo hacia otra de las habitaciones que habíais dejado atrás (aquella que se encontraba detrás de una puerta secreta). 

Entráis en una habitación con tres grandes cofres firmemente sujetos al suelo: el primero está hecho de oro, el segundo de plata y el tercero de madera reforzada con gruesas bandas de bronce. Miden cuatro pies de largo, 2 de ancho y 3 de alto. 

Marcus como siempre se adelantó al resto y se dirigió a fisgar cerca de los cofres para asegurarse de que no había ninguna trampa...

Los tres cofres irradian magia, y Marcus lográ detectar en dos de tres de ellas, inutilizándolas por completo. 

Marcus abrió el primero de los cofres en los que había inutilizado una trampa  a la espera de encontrar algún tesoro o algo que pudiera serles de utilidad.

En el primer cofre nada mas abrirlo surgen 12 áspides (serpientes) que se abalanzan sobre Marcus para intentar morderle. Sin embargo, el pícaro se mueve con suma rapidez para esquivar el golpe. 

Sin importar el riesgo, para acabar con las áspides, doy un paso adelante mientras mi pecho hace impronta de hincharse.
Mis garras se cierran, mis músculos se tensan, mi quijada se abre grande y mi aliento de dragón es exhalado frío y tempestuoso contra todo lo que había delante. El cofre, las áspides y el pobre de Marcus... Otra vez.

Marcus escuchó cómo los pulmones de Amón se llenaban de aire y previendo lo que iba a ocurrir se echó a rodar hacia un lado para esquivar por completo el aliento de su compañero... Esta vez ni se molestó en protestar...

Las serpientes cayeron ante la fuerza del aliento de Amon... desgraciadamente, el cofre tampoco salió bien parado de aquel aliento, destrozando lo poco que había de su contenido.

- Mierda Amon. Ve con más cuidado la próxima vez. ¡Sólo eran serpientes! – exclamó el pícaro algo molesto por la pérdida de un posible tesoro.

 Acercó sus pasos al cofre destruido y buscó entre los restos por si encontrara algo. Luego se encaminó al siguiente cofre en el que no había encontrado trampas y lo abrió con cuidado.

Yo creo que ha hecho bien, que eran muchas y tenian veneno lo mas probable, una pena lo del cofre, solo por la curiosidad mira a ver si habia algun resto para saber que tenia pero lo dudo

Puso una mirada de niña curiosa y finalmente un suspriro de darlo por perdido

Arqueando una ceja hacia abajo, serio. -No entiendo como ir con más cuidado. Exhalar mi aliento me es tan fácil, más de lo que te cuesta a ti soltar un gas. Ademas, nunca y jamas habrá algo importante grabado en papel, o lo que sea que se pueda dar por perdido. . . Oro y joyas, esas cosas no se dañan con un poco de frío.- Vuelvo a arquear la ceja, pero esta vez hacia arriba, tratando de echar un ojo por si quedo algo dentro del cofre.