Partida Rol por web

Tras una noche de guardias más o menos tranquilas, con interesantes conversaciones, donde algunos llegásteis a conoceros mejor, a intimar más o incluso a centraros en lo importante: la misión, Vincent os fue despertando a todos pegando voces y golpes con los cacharros que Marvin dejó a Emma para que alertase a todos si ocurría algo.

El sol salía tímidamente entre algunas nubes y la lumbre aún estaba encendida. Había llegado la hora de desayunar, recoger el campamento y continuar vuestro camino.

Poco a poco os fuísteis levantando. Los que mejor habían descansado fueron los que hicieron la primera guardia y la última, algo que sabían que no les tocaría en la siguiente noche, si es que se hacía un reparto justo y equilibrado para todos. De alguna manera todos sabíais que a partir de aquí si comenzaba a ser posible que encontráseis algo, quizás más adelante... donde Irvin recibió el ataque del indio. Sin duda alguna y por lo que dijo el hombre, su cuerpo lo encontraríais seguro junto al camino.

Al despertar, notaste algo extraño en la boca. Tenías un líquido amargo y algo espeso. Conocías perfectamente ese sabor tan asqueroso. Tu cara estaba también salpicada por aquel fluido blanco.

Alguno de aquellos cabrones te había usado para desahogarse mientras dormías y el muy capullo se debió quedar bien a gusto a juzgar lo que usó para divertirse y llegar al climax: tu boca.

Levantó con el burro a su lado calentando el cuerpo. Nada mas despertar le dio un beso a su querido Romualdo y el burro también supo que era hora de pastar y beber.

Se meaba como si no hubiera un mañana así que se alejo del grupo para ir a unos matorrales y liberarse de su carga. Busco un hueco un poco alejado y una vez hubo terminado fue al río a lavarse un poco de buena mañana.

Nada como un poco de agua para despertar.

El viaje, la guardia... todo había dejado a Jesse demasiado cansada y durmió de un tirón aquella noche. Hacía tiempo que no se iba tan cansada a dormir. Cuando escuchó los golpes de las cacerolas, se despertó alertada.

El corazón latía con fuerza en su pecho y cogió su fiel carabina, que descansaba a su lado y apuntó a todos lados antes de darse cuenta de que era la manera que había elegido el payaso de Vincent para despertarles.

Le lanzó una mirada que le hubiese matado y recogió sus cosas, acercándolas a sus alforjas y enseres. Sacó una toalla y una cacerola con el asa en la parte superior. Se acercó al río y la llenó de agua.

A su regreso a la hoguera, vio que Emma aún dormía y la despertó zarandeándola un poco. - Buenos días. Ya es hora de marchar. - Luego, ayudada por unos palos, la puso a calentar en el fuego, no sin antes echar algo dentro con el agua.

Luego cogió su revólver y miró a todos bastante seria. - Voy a asearme. A quien me siga, le pego un tiro. Espero que esta vez quede claro. - Miró a los hombres a los ojos y se le escapó media sonrisa con Will.

Se alejó de todos, dejando aquel agua calentando al fuego, con su toalla sobre el hombro. Tras hacer sus cosas en aquel aseo particular y natural que había encontrado y pasados unos minutos, regresó con los demás.

El campamento olía a café y Jesse se acercó y sacó una taza de las alforjas. - Todo aquel que tenga taza y quiera, ya sabe que tiene que hacer. Pero no hay azúcar. - Al menos ella no llevaba ni consumía azúcar.

Con ayuda de la toalla, retiró aquella especie de cafetera, estaba preparada para que solo saliese el líquido y se sirvió un poco en la taza, dejando la olla aquella a un lado y regresando a sus alforjas, extendió la toalla en ellas para que se fuese secando.

Luego miró a Will. No estaba segura de que había pasado, pero la manera de terminar la guarda había sido un poco fría para ella, más aún después de todo lo que habían compartido en ese tiempo.

No sabía que pensar sobre ello y tenía más preguntas en aquel momento en su cabeza de las que le gustaría.

Así que regresó junto a la hoguera con su taza de café y se sentó en silencio, recapacitando en lo ocurrido en la noche anterior al tiempo que sentía que su cuerpo entraba en calor por el café caliente y el calor del fuego.

La guardia había sido tranquila y para nada desagradable. Había pasado un buen rato escuchando las “enseñanzas” de Gambler y su demostración de habilidad. Vivía y disfrutaba jugando, y se notaba; pero también era un hombre con más cualidades de las que la mayoría le reconocería, como la paciencia, y un cierto grado de honestidad que a otros se les suponía pero que finalmente, no demostraban tener.

Así que cuando me acosté, lo hice tranquila y sobre todo, confiada.

No fue, sin embargo, una noche tranquila. Tuve algunos sueños extraños que me costó identificar, y el rostro de alguien, conocido, pero a quien no identifiqué con claridad, se me apareció en ellos de una manera extraña, como si estuviese burlándose de mí; recuerdo que intentaba despertarme, sin conseguirlo, que quería moverme y salir de allí, pero algo me lo impedía. No fui capaz de entender bien lo que representaba aquel sueño… hasta que me desperté. Algo o alguien me zarandeaba, Jesse, aunque tardé en comprender de quién se trataba. Abrí los ojos y sentí algo pastoso en mi boca, como si fuese saliva pero más densa, y con un sabor… que tardé menos de un segundo en identificar. Me incorporé súbitamente y lo eché en mi mano.

Semen.

Sacudí la mano, escupí los restos que aún tenía en la boca y me limpié la cara con el brazo. Después, miré a mi alrededor. Vi a Keiza levantándose con prisas y las piernas apretadas, y desaparecer detrás de unos arbustos, y a Jesse cogiendo una taza de café y disponiéndose a tomársela.

El resto parecía dormir todavía tranquilamente. Era evidente que al menos uno de ellos, si no varios, se habían encargado de tener una guardia de lo más divertida. Sabía que no habría sido Will y pondría mi mano en el fuego también por Gambler. No solo no le creía capaz sino que debía haberlo hecho tras esperar a que yo me durmiese e irrumpir en la guardia de otro. Después de ellos, el vendedor había hecho su guardia, me parecía recordar, con Keiza, por lo que eliminado ese. Solo me quedaban Marvin, el mexicano… y el otro pesado que me había estado mirando todo el tiempo.

Sin duda, si había un sospechoso probable era él.

Así que agarré mi rifle, lo amartillé, me puse en pie y me dirigí hacia él. Después, le disparé tres veces al suelo, alrededor de sus pies, sin darle, y volví a amartillar el rifle apuntándole directamente hacia el estómago.

Los demás, se pusieron rápidamente en movimiento, así que levanté la mano y miré a Jesse, enseñándole la sustancia pegajosa que tenía todavía en ellas y en parte de mi cara. Después, hice un gesto de masturbación e incliné la cabeza hacia el enfermo que tenía delante.

Si a alguien no le había quedado claro lo que estaba diciendo, se lo retrataría con una bala, aunque allí solo había una persona que esperaba recibiese su merecido… y había muchas maneras de hacerlo, aunque yo tenía ya la mía en la cabeza.

Sin dejar de apuntarle, alcé ligeramente el rifle, varias veces, para indicarle que se pusiera en pie. Si se movía de otra manera, lo mataba; si intentaba hablar, lo mataba; si me miraba y no me gustaba cómo lo hacía, lo mataba.

Así que de él, y solo él, dependía no morir.

Gritar no me serviría de nada, pero me hubiese quedado más tranquila de haber podido decirle lo que pensaba de él, aunque seguramente, él, aunque fuera en su interior, ya sabía que era un auténtico enfermo que era un auténtico lastre para todo el grupo. En mi mente se fue formando la idea, mientras esperaba las reacciones. Sabía que el mexicano protestaría por los disparos y que él y quizás alguien más, me tildara de loca; que Marvin se reiría como si todo fuera una broma, porque en el fondo era un cerdo igual que el otro, y que Jesse tendría que reaccionar de alguna manera, en representación de la ley. La ley, para mí, era indicarle que se desnudase, atarlo de los pies a su caballo y espolearlo para que lo arrastrase y dejase su piel en carne viva y su polla inutilizada durante meses… si es que sobrevivía. ME habían follado de muchas maneras; se habían corrido encima de mí desde todos los ángulos; no era porque me diese asco y no pudiera soportarlo. Se habían aprovechado de mí de formas peores y más duras y aquello era solo el típico acto de un pobre infeliz que no sabía qué hacer con lo poco que tenía. Pero alguien debía darle una lección y salvar a la humanidad de posibles descendientes de aquel monigote de hombre.

Estaba refrescándose la cara cuando escuchó los tres tiros y del susto casi se volvió a cagar encima.

Salió corriendo hacia el sitio donde venía el ruido para ver a Emma encañonar al culo rojo.

- Pero muchacha ¿Que haces? ¿Que ha pasado?

Desde luego que no se iba a poner en medio de ellos, si le quería pegar un tiro al chaval es porque algo había hecho. LE preocupaba más la cara de ella, estaba tan cabreada que se podría decir que tenía la cara desencajada.

Trató de gesticular con sus manos mientras repetía la pregunta aunque esta vez mirando al chico.

- ¿Que coño ha pasado y que coño has hecho culo rojo?

No le costó demasiado despertarse... y procuró hacer buen caso de la advertencia de Jesse de no acercarse por su zona cuando se estaba bañando; no tenía ganas de desayunar plomo en el estómago, y obtuvo su recompensa en forma de un poco de café, como debía estar... Caliente Amargo Fuerte y Espeso... no tanto como decían los cánones, más espeso que el chocolate... pero es que eso no había llegado a verlo nunca. Aún tenía el sabor del café en la boca cuando fué a meter la cabeza debajo del agua en el río... cuidado bien de que nadie mease corriente arriba de su sitio de aseo, claro.

Se estaba secando, o haciendo algo parecido, cuando oyó los tiros en el campamento... Tres tiros... fué corriendo, y ya estaba abriendo la boca para protestar por el numerito, cuando cayó en la cuenta de que la muda tenía un gesto distinto a cuando lo hiciera ayer... hoy iba en serio... estaba apundando a la panza de Vincent... Lo vió lo que enseñaba a Jesse, pero sí que renoció el gesto con la mano...

Una pajichuela, palar la banana, cascársela como un mono, darle a la badana, tocar la zambomba, masturbarse, en suma...

Eso le hizo pararse en seco mientras intentaba interpretar lo que había pasado allí... o lo que estaba pasando en ese momento; dedujo... que no era asunto suyo; algo había pasado y no le habían dado vela para ese entierro, así que mantuvo el cañón del arma bajo, mirando al suelo, mientras buscaba con la mirada a los demás, para ver su reacción, en particular, la de los representantes de la ley...

Y no, no abrió la boca, al menos todavía.

Vincent dejó de montar escandalera con los cacharros cuando empezó a ver como se movían los cuerpos en los sacos de dormir y algunos empezaban a estirarse y levantarse. Luego los dejó en el suelo y se acercó a regar un árbol. Hacía nada que había meado, pero el frescor de la mañana y el moverse por allí le hicieron tener ganas de nuevo.

Al regresar al fuego vio como Jesse volvía con aquel cacharro con agua y le ayudó a colocar los palos para sostenerlo. Cuando la joven amenazó con regalar plomo si la seguían, Vincent alzó las manos y sonrió a la mujer. - No me moveré de aquí. - Dijo con una sonrisa algo falsa, pues realmente no se fiaba de ella para nada. No en cuanto al tema de Kane se refería.

Ya con el café listo, con Jesse sentada a su lado y él con una jarra con un poco también para espabilarse, apareció la loca de Emma con el rifle. Vincent no se dio cuenta hasta que sintió los tres disparos cerca de sus pies y dejó caer la taza de café sin llegar a probarlo del susto que se dio. Luego miró a Emma y el cabreo que tenía encima.

Vio los gestos que le hacía a Jesse y supo que la mujer se había dado cuenta de su hazaña nocturna. Lo que le preocupaba era que se hubiese dado cuenta de que había sido él siendo tantos hombres en el grupo. ¿Acaso se la había comido a todos y a él no y tenía un sabor especial que le delataba o algo así?

Preocupado, Vincent alzó las manos y viendo los gestos de Emma, se levantó con cuidado, con la cabeza gacha. Era evidente que no iba a reconocer lo que había hecho ni a decir nada de nada. Allí habían dos ayudantes del sheriff que, a pesar de todo, debían impedir que esa mujer le pegase un tiro, aunque fuese en el dedo chico del pie.

Vincent miró a la gitana cuando le preguntó y lo único que hizo fue encogerse de hombros. ¿Le había visto ella o alguien? No, por lo tanto no podía demostrar nada y todo eran suposiciones de alguien que ya se estaba empezando a ganar fama de loca, sobre todo por disparar al día anterior a los pies de Marvin también.

Marvin todavía no había abierto los ojos cuando los tres tiros de Emma le despertaron de golpe.

— ¡Ah! ¿¡Pero qué cojones!? ¡Los indios, que vienen los indios...!

Se levantó desorientado, con el rifle en la mano cogido al revés, apuntando con la culata a su alrededor. Entonces vio a Emma apuntando a Vincent, que estaba con las manos en alto. Se quedó un rato mirando la escena sin comprender, viendo los gestos de unos y otros. ¿Qué coño tenían que ver las pajas y los tiros?

Esa Emma estaba como una jodida cabra. A saber qué se le había pasado por la cabeza, como no hablaba... Pero por otro lado, no le importaba que le dieran una buena tunda a Vincent por el ataque salchicha de ayer.

Así que se quedó mirando con una sonrisa bobalicona, algo apartado, cómo se resolvía aquello. Desde luego él no iba a interceder en absoluto. Si la tipa acababa dándole un taponazo a Vincent, psé, el no iba a defenderlo, pero ya se guardaría de mantener las distancias con ella en el futuro. Más aún.

Aquel capullo de culo rojo no podía despertarnos de otra manera. Menos mal que yo no bebía, pero si alguien lo hizo a lo largo de la noche, a parte de la resaca, se iba a levantar con un buen dolor de cabeza. Al menos no pude quejarme de como fue la mía y seguía pensando que había logrado arrastrar bastante a Emma hacia mi terreno, aunque aún debía ganarme más su confianza. Me levanté a orinar, lejos de los demás. No por pudor, sino para que no se sintiesen acomplejados al compararse conmigo.

Aún adormilado, me acerqué al río y me lavé las manos y la cara. Dios. ¡Necesitaba un café y se me había olvidado comprar antes de salir! Por fortuna, alguien si cayó en la cuenta de aquello por el olor que empezó a levantarse en el campamento. El problema fue que era de Jesse y que, a pesar de invitar a quien quisiera a cogerse una taza, yo no iba a tocar nada de aquella zorra que nos traicionaría por un fugitivo y a quien tenía claro que acabaría pegando un tiro llegado el momento si mi vida dependía de ello.

Podía ser un cabrón, que lo era, pero no tan cínico como para aprovecharme de "la buena fe" de mi enemigo.

Así que me jodí sin café y fui en busca de mi desayuno a las alforjas. Tendría que conformarme con los frutos secos de la noche anterior y... ya no recordaba que mierdas más dejé, cuando escuché los tres disparos. Enseguida me di la vuelta ver que había pasado, llevando mi mano instintivamente a mi revólver y vi a la loca de Emma disparando de nuevo a los pies de... ¿Vincent?

Desde luego esa mujer no estaba normal. - ¿Te has vuelto loca? - Fui diciendo hacia ella, procurando que me viese la cara. - Hay otras maneras de llamar la atención. - Le dije a la mujer. Me daba igual gritar o no y a pesar de estar cabreado, no alcé la voz, ella vería en mi gesto el disgusto.

Entonces vi los gestos que hizo y lo que tenía en la mano y di un paso atrás. Algún cabrón se había pajeado y ella debió ser el objetivo. Casi me sentí halagado de no ser yo su blanco y que se decantase por Vincent, pero... ¿por qué él y no otro? Si es que pensándolo friamente, hasta podía haber sido yo... total todos vigilábamos el camino y alrededores, no a los que estaban a nuestra espalda y dormían...

Claro que por otro lado... - Joder, Vincent, no me jodas... ¿tan fuerte te ha dado para cagarla de esta manera? Tu eres tonto chico. - Reí divertido por la estupidéz del chaval y me hice a un lado. - Y Emma, tampoco es para tanto... te lavas la mano en el río y solucionado... - Dije algo más serio, pues no quería que la risa floja que me estaba empezando a entrar hiciese que la sorda me disparase a mí también.

Jesse estaba sumida en sus pensamientos, cuando sintió aquellos disparos que no es que sonasen a su lado, sino que vio como las balas se hundían en la tierra muy cerca suyo. - ¿¡Pero qué...!?

Su café, al igual que el de Vincent, se había derramado solo que ella había saltado y se había puesto "a cubierto" detrás del tronco donde se había sentado, pues había dejado el arma en sus alforjas tras asearse y no tenía consigo nada más que el cuchillo en la bota.

Y alzó la cabeza y vio a Emma, furiosa, apuntando con su rifle a Vincent. Jesse no entendía nada de nada. Se puso en pie y trató de calmar a su amiga. - Emma, tranquila... - Dijo a la mujer, pero esta no la miraba, solo miraba a Vincent.

Y en ese momento apareció el bocas de Dan, aunque parecía que venía a ayudar. Emma enseñó la mano a la mujer e hizo un gesto extraño con ella. Jesse le miró a los ojos.- No te entiendo Emma. No se que es eso... ni que significa ese gesto...

La mujer habló con sinceridad. No entendía que había pasado y menos aún que tenía que ver Vincent con todo aquello. Jesse buscó rápidamente a Will con la mirada.

Si alguien podía ayudarla a entender era él o quizás Noah o la gitana pudiesen explicarla que quería decirle Emma con aquellas palabras y que era aquello que mostraba en su mano y tanto la había enojado.

- Emma, mírame... no se que ha pasado... - Dijo moviéndose despacio y acercándose a Vincent. - Pero si veo lo que quieres hacer y sea lo que sea lo que ha pasado... esa no es la solución...

Volvió a buscar a Will con la mirada y escuchó al idiota de Dan. - Cierra la boca, ¿quieres? Solo faltaba que ahora empeorases esto. - Le dijo visiblemente enfadada. - Que nadie más se meta. - Dijo entonces a todos.

- Por favor, no quiero héroes. - Miró a Noah con aquellas palabras y volvió a buscar a Will con la mirada. Estaba claro que necesitaba su apoyo en todo aquello, porque no podía darle solución a lo que no sabía que había ocurrido.

- Vamos a ver Jesse, que veo que no lo entiendes de verdad. Aquí el culo mono de la cascado sobre la cara de la señorita Emma. Así, por resumirlo todo.

la gitana era una mujer que iba de frente y le salió de forma natural..

- Deja que la muchacha lo resuelva a su manera, que esto promete.

y fue hasta Romualdo para coger el tabaco, realmente esto prometía y un cigarrillo pegaba con la situación.

No podía ser verdad. ¿Vincent 'culomono' Morrison se había hecho una macoca sobre Emma mientras hacía la guardia? Joder, tenía que haberlo visto venir. Esa forma de sacar la verga a la primera de cambio había sido una señal... 

Estuvo a punto de estallar en carcajadas, pero las reprimió cuando recordó que anoche la muda casi le vuela los pies por decir lo que pensaba. Y eso que anoche estaba tranquila. Ahora que estaba furiosa, era capaz de girarse y pegarle un tiro. Así que se mordió el labio y aguantó como pudo.

Aún así dio las gracias a Dios, porque después de la rencilla que tuvieron ayer, bien podría haber sido él la víctima del lechero nocturno.

Noah se levantó bastante más animado e incluso centrado de lo que esperaba, pero no pudo evitar seguir a Jesse con la mirada y asentir a sus palabras sobre seguirla. Aquel error estaba hablado y por su parte no se volvería a repetir, salvo que ella misma le invitase a acompañarle al otro lado de los matorrales. Así que fue en dirección contraria a regar las plantas y asearse un poco para despertarse.

La charla con Kezia le abrió mucho los ojos y la verdad era que se sentía en deuda con aquella mujer. Cogió algo de comer de sus alforjas tras comprobar el estado de Caspar y cuando escuchó a Jesse decir que quien tuviese una jarra podría servirse algo de café, no dudó en ir a buscar la suya.

Mientras buscaba en sus alforjas, escuchó los disparos y se tiró a suelo de golpe asustado, cubriéndose la cabeza. Si antes le dijo a la gitana como murieron su padre y su abuelo antes comenzaron los disparos. Pero cuando cesaron y miró se quedó algo más tranquilo al ver que era "solamente" Emma. Se puso en pie y solo se puso nervioso cuando vio que la mujer apuntaba a Vincent y que justo a su lado estaba Jesse.

Vio los gestos de la mujer muda y la respuesta de Jesse y Noah miró a la rubia con dulzura en sus ojos al descubrir que realmente era tan inocente como le había confesado el día anterior. Pero su cara de bobo se disipó cuando todo pareció complicarse y decidió avanzar y tratar de ayudar a que Emma bajase el arma, o quitársela o... cualquier cosa que no hiriese a Jesse, pues estaba viendo con claridad como se iba moviendo lentamente y colocándose delante de Vincent.

Pronto ella cubriría con su cuerpo el del joven y... estaba seguro de que Emma no dispararía a la ayudante del sheriff, pero alguno parecía querer poner nerviosos a los demás. Así que avanzó despacio y en sigilo... si la pillaba desprevenida quizás... Y fue cuando Jesse soltó aquellas palabras y miró fijamente a Noah y este entendió enseguida el mensaje y caminó hacia otro lado, alejándose de Emma de manera circular, buscando ponerse donde ella le viese sin perder contacto visual con la rubia.

La gitana trató de explicarle a Jesse lo que quería decir el gesto de la muda, pero Noah sabía que ella tampoco entendería aquello. - Jesse... cuando los hombres nos tocamos... - Trataba de ser delicado con la explicación, no usar nada explícito que pudiese avergonzar a la mujer. - ... nos estimulamos sexualmente... lo hacemos con el gesto que Emma hizo... - Y lo repitió en el aire. - Y lo que tiene en su mano y su cara es... nuestra semilla... lo que expulsamos cuando terminamos... ¿Lo entiendes ahora Jesse?

Parecía que entre las explicaciones burdas de Keiza y las mucho más detalladas de Noah, había quedado bastante claro. Si Jesse no lo había entendido, no lo entendería sin una charla mucho más prolongada que la que podían tener en ese momento de confusión.

Lo importante ahora era asegurarse de que Emma no le volase la tapa de los sesos a Morrison, no porque no lo mereciera, sino porque era un delito y él como ayudante del sheriff tendría que intervenir y no le gustaba tener que detener a alguien que no tenía la culpa.

Se puso entre medias de Vincent y de Emma. Con las manos en alto y comenzó a avanzar lentamente hacía Emma tratando de no parecer un peligro. No la conocía demasiado, pero si sabía que no estaba tan loca como parecía y pensaba que no dispararía contra él. Era un buen tipo, se lo había demostrado y ella tampoco era mala, aunque si bastante impulsiva.

- Tranquila Emma. - ​​​​​Le dijo mirándole a los ojos desde tres metros de distancia. - Baja el arma, por favor. - Le pidió acercándose dos pasos. - Lo que ha hecho está mal y pagará por ello. - Dio otros dos pasos cortos, aún con los brazos en alto. - Si le matas, serás tú la que acabe bajo rejas y no él. Pude que te cuelguen. - Igual aquello había sonado a amenaza. ¿La había cagado? - Pero eso no pasará. ¿Me entiendes? - Dio otro paso más. Dos metros. - Baja el arma y deja que los ocupemos Jesse y yo. ¿Bien?

-Jesucristo...

... murmuró, pues se esperaba que, de un momento a otro, empezasen a explicar el tema de las abejitas, las cigüeñas y esas cosas... Esto podía acabar mal, y no le interesaba lo más mínimo... chiquilladas como estas acaban en gente bajo tierra... Si no sabes aguantar la chorra dentro del pantalón hasta el momento adecuado para ello,... no salgas de casa, joder.

-Haced lo que tengáis que hacer; yo no tengo ganas de perder más tiempo.

Se volvió hacia donde tenía sus cosas, abandonando el corrillo que se había formado alrededor del jaleo; estas rencillas no eran cosa suya, así que se llevó sus bártulos hacia su caballo, para prepararse para largarse; a saber si cuando arrancasen los demás, eran los mismos, uno, o dos menos.

En cualquier momento podía oir un disparo, un grito, o a saber qué..., pero él, a lo suyo. Terminó de ajustar las cosas a la silla del caballo, y se subió a su grupa, rifle en mano, para ver, desde esa posición, si terminaba el asunto o qué.

O se decidían rápido, o él se largaba... había un trabajo que hacer.

El mejicano tenía razón, había mucho camino por delante y ya estaban Jesse y Will para solucionar el tema.

Guiño un ojo a Emma para que supiera que estaba de su lado y se fue a por su desayuno.

Primero cogió una taza de café caliente y luego se calentó una buena ración de comida. El desayuno era importante.

Se sentó a desayunar pensando que culo rojo tenía un problema ya que había muchas posibilidades de que en un momento dado los agentes de la ley siguieran su propio camino y entonces, no tendría quien le defendiera.

En ese momento se rió pensando que en el fondo el chico tenía suerte si le hubiera tocado a ella ya estaría en el suelo muerto de un cuchillazo y nadie sabría de quien. La discreción era importante. Emma era sorda y muda pero hacía mucho ruido. Le caía bien esa tía. 

No podía distraerme demasiado; quitarle el ojo de encima a aquel cerdo no era demasiado inteligente, porque era capaz de sacar su arma y dispararme, aunque eso supusiera su propia muerte, pero de reojo pude ver los movimientos que estaban produciéndose a mi alrededor. Miré a Jesse y su actitud y parte de lo que decía no era más que lo que ya esperaba, que depusiera las armas y no lo matase, y Will no tardó demasiado en decirme algo parecido, además de ponerse en medio

Matar a alguien no era tan difícil. A menudo se decía que te cambiaba como persona, pero lo cierto era que dependía mucho de las circunstancias. Si te estabas defendiendo, no veía que tuviera que sentirme culpable, y si te vengabas, era una simple respuesta a algo que sin duda merecían.

Entendía que convertirme en una asesina no era lo mejor, pero no disponía de tiempo ni de ganas de aclarar el asunto y dejarlo en manos de la ley. La ley era yo, en aquellos momentos, porque era la afectada, aunque podía haber sido cualquier otra, y no iba a permitir que le resultase tan barato hacer que la dignidad de una mujer desapareciese en un instante.

Además, parecía que no terminaban de ver claro lo que quería, así que negué con la cabeza y mirando al cerdo, bajé el rifle hasta mi cintura para hacer más señas. sin dejar de apuntarle, deslicé rápidamente una mano hacia mi cinto, hice el gesto de que se lo desabrochara y después, le di un pequeño tirón a los pantalones hacia abajo. Creo que estaba claro que quería que se desnudase, pero por si no lo entendía, seguí apuntándole al estómago, pero con el rifle apoyado en mi cadera. Si se movía, disparaba, eso lo tenía muy claro.

Después, al ver que Will no se quitaba, volví a subir el rifle y lo moví para indicarle que se quitara, mientras yo me echaba a un lado, y dibujé con mi pie un número.

3.

Vi que el mexicano se dirigía hacia su caballo, arreglaba las cosas y montaba, dispuesto para salir. A continuación, pasé el pie por encima del número y dibujé otro.

2.

Miré a Keiza, que me guiñó un ojo, y yo asentí con la cabeza. Nuevo número.

1.

Y con él, entrecerré los ojos y apunté bien. O actuaba, o disparaba, y ya me daba igual todo.

Kezia trató de explicarle a Jesse que significaban aquellos gestos, pero la mujer no estaba familiarizada con algunos temas en concreto. Su vida no había sido demasiado social en general y el tema de los hombres y el sexo eran terreno pantanoso para ella.

Pero sus siguientes palabras si que las entendió. - No puedo mirar a otro lado. Este es mi trabajo. - Respondió seria a la gitana.

A Jesse le había caído muy bien Emma y para ella Vincent era un capullo pero de ahí dejar que por simpatía le pegase un tiro a alguien había una diferencia abismal. Más aún cuando eso haría que Emma se convirtiese en una criminal a perseguir y ajusticiar.

Simplemente no podía permitirlo, daba igual quien apuntase a quien. Y fue Noah quien, sabiendo de la inocencia de la mujer, le explicó con más claridad lo que los gestos quisieron decir.

- ¡Cerdo! - Exclamó al tiempo que quiso darle una bofetada, pero estaba demasiado lejos de Vincent aún y no llegó ni a rozarle. Ese fue el tiempo que necesitó William para meterse entre Vincent y Emma sin que Jesse lo viese.

Cuando vio que Emma no bajaba el arma, su corazón bombeó con más fuerza. Ya no estaba apuntando al cerdo de Vincent, estaba apuntando a William, su Will. No solo su compañero, sino a aquel con el que hizo la promesa mutua de protegerse el uno al otro y no la iba a romper, menos aún por lo que sentía por él.

Optó entonces por moverse hacia un lado, la idea de colocarse delante de Vincent se había ido al traste y al menos vio que Noah le hizo caso también y se alejó de Emma. Los demás empezaban a pasar. Ahora solo quedaba ponerse junto a Will.

Y eso hizo, sus pasos dejaron a Jesse junto a su compañero. - Emma, mírame. Es una cerdada... lo sé. Yo también me enfadaría si me hubiese pasado. Pero, tampoco sabemos seguros que fuese él... Nadie va a decir nada. Ninguno va a confesarlo.

Jess pensaba también que había sido Vincent, pero no podían demostrarlo de ninguna manera. El cerdo se iría de rositas, pero a ella le importaba más que Emma no la cagase. Aquella cuenta atrás no le gustaba nada.

- Si disparas, lo harás a uno de los dos agentes de la ley y eso es un delito aunque solo nos hieras. Si matas a ese hombre, culpable o no, te esperará la horca y no tendremos más remedio que apresarte. ¿Es lo que quieres?

Jesse guardó silencio un momento.- ¿Ser una criminal? ¿Pasarte la vida huyendo o peor aún, que te tengamos que colgar nosotros mismos de un árbol por matar a un presunto culpable?

Cerró los ojos un instante y tomó aire. - Además, si disparas, sabes a quien de los dos darás perfectamente, porque no voy a permitir que le pase nada a William.

- Baja el arma, olvida esto... organizaremos las guardias de otra manera para que no se vuelva a repetir. Dormiré contigo si es preciso, juntas no se acercará ninguno a hacernos nada. Pero déjalo ya... - Rogó a la mujer.

Aquello era simplemente perfecto. El Dream Team de los ayudantes del sheriff y sus seguidores se iba al traste con aquel enfrentamiento. Por los gesto que vi, solo quedaría Noah de su lado, pero porque estaba atontado con la rubia, pues la gitana no se había pronunciado al respecto, pero dudaba que se aliase contra quienes la podrían detener por delincuencia. Y yo había jugado muy bien mis cartas aquella misma noche con Emma.

Con lo que estaba ocurriendo y un par de charlas más y acabaría de mi lado. Cuantos más tuviese ahí menos problemas con Jesse y ese Kane que empezaba a quitarme el sueño. Observé al mejicano la prisa que tenía. Siempre iba igual. Algunos no habíamos terminado de desayunar ni de recoger nuestras cosas, teníamos un buen show por delante y él... con prisas.

Por otro lado, mejor. Tocaríamos a más en cuanto saqueásemos las pertenecias del muerto. No esperaba que nadie se opusiera a ello. Dejarlas ahí para que otro las cogiese sería un desperdicio y nos podrían hacer falta, sobre todo a la gitana cambiar su montura y dejar a ese burro por ahí suelto. Puede que a nuestro regreso siguiese vivo...

Me puse en pie y miré a Emma. - Dispara ya. A los dos. Luego mata al otro idiota y marchémonos. Nadie dirá que fuiste tú y más dinero a repartir de la recompensa, porque a parte de la hija de Reevers, si encontramos a ese Kane serán 15.000 dólares más. Ni te lo pienses.

Eso es... que ella hiciese el trabajo sucio y los demás nos llevásemos los beneficios. Entonces miré al charlatán. - Y tú no harás nada ni abrirás la boca o te pegaré yo mismo un tiro. - Dijo golpeando su revólver con la mano, el cual descansaba en su funda.